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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - El fin de la paz - 119 (Triste)

Advertencia: este capítulo es triste. Te recuerdo que esto es ficción y era algo que tenía que pasar.

Gracias.

Después de la prueba, Okita paso dos días en cama. Le dolía todo el cuerpo, pero en lugar de ser por la golpiza que le propino Itachi, fue por el excesivo flujo de chakra en su cuerpo. Se había forzado a mover una gran cantidad de chakra que su cuerpo nunca había experimentado. Por ende, varios de sus músculos se habían dañado.

Una vez que pasaron los dos días, Okita fue junto a Kain a terminar de preparar la tienda. El lugar estaba limpio después de varias cesiones de limpieza. Por otro lado, Kain le adelanto parte de su sueldo, y Okita compro algunos muebles. La habitación de Okita y su hermano era lo suficientemente espaciosa para que cayeran dos camas y dos muebles para guardar la ropa y aun así, quedar espacio para que su hermano tenga espacio para jugar. Okita estaba conforme con el lugar, excepto que su hermano le decía que la gran bodega daba miedo. Kain coincidió con Mitsuo, ya que la bodega era una gran habitación con estantes en cada pared. Solo había una puerta, así que la luz que entraba era mínima.

Por otro lado, Kain había hecho las gestiones con algunos conocidos del viejo Yamanaka y el próximo mes recién llegarían las armas para vender. También encargo algunas telas y suelas de zapatos para que Akane comience a diseñar algunas de sus creaciones. Kain le dijo que lo primero que debería ofrecer eran las "zapatillas shinobis". Todo esto a raíz de los comentarios de Sakumo y Kaoru. Como estos dos eran compañeros de equipo de Akane, esta última les fabrico zapatillas shinobis sin costo alguno. De primera estaban un tanto en contra, pero después de compararlas con las sandalias tradicionales, hechas de madera, fue un cambio del cielo a la tierra. En pocas palabras, amaron sus zapatillas shinobi.

Una vez hecho eso, Kain ocupo un día que estaba nublado y un tanto caluroso para llevar a Hashirama a la tienda. Quería mostrarle lo que habían hecho y contarle todos sus planes. Así que avanzaron a paso lento por la avenida principal mientras la gente saluda a Hashirama con reverencias. Al mismo tiempo, Kain le comentaba de diferente tipo de cosas a Hashirama y este asentía y respondía con frases cortas, como un "Ya lo veo" "Entiendo" y cosas así. Sin embargo, se notaba en su rostro el cansancio.

-¿Estas bien tío?- pregunto Kain

Hashirama hizo una pequeña sonrisa, a pesar de que le dolían los huesos y respondió lo mejor que pudo -sí, Kain, me siento bien-

Kain le creyó poco o nada, pero siguió avanzando hasta llegar a la tienda. Varios locatarios salieron de sus tiendas a saludar a Hashirama y este a su vez, se armó de paciencia para hablar con todos. Una vez que los pudo despedir, acompaño a Kain a la tienda. Kain lo tomo de la mano, lo llevo al interior y cerró la puerta. Hashirama soltó una risita al ver a Kain molesto porque otras personas lo estaban acaparando. Hashirama camino hasta la vitrina del gran mostrador, a 1,3 mts de la pared del fondo.

-¿Qué te parece tío?- preguntó Kain levantando su rostro y esgrimiendo una sonrisa alegre.

-Un buen lugar- dijo Hashirama con una sonrisa cansada

-¡Verdad!- dijo Kain con una gran sonrisa -en la vitrina del frente tenemos pensado colocar la mitad de armas y la otra de zapatillas shinobis-

-¿Zapatillas shinobis?- preguntó Hashirama algo confundido

-Esas cosas que utiliza Akane-

-¿Oh? ¡Oh! Esas cosas, bien, puede que a la gente joven como ustedes les guste-

-A la gente mayor también le gustara, tío. Solo tienen que probarlas, son súper cómodas-

-Entiendo, entiendo ¿Y qué más?- pregunto Hashirama

Kain lo llevo de un extremo de la tienda a la otra, pasando por varios muebles con vitrinas de vidrio. Le detallo lo que iban a vender y le explico cómo iban a iniciar el negocio. Primero seguirían la misma línea de trabajo del viejo Yamanaka, vendiendo armas. Sin embargo, pensaban con el tiempo cambiar de rubro al de la ropa. Primero poniendo a la venta las zapatillas shinobis y después promocionando la ropa de Akane.

Hashirama frunció el ceño al escuchar que más jovencitas se vestirían de forma estrafalaria. Sin embargo, soltó un suspiro y pensó que de seguro era su pensamiento apegado a las viejas costumbres. Siguió a Kain de lugar en lugar, escuchando todo lo que decía, como si nunca se cansara de hablar. Le gustaba verlo feliz, le gustaba verlo tan motivado. Por ese tipo de sonrisa trabajo durante tantos años, así que se sintió complacido. Kain estaba lleno de vida, lleno de sueños, lleno de felicidad. Muy lejos de la persona que fueron Madara, Tobirama o él mismo. Kain era lo que significaban sus sueños más brutales. Un lugar, en donde uno pueda elegir su destino, independiente si naciste Uchiha o Senju. Un lugar, donde uno puede aspirar a algo más que solo vivir un día más para luchar. Hashirama sonrió al ver esa sonrisa resplandeciente, que a pesar de que el día estaba nublado, parecía iluminarlo todo. No obstante, y al mismo tiempo, Hashirama empezó a escuchar la voz de Kain lejana, como si estuviera a varios metros. Le corría sudor por la frente y se sintió demasiado cansado.

Kain noto a su tío ponerse pálido y se detuvo -¿Te sientes bien tío?- preguntó con un rostro preocupado.

Hashirama asintió, gesticulando una sonrisa a pesar del dolor en sus huesos. Se inclino un poco y apoyo sus manos sobre sus rodillas -sí- dijo con una voz débil -solo me siento un poco cansado. ¿Por qué no me traes una silla y un poco de agua?-

Kain asintió, metió su mano derecha en su manga izquierda y saco un papel de sello. Hashirama lo vio y desaprobó tal despilfarro de recursos. Él nunca pudo lograr hacer un clon de sello, pero entendía más o menos cuanto chakra requería hacer uno. Así que le sujeto la muñeca a Kain y negó.

-El clon es para que te cuide por el momento- dijo Kain preocupado

-No es necesario- dijo Hashirama -solo tienes que traerme lo que te pido y una vez que descanse, me sentiré mejor-

-Está bien, tío, pero si te sientes mal me llamas y vengo en seguida-

Kain se alejó de Hashirama a paso lento, volteando su rostro cada ciertos metros hasta llegar a la bodega. Entonces camino hasta la puerta que conectaba con la bodega más pequeña y toco la puerta tres veces. Pudo escuchar una voz animada por dentro; era Okita jugando con su hermano. Sin embargo, se quedó callada cuando escucho que alguien tocaba la puerta. Estaba dentro de un edificio, así que era extraño.

-¿Kain-sama, es usted?- pregunto Okita al otro lado de la puerta

-Sí, Okita- dijo Kain desde fuera -siento molestarte, pero podrías facilitarme una silla-

Okita abrió la puerta y vio a Kain con un rostro preocupado -¿Qué le paso?- pregunto

-Nada, solo préstame la silla. Te la devuelvo en un rato-

-Claro-

Okita entro a la habitación y Kain vio hacia adentro. Mitsuo de tres años estaba parado sobre la cama de Okita, casi al final de la habitación y saltaba sobre el colchón. Sin embargo, cuando vio a Kain se quedó quieto. Kain sonrió y movió su mano en señal de saludo. Mitsuo hizo una pequeña sonrisa y sacudió su mano para devolver el saludo.

Okita saco una de las sillas que tenía alrededor de una pequeña mesa redonda en donde comía con su hermano, la llevo a la puerta y Kain la recibió.

-¿Necesita ayuda?- pregunto Okita

-No gracias- dijo Kain forzando una sonrisa. Okita asintió y Kain le dio la espalda para salir de la bodega e ir a la parte de la tienda. Una vez que entro, pasando por al lado del mostrador, vio a su tío en la misma posición en la que lo dejo. Pálido, con las manos apoyadas en las rodillas y una expresión de cansancio.

Kain siguió avanzando y cuando llego al lado de Hashirama, le puso la silla para que él se sentara. Hashirama volteó su rostro y le regalo a Kain una sonrisa cansada. Entonces se sentó y exhalo como si hubiera estado haciendo un gran esfuerzo de solo estar de pie. Kain asintió al verlo a gusto sentado. Fue a pedirle un vaso con agua a Okita y le trajo agua a Hashirama. Al momento de pasarle el vaso con agua, Kain lo miró en todo momento.

-Gracias- dijo Hashirama con una sonrisa, bebió toda el agua de un solo trago y continuo -tenía sed-

Kain recibió el vaso vació y miró a Hashirama, con un rostro cargado de preocupación.

-Kain, mi muchacho- dijo Hashirama, echando su cabeza hacia atrás y apoyándola en el respaldo de madera. Respiraba con dificultad, pero de todas maneras continuo -estoy feliz de que tengas sueños y agradecido que tengas amigos. Yo solo tuve uno y fue el mejor que podría haber deseado. Sin embargo, yo nunca lo pude proteger, ni de su familia, ni de su linaje, ni de su padre ni de la crueldad de este mundo. Si tuviera alguna pena, es que nunca pude compartir la felicidad que tengo con él- Hashirama estaba mirando el techo de madera y sus vigas, imaginando que sería de ellos si Madara aun estuviera vivo. A lo mejor, se reirían mientras entrenan a Kain. Se juntarían para ir a pescar, a lo mejor Madara se quejaría como siempre y le diría que esto era aburrido, pero todas maneras se quedaría con él a pescar. También hubiera sido bueno salir a beber juntos, disfrutar de un buen sake y carne a la parrilla. Había tantas cosas maravillosas en Konoha y todas nacieron del sueño que tuvieron juntos. Hashirama dejo de mirar el techo y miró a Kain de soslayo -Gracias, Kain, gracias por haber nacido. Aunque no fuiste mi hijo de sangre, te siento como si fueras mío. Estoy orgulloso de ti-

Los ojos de Kain se llenaron de lágrimas y sus labios temblaron de la tristeza. Hashirama lo miró a los ojos y Kain noto como sus pupilas perdían el brillo de los vivos. Hashirama hizo una pequeña sonrisa para Kain y poco a poco, su rostro se fue agachando hasta quedar con la cabeza inclinada y colgando. Kain le puso la mano en el pecho para evitar que se cayera de frente. Después se acercó a Hashirama y le abrazo la cabeza con ambos brazos y la apego a su pecho mientras sollozaba en silencio.

Al mismo tiempo, la tienda fue rodeada por varios anbus que miraban desde la vitrina a un niño de cabello blanco abrazar al fallecido dios shinobi. Un anbu quiso entrar a la tienda, pero tres se adelantaron y se pusieron en su camino.

Tobirama también llego en un parpadeo afuera de la tienda y antes de que sus anbus se enfrascaran en una discusión, dijo -déjalo, podemos esperar-

Desde fuera de la tienda, todos pudieron escuchar el llanto de Kain que se elevaba como un bramido de dolor inaguantable. Al mismo tiempo, los locatarios de las otras tiendas salieron a mirar, pero en cuanto vieron a los anbus, se escondieron en sus tiendas. Solo el gran Akira Akimichi se acercó a preguntar a los anbus.

-¿Señor, qué paso?- pregunto Akira con rostro serio -¿Algo le paso al niño de esta tienda?-

-Nada le paso a Kain, Akira Akimichi- dijo Tobirama parado de brazos cruzados mientras miraba la tienda. Su expresión era dura como las piedras, quería llorar, pero no le salían las lágrimas -puedes volver a tu tienda, Kain, está, bien-

-Como diga, hokage-sama- dijo Akira y se fue a su tienda, con serias dudas de cuan bien podría estar Kain.