Despues de dormir un rato, y que los demás estén más descansados, retomamos la búsqueda, pero no encontramos nada, llevábamos tres días sin éxito, lo que era frustrante, tenia miedo, mucho, además en las noches seguía visitándome el fantasma de Hel en mis pesadillas, lo que era horrible, despertaba casi todos los días llorando, asunto que se dieron cuenta todos.
-Gran, se nos acaba la comida, tendremos que desviarnos a un pequeño pueblo costero que hay hacia el este para poder reabastecernos y seguir con el viaje, además los caballos necesitan descansar, y tal vez, puede que este ahí, o alguien haberla visto.
-No es necesario ser tan condescendiente Will, entiendo que estemos cansados, si adelante, vayamos al pueblo.
Will puso su brazo sobre mi hombro, no dijo ninguna palabra mas y se ensillo en su caballo, yo me acercaba hacia Lay, pero Roja me detuvo.
-Te molesta si te llevo yo por un rato Gran.
-Si claro Amelia, gracias.
Ella me estiro su brazo para ayudarme a subir, lo que aun era difícil para mi. También habia intentado activar mi mayus en estos días, pero por mi sentimientos, mi mayus se descontrolaba facilmente así que ni siquiera eso podía hacer, era un inútil.
Una vez sobre el caballo de Roja, estuvo en silencio mientras cabalgábamos hacia el pueblo lo que era raro, porque habia supuesto que quería charlar conmigo, tal vez de la rara actitud de Lay con ella en estos días, ella se se habia vuelto acercar a ella, pero Lay se esforzaba demasiado.
-Gran agárrate más fuere de mi cintura, no quiero que te caigas.
-Si disculpa, estaba pensando en algo, ¿por qué quisiste que cabalgara contigo Roja?, no es que me moleste, pero es la primera vez que me lo pides.
-Mira, Lay, esta rara, tierna, pero no es como si fuera ella, la siento lejana, tú la conoces más que yo, por mucho que me moleste admitirlo, así que necesito saber que le sucede.
Me deje descansar en la espalda de Amelia para sobrepasar un poco toda la fatiga que sentía.
-Esta inquieta, quiere quererte, pero en parte se odia, siente que no te merece, sigue luchando con ella misma, intenta ir lento contigo, pero tú quieres ir más rapido, no te culpo, pero eso es lo que le sucede a ella.
-Lo dices muy seguro, ni siquiera dudas, eso no me gusta Gran.
-Querías mi opinión Amalia y ahí la tienes, querida.
Mi pelirroja amiga de cabella corto chisto un poco, enserio decía la verdad cuando le molestaba que yo supiera muy bien lo que siente Lay.
-Es fácil hablar contigo Gran, me agrada eso, a la vez me siento celosa de ti, me gustaría que Lay me viera con los ojos que te ve a ti, siento que te quiere más a ti, que a mi, eso es frustrante, siento que lucho contra la marea, y recuerdo que mi maestro siempre dijo que nunca luchara, si no que fluyera con las cosas, pero no quiero fluir si eso significa si tengo que dejarla.
-Eres linda Roja, se que le gustas a Lay eso es seguro, pero ella tiene mucho miedo de ella misma, solo sigue siendo tú, créeme si no le gustaras no se sentiría tan conflictuada.
Amelia soltó una de sus manos de las riendas del caballo y me acaricio una de mis manos.
-Me haces sentir bien con eso... Gran quería decirte otra cosa, tú no tienes la culpa de lo que sucedió, nada es tú culpa, esto paso por ordenes de unos desgraciados que creen que las vidas son un juego.
No puede evitar romper en llanto, me habia dolido, porque si me sentía totalmente culpable de lo sucedido a Hel, si yo le hubiera pedido que se quedara en la mansión, si nunca la hubiera dejado irse estaría viva.
-Suéltalo Gran, necesitas votarlo todo mi querido Sir, además tienes que centrarte ahora en los vivos, se que suena muy feo lo que digo, pero yo perdí a mis padres muy niña y luego a mi maestro, si nos perdemos en el dolor de la perdida, nos olvidamos de las personas que aun siguen en nuestra vida en este mundo... si sirve de algo ten el consuelo que al menos volvio al pozo de las almas junto a los Dioses.
El viaje prosiguió de lo más tranquilo despues de desahogarme en la espalda de Roja.
El pequeño pueblo costero era pequeño no habian muchas casas, y me dio algo de risa que habian quemado el letrero donde Inglaterra le habia puesto el nombre, y pusieron unas piedras apiladas con el nombre de "La pequeña Cymrus".
Tenían un pequeño puerto con algunos botes de pesca, algunas casas construidas de manera desordenada por el lugar y era bonito ver algunas casas que tenían pasto en los techos, un buena manera de aislar tu casa en esta época.
Algo lejano al pueblo habia una especia de torre que fungía como faro, pero estaba abandonado, uno de los lugareños llamado Minc nos menciono que durante la noche era imposible acceder a él ya que el agua subía demasiado y como habia rocas cerca del lugar no era recomendable acercarse a ese faro, sobre todo con los fuertes vientos que habian en esta época.
Al poco tiempo que paso desde que llegamos al pueblo se puso a llover, yo fui caminando a la única taberna que habia en el lugar, además, que estaba cerca de anochecer, algunos lugareños solían mirarnos con mala cara, aun así habian algunos que me llamaban la atencion porque era Ingleses que parecieran que adoptaron las costumbres
Me acerque a la barra del bar.
-Señor puede darme lo que sea que tenga para ofrecerme, pagare por cuatro almuerzos, hay unos amigos que también comerán conmigo.
-Eres Sir Gran supongo... este es un consejo, los tuyos no son bienvenido por acá, coman y lárguense, no tengo nada contra ti, pero probablemente a la gente del pueblo no le guste tú presencia.
Así que sabe quien soy, esto podría ser malo
-Tengo dos preguntas la primera, ¿Cómo es que un ingles puede vivir entre Irlandeses? y la segunda ¿es cómo sabe que soy Gran?
El hombre me puso un plato que no se veía muy apetitoso, pescado con papas cocidas y unas verduras, que no olía muy bien.
-Me case con una Irlandesa, bueno varios de aqui se casaron con gente de este hermoso país, y con respecto a la segundo, la cicatriz en la barbilla te delata, además sabemos que Willfest te sirve y fue lo primero que llegaron a comentarme que el famoso ex Sir Willfest andaba por estos lares.
Pese a mi pensamiento inicial el hombre era amable, y el plato sabia bien, simplemente el olor me era algo repugnante, pero muy buen sabor, incluso me hizo sentir físicamente bien, como si recibiera un subidón de energía.
-No esta mal, ¿no es así Sir Gran?
-Delicioso... si no lo hueles, pero esta muy bueno la verdad.
Fui interrumpido por mis amigos, el primero que se acerco fue Will, miro lo que estaba comiendo.
-Lo mismo que le diste a mi Señor, Percev.
Una chiquilla de unos quince años llego con una bandeja con los otros platos que habia pedidos para ellos, mire a Will porque me llamo la atencion que conociera al tabernero.
-Luche junto a él cuando tú tuviste que ser un crío más menos Gran, luego el se enamoro de una rubia de este país, deserto a la guardia y logro ocultar su rastro, y aqui esta.
-Will fue el que oculto mi rastro Sir...
-Basta con el Sir te lo pido, dime Gran, con eso me conformo Percev... crees que haya un lugar donde podamos quedarnos esta noche, preferiría poder dormir bajo techo.
Los demás se extrañaron por mi petición.
-No me agrada la idea, seré sincero, sobre todo tener que dejar la carnicera de la pradera y al demonio Ingles en mi taberna, pro si quieren pueden dormir junto la chimenea en el suelo, solo les ofrezco eso, ya que, le debo cosas a ese viejo decrepito de Willfest.
Percev habia mirado fijamente a Lay cuando dijo "la carnicera de la pradera"
La lluvia se habia intensificado afuera, estuvimos una hora charlando de lo que íbamos hacer. Will estaba preocupado porque nos acercábamos a los terrenos de Argus, y no teníamos ningun plan, además que si tuvo a Hero de prisionera, el debería saber de mí, habia que sumarle que ese desgraciado habia sido uno de los que asesino a la familia Venture de esta época, así que tal vez podría tener algo contra mi.
El problema es que a nadie se le ocurrió algo, estábamos todos en blanco ante este asunto y yo solo podía pensar en Hel y Hero.
Dos hombres entraron asustados, se acercaron directamente a Percev para pedirles una bebida caliente para poder calentarse un poco. Comenzaron a contarle sobre un demonio que habian visto cerca de la costa hace unas horas, me daba algo de risa, porque probablemente vieron cualquier cosa menos eso, así iban creándose las leyendas de los lugareños... Pensándolo mejor con todo lo que ya he vivido tal vez si podría creerme lo del demonio, pero no podía evitar que sin darme cuenta habia puesto una sonrisa en mi rostro, pero poco me duro, hasta que uno de los hombres que hablaba con Percev, menciono que la chica que habia visto tenia los ojos rojos como la sangre.