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ASOIAF: Una Historia Alternativa

Una historia en la que Jon Nieve toma su destino con sus propias manos. Acompañemos a Jon Nieve en su camino de gloria, traición, tristeza, ira y amor. En un mundo despiadado donde el honor es lo único que ya no tiene valor alguno, donde los despreciables señores y damas de los Siete Reinos juegan el Juego de Tronos, ya sea por ambición, diversión, o simplemente para ver el mundo arder. Basado en las Novelas de George R.R. Martin, este Fanfiction de Canción de Hielo y Fuego se basa exclusivamente en información disponible en los libros y un poco de mi propia cosecha... Todas las teorías aquí están aunque sea ligeramente basadas en las novelas y material literario adicional escrito o autorizado por el Autor original. [Aportes bienvenidos aquí: patreon.com / IgnathiusNZX] [DESCARGO DE RESPONSABILIDAD] Personajes, Lugares, Nombres, etc. Son propiedad de George R R Martin, y pertenecen a su saga literaria Canción de Hielo y Fuego.

IgnathiusNZX · หนังสือและวรรณกรรม
เรตติ้งไม่พอ
46 Chs

Jaime - IV

Jaime se encontraba apostado fuera de la habitación en que el Príncipe Aemon estaba siendo retenido por su prima pequeña. Jaime se había dado cuenta de que en el tiempo en que no había visto o sabido del joven Targaryen, su relación con Lady Arya había sufrido cambios poco alentadores.

Lady Arya es verdaderamente una pequeña mujer aterradora, el príncipe Aemon debe haber incurrido en un acto que desagrado mucho a su joven prima. Si la situación se mantiene es posible que no lleguen a arreglar su relación antes de que la familia de la chica acuerde su compromiso con algún señor conveniente para obtener más apoyo en la guerra.

O el mismo Aemon podría acabar aceptando casarse con una mujer solo por conveniencia inmediata, descuidando las relaciones entre las grandes casas.

Si bien es cierto que el príncipe Aemon ya tiene sangre de la Casa Stark lo que daría ventaja al Norte respecto a los demás reinos, si acabara casado con una Martell con una Tyrell o los Siete no lo permitan, con una Hightower, el equilibrio de poder en el Reino se rompería por completo.

Es imposible un acuerdo con los Tully de Aguasdulces, no hay ninguna mujer en edad casadera ni una jovencita por la que se pueda esperar que sea apropiada para que Aemon se comprometa con ella en los Ríos.

En Roca Casterly, si bien hay candidatas, causaría que el resto de los reinos, especialmente el Norte se resintieran con Aemon.

De las Islas del Hierro no hay ninguna Casa digna de un matrimonio con la realeza.

El Valle no tiene siquiera heredero varón adecuado, mucho menos hijas que puedan casarse con Aemon.

De las Tierras de la Tormenta esta Shireen, pero ella ha sido desfigurada por Psoriagris.

Eso solo deja al Norte, a la Casa Stark; un linaje de más de ocho mil años, y que han sido reyes por todo ese periodo de tiempo, exceptuando los últimos tres siglos.

La cuestión es, cual de las dos hijas de la Casa Stark debería ser, Lady Sansa es la mayor y la que más temprano sería capaz de dar a luz un heredero. Lady Arya por otra parte es mucho mas cercana a Aemon, y si bien habría que esperar cuatro o cinco años para que pudieran tener un heredero, Aemon y ella serian felices si se quedan juntos.

Fuera de Poniente, solo quedarían miembros de la Alta Nobleza de Volantis. Y si fueran aun más lejos, una princesa de Yiti.

Jaime tenia un dolor de cabeza, Aemon debía comprender que su situación era delicada, y sus opciones de matrimonio extremadamente limitadas. Los señores de las Casas Velaryon y Celtigar acababan de llegar esa mañana, y por lo que Jaime había notado pretendían endosar a sus hijas, ya sean legitimas o bastardas al príncipe.

Aemon por fin salió de la habitación en la que estuvo los últimos cinco días al bajo el cuidado dedicado de su prima.

—Príncipe Aemon, ¿realmente puede caminar por si mismo, o prefiere que le ayude? — le pregunto Jaime al verlo.

—Puedo caminar, Ser Jaime. —respondió Aemon con el rostro pálido.

Jaime asintió en silencio y camino tres pasos por detrás de Aemon. Se movieron por Fuerte Pardo hasta el estudio del señor, donde ya esperaban sentados los Lords de origen valyrio del mar angosto.

Aemon camino hasta el asiento a la cabeza de la mesa, Jaime le ayudo a apartar el asiento y el príncipe se sentó. Su expresión era de dolor, y su mirada reflejaba que aún se encontraba bastante débil. Jaime se quedó de pie detrás de la silla de Aemon como dictaba el protocolo.

Lord Monford Velaryon y Lord Ardrian Celtigar en cuanto vieron a Aemon, pusieron expresiones de decepción.

—¡Vinimos hasta aquí para jurar lealtad a un Targaryen, pero lo único que veo es un Stark! — soltó Lord Ardrian con un disgusto notable en la voz. Y a su lado el señor de la Casa Velaryon asintió.

Aemon tenía una expresión de dolor, parecía haberle vuelo la fiebre y por su frente goteaba sudor frio, pero cuando escucho las palabras del señor de Isla Zarpa, mostro tal ira en sus ojos que Jaime no pudo evitar tragar saliva.

—Soy un Targaryen. —dijo Aemon con una voz tan fría como las tierras en las que se crio — Pero también un Stark. Y si tiene problemas con eso, Lord Ardrian, bien puede volver a su Isla y arrodillarse ante Stannis y su puta roja. — el tono de Aemon era aspero, irrespetuoso, y no dejaba espacio para cualquier discusión.

«Esa debe ser la Sangre del Lobo de la Casa Stark, verdaderamente salvaje y definitivo, sin espacio para negociar» pensó Jaime.

—¿Cómo te atreves? —grito el Celtigar — Hemos venido aquí por que mendigaste nuestra ayuda, y te crees en posición de insultarme.

—¿Insultarle? —la voz de Aemon estaba cargada de desprecio e ironía — solo enumere sus opciones. —señalo, y Lord Ardrian Celtigar se puso rojo del coraje.

—¡Solo eres un maldito mocoso! ¡El hijo bastardo de un norteño traidor, embustero y asqueroso!

La mirada de Aemon se volvió mucho mas fría, y Jaime supuso que si el chico tuviera su espada ahora mismo, la cabeza de Lord Celtigar ya se habría despedido de su cuerpo.

— Soy Aemon Targaryen, príncipe de Rocadragon. Hijo de Rhaegar Targaryen y de Lady Lyanna Stark, y tu Celtigar… — la voz de Aemon era semejante al gruñido de una bestia — tienes dos opciones, te arrodillas ante mi y renuevas los votos de tu Casa hacia la mía, o te largas con Stannis y su puta roja para que te quemen por alguna estupidez como predecir el clima o invocar a la lluvia.

Lord Ardrian Celtigar estaba morado de ira, estaba a punto de contestar, pero Lord Monford Velaryon se adelantó.

—La Casa Velaryon es, ha sido y será siempre un leal vasallo de la Casa Targaryen. Pero mi señor, como sabrá sus rasgos solo gritan que es del Norte y que la sangre Stark corre por sus venas, mas no hay rastro del Linaje Targaryen a la vista. — el Lord Velaryon hablo en un tono respetuoso — ¿Podría usted suministrar alguna prueba que demuestre el linaje y herencia que reclama?

Aemon hizo un gesto con la mano y obedeciendo, Jaime rápidamente le entrego los documentos sellados que Lord Howland le había encargado llevarle a Aemon.

—Lord Velaryon. Este es un documento escrito del puño y letra de mi padre el Príncipe Rhaegar Targaryen, también están los documentos que certifican que mis padres se casaron, y el que relata mi nacimiento y los acuerdos hechos por mi padre adoptivo y los otros involucrados en mantener el secreto. —explico Aemon alineando los documentos conforme hablaba — Podrá ver que el primer documento tiene los sellos, intactos, de la Casa Targaryen, y el sello de la rosa invernal es de mi madre, podrá ver en el segundo documento los sellos de la Fe, Targaryen, la rosa invernal y la Casa Dayne. Y por último, en el tercero, están los sellos de la rosa invernal, de los Reed, de los Dayne, de los Stark, los Whent y Hightower.

Lord Monford reviso los sellos de cada documento y luego se los entrego a Lord Ardrian, una vez que los hubieron verificado, Lord Monford pidió permiso para leer el contenido y Aemon asintió.

...

...

Finalmente, los dos señores del Mar Angosto doblaron la rodilla ante Aemon y juraron lealtad a la Casa Targaryen una vez más.

Luego continuaron discutiendo los planes de Aemon, y de una forma u otra la conversación se abrió paso, como tenía Jaime, a discusiones sobre acuerdos matrimoniales. Los Celtigar tenían mas variedad que los Velaryon que solo tenían una hija bastarda.

Pero de algún modo pusieron a Aemon contra la pared, el chico no tenia experiencia en esos temas, y al haber sido criado como un hijo bastardo, cualquier oferta que le hiciera una Casa noble le sonaba bien, Jaime ya no era capaz de soportarlo, y pido que un guardia llamara a Syrio para que lo reemplazara en el consejo por un rato. Una vez que su compañero guardia real llego, Jaime se marchó en dirección a la habitación de la pequeña chica Stark.

Jaime encontró a la niña leyendo sentada en la cornisa de la ventana de su habitación. Lamentablemente la chica estaba vistiendo pantalones de montar, y una camisa acolchada que usaba para entrenar en la danza del agua que Syrio le enseñaba.

Jaime sabia que la niña era su única opción para evitar que Aemon hiciera algo estúpido. El mocoso ya estaba babeando por la descripción de una de las nietas de Lord Ardrian Celtigar. Y un matrimonio con una Casa menor en declive como lo son los vasallos de los Targaryen era la peor idea que había escuchado en mucho tiempo.

—Mi señora, discúlpeme. —dijo al entrar en la habitación de la niña, la habitación donde el príncipe Aemon había estado siendo cuidado por su pequeña prima.

—Eh. ¿Ser Jaime? — la niña lo miro sorprendida— ¿Qué haces aquí no deberías estar con Aemon?

—Es exactamente de eso de lo que quería hablarle. —dijo Jaime haciendo una mueca, el ya se había dado cuenta de que el príncipe no quería tener una relación más allá de la de parentesco con la chica Stark, esto era similar a conspirar contra su fututo Rey, pero ya se disculparía mas tarde— Aemon esta a punto de acordar un compromiso con una doncella en edad casadera.

Solo eso, esa única frase dicha rápidamente basto para que la niña irradiara una extraña intención asesina. ¿A quien quería matar, la chica que no sabia que estaba siendo vendida por su abuelo, a Aemon o al anciano amargado que quería casar a su nieta con Aemon? Jaime no quería averiguarlo, pero al menos, dada la reacción de la niña, estaría de acuerdo con su plan.

—Mi señora, tranquilícese… Hay una forma de evitar que tal cosa ocurra hoy, y cualquier otro día. —dijo Jaime para frenar a la niña que ya había sacado a su Aguja.

—¿Qué cosa? ¡Habla rápido! — Jaime se enderezo ante la autoritaria jovencita.

—Usted podría fingir estar comprometida con Aemon. — Jaime ya estaba cuestionándose si eso seria una buena idea, y estaba dudando que un matrimonio entre Aemon y la niña Stark resultara bien—Si se mostrara cercana al Príncipe, e irrumpiera en el consejo con el pretexto de que la ha dejado sola después de prometerle quedarse a su lado por el resto del día…

Arya lo miro y frunció el ceño.

—Solo me haría parecer irreverente al entrar en el consejo de la nada, y si me muestro cercana o menciono una promesa de Aemon de quedarse conmigo por el día, solo les parecerá la promesa de un hermano o un primo a una niña mimada.

Jaime estaba impresionado, el no había pensado en eso.

—¿Y si menciona que quieres que vuelva a dormir en tu habitación como lo ha hecho en los últimos días? — pregunto Jaime, pero luego se arrepintió al notar que eso haría que pensaran que Aemon tiene predilección por las chicas jóvenes, pero antes de que pudiera rectificar, la voz de Arya lo interrumpió…

—¡Eso seria perfecto! ¡Si se supiera, no me obligarían a casarme con nadie! ¡Y no insistirían en que Aemon se case con sus hijas! — Arya sonreía de oreja a oreja. Soltó su espada y empujo a Jaime de la habitación ­— Espérame allí, me pondré un vestido.

Jaime quedo en shock por la reacción de la niña ante tal idea tan mala. «Soy verdaderamente estúpido, Tyrion es el inteligente… si solo estuviera aquí para darme un consejo…»

Arya salió de la habitación tras varios minutos, estaba usando un vestido azul y en su cabello llevaba un pequeño adorno de zafiro cortado en forma de rosa.

Ese día Jaime recibiría el mayor regaño de su tiempo como Capa Blanca, y más tarde formaría parte de la historia sobre él que se grabaría en el Libro Blanco de la Guardia Real.