En ese momento, Lisa estaba pellizcando la cara de Louis mientras éste empujaba el cuello de Lisa para evitar que se acercara demasiado a él. Louis no se atrevió a hacer ningún movimiento. Después de todo, la otra parte era una chica y él seguía siendo piadoso.
Los dos se quedaron atónitos cuando se escucharon.
El agarre de Lisa se aflojó.
—¿Qué has dicho?
Louis también estaba aturdido.
—¿Qué has dicho? ¿Los negros? ¿No son los Smith de California?
Lisa: —?
Louis pensó un momento y tosió.
—Creo que lo hemos entendido mal. Déjalo y háblalo.
Lisa estaba furiosa.
—No, suéltame primero.
Louis: —...¿Por qué no grito «uno, dos, tres» y nos soltamos juntos?
—De acuerdo.
—Uno, dos, tres...
Incluso después de que terminara de contar, seguían entrelazados.
Louis dijo: —¡Suéltalo!
Lisa: —¡Suéltame primero!
Lily se quedó sin palabras.
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