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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · Urbano
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406 Chs

228- Diversión en el Palacio MSin

Cuando Rafael entró, encontró a Marissa colocando platos delante de los niños. Emily ya los había hecho sentar.

—Guau. Ya volviste —dijo Marissa emocionada y le dio una palmada en el hombro—. Ahora ayúdame, pon estas cosas, señor.

Rafael sintió la culpa invadir su corazón. Todo lo que estaba haciendo, era por ella. Pero ella no estaba consciente de ello.

Y tenía derecho a estarlo.

Pero no podía admitirlo delante de ella.

—Claro, fresa —entró en la cocina para recoger la olla de sopa.

—¡Este es el mejor desayuno de todos! —sonrió al escuchar la voz de Alejandro viniendo del salón.

Finalmente había empezado a disfrutar de la presencia de su padre en su vida.

Rafael se unió a su familia en la mesa y se sintió incómodo y feliz al mismo tiempo. Una combinación peculiar.

Esta era su familia. Él era responsable de su felicidad y salud mental, y se prometió a sí mismo hacerlo por toda su vida.

Pero, ¿por qué su corazón no estaba en paz?

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