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LOS BESOS DE MICHAEL (#1, Serie 4G)

Irina siempre supo que Michael iba a destrozar su corazón, pero, ¿por qué no intentarlo? Pensar así fue su más grave error. Derrotada tras recibir una retahíla de excusas por las cuáles deberían seguir siendo solo amigos, logró congelar sus sentimientos y cortar cualquier tipo de relación-comunicación con él para dedicarse a cumplir el sueño de toda su vida. Después de tres años Irina se ha convertido en madre soltera y es considerada una de las mujeres más influyentes y famosas de toda América y Europa; pero cuando todo parece ir a la perfección en su trabajo y en su vida personal, Michael reaparece en su vida adueñándose por completo del corazón de su hijo y pidiéndole una nueva oportunidad. Irina sabe que no es una buena idea permitirle que entre por segunda vez a su vida; pero, ¿podrá resistirse a los besos de Michael?

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8 Chs

Advertencia inesperada

—Maishel — dice, apoyando sus manitas sobre mi pecho y cerrando los ojos de nuevo.

Supongo que eso significa que quiere quedarse conmigo....

—Vale — susurro — Duérmete entonces.

Él asiente entre sueños y vuelve a quedarse dormido.

Cuando me vuelvo hacia Irina, está sonriendo. Arqueo una ceja en su dirección y ella rueda los ojos.

—Tu mente está viajando muy lejos, Michael. No empieces a dejar que tu ego se haga cargo. — mis cejas se disparan hacia el techo y ella se ríe por primera vez en toda la noche, haciendo que mi corazón lata incluso más rápido— Sin embargo, tengo que reconocer que debes de tener algo bueno todavía.

—Ah, ¿si?

—Vlieth no deja que nadie lo toque. — confiesa, estirando la mano para acariciar sus deditos que descansan sobre mi hombro — Ha pasado por algunas cosas… feas, y es muy desconfiado con todos — murmura con tranquilidad, deslizando su mirada por mi rostro — Pero al parecer tú le gustas.

—Entonces salió a su mamá, porque a mí también me gusta.

Ella abre la boca para responderme, pero nos interrumpen unas señoras que se acercan demasiado exaltadas por la emoción de poder conocerla. Yo sonrío y me muevo lejos para darles un poco de privacidad... y para que no despierten al niño con sus chillidos.

Irina se queda riéndose y escuchando todos los cumplidos que le dan, a pesar de que me sigue con la mirada a través del salón hasta que me detengo en una de las esquinas y me siento en un taburete junto a una barra.

A mi lado aparece una mujer de cuarenta y tantos que me observa con una sonrisa de complicidad. Me remuevo incómodo por su intenso escrutinio, y ella se ríe de mi reacción un rato después.

—Soy Anabel, la representante de Irina — lleva una agenda electrónica en la mano y me evalúa con mucha curiosidad durante unos segundos antes de afirmar: —Y tú debes de ser Michael.

Mi boca se abre por la sorpresa y sin poder evitarlo, desvío la mirada hacia Irina, que ahora luce bastante preocupada por verme en compañía de la misteriosa mujer.

—Bueno, si.

—He escuchado algunas cosas sobre ti… por no decir muchas. — dice, riéndose por mi expresión de sorpresa. — Pocas son buenas, sin embargo.

—No me sorprende.

—Pero a juzgar porque estás sosteniendo a su hijo…— deja la frase en el aire y se ríe con picardía — No debes de ser tan malo después de todo.

Sonrío con satisfacción.

—Parece que es el único que me ve realmente.

—Ambos sabemos que eso es mentira — dice ella, sentándose en el taburete contiguo al mío — pero ese no es mi asunto y me gustaría conservar mi trabajo.

Dejo escapar una carcajada, porque su sinceridad es refrescante. Tiendo una mano en su dirección y asiento con simpatía.

—Me caes bien, Anabel.

—Y tú a mi, Michael — palmea mi hombro y se inclina un poco hacia mi oído — Pero si haces que llore de nuevo, voy a dejarte sin huevos.

Estoy escandalizado por dos razones: no puedo creer que una mujer que recién me conoce me amenace con castración… y tampoco puedo creer que Irina haya estado llorando por mi.

Esto se pone cada vez más interesante.