Como si fuera parte de aquella extremidad, el cuerpo del viejo Ernesto era azotado por todos lados mientras que era llevado hasta donde los árboles y la creciente niebla nublaban la vista de todos.
La tensión era obvia, aquella criatura estaba aquí.
- ¡N-No puede ser! … ¡¿Cómo logró llegar tan rápido?! ¡¿Qué pasó con Fausto?! - exclamó Luis.
Todo el lugar se puso en silencio, parecía que solo estaban aquellas cinco personas. Pasaban los segundos y no se veía rastro ni de los guardias ni de aquel mostro.
Todos no dudaron en irse de inmediato, tal vez era una oportunidad, pues pensaban que tal vez esa criatura se había satisfecho con el cuerpo de Ernesto.
Tomando consigo a Melissa nuevamente, todos se fueron de aquel lugar discretamente o eso era lo que creían.
Estando ya a unos pocos metros del paradero de buses, aquel grupo seguía corriendo, pero no con la misma constancia de antes, pues sentían que eran observados.
Pronto, aquella oscura desesperante situación fue alumbrada por un rayo de luz al ver todos, cerca de donde estaban, dos autos.
Eran dos coches rojos de moderno diseño que podría llevar a seis personas con normalidad. Sí, era uno de los autos de aquel grupo que debía venir a recogerlos.
Los sentimientos de frustración, alegría y esperanza combinados se transformaron en total desesperación.
Todos los integrantes de aquel supuesto grupo que los recogerían estaban muertos. Algunos estaban fuera del auto tirados en el piso y otros aún permanecían dentro. La realidad era que aquellos dos vehículos estaban destrozados.
- Ha ha ha …
La risa desatinada de Alison quien cayó al piso era algo normal de esperar, pues todo su equipo estaba muerto y no podían utilizar los autos para poder escapar.
- Todo está … perdido … No sobreviviremos hasta que los otros lleguen … - dijo Luis.
Entendiendo la situación, aquel último escolta se sumía en la desesperación al igual que los demás; sin embargo, un signo de valentía se vio reflejado en sus ojos.
- ¿Cuánto tiempo queda hasta llegar a la estación de buses?
- … Diez minutos. - respondió Aren.
- … Ya veo … … ¿puedes llevártelas contigo?
Una petición de aquel joven quien parecía estar determinado para dar su vida.
- ¿Qué?
- Por favor … llévatelas contigo hasta el paradero … tengo fe que podrán encontrar un bus que los saque de aquí.
Antes de que Aren pudiera objetar, la niebla nuevamente volvía a aparecer.
- Entiendo.
Tomando consigo a las otras dos mujeres quienes no objetaron nada pues ya estaban lo bastante desesperadas, el joven se retiró del lugar.
- Lady Alison.
Antes de irse, la joven duquesa escuchó el llamado de su sirviente.
- Aunque todo esto haya pasado muy rápido, solo quiero decirle que hoy le pagaré por su amabilidad de aquel día.
La mujer levantó la mirada a aquel joven quien se despedía.
- Cuídese, por favor. - se despidió Luis de quien era su señora.
Como si Alison hubiera reaccionado, quiso hablar, pero de inmediato fue tomada del brazo por Aren.
- No desperdicies sus esfuerzos. - fue lo que él dijo.
Una lágrima de aquella astuta mujer fue derramada sobre el piso y, sin decir ninguna palabra, se retiró del lugar.
La niebla estaba cubriendo toda la zona donde se había quedado aquel sirviente.
Cerca de la zona a las afueras del pueblo abandonado, se encontraban dos hombres quienes caminaban apoyándose el uno al otro. Aquel par parecían algo golpeados y heridos.
- Hah … lo logramos de alguna manera … creo que conseguimos tiempo suficiente para que se encuentren con los otros chicos. - dijo Fausto mientras caminaba.
- Eso … espero … pero lo que me causa intriga y hasta ahora me pregunto … ¿Por qué esa cosa solo muestra interés por ellas? - comentó Bruno.
- Sí, también lo noté … no tengo ni idea, pero gracias a eso, después de que ese monstro nos asestó un golpe tirándonos lejos de él, inmediatamente se fijó en seguirlos a ellos dejándonos atrás.
- Bueno, ahora solo debemos preocuparnos de escapar de aquí … ya está comenzado a atardecer.
- Sí … sabes … esto me recuerda, hoy debe ser el segundo día de la segunda etapa del examen de la ARET.
- Oh … es verdad … si salimos de esta, tal vez vaya a dar un vistazo a los ingresantes … después de todo soy un egresado.
- Sí si … ¿puedes correr?
- ¡Claro que puedo!
- Entonces vayamos rápido … debemos confirmar que estén a salvo.
Los dos varones fueron corriendo a pesar de sus heridas. Esto dejaba en claro su resistencia.
Mientras que corrían Aren y el resto de mujeres; por alguna razón parecía que su destino estaba más lejos de lo que era. Realmente, las dos mujeres ya no tenían fueras para seguir corriendo; esto era a causa de su cansancio físico, pero más mental.
«No creo que puedan seguir corriendo más … parece que se están rindiendo.» pensaba Aren al ver a Lisbeth y Alison dando sus últimos esfuerzos.
Aunque la velocidad cada vez era más lenta, nadie se detenía, pero pronto, su desesperación aumentó al escuchar sonidos de pisadas que venían a gran velocidad hacia ellos.
Ciertamente era esa cosa que venía persiguiéndolos, pero el sonido era difuso, además no podían ver nada detrás de ellos.
Esto solo hacía que su desesperación sea constante, era como si el cazador jugara con su presa.
Dando un mal paso, Alison cayó al suelo.
Aren y Lisbeth se detuvieron.
- ¿P-Por qué? … ¿Por qué pasa esto? - eran las palabras de la caída mujer.
La princesa fue a ayudarla.
Increíblemente, todo el lugar quedó en silencio; no se escuchaba ni el sonido de las aves; sin embargo, todo el lugar estaba lleno de aquella niebla que cada vez se hacía más densa.
Todos sabían que estaban acorralados.
Los segundos pasaban, pero no ocurría nada; no obstante, se pudo escuchar el impacto de un bulto que caía desde uno de los árboles.
Era una masa deforme, pero, al ver detalladamente, eran los restos del cadáver de Eric. Parecía como si hubiera sido devorado en partes.
Alison al notar esto, no grito, sino que se desmayó por todo el espectáculo.
Lisbeth quien la sostenía fue la primera que se dio cuenta de esto. Ahora ella debía de cargar con el peso de la joven duquesa.
Las fuertes exhalaciones de la princesa solo mostraban su agotamiento, parecía que ella también caería en cualquier momento.
Un paso se escuchó detrás de ellos. Nadie se atrevió a voltear.
Otro paso más acompañado del sonido de otro bulto arrastrándose en el piso.
Nadie volteó.
Ya no había porqué seguir corriendo, todo sería en vano.
Viendo en el piso lo que fue arrojado frente a ellos, el cadáver de Luis, pero lo aterrorizante fue como de pronto apareció una sombra detrás de ellos que se extendía con cada paso.
Aquella sombra de la cabeza de la criatura comenzaba a deformarse, era como si abriera su boca para empezar su festín.
Los gemidos reprimidos de Lisbeth no se detenían mientras que Aren parecía pensativo.
«Solo me queda … hacer esto …»
Al ver de reojo a aquel joven de cabellos largos, la princesa notó algo: la mano derecha levantada de Aren parecía mostrar un aura oscura, pero en medio de ella una tenue y pequeña luz blanca.
«¿Qué es eso?» se preguntaba Lisbeth.
Repentinamente aquella aura brilló más iluminando todo el lugar y dejándola ciega por un instante, lo único que sintió fue como una mano la tomó y la llevó hacia adelante.
Al abrir los ojos, pudo notar la presencia de aquel mostro, las descripciones anteriores ciertamente eran cercanas, pero la apariencia era más temible. Una criatura de fantasía, salida de una historia de terror, era lo que quería creer, pero lo que más dejó atónita fue ver que aquella criatura no parecía poder moverse, pues un largo bastón de hierro lo había atravesado.
Sin embargo, no le era necesario moverse, pues al levantar aquella extremidad, Lisbeth sabía que aún estaban dentro de su rango.
En ese momento, la joven mujer recordó la vez que fue atacada por aquella extremidad en el pueblo abandonado. Esto se volvería a repetir.
La dirección de la extremidad estaba apuntando a aquella mujer; la princesa sería la primera víctima.
Como si fuera una bala, aquella extremidad se extendió hacia donde estaba Lisbeth.
Solo un gemido se escuchó.
Pasaron segundos, Lisbeth quien había cerrado sus ojos los abrió lentamente, pues aún no había sido asesinada, sino más bien pudo escuchar el sonido de un motor de auto.
Al abrir sus ojos, notó que la extremidad estaba a solo centímetros de ella; sin embargo, algo había detenido el accionar de la criatura.
«Esto … realmente no lo esperaba.» pensó Aren al ver lo que sucedía.
Una voz familiar se escuchó.
- ¡Toma chango tu banana!
El impacto a gran velocidad de una minivan que había atropellado a aquella criatura hizo que esta fuera lanzada por los aires.
- Tú …
- ¡Ya llegó por quien lloraban! - exclamó Glen.
- ¿Qué? - murmuró Lisbeth.
Rodeados por un grupo de seis personas, dos de los postulantes de ingreso fueron sometidos y obligados a mostrar sus fichas. El lugar era descampado, pero no había presencia de otros aparte de ellos.
- … 16 … 183 …
- Bien … con eso, solo nos faltarían encontrar cinco fichas más y todos habremos pasado.
- ¿Qué hacemos con ellos?
- Déjalos … está prohibido matarlos … solo arroja sus fichas lejos. - ordenó una adolescente de unos 17 años quien tenía un hermoso cabello ondulado y pelirrojo.
Aquel par que estaban amordazados no mostraron resistencia alguna, solo deseaban ser liberados o mejor dicho renunciar a la competencia.
Con el sonido de las hojas cayendo, aquel grupo se alarmó por la repentina presencia de dos hombres quienes tenían en sus uniformes el emblema de la ARET.
- Nos los llevaremos … ellos ya están descalificados. - habló uno de los uniformados.
- … Hagan lo que quieran. - contestó la joven muchacha.
Tomando a aquel par consigo, ambos varones se retiraron de la escena.
- Así que esos son los supervisores, ¿eh? - habló uno de los muchachos del grupo.
- ¿Creen que son egresados?
- Sí … no hay duda …
- Bueno, vámonos … dentro de unas horas debemos buscar un lugar para descansar antes de que anochezca.
Mientras estos caminaban, otra conversación se estableció.
- ¿Es verdad que existe una prueba fuera de término?
- Oh … he escuchado de eso … dicen que hay otro grupo que no participará de este examen …
- Hasta el momento, todos los postulantes de este examen han sido referidos por egresados y por gente de alto rango. Pero ahora la ARET ha creado una preparatoria … ellos mismo seleccionan y preparan a un grupo de jóvenes quienes muestran habilidades … parece que ellos tienen otro tipo de prueba.
- Entonces … ¿este año podría ser el que tenga la mayor cantidad de ingresantes a la clase R?
- Pueda ser … o tal vez estén en otra clase especial …
- Wow … no puedo esperar a terminar esto …
Repentinamente, la joven mujer que parecía ser la líder del grupo se detuvo.
- ¿Sucede algo, Anna?
- Recuerdan que la duquesa de Zaragoza nos indicó que tengamos cuidado a partir de las 6 de la tarde …
- Sí … ¿por qué lo mencionas ahora?
- Parece que también lo notaste, ¿no es así? - mencionó un varón del grupo.
- He sentido un cambio en el ambiente … parece que esa advertencia era para hoy … - afirmaba Anna.
Esta declaración dejó preocupados al grupo.
- Entonces, ¿nos detenemos por hoy?
- No … aún tenemos un par de horas … solo si llegamos a encontrarnos con una manada de esas bestias o con ese tipo oscuro, nos retiraremos.
Todos estuvieron de acuerdo.
Caminando por otra zona del gran terreno, se encontraban hablando un grupo de jóvenes quienes no tenían mucha suerte.
- Bueno … ¿Qué hacemos? Ahora no hemos encontrado a nadie … - dijo Renato algo frustrado.
- Puede que sea por que estamos en grupo … tal vez nos vieron de lejos y no quisieron meterse con nosotros. - respondió Daniel.
Renato suspiró.
- ¡Entonces, ¿Por qué seguimos juntos?! - exclamó el joven de ojos verdes.
- Sí quieres puedes irte. - comentó Liam indiferente.
- Pequeño …
- Además, no es como si no pudiéramos aprobar … según las reglas, cualquiera que haya formado un grupo de al menos tres personas puede aprobar. - afirmó Liam.
Todos quedaron algo confusos por tal afirmación.
- ¿Qué quieres decir, Liam?
- Recuerden … el objetivo en sí es saber dos códigos de otros participantes … nada más …
Los jóvenes siguieron confundidos; sin embargo, parecía que la joven muchacha que los seguía se percató de algo.
- No será que … - murmuró la joven mientras fijó su mirada en el muchacho del parche.
Solo una sonrisa recibió de Liam, de manera que mantuviera en secreto lo que significaban sus palabras.
- Bueno … de nada sirve estar en grupo de tres si es que no hayamos a ningún objetivo.
Liam suspiró.
- Oye, déjate de tonterías y explícate … - hablaba Renato algo ofuscado.
Mientras seguían caminando, todo el grupo pudo escuchar el disparo de un rifle.
Consecuentemente, se escucharon cinco disparos más.
- ¿Una balacera? - preguntó Daniel algo preocupado.
Liam quien también había escuchado dirigió su mirada hacia el cielo.
- ¿Ahora que cosa ocurre? - murmuró.
Frente a ellos, una pequeña maleta fue arrojado frente a ellos; sin embargo, no había nadie quien hubiera lanzado aquella cosa.
- ¿Y eso?
- Léanlo, por favor.
Se escuchó una voz quien dio la indicación.
- Oye … ¿Qué fue eso? - dijo Renato.
- No lo sé … ¿Por qué han tirado eso? ¿Y qué debemos leer?
- ¿Acaso es un truco de otro postulante?
Todos se pusieron en pose defensiva.
- ¡Oye, quien seas! ¡Sal de una vez! - exclamó Renato.
Nadie respondió.
Al pasar unos minutos, sin que nadie respondiera, Liam notó que había algunos suministros de agua dentro de la maleta.
- ¿Acaso es un truco? - murmuraba el joven.
El sonido de su estómago hambriento alertó a todos, fue en ese momento que todos notaron que la maleta había algunas botellas de agua y comida.
Para ese entonces, todos recordaron que no habían comido en más de un día.