Con gran parte de la familia Dragonroad funcionando a toda máquina, el proyecto comenzó a tomar forma. Las primeras casas construidas con magia de tierra estuvieron listas para entregar. Se posicionaron al borde de la ciudad. A medida que se las ofrecían a la gente, estas se cambiaban y a su vez se iban eliminando las casas viejas.
Cabe decir que como en todos los proyectos, hubieron dificultades. Principalmente fue la desconfianza de la gente local y la reticencia de los viejos a dejar sus viejas casas. Eran según sus palabras "sus viejas compañeras en donde habían construido sus vidas". Cuando Kain escucho esto a un anciano, tuvo las ganas de arrancarle la cabeza. Para Kain esto no era mas que un recuerdo de una mala vida. Una de las tantas casas que contribuyeron a fomentar la miseria de la misma ciudad. Incapaces de revelarse, prefirieron vivir resguardados como ratas y cerrar los ojos a todos los males que habían. No obstante, solo se limito a asentir e ignoro al anciano. A lo mejor el vejestorio envuelto en telas y suciedad creía que le iban a rogar, pero no fue así.
Kain confiaba en que los resultados convencerían a la gente y así fue. Las primeras personas le contaron a sus conocidos lo cómodo y lo lujoso que era la construcción. Lo practico que eran los pequeños aparatos que tenían las casas y que ya no tenían que ir a buscar agua a los pozos. Esto último en específico fue un gran plus, ya que significaba para una persona tener que hacer tres o cuatro viajes al pozo durante el día. Mucho esfuerzo y tiempo desperdiciado. Así que cuando Kain y sus ayudantes aparecían, la gente los iba a ver y le preguntaban cuando estarían listas las próximas casas.
Cómo hubo un robo, porque lo hubo, Kain opto por fabricar de a diez casas cada semana. Creo un plan y armo un plano para que la gente fuera entendiendo cuando les iba a tocar cambiarse. No obstante, de toda esta situación, Kain volvió a entender que su trabajo y sus esfuerzos eran limitados. No podía abarcarlo todo. El hecho es que el primer robo de un dispositivo de agua ocurrió a las dos semanas siguientes y el perpetrador, fue el mismo viejo que no se quería cambiar de casa. Después de eso, cinco tipos se juntaron y encontraron a Kain solo un día. Fueron con palos, cuchillos y fierros a decirle que las próximas casas serían para ellos.
Cómo resultado, se llevó a cabo otra examinación de la gente y cincuenta personas más fueron purgadas de la ciudad. Originalmente la ciudad de Lapan, tenía una población de mil personas. En estos momentos solo quedaban cuatrocientas personas. Fue un asunto serió en muchos sentidos, ya que la mala vida y las malas costumbres, quedaban en el estilo de vida de la gente. Kain no sabía si tomar una decisión más drásticas y eliminar a toda la población. Era gente que había vivido en un mal lugar y muy posiblemente no pudieran olvidar las viejas costumbres.
Al final, gracias a la intervención de sus esposas, las cosas solo llegaron a este punto. No hubieron más purgas, a cambio, se instauro un municipio y se establecieron reglas para poder vivir en la ciudad. La gente al verse protegidas, con trabajo y cómodas en sus casas, las aceptaron. Fueron las típicas leyes de convivencia.
Ahora, yendo a otro punto, Kain encontró resistencia al hablar con Elías. Para su hijo daba igual en donde estuviera, mientras pudiera trabajar en sus inventos estaba bien. María era otra persona que estaba bien mientras pudiera seguir haciendo sus negocios y creciendo como comerciante. El gran problema fue Silvia, sin contar que todavía no había llegado a la mayoría de edad, era la luz de Perugius. Así que este último se negó a que Silvia fuera a un lugar abandonado de la mano de dios. Elías converso con él, lo acompaño María y Silvia, también fueron respaldados por Sylvaril, pero nada fue suficiente. Todo fue a peor después de la reunión. Perugius corto la comunicación con los círculos de transferencia e impidió que cualquier persona de la familia Dragonroad entre al castillo Triturador del Caos. Por otro lado, Elías le dijo a Kain que Perugius había puesto bajo arresto a Silvia.
-o-
-Bien, empecemos- dijo Kain en uno de los círculos de transferencia del castillo Triturador del Caos. En estas cosas se entendía que el gran Perugius no era el dueño original del castillo. No entendía que mientras los círculos de transferencia tuvieran energía, siempre podían comunicarse con otros círculos nuevos. Cada círculo por motivos geográficos producía su propio "sonido" y si un círculo nuevo lograba resonar con el ese "sonido", se producía la conexión.
Ahora Kain estaba en la magistral sala de transferencia del castillo y los doce sirvientes de Perugius lo rodeaban. La sala circular seguía manteniendo su ordenada y limpia estructura. Con murallas blancas y un piso gris, todo de corte liso.
-Gracias por el gran recibimiento- dijo Kain en broma
El resto de los familiares no se tomaron para la risa su presencia, eran grandes problemas si él venía con malas intenciones. ¿Quién entendía la estructura del castillo y sus mecanismos mejor que el propio mecánico que los arreglo? Por supuesto, solo el mecánico, en este caso Kain. Cómo prueba de ello, él está aquí. Se supone que Arumafí había roto todos los círculos de transferencia que tuvieran alguna conexión con el castillo, pero al parecer no sirvió de nada.
-¿Cómo llegaste…?- iba a preguntar Arumafi pero fue interrumpido, su expresión no se pudo ver por la blanca mascara de gato, pero por su reacción emitió un tinte de preocupación.
-¡Silencio!- dijo Sylvaril en un tono profundo, aunque llevaba la máscara de pájaro, su boca dibujaba una mueca de disgusto.
-Kain- dijo Sylvaril dándole la espalda -sígueme-
-¿Estas segura Sylvaril?- pregunto Arumafi como queriendo expresar la preocupación de todos los once espíritus sirvientes. Todos ellos enfocaban su atención en la dama de alas grises.
-Puede que mi relación con Perugius este un poco astillada por toda esta estúpida discusión, pero sigo siendo la señora del castillo, no me contradigas-
-Cómo usted ordene, según el mandato de nuestro maestro, te escucharemos- dijo Arumafi y realizo una leve reverencia y el resto de los diez sirvientes hicieron lo mismo.
Después de eso, Sylvaril y Kain salieron de la sala de transferencia seguidos por los once sirvientes. Avanzaron por uno de los pasillos que mantenían los mismos matices que la sala de transferencia, paredes blancas y pisos grises. Las pisadas se escuchaban apagadas mientras seguían avanzando por el corredor con dirección a la gran terraza de Perugius, un lugar en donde solo él y su familia podían entrar. Mientras avanzaban, la pared derecha de vidrio les permitía ver las nubes blancas y el cielo azul. Por otro lado, a la distancia se veían ciudades extendidas por toda Asura, desde esta altura se veían como pequeños puntos que conformaban una línea en sig sag. No obstante, era difícil disfrutar de la vista. Lo único que podías hacer era avanzar por el pasillo, escuchar las pisadas y mirar como las nubes pasaban.
Al cruzar dos pasillos y doblar a la derecha por un tercero, se acercaron a un lugar con una única puerta estrecha, de color blanco y un dragón calado en el frontis. Los once familiares se detuvieron y se apostaron a los lados de la muralla que antecedía. Sylvaril por otro lado, se acercó y giro la manilla dorada que con un suave clic, permitió ingresar en la terraza de Perugius.
Sylvaril avanzo y dejo pasar la luz al pasillo, luz natural, luz saludable. Ella le dijo a Kain mientras sostenía la puerta desde el otro lado -ven, pasa-
Kain asintió con una sonrisa y al cruzar la puerta, Sylvaril la cerro para que nadie más pasara.
Kain se encontró con un gran pastizal que se dividía en tres niveles, cada nivel solo se extendía diez metros de largo y se elevaba por veinte centímetros. Iban escalando como si fuera una gran escalera de pasto de tres peldaños. En la parte superior habían una pérgola y bajo ella, estaba Perugius sentado en una silla, con una mesa entre medio de él y Silvia, la cual también estaba sentada.
Kain avanzo por el pastizal produciendo un agradable siseo generado por el roce de sus botas. Podía ver como Perugius había colocado árboles y arbustos. Había traído hasta pajaritos para que habitaran esta terraza. Todo para complacer a su niña, que pronto dejaría de serlo. Silvia solo era un año más joven que Sakura e Ibania y estas últimas ya andaban pensando en los chicos. Kain soltó una risita al recordarlos.
Él las encontró haciéndole ojitos a un tipo bastante bien parecido, era un aristócrata de Asura que venía a hacer negocios con Victoria. No obstante, el tipo ni siquiera hizo una mueca. Vio a Kain y se quedó congelado he hizo como si las niñas no existieran. Sakura e Ibania solo tienen doce años y el tipo tenía más de veinte. Kain no puede ser hipócrita y decirles que no tengan una relación con un tipo mayor, ya que él mismo está en los dos extremos. Por una lado tiene a Therese la cual tiene un poco más de veinte años y por otro lado, tiene Barbara, la cual tiene un poco más de cincuenta. No obstante, estas niñas no saben nada de la vida, así que Kain las regaño y les tiro las orejas. Después se las dejo a sus esposas, las chicas saben cómo funcionan las chicas y les explicaran mejor cómo funciona el juego. Si le tocara a Kain sermonearlas, lo más probable es que se volvería idiota y poco menos que les diría que no miren a nadie.
Una vez que Kain surco los tres niveles de pastizal y llego al frente de Perugius, pudo ver como no era bienvenido. Perugius lo miraba con sus pupilas amarillas, como una serpiente mira a su enemigo natural. Tomaba una taza de té con su mano derecha y sorbía la bebida, pero en ningún momento le quito los ojos de encima. Por otro lado, a Silvia se le ilumino el rostro al ver a Kain, quería levantarse y darle un gran abrazo. Pero su situación no era la mejor, así que solo levanto su pequeña mano izquierda y la movió como para decirle "hola".
Por su parte, Kain puso una sonrisa llena de confianza y le dijo -niña, ve con tu mamá, los viejos tenemos que hablar-
No obstante, Silvia no se movió, miró a su padre esperando que le dijera algo. Perugius apretó el ceño tanto que se le marco la frente y asintió con solemnidad.
Silvia se levantó, iba pasando al lado de Kain, pero se devolvió y le dio un apretado abrazo. Kain soltó una risita y solo le acaricio la cabeza. No obstante, notó que alguien estaba disconforme, Perugius puso un rostro amargo. Sin embargo, cuando Silvia lo vio cambio su rostro a uno más natural, pero su mueca de desagrado, no escapo a la vista de Silvia. Ella se acercó y también le dio un abrazo y un beso en la mejilla. Algo que mejoro mucho su cara de pocos amigos.
Después de eso, Sylvaril y Silvia se fueron tomadas de la mano.
Kain por su parte, se sentó a donde estaba Silvia y miró a Perugius con una sonrisa. Sin embargo, su gesto no fue correspondido. Ni siquiera, el siempre educado y cortes Perugius, le ofreció una taza de té.
-Veo que con la edad tus modales se están echando a perder Perugius- dijo Kain en broma. Saco una botella y dos copas y las dejo sobre la mesa.
-¡Cállate!- dijo Perugius molesto, golpeo la mesa con su mano derecha y la hizo saltar de revote. Kain alcanzo a sacar la botella y las copas, de lo contrario hubieran salido volando cómo la taza té de Perugius.
-Le andas metiendo basura en la cabeza a mi hija- continuo Perugius -ella es demasiado joven para tomar tal responsabilidad, mucho menos para lidiar con esas personas-
Kain no se alteró, se mantuvo sereno, volvió a dejar la botella y las copas en la mesa y lo quedo mirando. Soltó un suspiro y negó con la cabeza cómo diciendo que Perugius era un tipo sin remedio. Después de eso, tomo la botella, saco el corcho y sirvió ambas copas. Deslizo una de las copas a Perugius y este último movió su nariz en un leve gesto de olfateo.
-¡Maldito seas, Kain Dragonroad!- dijo Perugius en un fuerte tono, tomo la copa en un gesto brusco y probo el vino. Era lo que él pensaba, Kain había traído uno de sus mejores vinos para tentarlo. Perugius pensó que lo iba a beber, pero de ningún modo iba a ser convencido, incluso si esto era una delicia.
Kain solo soltó una risita al ver como Perugius ponía cierta resistencia y no quería demostrar que le gustaba el vino. Pero era claro. Si te sirven una copa llena hasta la mitad y te la bebes de dos largos sorbos, es porque algo bueno debe de haber.
Perugius termino la copa y la puso delante de Kain con un gesto brusco. Lo quedo mirando como diciéndole que se diera prisa y le sirviera de nuevo.
Después de la cuarta copa los ánimos se calmaron un poco y Kain entendió que era el momento propicio -dime ¿Por qué estas tan molesto?-
Perugius puso un rostro serió ignorando que hace solo un segundo bebía felizmente y le dijo -porque Silvia es demasiado joven para acompañar a tu hijo en esa tarea. No la quiero metida en el desierto, no la quiero metida en medio de esa chusma. Ella es demasiado inocente, cualquier idiota se puede aprovechar de ella-
Kain relleno su copa y le pregunto -En ese caso ¿Cuándo crecerá? ¿Cuándo estará lista para valerse por sí misma? Ni siquiera la quisiste dejar entrar a la universidad de magia. Sus únicas amigas son Sakura e Ibania ¿la piensas mantener aislada del mundo? Ridículo-
-¿Y qué hay de malo en eso?- pregunto Perugius en un tono mordaz -¿Qué puede necesitar ella del mundo exterior? Aquí lo tiene todo, aquí está segura-
-Por ahora-
Perugius escucho a Kain y quedo confundido -¿A qué te refieres?- pregunto
Kain golpeo la mesa con la punta de su dedo índice como si puntualizara una idea y dijo -no vivirás para siempre. En un futuro, a lo mejor no tan cercano, pero próximo. Te enfrascaras en una lucha contra Laplace, puedes morir en ese momento. Dime ¿Cuántos de tus camaradas no murieron en esas guerras hace cuatrocientos años?. Ahora estas solo Perugius, solo tienes a tus sirvientes, muchas cosas han cambiado, para empezar estas viejo. ¿Qué pasara si tú no estás? ¿Qué pasara si tú mueres?-
-Maldición, deja de decir mierda- grito iracundo Perugius y apunto a Kain -por eso le estoy confiando a tu hijo lo más preciado que tengo-
Kain no se inmuto por el desvarió de Perugius y dijo en un tono calmado -pero ahora, que mi hijo va a emprender una tarea, le quitas la confianza que le diste y le impides ver a tu hija. Ella no es como tú, Perugius. Ella no ha visto el mundo que has visto tú. Ella apenas conoce que lo hay bajo esta nave y lo poco que sabe, es porque nosotros, sus amigos, se lo contamos-
-Maldición- murmuro Perugius y se cruzó de brazos mientras pensaba -¿Qué sugieres maldito elfo?-
-Para empezar déjala hacer el viaje junto con Sakura e Ibania. Silvia es una maga de nivel avanzado, pronto llegara a santo, no debería haber problema- dijo Kain de lo más calmado, como si fuera algo de rutina.
No obstante, Perugius no se lo tomo a bien y salto sobre la mesa para caer sobre Kain y zamarrearlo del cuello de la camisa.
-Maldito elfo demente ¿Cómo se te ocurre pensar en mandar a mi avecilla en ese viaje suicida?- pregunto Perugius gritando y zamarreando a Kain con fuerza. Este último sentía que alguna parte de su cuello se había rotó -¿quieres matarla, hijo de puta?-
Kain tomo a Perugius de las manos para detener el zamarreo, ya estaba sintiendo que su cerebro estaba dando vueltas dentro de su cráneo. Perugius se detuvo y Kain le dijo -van a estar bien, no es como que van a pasar por la zona de conflicto. Además, van a ir custodiadas por mi mujer, ella es una emperadora de la espada-
-¿Estás seguro?¡¿Estás seguro?!- pregunto Perugius gritando -porque si le llega a pasar algo a mi avecilla, aunque caigas en el infierno, te iré a buscar, Kain Dragonroad-
-Seguro, seguro, cien por ciento, no dejaría que mis bebés pasen por algo difícil-
-No te creo maldito- dijo Perugius retomando su zamarreo -tus muchachos me contaron que poco menos que los lanzaste a la madriguera de las bestias para que se volvieran buenos guerreros. Maldito, inhumano, si haces lo mismo con mi avecilla te matare-
-No lo haré, no haré, lo juro, ahora suéltame-
Perugius lo soltó dándole un empujón y se fue a su asiento. Ni siquiera espero a que Kain se levantara y tomo vino directamente de la botella -te lo juro- dijo -si algo le llega a pasar a mi niña, ni Orsted te salvara-
Kain se levantó con una camisa de cuello holgado y varios botones de menos. Solo pudo soltar una risita cuando escucho a Perugius y le dijo -te estas poniendo viejo Perugius, tienes que dejarla ir. Además, deja de llamarla avecilla. Cuando tenga más amigos, te odiara si la llamas así. Créeme, te lo dice la experiencia-
Perugius en un estado molesto, le dio un profundo trago a la botella y le respondió -cállate, que sabes tú, mi hija me ama no importa donde este-
Kain negó y solo pudo anticipar el tiempo que pase Silvia en la universidad y como va a madurar. En ese momento, Perugius se va querer morir cuando le digan "me avergüenzas delante de mis amigos, te odio, me has arruinado". Kain soltó una carcajada al pensar la cara que pondrá Perugius.