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Interludio - Madam Purplehorse 5.2

En la tarde de ese mismo día, como a eso de las cuatro de la tarde, Kain y Cristina dejaron la empresa. Caminaron haciendo todo el camino al hotel, que como pidió Victoria, ahora era de la familia Dragonroad. Una vez que Kain y Cristina abandonaron la zona industrial y pasaron a la zona residencial, el flujo de personas en las calles cayo de manera drástica. Por el cielo gris, mucha gente decidió que no era un buen día para salir a pasear. Una vez que llegaron al hotel, fueron recibidos por el nuevo administrador. Un tipo mayor, de pelo café, con canas similar al dandi mayordomo de la familia Latreia. El tipo se había presentado con propiedad, creyendo que arreglaría muchas de las deficiencias del hotel y así lo hizo. Así que después de estar medio año trabajando a prueba, se quedó con el puesto.

-Buenas tardes, lord Dragonroad, buenas tardes madame Cristina- dijo Hans, el administrador

-Buenos tardes, Hans- respondió Kain, iban con Cristina tomados de la mano y se detuvieron a un metro del administrador.

-Lord Dragonroad, todo lo que solicito esta listo. Lo dejamos en la habitación- agrego Hans con una actitud calmada y profesional

-Muchas gracias Hans ¿llego mi esposa?-

-Sí señor-

-Excelente, lo otro ¿Cómo ha funcionado el mecanismo?-

-Es una maravilla, cómo se esperaba del lord-

-Hans, sabes que no me gustan los lisonjeros-

-No es lisonja, señor. Solo hoy recibimos veinte reservas para la próxima semana. Incluso estoy teniendo problemas con los cupos. Los clientes que probaron el mecanismo de ascensión quedaron maravillados con el funcionamiento-

-Eso es normal, después de todo, debería ser único en el mundo. Ya sabes que hacer si viene algún tipo a solicitarte un mecanismo igual-

-Sí, dar su nombre y enviarlos a las oficinas Dragonroad-

-Así es, sobre todo ten especial tacto con la nobleza. Esa gente a pesar de que tratan de vulgares a todo el mundo, no conocen el respeto por el prójimo-

Hans asintió con firmeza.

Después de eso, Kain y Cristina caminaron hasta el ascensor. Divisaron a un hombre al lado de la plataforma de elevación (llamada así por Kain). Esto se debía a que debajo de la plataforma de elevación había una agujero de unos dos metros de profundidad, así que si alguien se acercaba, no tenían como impedir que se cayera. Por lo tanto, colocaron a una persona apostada para que les explicara a los clientes el funcionamiento y los peligros del mecanismo. Kain saludo de manera relajada al tipo y este último se puso firme como si fuera un soldado. Dentro de todo, era una persona de bajo estatus en el hotel y como era el nuevo, lo habían mandado a hacer la vigilancia.

Una vez que Kain y Cristina se subieron al mecanismo de elevación, se posaron en medio, sobre una especie de botón de piedra y el dispositivo se empezó a elevar. La plataforma de elevación, era una enorme piedra cincelada con una forma circular y de base plana, con una capacidad de transportar a diez personas. El hotel en total poseía dos de estos dispositivos, uno que llegaba al piso cinco que era de uso público y otro, que era para uso exclusivo de Kain. El cual estaba al otro lado del edificio en el mismo piso cinco y llegaba al piso diez.

Mientras la plataforma de elevación llegaba al piso cinco, Cristina tuvo el tiempo de preguntar -¿Cómo funciona?-

Kain a su lado sonrió y le dijo mientras gesticulaba con las manos -la base por debajo tiene un sistema de magnetismo activado por un circuito de mana, el cual es accionado una vez que pisas esa piedra redonda- apunto al botón de piedra en el suelo -activa el circuito y la plataforma se eleva hasta alcanzar su destino-

Después de eso, se detuvieron en el piso cinco y caminaron hasta el otro extremo del pasillo. Kain abrió la última puerta y se encontró con una plataforma más pequeña. Si la del primer piso podía llevar a 10 personas, esta plataforma solo podía elevar a cuatro personas. Por ende el espacio era más reducido.

Una vez que subieron a la segunda plataforma, Cristina pregunto otra vez -¿De donde sacaste la idea?-

Kain sonrió al recordar ese lugar y dijo -de una ciudad llamada Lothric-

-¿Dónde es eso?-

-En un lugar muy, pero muy lejano-

Después de eso llegaron al décimo piso y caminaron por un pasillo hasta la mitad, en donde había la única puerta. Entraron al penthouse y se encontraron con una tremenda sala de estar. Casi tan grande como la de mansión de la playa. Toda la pared y techo que tenían vista al mar, habían sido remplazadas por un techo de vidrio que descendía formando una pendiente. Por ende, era visible gran parte de la ciudad y del mar. En el centro de la sala de estar, había una enorme alfombra de más de cuarenta metros cuadros y un lujoso juego de sillones de cuero sobre ella. Al centro de la alfombra había una mesita de cristal.

Las pisadas de Cristina y Kain hacían eco por toda la sala de estar. Por una parte Cristina hizo lo de siempre, dejo su bolso sobre la mesa de centro y se quito los zapatos. Era una delicia andar sobre la alfombra con los pies descalzos.

Por otro lado, Kain estaba buscando a su amorosa esposa. Se suponía que hoy vendría Reida. Le tomo bastante tiempo convencerla de que accediera a este encuentro. Una porque no le gustaba que Kain tuviera muchas esposas, a pesar de que ella era una de ellas. Y dos, porque a pesar de haber aceptado la poligamia de Kain, Reida seguía siendo una conservadora seguidora de San Millis. Así que para Reida era un no-no, compartir el sexo de su marido con otras mujeres. El amor se daba entre dos personas, ese era su razonamiento.

Kain avanzo por la sala de estar y se dirigió a la cocina. Casi al llegar al dintel de la puerta empezó a escuchar un tarareo alegre y divertido. Una voz melodiosa cantaba una canción alegre, casi primaveral, a pesar que afuera estaba nublado. Una vez que cruzo el dintel y entro a la cocina, Kain se encontró a una mujer desnuda en un delantal blanco. Estaba friendo algo en un sartén. Su pelo rubio caía hasta sus hombros, dando paso a una delicada espalda, de piel firme y tersa. Una vez que la espalda se conectaba con las caderas, daba paso a la unión de dos grandes colinas que se unían dejando una línea en medio. Kain recordaba como llamaban a este tipo de caderas, forma de pera. Ya que empezaba con una delgada espalda y terminaba en un grueso y carnoso trasero.

Kain avanzo por la cocina, aparte del constante chirrido de lo que se estuviera friendo, solo sonaban las pisadas de Kain. Este último llego detrás de Reida y la abrazo. Reida soltó una risita y giro su cuello para que él la besara. Kain la beso y en simultaneo, paso sus manos por las caderas de Reida, viajando a su vientre plano como una tabla y subiendo hasta alcanzar las pequeñas tetas. Según Kain, aficionado a las tetas grandes, todas las tetas merecían su consideración. Por ejemplo, las de Reida eran pequeñas, pero sensible y lindas. Podía con facilidad, meterse una de ellas a la boca y saborear todo. Este era uno de los encantos que sus otras esposas no tenían, ya que por ejemplo, antes de poder meterse la teta de Catalina en la boca, se ahogaría. Pero dejando los delirios de lado, Kain abrazo a Reida sintiendo su piel firme y tersa, cortesía del constante entrenamiento de la anterior, Dios del Agua.

-¿Cómo estás?- le pregunto Kain susurrándole y dándole una pequeña mordida en el lóbulo del oído derecho.

Reida se concentró en lo que estaba friendo y sin nunca dejar de sonreír, le respondió -bien, esperándote-

-Me podrías haber esperado un poco mas, podríamos haber hecho el almuerzo juntos-

-Mmmm- dijo Reida con cierta desconfianza -si hubiera hecho eso, puede que no hubiéramos almorzado. Eso que tienes apegado a mi trasero me dice que tienes mucha energía-

Kain soltó una risita, este grande y contorneado culo, lo tentaba. Le dio un beso en el hombro derecho, seguido de varios chupetones por toda la línea alrededor del cuello. Mientras tanto, movía sus caderas rosando el culo gordo y lindo de Reida. Ella soltó un gemido, quería concentrarse en lo que estaba haciendo, pero por alguna razón, hoy los besos se sentían mejor que de costumbre. Si antes eran una delicia, hoy se sentían intoxicantes.

Kain siguió moviendo sus manos por las pronunciadas caderas hasta agarrarle el trasero con ambas manos. Masajeaba la carne y la extendía dejando ver un pequeño agujero entre medio de las dos grandes colinas.

-Espera- dijo Reida con el pulso acelerado, sentía como bombeaba su corazón con mayor frecuencia.

-No quiero esperar- le susurro Kain al oído. Hoy era un día para ventilar toda su pasión.

-Solo un poco, puedo botar esto- dijo Reida sintiéndose más y más calientes. El roce constante la había prendido. Kain asintió y ella apago el fuego y tomo el sartén para depositar el contenido sobre una olla. Después de eso, ella se fue a la mesa en el centro de la cocina y se sentó sobre ella. Levanto la parte baja de su delantal dejando ver una vagina carnosa, casi hundida entre dos carnosos muslos e hinchada en el montículo de venus. Kain sonrió y se iba a agachar para saborear la jugosa hendidura, pero ella lo detuvo poniéndole la punta de sus dedos sobre la frente. Kain miró hacia arriba y ella le dio una sonrisa coqueta.

-Porque no solo entras, hoy puedes ser rudo. Siento que hoy esta bien ser un poquito salvaje-

Kain asintió a la solicitud, se levantó y la beso en los labios. Primero besando el labio inferior, mientras digitaba abajo con su dedo corazón. Podía escuchar en jadeo de Reida y como movía sus caderas tratando de acercarse más a los dedos. Por su parte, Kain probo los labios por completo, deslizo su lengua dentro de la boca de Reida y también su dedo corazón más abajo, a la altura en donde ella estaba más húmeda. Al mismo tiempo, Reida desabrochaba el cinturón de Kain, tiraba de la camisa y después desabrocho el botón del pantalón. Ella soltó un "jejeje" cuando toco el calor tubular que se levantaba desde la pelvis. Separaron sus labios y ambos miraron hacia abajo.

-Vamos, entra- dijo Reida emitiendo una sonrisa coqueta.

-Aquí voy- dijo Kain, primero tomo su pene con la mano derecha restregándolo un poco, después apunto y se deslizo poco a poco. Escucho a Reida quejarse, pero ella dijo que estaba bien, así que hizo su camino y entro en ella.

-¿Cómo esta?- pregunto Reida con una voz llena de deseo

-Esta húmedo y apretado, cómo a mi me gusta-

-Entonces dame lo que es mío-

Kain comenzó a mover sus caderas mientras pasaba su pulgar por encima del clítoris. Por otro lado, Reida empujaba la cabeza de Kain a sus tetas. No tenía ninguna confianza en ellas, menos con sus otras competidoras que prácticamente tenían entre cinco a siete veces más que ella. Pero su marido siempre le dijo que le gustaban sus tetas, así que ella trataba de complacerlo mientras sentía que se está derritiendo. Continuaron su intercambio apasionado durante tres minutos, hasta que Reida dejo de abrazar a Kain y apoyo sus manos sobre la mesa y tiraba su cuello hacia atrás. Por otro lado, Kain la había tomado de la cadera con ambas manos y seguía machacando el interior de Reida. Sin embargo, cuando pensó que iba a acabar. Reida se hizo hacia adelante para abrazarlo y acabo. Lo abrazo mientras jadeaba y retorcía sus caderas. Le pedía besos y él se los daba. Hasta que pasado un minuto, se acabó y Reida quedo lánguida y jadeando. Por su parte, Kain quedo a medio camino, pero solo se dedicó a abrazarla.

Por eso Kain no tuvo problemas desde un principio con Cristina, aquí estaba su primer "agujero fácil" como las llamaba Catalina. Reida también era una mujer con poco aguante. Sin embargo, a diferencia de Cristina, Reida se había endurecido durante los años para dejar que Kain la use y se corra. Prácticamente en ese momento Reida no hacía nada y Kain la utilizaba como un agujero de carne para correrse. Reida disfrutaba en ese momento, ya que al estar sensible, acababa una y otra vez.

Por otro lado, mientras Kain seguía moviéndose en el interior de Reida y la hacía gritar de placer. Cristina los miraba desde el dintel de la puerta.