webnovel

Capítulo 3

Estaba consciente de lo que estaba pasando. No me sentí arrepentida de haber matado dos personas, pero me preocupada mi familia. Ellos son todo para mí, y no quiero que sufran por mis errores, bastante tienen con sus propios problemas.

Mis padres deberían estar de viaje, pero ocurrió un "inconveniente", según ellos, no les creí, sabía que tenían que ver con los dos hombres que entraron esa noche aquí.

Despues de aquel día no le dirigí la palabra a ninguno de ellos. Ni siquiera a mi hermano, quien insistía para que le hablara. La noche que pase en esa celda sucia y horrible me dediqué a pensar. Debería alejarme de ellos, ser independiente para no estorbar, estaba decidida a hacerlo, pero soy menor de edad y mis padres no me lo permitirían, aún así, me arriesgaria.

Era sábado, el resto de la semana no había ido a la preparatoria, ni siquiera me había dignado a salir de mi habitación. Mi madre traía algo para comer, y se lo recibía porque no podía morir de hambre. Han sido días difíciles para ellos.

¿Cuándo seré feliz?

Me pregunté mirando el techo. Tenía mía auriculares puestos a todo volumen escuchando una de mis bandas favoritas, The Doors.

— ¿Acaso no piensas salir nunca de tu maldita cueva?— Oí la voz de mi hermano.

No le contesté, no tenía ganas de hablar con nadie, he hechado de menos mi voz. Escuché que mi celular sono, mire la pantalla y lo tire a un lado.

El sábado a las ocho treinta...

Mierda. Me olvidé de Arjeth.

Enseguida me paré de mi cama para dirigirme al baño con toda la pereza del mundo. Me duche, cepille mis dientes y salí nuevamente. Me coloque la ropa más sencilla que encontré: Un short, una camisa con cigarro estampado y zapatos más viejos. Obvio no iba a ir así a la fiesta, solo pasaría por la casa de Arjeth a avisarle que estaba mal y no iría. Listo, problema resuelto.

Salí de mi habitación y ví a mi hermano tirado en el suelo como un borracho. Rodee los ojos y pase por encima de él.

— ¡HASTA QUE SE DIGNO A SALIR! —Grito atrás de mi. Voltee y le di una mirada asesina.

— Cierra la boca. No seas estúpido.

Baje hasta el primer piso y me encontré con la mirada de mi padre. Bien, aquella noche me vio asesinando a dos hombres, pero, ¿Me tenía miedo? Ja! ¡Se le veía en la mirada!

— Voy a salir. — Dije sin dejar su mirada, seguí caminando hasta la puerta pero su voz me detuvo.

— Lo siento hija. Si no fuera por mí todo esto no estuviera pasando. Lo mejor será...—No lo dejé terminar.

—Lo mejor será irme y no arruinar más sus vidas, eso será lo mejor, papá. —Sin más salí.

Toque el timbre de la cada de Arjeth, espere unos segundos hasta que abrió un chico alto de buen porte. Me miro de pies a cabeza y yo alce una ceja.

—¿Está Arjeth?, Necesito hablar con él.—Dije. Asintió y entró de nuevo. Bueno ¿este chico es mudo o qué? Minutos después salió Arjeth.—Hola, rarito, venía a decirte que no voy a ir contigo a la fiesta, lo siento, no me siento muy bien, adiós.—Gire sobre mis talones y comencé a caminar, pero cuando di unos tres pasos una mano me detuvo.

—Oye, pero, ¿Por qué no has ido a la preparatoria? Vas a reprobar si sigues faltando.—Me dijo él chico.

—No he querido ir, y no es asunto tuyo.—Me safe de su agarre y comencé a caminar de nuevo.

No me fui a casa, preferí ir a caminar. Camine por todo el vecindario, algunas personas me miraban con odio, asco, que se yo, pero me miraban feo. No me importó. Seguí caminando por varios minutos. Me detuve en un callejón solitario, pero había mucha chatarra, me adentre a este y encontré un pequeño pasadizo. Mire hacia atrás. No había nadie pero me sentía observada, me metí por el pequeño pasadizo y forme una pequeña "O" con mi boca.

Era increíble lo que había ahí. Era como un parque de árboles que jamás había visto, habían árboles de diferentes colores. Dios, es tan tranquilo este lugar. Recorrí casi todo, hasta llegar a un árbol muy grande. Su tronco era muy grueso. Sus hojas muy verdes y hermosas. Lo rodee y me encontré con un chico sentado en una raíz del gran árbol.

Lo mire por un par de minutos. Analice su delicada piel, era muy pálida, parecía como de porcelana. Su nariz era perfilada. Sus labios, ¡Oh Dios! sus labios eran carnosos y rosados. Su mandíbula era como la de esos modelos perfectos que salen en la revistas. Ví sus pestañas y sentí celos de él, eran largas, parecían falsas, pero dudo que un hombre quiera colocarse pestañas largas a menos que...

—Si sigues mirándome me sentiré sucio—Dijo y di un pequeño brinco. Su voz era increíble, una voz tan tranquila pero varonil—. Necesito privacidad. ¿Qué demonios haces ahí todavía?

Abrió los ojos y me miro de pies a cabeza. Sus ojos eran azules, pero no cualquier azul. Era un azul eléctrico. ¿De donde salió semejante belleza?

«Creo que eres muda—Dijo mientas se ponía de pie—, si no te vas tú, me voy yo.—Paso por mi lado rosando mi hombro con su brazo.

Me giré sobre mis talones, mire su ancha espalda, este hombre era perfecto, como los personajes ficticios de los libros. Iba a dar vuelta para irme pero nuevamente hablo.

—Bienvenida al Paraíso Perfectamente Imperfecto, donde podrás hacer las cosas a tu manera, nadie te juzgará por hacer lo que te gusta—Dijo mirándome por encima de su hombro—, Pero si te gusta observar, te recomiendo que eso no lo utilices aquí.—Comenzó a caminar sin decir nada más.

Entonces aquí podré hacer las cosas a mi manera. Pensé.

Iba a seguirlo cuando mi celular comenzó a sonar. Solté un bufido de frustración y conteste.—¿Qué quieres Andrew?

—Quiero que me digas dónde estás, llevas mas de una hora fuera de casa y ni siquiera dijiste para donde ibas.

—No seas estúpido, eso a ti no te incumbe.

—¡Si me incumbe! Soy tu hermano.

—Exacto, eres mi hermano, no mi papá—Y colgué.

Me di vuelta para irme pero jadeé y di un pequeño salto al darme cuenta que el chico misterioso estaba atrás de mi. ¿cuando llegó allí? Mi miro fijamente a los ojos. Pude ver sus ojos más de cerca. Profundice la mirada y descubrí la paz que había en ellos. Nos quedamos así por unos segundos hasta que desvíe la mirada. Empecé a caminar hacia la salida, me encontré con algunas personas que me miraban como si fuera un bicho raro. Salí de ahí y me encontré con el sucio callejón de nuevo.

Hice el mismo recorrido que hace unas horas. Cuando me faltaban unas 3 cuadras, me sentí observada, alguien me estaba siguiendo. Mire a mis alrededores. Nada. No había nada. Todo estaba solo. Pero aún así, me sentía observada. Camine un poco más rápido hasta llegar a mi casa.

Entre y no ví a nadie en la sala de estar. Quizas salieron. Fui a la cocina y encontré a Andrew haciendo quien sabe que. Abrí la nevera, saqué una garrafa de yogurt, una bolsa de galletas dulces, pan para sandwich, jamón, queso y mermelada.

—¿Te vas a comer todo eso?— Preguntó Andrew.

—Si, ¿Algún problema?—Dije mientras sacaba el pan del paquete.

—No. Pero déjame un poco a mi, también soy humano y tengo que comer.

No le preste atención y seguí preparando mis sándwiches. Termine, guarde lo que sobró en a nevera y subí a mi habitación. Coloque una película en Netflix. Cuando se acabó mire la hora en mi celular. Las siete treinta. Me paré, recogí la garrafa de yogurt vacía, y la bolsa de galletas. Me dirigí al baño, me lavé los dientes y me di una relajante ducha.

Cuando salí del baño, me resalte al ver a alguien parado de espaldas frente a mi, ví hacia mi ventana y estaba abierta. Me quedé estática, sin saber que hacer. No soy de esas chicas fresas que gritan por cualquier cosa. Así que me quede en silencio. Lentamente el chico volteo y lo primero que ví fueron esos hermosos ojos azul eléctrico.