Después de terminar de hacer el amor, Kain dejo a Victoria dormir. La dejo tapada con una toalla y se fue al patio trasero. Al parecer, Maaya seguía trabajando en Cristina, así que Kain no la quería molestar. Se fue un poco más allá de la casa, a una muralla de bambú y abrió una puerta al costado. Adentro encontró un estanque circular de aguas termales. En una esquina había una percha en dónde podías dejar tu ropa y unos dos metros más allá, una ducha. Kain se lavó con agua helada y al rato después, se metió en el agua caliente.
La primera vez que compartió este tipo de lugar con Maaya fue todo un tema. Qué Kain recordara, en aquella época que estuvo con Musashi, los japoneses no eran tan quisquillosos con meterse al agua. No obstante, Maaya le dijo que primero bañarse con agua helada y después meterse a las aguas termales, eran la manera correcta. Al parecer, los ancestros de la familia Tsuki venían de una era en dónde se le daba una gran importancia a la higiene.
Mientras Kain recordaba aquella vez, cerro los ojos y quedo mirando al cielo azul. Solo escuchaba a los pájaros cantar y algún que otro águila cada cierto tiempo. Por otro lado, la brisa de la mañana se colaba por entremedió de las hendiduras de la reja y le refrescaba la cara.
-¿Cómodo?- pregunto una voz alegre, fue Maaya que abrió la puerta de bambú
Kain sonrió y estiro su cabeza hacia atrás para responderle -mas o menos ¿ya terminaste?-
-Sí, fue mucho mas rápido que con Victoria. No lo creía cuando las chicas me lo dijeron, pero, Cristina no tiene ninguna resistencia-
Kain soltó una carcajada y Maaya hizo su camino hasta la percha para dejar sus cosas. Después se ducho con agua helada e hizo su camino hasta Kain. Ella se metió a las aguas termales y se sentó sobre las piernas de Kain. Después recostó su cabeza contra el hombro derecho y Kain la abrazo.
-Tu madre me estaba recriminando que no le hemos dado suficientes nietos- dijo Kain entre divertido
-Típico de mamá- dijo Maaya -ella solo ama echar a perder a sus nietos igual que la abuela-
-Así parece. No te preocupes, le dije lo de siempre-
-Gracias- respondió Maaya en un susurro y se abrazó a Kain mientras cerraba los ojos. Aunque las cosas con Sakura salieron bien, un miedo que siempre ha persistido en el corazón de Maaya es que uno de sus hijos sea tentado por el dios humano. Los sellos de Kain pueden ser poderosos, pero las cosas pueden fallar. Así que Maaya no ha querido tener más hijos. Con la preocupación en Sakura es más que suficiente, piensa ella.
-Esta bien- dijo Kain pasándole las manos por el hombro -cómo siempre, te lo dejo decidir a ti-
-Gracias, querido- dijo Maaya y levantó sus tiernos labios roza para ofrecérselos. Kain los recibió de buen agrado y la beso profundamente.
Después de compartir un largo beso, se quedaron reposando en las aguas termales. A la media hora después llego Victoria y Cristina. Esta última algo tímida ya que no conocía el lugar y encontraba demasiado descarado explorarlo por su cuenta. Por su parte, Victoria iba con una gran sonrisa y llena de confianza. Le habían prometido unas aguas termales y venía por ellas.
Victoria se quitó el kimono gris con el que andaba vestida y se acercó a la aguas termales para meterse. No obstante, vio la mala cara que puso Maaya y se detuvo. Al final, Maaya soltó un suspiro, salió de los brazos de Kain y le fue a enseñar como se hacía. Victoria tuvo que jabonarse y sacarse la crema para el masaje que le quedaba en el cuerpo. Solo después de eso, se pudo meter en las aguas termales. Por su parte, Maaya se odió por ser tan considerada. Ahora Victoria estaba monopolizando el regazo de Kain y ella tenía que enseñarle los modales respectivos a Cristina. Al final de todo, Victoria compartió el lado izquierdo de Kain. No tuvo de otra, ya que Maaya le dio una mirada llena de reproche por monopolizar lo que ella llamaba su lugar.
-o-
En estos momentos, eran alrededor de las siete de la tarde y la brisa se había puesto fresca, el sol seguía estando alto en el horizonte, pero comenzaba a mostrar los primeros signos de querer esconderse. Mientras todo eso pasaba, Kain estaba sentado en el tatami de una habitación admirando la tarde. Miraba hacia el patio trasero con dirección a la montaña. Una alfombra de pasto verde se extendía hasta mas allá del bosque de bambú en donde estaban las aguas termales, seguía ascendiendo y llegaba hasta la mitad de la montaña. Hacia la derecha, entre la montaña y la casa, se divisaba un frondoso bosque y se escuchaban a los chotacabras cantar, su silbido se dispersaba por la arboleda y llegaba como un tenue sonido.
Kain disfrutaba la briza de la tarde mientras esperaba que sus esposas arreglaran la mesa. Era algo que Maaya y Victoria había preparado con anticipación, al menos, eso habían dicho ellas. Ya llevaban más de una hora preparando lo que sería una gran comida. Así que Kain fue mandado a esperar a otra habitación.
Cuando dieron las ocho de la tarde, Kain ya estaba cansado de esperar. Así que se levantó del tatami y se dirigió al otro lado de la habitación, estiro su mano para abrir la puerta corredera, pero se detuvo. Alguien del otro lado de la puerta la abrió primero. Fue Maaya, quien llevaba los labios pintados de un rojo cereza y vestía un kimono del mismo color. Lo usaba holgado, dejando ver su escote y sus hombros. Al ver a Kain mostro una sonrisa coqueta, la cual acentuó aún más su belleza. Llevaba su cabello arreglado de tal manera que se viera lustroso y estirado, con una partidura en medio y casi al llegar a su nuca, levantando como si fuera la cola de un pavo real. Lo adornaba con un pinche de oro a cada costado de su cabeza, los cuales tenían en la punta un racimo de hojas y pepitas rojas que simbolizaban frutos. Por otro lado, llevaba un kimono negro en sus manos, no menos elegante que el suyo. El de ella tenía un fénix dibujado en su espalda con un tinte dorado y brillante, mientras que él que llevaba en las manos, tenía un dragón.
-¿Adónde vas querido?- pregunto Maaya impidiendo que Kain avanzara más allá de la puerta.
Kain sonrió levantando la comisura derecha de sus labios y le dijo -me estaba aburriendo de esperar-
-Bueno- dijo Maaya puntualizando con un tono de voz coqueto -vas a tener que esperar un poco más-
Kain soltó un suspiro y retrocedió dos pasos para que Maaya pudiera entrar a la habitación. Después de eso, Maaya entro a la habitación y sin darse la vuelta, cerró la puerta corredera con su mano derecha. Camino hasta Kain, lo tomo de su mano izquierda y lo dirigió al centro de la habitación. Maaya sin decirle nada, le desabrocho el kaku obi de la cintura y le abrió el kimono. Ni siquiera le importo que la puerta corredera que daba al patio trasero estuviera abierta.
Maaya le quito el kimono, dejando a Kain denudo, y después tomo el kimono negro. Era bastante grande como para abarcar la gran estatura de Kain. Sin embargo, Maaya no era tan grande, así que sonrió y le pidió a Kain que se lo colocara sobre los hombros. Después de eso Kain no hizo nada más, por otro lado, Maaya se preocupó del resto y le coloco otro kaku obi blanco que hiciera juego con el cabello de Kain. Durante todo ese lapsus, Maaya se preocupó de que le quedara todo ordenado.
Mientras tanto, Kain se deleitaba mirando ese bien dotado escote y recordaba a Musashi. Por lo general, las mujeres de la nación del sol naciente no tenían una gran figura. Casi todas tenían cuerpos esbelto de proporciones pequeñas, pero de vez en cuando aparecían mujeres como Maaya y Musashi, con grandes tetas. Esto contrastaba bastante con su cuerpo esbelto.
-¿Ya miraste bastante?- le pregunto Maaya levantando su rostro de porcelana y mirándolo con esos ojos oscuros como dos aceitunas
Kain sonrió y se agacho para besarla -nunca- dijo después de darle un pequeño beso -me gusta todo lo que miró-
Maaya en un gesto coqueto levanto la manga derecha de su kimono rojo y se cubrió la boca dejando salir una melodiosa risa. Después bajo su manga dejando ver una hermosa sonrisa y le dijo -puedes seguir mirando todo lo que quieras. Todo es tuyo-. Maaya se acercó a él para abrazarlo.
Kain sonrió y correspondió el gesto deslizando sus manos por la cintura de Maaya y se agacho para besarla. Al mismo tiempo, Maaya recibió el beso y lo devolvió con la misma intensidad.
Después de un minuto, por fin se separaron y caminaron hasta salir de la habitación. Maaya confiaba con que las chicas ya estarían listas.
Caminaron por el pasillo, pasando por al lado de la cocina de la casa, el cual era un agujero en el tatami y una parrilla sobre un agujero en el que podrías prender una hoguera. No obstante, no tenía demasiado uso, ya que la mayoría de las cosas se preparaban en una cocina traída del mundo de Orario.
Al llegar al final del pasillo, Kain estiro su mano para abrir la puerta corredera de la habitación, pero Maaya lo detuvo. Puso una sonrisa y lo movió dos pasos más atrás de la puerta. Fue un gesto suave mientras lo miraba a los ojos con cariño.
-Espérame aquí, te avisare cuando puedas entrar- dijo Maaya. Kain lo único que pudo hacer fue suspirar y asentir. No sabía que tanto estaban haciendo sus mujeres, pero se dio ánimos pensando que sería un evento agradable.
Maaya entro y Kain escucho como cuchucheaba con Cristina y Victoria adentro de la habitación. Una le decía que todo estaba listo y la otra le preguntaba si esto estaba bien. Maaya le respondió con un tono de voz juguetón que todo estaría bien, más tarde vería el resultado.
Al cabo de poco tiempo, Maaya dijo al otro lado de la puerta corredera -puedes pasar, Kain-
Kain sonrió con anticipación y abrió la puerta corredera. Maaya y Victoria estaban sentadas en posición de seiza con los brazos extendidos hacia adelante y apoyaban la punta de sus dedos sobre el piso. Con una sonrisa amable lo saludaron -okaerinasai dannasama- dijeron las dos al unísono. Kain quedo congelado, por lo general, Maaya lo haría cada vez que el viene a dormir a la casa, pero no esperaba que Victoria lo hiciera. No obstante, no fue lo único que impresiono a Kain. Victoria también usaba un kimono rojo que dejaba ver sus coquetos hombros y sus grandes senos. Junto con Maaya hacían una escena bastante sugerente.
-Tadaima- dijo Kain impresionado. Sonrió y las chicas sonrieron en contraposición. Soltaron una risita coqueta y se pusieron de pie para invitarlo a la mesa. Esto último también dejo una gran impresión en Kain. Esto sí que no se lo esperaba, pero fue una visión bastante agradable. Cristina estaba acostada sobre una tela de seda roja completamente desnuda. Unos pétalos de rosas rojas le cubrían los senos y su sexo. Sobre su ombligo había un pocillo blanco con salsa de soya y alrededor, varias piezas de arroz comprimido con camarón y salmón. Todas las piezas preparadas con la metodología japonesa, ósea, demasiado minucioso y detallista. Se extendían desde la clavícula de Cristina, hasta un poco antes de los pétalos que cubrían su sexo.
-Siento que me dio apetito- dijo Kain en broma. Maaya y Victoria se rieron de buena gana, solo Cristina tenía una cara nerviosa.
Kain se sentó en el tatami a unos treinta centímetros de Cristina. A un costado de ella habían palillos, así que Kain tomo un par e iba a estirar su manos para sacar una pieza de sushi, pero nuevamente fue detenido.
-Eso no, Kain- dijo Victoria con una voz coqueta, le tomo la mano derecha y le quito los palillos. Después le abrió el brazo y se sentó sobre el muslo derecho. Maaya hizo lo mismo del otro lado. Así que con ambas mujeres en cada pierna, Kain se preocupó de sujetarlas de las caderas. Por otro lado, Maaya y Victoria tomaron diferentes piezas de arroz y lo untaron en soya. Después lo acercaron, con su mano izquierda por debajo de los palillos para que no goteara y se lo ofrecieron a Kain. Este último de buen agrado probo la comida, primero Victoria y después Maaya. Al mismo tiempo, sus manos se deslizaban entre las caderas y las nalgas de las dos musas. Como sus brazos eran largos, Kain alcanzaba a llegar al dobladillo del kimono y lo levantaba para ascender por las suaves piernas. Todo esto mientras seguía comiendo, probando cada pieza de arroz que le ofrecían.
Cristina los miraba jugar desde el suelo. Vio como las manos de Kain surcaron todo el camino por las piernas de las dos mujeres y les acariciaba el trasero. De vez en cuando Victoria o Maaya daba pequeño gemidos y Cristina solo podía tragar saliva. Lo más probable es que Kain haya deslizado sus manos y este jugando con la parte sensible de las mujeres mientras ellas se concentraban en alimentarlo.
Durante toda la comida fue así, solo Cristina quedo al margen de la diversión. Después de que Kain comió su décima pieza de sushi, cambiaron los roles. Ahora era él quien le daba de comer a las chicas. Sin embargo, cada vez que ellas se veían complacidas, él tomaba un extra. Ellas terminaban de comer y Kain les robaba un beso. No obstante, no terminaba ahí. Ya que Kain, al ver esa carne blanda y tierna, removio los kimonos y desvelo las grandes tetas de las muchachas.
Para el final de la comida, Kain untaba la punta de su dedo índice en soya y la pasaba por los pezones de las muchachas. Después las besaba en la boca y hacia todo el camino hasta la soya. Una vez que quedaba bien limpio, seguía con la otra musa. Por otro lado, Cristina aún mantenía el pocillo con soya y algunas piezas de sushi, así que no pudo participar. Se sentía caliente al verlos juguetear y quería que Kain le prestara atención. Esto no quedo ajeno a nadie, Maaya fue a un mueble en una esquina de la habitación y saco una botella de vino.
Con una gran sonrisa, Maaya dijo -tengo sed ¿Qué tal tú?-
Kain sonrió y le respondió - no hay problema, déjame sacar unas copas-
-Kain, espera un poco- dijo Victoria a su lado derecho -prueba aquí- y se quito por completo el kimono. Todo su escultural cuerpo quedo al aire.
Kain quedo fascinado por tal visión y estiro su mano derecha para acariciar la suave piel. No obstante, Victoria le pego en la mano y le dijo -espera-
Kain torno los ojos al cielo, ya había esperado un par de horas para "comer", pensó que ya había esperado suficiente, pero se hizo el ánimo, ya casi llegaban ahí, pensó.
Victoria se acostó sobre su kimono. Sus dos montañas de carne se deslizaron para los lados, eran como dos grandes montículos blancos, grandes y tersos. Al mismo tiemo, Victoria junto sus piernas y formo un triángulo en su montículo de venus. Maaya a la vez, se acercó y abrió la botella para verter licor de arroz sobre el triángulo.
Kain colocó una gran sonrisa y se emocionó un poco cuando Maaya le dijo que podía proceder a "degustar" el licor. Kain se sentó al lado de Victoria y poco a poco se fue acercando. Primero le beso las caderas de piel tersa y blanda. Le pidió la botella a Maaya y le echo licor en el ombligo de Victoria. Después de eso, Kain sorbió el licor dando pequeñas laminas alrededor del ombligo y de vez en cuando, dado pequeñas mordidas que hacían a Victoria dar pequeños gritos de asombro. Una vez que acabo con el licor en el ombligo, Kain empezó a besar la piel de Victoria y bajo buscando la pequeña poza que había sobre el pubis. Bebió poco a poco el licor y miraba a Victoria que tenía las mejillas sonrosadas. Ella lo miraba con una gran sonrisa, ella también lo estaba anticipando. Estaba esperando a que Kain pierda la calma y ya no se aguante más. Para ella, esa sería la mejor parte. Una vez que Kain bebió todo el licor, abrió las piernas de Victoria y empezó a probar sus muslos. Estimulándola y acercándose poco a poco a los labios. Cuando Kain notó que Victoria soltaba gemidos, recién procedió al plato principal. Con largas y ásperas laminas, estímulo a Victoria y la hizo gemir. Ella reacciono tomando la cabeza de Kain y pasaba sus delicados dedos por el cabello mientras sentía que le hormigueaba la entrepierna. No obstante, cuando pensó que iba a alcanzar un gran momento de placer, Kain se detuvo.
-¡¿Eh?!- exclamo Victoria en consternación y levantó su cara para mirar que le había pasado a Kain. Este último le daba una sonrisa burlesca y solo se acercó a ella para besarla en los labios. Era su castigo por hacerlo esperar tanto. Victoria se acostó sobre su kimono y trato de retomar su carácter normal. Estaba excitada, pero no le demostraría que lo quería ya.
Por otro lado, Kain siguió con Maaya, la cual lo espero con paciencia. Su esbeltos muslos formaban una posa aún más pequeña que la de Victoria, pero no menos erótica. Kain disfruto de su ombligo y la comió por completa hasta hacerla acabar. Los grandes senos de Maaya subían y bajaban con su respiración y se cubría los ojos con el antebrazo mientras pensaba en que lo disfruto más de lo que pensó. De repente sintió que alguien le beso los labios y se destapo los ojos. Era Kain el cual le sonreía. Maaya se quiso levantar para poder atenderlo, siempre lo había hecho y esta no sería la primera vez, pero Kain la detuvo.
-Esta bien- dijo Kain, le acarició la mejilla izquierda y le beso los labios -déjamelo a mi-
Maaya asintió y él la continuo besando. Kain estiro sus dedos para revisar como estaba los labios y cuando notó que ya estaba lista, entro en Maaya. Sobre el tatami le hizo el amor con pasión, la tomaba de sus esbeltas caderas y se insertaba en ella hasta llegar al final. La besaba y le comía su delicado cuello, terso y menudo, que lo instigaba a devorarla por completo. Siguió embistiendo, excitándola, y besándola mientras Maaya gemía. Para el gran final, Maaya abrazo a Kain y acabaron mientras se abrazaban con fuerza. Después de acabar, Kain reposo sobre el delicado cuerpo de Maaya y después de un rato, salió de ella.
Kain se sentó sobre el tatami, sintiendo su cuerpo caliente y húmedo de la transpiración. Por otro lado, Cristina que había sido ayudada por Victoria, se acercó a él y comenzó a estimularlo. Le limpió todos los fluidos que habían en su miembro mientras lo miraba con descaro. Incluso cuando salió lo que quedaba de dentro, ella lo recibió en su boca, se lo mostro y después lo trago. Eso puso bastante firme a Kain, así que invito a Cristina a sentarse encima. Ella se sentó a horcajadas sobre Kain y sin juegos previos, lo introdujo en ella. Por su parte, Kain la tomo de las caderas y sin contemplaciones, la obligo a aceptarlo por completo. Cristina llamo a dios en ese momento, sin embargo, ahí no se detuvo. Kain la tomaba de las caderas, la rotaba sobre su miembro y machaba su interior de forma constate. Así le gustaba a Cristina, un poco fuerte, un poco rudo "que tope" le decía ella mientras lo hacían. Hasta que después de tres minutos, Cristina se contrajo completamente y acabo mientras abrazaba a Kain con todas sus fuerzas.
Kain la beso durante un tiempo y la dejo acostada al lado de Maaya, la cual todavía no se recuperaba de la vez anterior. Entonces Kain se dirigió a Victoria, la cual lo esperaba indiferente. Kain solo se rio y la tomo de las mejillas y la beso. Victoria no se hizo de rogar y le devolvió el beso mientras tomaba el miembro de Kain con su mano derecha y lo estimulaba. Kain se sintió más que dispuesto y la llevo a una esquina de la habitación, en donde había una viga de madera. Le ordeno a Victoria que colocara sus manos sobre la viga y levantara su trasero. Victoria lo hizo y Kain miró ese carnoso trasero redondo. Paso sus manos contorneando las caderas hasta llegar a las nalgas y la nalgueo. Victoria lo miraba con anticipación, una mescla de descaro y calentura. Kain ya no aguanto más y entro en ella. La embistió bastante fuerte y la tiró del pelo mientras seguía manteniendo un ritmo constante. La postura de Victoria poco a poco se fue desmoronando y cuando ya llegaba al suelo, Kain la acostó sobre el tatami y la siguió haciendo, hasta que Victoria se contrajo y lo abrazo mientras lo rasguñaba en la espalda. Kain al poco después, acabo dentro de ella con todas sus fuerzas. Si fuera un poco más débil, pensó que Victoria succionaría su vida si pudiera.
Al final, los dos se miraban el uno al otro, entre sonrisas y jadeos. Se besaban mientras trataban de prolongar el agradable momento