Despues de que lográramos escapar del castillo del duque Argus gracias a Vel, ella me acompaño hasta afuera del bosque encaminándome hacia el donde podría estar Gran, luego de eso se despidió de mi, pidiéndome disculpa por cualquier cosa que haya hecho cuando estaba drogada, incluso en el viaje hasta acá tuvo uno que otro momento donde me quiso toquetear, lo que a estas alturas ya no me molestaba, si no que me era algo gracioso.
-Hasta aqui te acompaño desde aqui camina como te dije en esa dirección, no te detengas por nada incluso si no tienes que dormir, que ese hombre no vuelva a capturarme, créeme el es un orcus sin alma, de los peores de su clase Hero.
-Te hare caso, intentare llegar a Gran lo más rapido que pueda, y gracias Velaria, así se pronuncia correctamente ¿no?
A Vel se le pusieron muy rojas las orejas, y esta vez no pudo mantener su rostro totalmente inexpresivo sino que quedaba en claro que estaba complacida porque lo habia dicho correctamente.
-Si... así se pronuncia... si no te molesta me gustaria que me digieras Vel simplemente, como sea, dale mi saludo a Granet, también cuídate mucho en tu viajes, ese hombre es persistente... tal vez hablo demás porque creo que ya lo sabes, adiós.
Vel hizo un torpe gesto con la mano despidiéndose, y se dio media vuelta, era gracioso porque la chica tosca que era desagradable cuando me la encontré realmente era una mujer dulce, que no era honesta consigo misma.
Corrí hacia a ella abrazándola por la espaldas.
-Esto querías, ¿no?, ven a vernos cuando termines tus asuntos, así también puedes saludar a mi Gran tu misma Vel.
Era obvio que lo que decía Vel de que la soltara, difería mucho con sus intento para zafarse del abrazo porque apenas oponía resistencia, poniendo escusa que aun le quedaba efecto de la droga lo que no le permitía ocupar su fuerza, pero sus orejas rojas la delataban.
Ese fue el ultimo acto de bondad que vi en un poco más de dos meses, el viaje que debía ser de una semanas se volvio un viaje eterno, los hombres de Argus me buscaban por doquier, lo que me obligo a tomarme varios desvíos retrasando más mi viaje.
En uno de los días fui emboscada por unos ladrones, que intentaron violarme, y casi lo consiguen, me habian golpeado con un garrote en la rodilla lo me detuvo en el momento, por suerte en el ultimo momento logre sacar mi cuchillo clavándole la daga a ese hombre, y con demasiada dificultad mate a su compañero. Moverme despues de ese incidente era horrible hasta el día de hoy pisaba cojeando, tuve que entablillarme con dos pedazos de madera la rodilla que la sujete con dos pedazos grandes de tela que eran de mis ropas, pero necesitaba algo que me reforzara la pierna.
El dolor que tenia en mi rodilla rota, me hizo llorar en más de una ocasión, pocos días despues de ese incidente me quede sin comida pese a que alargue mis provisiones lo que más pude. Al menos agua siempre podía conseguir en los rios, y me detenía siempre a hervirla para evitar enfermarme por alguna cosa que podía traer el agua. Conseguir comido fue el problema con mi pierna en tal mal estado no podía cazar, apenas caminaba y me movía muy lento, cuando me desviaba a algún pueblo para buscar comida todos me gritaban, me llamaban demonio por mi ojos y mis facciones así que nadie se acercaba a mi, en un pueblo incluso intentaron matarme, me lanzaron piedras, un hombre me disparo con una ballesta donde el birote rozo mi hombro, por suerte la herida no fue muy grave, pero necesite algo de atencion.
Creo que no habia llorado tanto por tener mis facciones desde que Gran me ignoraba cuando éramos niños por creer que lo odiaba, me sentía rota, lo unico que quería era estar en los brazos de él, lo necesitaba más que nunca, pero la realidad era que sabia que el no llegaría de la nada a salvarme, ya habia pasado un mes, lo que significaba que la carta que escribí nunca le llego.
Mi estomago, como mi mente se volvían mis propios enemigos, pasaba varios días sin comer, de vez en cuando me arriesgaba con frutos y hongos que encontraba, por desgracia un día pense que iba a morir por comer algo que era venenoso, un hongo de color negro que me hizo vomitar por tres días, yo quería ya a este punto morir, seguir era doloroso, habia perdido las esperanzas de poder ver a la persona que amaba, caminaba sin rumbo media perdida, habia perdido peso por no poder alimentarme como correspondía, y cada día era suplicio levantarme. Un día pase nuevamente por un pueblo, como siempre me quisieron hachar de ahí, yo ya estaba con gripe, así que lo unico que quería era ayuda, y un hombre sin hogar se apiado de mi dándome un poco de pan que habia robado por ahí y pescado que habia obtenido de pescar, lo que me dio algo de fuerzas despues de no haber comido por cuatro días, incluso me comí hasta la cabeza del pez despues de pasarlo por las brasas en un rincón algo alejado del pueblo que no me quería.
Ese hombre se llamaba Enrique un antiguo soldado Ingles que habia perdido su puesto por no querer seguir una orden de matar niños Irlandeses, pero al menos me dio algo de comida que hizo que el refriado se pasara mejor.
Al día siguiente continúe mi viaje sintiéndome algo mejor, pero solo obtuve más de lo mismo, poca comida, mi pierna que en dos meses no habia mejorado solo empeoraba, tenia serios signos de desnutrición, al menos el resfrió se me paso con el paso de una semana, pero aun no sabia lo que había desatado con una simple gripe.
Ya habian pasado exactamente dos meses y casi dos semanas desde que me escape del castillo de Argus, nuevamente habia pasado cinco días sin comer, vi un pequeño pueblo costero, me acerque a él en buscando un poco de comida, pero seguí recibiendo más de lo mismo, desprecio y odio de la gente, que me miraba entre el asco y el miedo, asco porque en este momento parecía una vagabunda; el miedo por mi mirada que por desgracia siempre era confundida con una mirada de una especie de asesina loca.
Seguí caminando por la playa mientras cojeaba, en mi caminata me llamo la atencion un viejo faro, unas gotas empaparon mi rostro lo que indicaba que comenzó a llover, a lo que me llevo ir hacia el faro como si estuviera hipnotizada, tal vez porque me acordaba a mi historia favorita; la de la sacerdotisa Hero de Afrodita.
La puerta de la torre estaba rota, así que fue fácil entrar, lo difícil fue subir las escaleras con esta pierna, llevaba tiempo desde que la pierna no mejoraba así que me preocupaba de que lo que me sucedió ahí fuera permanente, aun así con subí hasta que me tope con un trampilla el cual tenia un candado que no me permitía pasar, pero me dio risa que el candado estaba amarrado a una cuerda así que con mi daga corte la cuerda y pude pasar a lo alto de la torre.
Desde ahí podía ver toda la costa, el pueblo y el bosque que estaba a los lejos, pero no podía apreciar mucho, ya que, con lo que me demore en subir y llegar a lo alto de la torre que fungía como faro que estaba en la intemperie, ya había anochecido.
Me llamaba la atencion que en el medio habia una especie de plato gigante lleno de aceite, lo extraño no era el plato al final un faro en esta época era así o con una pila de madera, lo raro era que estuviera repleta de aceite, cuando me acerque al borde pude darme cuenta que no habia manera de devolverme a la costa porque el agua habia subido un montón de hecho casi llegaba incluso cerca de la base del faro, lo que significaba que habia quedado atrapada aqui, pero nada me importaba ya, ni siquiera los fuertes vientos y la lluvia que caía sobre mi, contemple la caída como una salida a todo esto, pero no tenia la valentía de hacerlo.
Desenfunde mi daga, y comencé a golpear el borde del plato metálico que contenía el aceite para provocar chispas para que lo encendiera, varias veces logre las chispas cayeran sobre el aceite, pero no lo lograba prender, hasta que con un golpe de suerte lo logre, una llamarada gigante se elevo hacia los cielos, la contemplaba sabiendo que cuando se apagara probablemente mi vida se ira con ella, ya que no podría sobrevivir en la intemperie, y quería quedarme al lado de este fuego.
Lloraba de desesperación por lo injusto que fue todo, porque nunca pude tener algo con la persona que más amaba, con la única persona que necesitaba y nunca pude estar con el como yo deseaba.
Me deje caer sobre el barandal de la torre, recordando lo unico que quería.
-Quiero verte... mi Leandro... tú Hero te necesita.