—La manada de los aulladores oscuros.
Durante su viaje a casa, Talia estaba en un aturdimiento.
No podía creer que el Alfa Damon la sostuviera tan delicadamente. Era algo que nunca imaginó posible, pero sucedió.
El único indicador de que habían llegado a casa fue la pérdida de calor cuando él soltó su mano para abrir la puerta.
Talia observó a Damon mientras caminaba alrededor del coche para llegar a su lado. Ella colocó su mano en la suya cuando salió del coche, y justo cuando su calor se filtró en su palma, él la soltó, recordándole nuevamente que la magia se había ido.
Algo estaba atascado en la garganta de Talia, y ella no podía hablar.
El sonido de la voz de Stephanie desde la cocina captó la atención de Talia, y ella se movió en esa dirección robóticamente.
—Damon dijo que trabajaría desde su oficina —contó Talia—, pero ella no respondió. No podía.
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