Entre sin más al prostíbulo, nuevamente comencé a sentir que mi mente tiritaba, era como si el odio me llamara a seguirlo, pero esta vez estaba intentando resistirme, aunque, esta vez no me importaba si trataba mal o no a Helen, solo quería malditas respuestas.
Comencé a caminar en medio de la sala de entrada, todos comenzaron a verme, incluso las prostitutas que bailaban habian parado de hacer su trabajo, tal vez era porque seguía cubierto de sangre, o tenia mal aspecto, o mi cara probablemente reflejaba el rostro de un lunático listo para matar, o tal vez todas las mencionadas.
-Gran me alegra...
Eso fue un mayus...
-¿Felia se encuentra Helen? - pregunte totalmente indiferente.
-Luces horrible, ven debes calmarte, querido.
Golpe suavemente la mano de Felia que intento tocarme.
-La única manera de que me calme es que hable con ella. - nuevamente sentí un tiritón que estremeció mi mente, esta vez mucho más fuerte.
Sin duda es un Mayus, pero es imposible, este muchacho es solo un humano.
-Gran no puedo dejarte ver a Helen en ese estado, además estas asustando a mi clientela, ¿por qué mejor no vienes un segundo a mi despacho? así te calmas.
-Calmarme... es probable que una persona que quiero vaya a morir y Helen tenga algo que ver Felia, solo voy a hablar con ella.
-Gran, cariño, es enserio, así como estas, si lo que dices es verdad no creo que vayas actuar de buena manera.
Nuevamente me aleje cuando Felia intento tocarme, suspire un poco para liberar algo de tensión que sentía.
-Si no me dejaras por las buenas Felia... como escudero de Sir Willfes, caballero que sirve a la corona, vengo a investigar a Helen Fress, por tener información delicada que daña los intereses del Justicar de Irlanda, y por ende a la corona misma. - dije gritando para que todos me oyeran.
Mucha gente comenzó a murmurar, probablemente mi acusación a una trabajadora del prostíbulo podría dañar la imagen del mismo.
-Entiendes que lo que acabas de decir meteré en problemas a Helen, ¿no es así?
-Felia me importa una mierda, una mujer que amo como una hermana va a morir... permiso ya acabe de hablar contigo.
La deje en el mostrador, no habia que ser un genio para saber que estaba molesta conmigo, o tal vez me odiaba por dañar la reputación del local, pero que carajos me importaba a mi.
Camine hacia la sala en que Helen trabajaba, como siempre los pasillos estaban adornados de gemidos de placer tanto de hombres como mujeres que cogían con total desenfreno en los cuartos a puerta cerrada.
Cuando habia llegado a la puerta que daba al lugar donde trabajaba Helen, escuche que estaba con alguien, pero no me importo llegue y entre bruscamente.
Helen se asusto por el portazo, lo mismo el sujeto que estaba intentando manosear a Helen.
-Gran...
Agarre al sujeto y lo saque a empujones de la sala, pese a sus protestas, en un momento intento enfrentarme, yo simplemente lo golpe en la cara, acto seguido lo lance fuera de la sala, y cerré la puerta con un portazo.
-Estúpido que te sucede el es un cliente, ¿Cómo se te ocurre... Gran estas lleno de sangre, te voy a tratar enseguida.
-No es mi sangre, ¿Sabias algo?
-Gran no te entiendo, no se de que hablas.
-El asalto de la torre donde escondían los impuestos.
-No como voy a saber sobre eso. - dijo mintiendo muy mal, que hasta yo fui capaz de percatarlo.
-Murió gente ¿sabes?, no pero que te va a importar a ti la muerte de unos ingleses, al final se trata de eso, cielos estas más podrida que yo. -Dije riéndome al final.
Helen tomo algo de aire.
-No me jodas Gran, estoy en mi trabajo, lárgate, no tengo ni siquiera que hablar de esto contigo.
-Los matamos a todos Helen, mas de 20 Irlandés que perdieron su vida por algo inútil, que buen plan.
El rostro de Helen se desfiguro, ella se acerco tambaleando hacia mi, creo que incluso quería vomitar.
-A todos menos a una Helen, mi deuda contigo y con Finley fue saldada, Fress quedo con vida, pero si no fue atendida es probable que muera, y me encargue personalmente que esa asesina traidora no pueda empuñar nunca más un hacha.
-¿Qué le hiciste a mi prima? - me decía mientras me sujetaba de la ropa.
A Helen le tiritaba las piernas.
-¿Qué mierda le hiciste, Gran? - Saco fuerzas para gritar.
-Le devolví lo que le hizo a Lay, ella es probable que muera, mi Lay por esa mierda de Fress, la misma que me vendió cuando pense que le agradaba, la misma persona a la que salve a su padre y me arrojo a los perros, Helen, agradece que no la mate, pero espero que se haya desangrado en algún lugar del boque.
Helen grito llena de odio, y me dio una cacheta.
-Todos ustedes ingleses de mierda, nosotros vivíamos felices antes de que llegaran, nuestras tierras eran prístinas, libres, hermosas rebosantes de vidas hasta que llegaron con su rey de mierda.
No pude evitar reírme de mala manera.
-Deja de hablar como si hubieras vivido ese momento, y déjame decirte Helen te equivocas antes de que los ingleses llegaran, ustedes ya tenían a los nórdicos metido hasta el fondo del culo, me das asco, al menos la mierda Fress tuvo el valor de empuñar un arma, en vez de seguir echando culpas... que desagradable, me hiciste valorar a otra asquerosidad.
Helen agarro una especie de bisturí que tenia sobre el mesón me ataco con eso llena de colera, pero simplemente le agarre el brazo muy fácilmente, se notaba que ella no era una guerrera.
-Suelta eso antes de que te hagas daño a ti misma Helen.
Ella seguía intentando forcejear, pero no tenia mucho éxito la verdad, aprete su muñeca obligándole a votar su arma improvisada.
-Sabias todo Helen, yo pude haberte ayudado, si hubieras confiado en mi, no se hubiera derramado tanta sangre, mi Lay estaría conmigo.
Mis lagrimas comenzaron a brotar solas.
-¿Sabes donde esta la torre?
Helen me miro confundida.
-¿Sabes o no?
-Si...
El rostro de Helen estaba destruido.
Saque las cartas que conseguí en la torre.
-Le tire los papeles, tienes las pruebas de que están ocupando mal los impuestos, como dije Helen, no les debo nada, mi deuda se saldo cuando deje viva a Fress, pero recuerda te hago tan responsable de la muerte de las personas que murieron en la torre como las que mate yo, asesina.
Deje el lugar dejando a Helen perdida en su propia mente.
Cundo salí me tope que Iris estaba escuchando todo, siempre con poca ropa, o mejor dicho con una forma de vestir muy provocativas y sensual, pero no estaba para pensar en eso ahora, además vestir así era parte de su trabajo.
Ella me quedo mirando, me daba la impresión de que me juzgaba.
-Casi te ves como otra persona Gran, pero creo que te queda mal lo del chico malo. - Dijo seriamente Iris.
-Iris no quiero desquitarme contigo, solo deja alguien roto tranquilo.
-Como lo acabas de hacer con Helen.
-No, ella se merecía esto, es tan culpable...
-Mírala, crees que alguien se merece quedar así, realmente piensas eso Gran...
Me di media vuelta para ver a Helen, pese que verla me seguía dando mucha rabia, algo dentro mío genero algo de angustia.
Helen estaba con la mirada perdida en el suelo derrumbada, diciendo yo, yo, yo sin poder terminar la frase.
-Tal vez no, pero no voy a tener lastima por ella ahora, Iris, disculpa alguien me necesita mucho más en este momento.
-Al menos arregla el cagadero que hiciste en la entrada, Felia no merece tener problemas por la culpa de la huesuda ni tuya.
Me fui sin decir ninguna palabra volví a la entrada, donde parece que no habia dejado de muy buen animo el ambiente cuando llegue, mire a Felia que estaba preocupada.
Tome un largo suspiro, uno extremadamente largo, Iris tenia razón, en busca de desquitarme, termine dañando personas que no tienen nada que ver en esto, me aclare la voz.
-Disculpen por arruinarles el ambiente de hoy, Helen no es culpable del falso testimonio, ni el establecimiento no tiene nada que ver con lo sucedido, también le pido disculpa en mi nombre a Madam Felia, por lo sucedido esta noche. - dije con voz fuerte para que me escuchara el resto.
El ambiente mejoro un poco, algunos se rieron, otros me medio putearon en sus conversaciones personales, pero no podía negar que el daño estaba hecho.
Iba a retirarme porque solo quería pasar el poco tiempo que me quedara con Lay, si es que ya no habia muerto.
-Gran antes de que te vayas, ven un segundo.
Me dirigí hacia Felia.
Su mayus esta más calmado, pero aun rebosa algo de oscuridad, pobre chico... ¿Qué eres Gran?
Toma come esto, te ayudara para tus... nervios, querido.
Felia me daba lo que parecía un dulce, me dio algo de risa porque era el mismo método que ocupaba cuando en la universidad alguno de mis compañeros estaba estresado, o ponía problemas.
Lo recibí y me lo eche a la boca, fue extraño, rápidamente mi cabeza se adormeció un poco, sabia a regaliz con sabor a tierra, muy extraño en realidad, pero la ira fue desapareciendo poco a poco.
-Vuelvo a pedirle disculpa por todo Madam Felia, y también pido perdón por haber sido tan familiar con usted, necesito irme, alguien me espera.
-Descuida muchacho, cuando vuelvas a sentirte... descontrolado, ven a visitarme, y vuelve cuando quieres.
Me costaba creer que aun era bienvenido en el prostíbulo después de lo que hice hace un rato, pero las palabras de Felia eran sinceras.
Me retire del lugar, para volver con mi Lay.
Que tu fuego...las almas de tus hijos...y las almas de los que porten mi sangre acaben con la injusticia hacia nosotros... ¿Alastor realmente tu hechizo funciono?, ¿este niño es él?, después de tanto años ¿hay esperanza?