—Dos horas más tarde... —Ezrath escoltó a Kieran hasta las puertas de la ciudad capital del Reino de Vizcarra, donde su Halcón Céfiro se cernía a unos pocos metros sobre el suelo—. Deberías estar seguro dentro de los muros de esta ciudad, pero te aconsejo que confíes con mesura. El engaño puede emboscarte en cualquier momento.
—Entiendo —respondió Kieran, mirando hacia la ciudad capital—. A diferencia de Aeredale, donde la capital era la Ciudad de Aeredale, el nombre de esta ciudad capital era Carrian, nombrada así en honor a la preciada hija del reino.
—Buena suerte, Aatrox, y viajes seguros —dijo Ezrath.
Un momento después, palmoteó la espalda de su montura y se elevó hacia los cielos, convirtiéndose en un rayo de luz azur.
Mientras tanto, Kieran se dio la vuelta y se acercó a la puerta.
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