Nora corrió las cortinas y se sentó en el sofá, su agarre del teléfono se tensó un poco.
Los acontecimientos de la noche anterior resurgieron ante sus ojos.
Cuando Justin la empujó, le susurró tres palabras al oído: —Nora, confía en mí.
Desde el momento en que el hombre de negro apareció, hasta que ella y Justin aparecieron en la sala donde estaban las cajas de seguridad, cada segundo había sido demasiado apresurado. Ella y Justin no se habían dicho ni una sola palabra.
En ese momento, sólo podía confiar en él, dejarse llevar por la corriente y salir de la habitación.
Después, vio salir volando la caja metálica y la escondió entre sus ropas, pero cuando volvió a mirar, Justin ya estaba cerrando la puerta metálica.
El sonido de la bomba que estalló en la habitación y el chasquido de la cerradura de la puerta metálica fueron como rocas que pesaban sobre su corazón.
Le había dicho que confiara en él...
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