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Capítulo 26

Ah, ¿el amor? Mmm...Solo es una mentira. Duele y te destruye. Crees estar a salvo de aquellos en quienes confías, pero son quienes más lastiman. No importa hermanos o novios...traicionan igual. Creí que...Yoongi...sería diferente y aluciné. Soy una tremenda idiota.

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La habitación no era tan grande como la anterior. No podía permanecer en el mismo lugar donde previamente había estado Taehyung. Pedí un cambio de habitación y me lo dieron. Solo que no en el mismo edificio. Pase de estar en el edificio XXI a estar en el XXIV, el cual está a unos cuarenta minutos del anterior. Aún no he logrado acostumbrarme. Solo han sido unos días, la verdad ni siquiera los he contado.

No puedo dormir. Los primeros días tenía pesadillas. Jungkook y Jimin son quienes más me han apoyado, incluso si ellos necesitan la misma cantidad de ayuda que yo. Me visitan al menos cuatro veces a la semana, intentan sacarme del lugar para distraerme un poco, pero creo que realmente lo hacen para distraerse ellos.

En cuanto a la misión. Mi padre dijo que se daba por terminada. La casa central había caído. Se arrestó al 98% del personal. Regresando de la misión tuvimos una platica con mi padre. A todos nos dio días libres, dijo que él se encargaría de los cabos sueltos. Nosotros habíamos hecho el 90% del trabajo y se nos daría le mérito por ello. Él solo cerraría con esto. Las chicas fueron re ubicadas en casas de apoyo, algunas tuvieron que ir a terapia, otras volvieron con sus familias, y otras rechazaron la ayuda por parte de la organización. Los hombres fueron llevados a prisiones de máxima seguridad. Liam Oliver, Taehyung y Yoongi están fugitivos. No hay rastro de ellos, solo se saben que siguen vivos.

Cuando se trata de mí, he sido encontrada no apta para estar en servicio. Al parecer las psicólogas de la organización dijeron que debo estar fuera de servicio unos meses. Que no estoy estable emocionalmente. Me desequilibré. Llegaron a pensar que sufro depresión, pero al parecer no lo tengo. Simplemente necesito procesar toda la información de manera en que lo supere. Suena sencillo, pero no lo es.

El sonido de alguien tocando la puerta me obligó a levantarme de la cama. No sé quién es. Pero las posibilidades, como siempre, están entre Jungkook y Jimin. Abrí la puerta y me encontré con el primero de estos. En sus manos traía comida. Ramen instantáneo, refrescos y un pay de limón. No comería de no ser por él y Jimin. Me hice a un lado para que entrara.

—¿Si sabes que no debes de venir siempre, verdad?— pregunté cerrando la puerta.

—Sin mí te morirías de hambre, Eunha— respondió.

Eunha. Ya me acostumbré a que me llamen por mi nombre. El que mi madre me dio. La razón por la cual no lo usaba era para mantener un perfil bajo. Si Liam Oliver buscaba archivos en Choi Eunha, no encontraría nada porque todo lo daba de alta como "Parker Turner". Sin embargo, ya no le encuentro la necesidad a seguir utilizando un nombre secundario.

Jungkook se sentó en el suelo y dejó las cosas en la mesita frente a él. Comenzó a sacar todo de las bolsas para ponerlo ahí. Yo me senté frente a él. Lo miré. Su cabello castaño, la cicatriz en su rostro, el lunar debajo de su labio inferior, sus grandes ojos café. Traía un short y camisa de color negro, unos tenis toscos del mismo color, unos anillos plateados como accesorio y una pulsera que le regalé hace poco.

—¿Han parado los malos sueños?— preguntó mientras me ofrecía un tazón de ramen.

Lo tomé—. Paran cuando no duermes— respondí por lo bajo—. Ni siquiera las pastillas me sirven. Es insomnio. A veces me da ansiedad, comienzo a temblar y a gritar. Supongo que eso califica como pesadilla, aún si no duermo.

—Entonces, sigues igual— sonrió triste—. Lamento no poder hacer nada.

—No es tu culpa— dije apresurada—. Solo no he podido superarlo. Hace falta tiempo para que todo lo malo se vaya. No creo que las cosas se queden así para siempre. Ya verás que estaré mejor.

—Eres diferente— dijo—. Antes parecías esta chica mala y ruda que no se dejaba de nadie, la que no seguía las reglas, que pocas veces empatizaba, que se le dificultaba ser amable. Ahora te ves...

—¿Débil, dañada, rota?— traté completar—. Eventualmente dejaré de estar así. Todos tenemos nuestro punto de quiebre. Yo he llegado a ese punto. Creo que lo estoy manejando bien. Me baño todos los días, no me la paso todo el día en cama, sigo teniendo contacto con ustedes, no me desaparecí hacia un lugar lejano. Estoy aquí, estoy bien. Bueno, dentro de lo que cabe— metí ramen en mi boca.

Jungkook rió un poco por lo que terminé de decir. No era una risa porque se le hiciera gracioso, intentaba ocultar que aún así no le convencía del todo que yo esté bien. Y sí, no lo he intentado convencer de que no estoy mal. Le he dicho que no estoy bien, que estoy rota, débil, pero que no es algo con lo que no pueda. Que mejoraré y volveré a ser la de antes. Y eso es lo que quiero porque, justo ahora, me siento como la Eunha de once años que era acosada y no sabía ni una mierda del mundo.

—Oye— tomé su mano por arriba de la mesa—, no te preocupes. Debes cuidar de ti antes de cuidar de otros.

Apretó la mano haciendo un puño. Sus ojos se volvieron oscuros.

—Necesito respuestas— dijo entre dientes—. Tu padre no nos ha querido decir nada y no lo hará. No puedo estar tranquilo sabiendo nada.

—¿Y qué pretendes? ¿Ir a la prisión donde están los del Clan? Nadie te dirá nada— regañé.

—Hay alguien que sí— me miró a los ojos—. Si tú vas, puede que diga algo.

Ya sé a quién se refiere. No me parece una buena idea, pero yo también estoy inquieta. No saber nada del tema es en parte lo que me mantiene sin dormir. Un par de respuestas pueden mejorar mi estado y el de Jungkook. Total, ya no tenemos nada qué perder.

—Bien— cedí—. Pero nadie puede saber que vamos. Esto es cosa de los dos.

Él asintió en señal de que entiende.

Hablar con Mark no será fácil. Sin embargo, la curiosidad me mata y ahora eso puede más que mi orgullo.

🍬🍷🍬

Las rejas que conducen hacia un largo pasillo blanco se abrieron. Dos guardias de seguridad nos acompañan. No fue difícil que nos dejaran entrar. Con solo presentar una identificación de la organización nos dejaron pasar. Estaba nerviosa, pero no lo dejaría notar. Si planeo volver a ser la de antes, debo empezar por volver a ocultar mis sentimientos. Más que nada los que me hacen ver débil.

Seguimos caminando hasta llegar al final del pasillo. Lo tienen completamente aislado. Es la única puerta que se ve en todo el pasillo, supongo que así es mejor.

—¿Entrarán solos?— preguntó uno de los guardias.

—Sí— respondí con seguridad—. De todos modos, no puede hacernos nada.

El guardia abrió la puerta de la celda. No era tanto lo que describe la palabra, era más una habitación completamente blanca. Mark estaba recostado en la cama mientras jugaba con una pelota de plástico. Se había percatado de que alguien entró, pero no le dio importancia. El guardia de seguridad cerró la puerta, dejándonos a Jungkook, Mark y yo solos en la habitación.

—Hola, cariño— saludé para llamar su atención.

Dejó de jugar con la pelota y soltó un bufido antes de sentarse de manera que pudiese vernos.

—¿Qué hacen aquí, Eunha?— preguntó divertido— ¿Vienes a mí ahora que sabes que tu novio no era el bueno? Pues, como sabrás, yo no soy diferente. Puedes salir por la misma puerta por la que entraste.

—¿Él si sabe tu nombre?— Jungkook frunció el ceño.

—Ah, claro— respondió Mark—. Choi Eunha. Hasta donde sé solo su padre y yo lo sabíamos. Aunque parece que ahora no soy el único.

—Solo venimos por respuestas— aclaré molesta.

—¿Crees que te diré todo así como si nada? Claro que no— rugió—. Huí toda una vida, construí algo estable y luego llegaste tú, la única persona en este puto mundo que me importa, a quitármelo todo y meterme en este manicomio.

—Por favor— susurré. Sé que se han sorprendido. Mi voz salió entrecortada, mis manos están sobre mi regazo hechas puños, tengo la cabeza gacha y he comenzado a temblar—. No he podido dormir en días, tengo pesadillas aún si estoy despierta, me he medicado como no tienes una idea, estoy fuera de servicio, me da ansiedad cada que lo recuerdo, no estoy bien. Solo te pido honestidad, terminar de tocar fondo. No puedo obligarte a que me digas las cosas, ni puedo chantajearte. Por eso solo te pido que me digas lo que sabes, por favor— levanté el rostro. Las lágrimas corren por mis mejillas, se sienten cálidas, acogedoras...no debería de ser así.

—En serio lo amas, ¿cierto?— preguntó Mark con tono nostálgico—. No llorarías tanto si no lo amaras. Odio verte llorar, lo sabes, siempre te lo dije. Incluso si solo te vi llorar una vez, lo odié— soltó un largo suspiro—. Te contaré lo que sé. Supongo que eso es suficiente.

—¿Conocías a Yoongi?— Jungkook intentaba ser fuerte, pero su voz lo delataba.

—No lo conocí como tal, tuve más contacto con Taehyung. Es verdad que Min Yoongi es parte del Clan, él trabajaba en la casa de Daegu. Era el segundo al mando, pero nunca quiso involucrarse con las mujeres, solo quería el estatus. Tengo entendido que lo sacaron de un orfanato y lo entrenaron. Hacen eso muchas veces, para mi suerte ese no es mi caso. En fin, solo me lo topé un par de veces y nunca hablamos. Sabía que lo habían infiltrado en una organización grande para hundirla desde el fondo, pero como debía ganarse la confianza lo metieron desde joven. Yo aún no entraba, así que no estaba al tanto de él. Lo comencé a ver en juntas, en fiestas de casa y una que otra vez en el comedor. Supe que Taehyung le tiró todo el teatrito cuando encontró a Yoongi en una junta de un bar. Le pidió entrar, pero Min se negó. Luego lo llevó con Oliver. No iba a confiar ciegamente en un chico de la LOA. Taehyung le contó su situación, le habló a detalle de la investigación que hacían sobre nosotros y dijo que él también quería ver a la organización caer. Lo tomaron y se volvió el segundo infiltrado. Cuando te dije que me encontraría con alguien en el antro— me miró— me refería a Taehyung. Él me contaría sobre lo que ocurrió en la fiesta y cuál sería su siguiente movimiento. Nunca dejaron de informar. Cuando me atraparon, le favorecía. Me pidió hacerme del rogar y luego entregarles los planos del edificio-

—Mintió sobre que Kim Jongkook había hablado— continué—, dijo que había encontrado una debilidad y la explotó. Estaba muy hablador el día de la planeación porque nos quería tener controlados. Aún más que Yoongi, Taehyung fue quien nos manipuló a su antojo.

—A eso voy— dijo Mark apuntándome vagamente—. Yoongi se reveló.

¿Qué? ¿Revelarse? ¿A qué se refiere?

—¿Quieres decir que se negó a hacer su trabajo?— preguntó Jungkook. No sabía si estaba feliz o seguía en estado de shock. Es demasiada información, pero él fue el primero en sugerir que viniéramos.

—Eso mismo, niño— afirmó—. Dijo "No le haré daño a aquellos que solo me han amado"— se retorció un poco por las palabras cursis—. Yo estaba ese día en la oficina de Oliver, por eso lo escuché. Para todo esto, yo ya sabía que él hablaba de ti. Me puse de su lado por un momento. Luego Liam casi destruye su oficina, uno de sus mejores hombres lo estaba mandando directito a la mierda por gente enemiga. Le dijo que si se le ocurría traicionarlo, aquellos a quienes ama serían los que pagaran— nos apunto a cada uno con el índice de cada mano—. Claramente esos son ustedes. No me es muy grato decirlo, pero él no quería hacer lo que hizo. Al principio sí. Creo que tú fuiste el detonante de su rebeldía— me miró a los ojos—. Mientras que el mejor amigo— miró a Jungkook— solo lo hizo vacilar varias veces. Aún así, no quería hacerlo por ustedes.

Yoongi no quería traicionarnos. Sí, su trabajo era hundirnos, y eso aún me molesta. Es como una espina que no te deja en paz y no puedes sacar. Taehyung no lamentó nada, cedió fácilmente al camino que creyó correcto. Solo fue un acto egoísta, pero no hice nada para ayudarlo.

Ya no sé qué pensar respecto a ellos, ¿los perdonaría? Tal vez solo a uno.

Tengo un mal presentimiento.

Mi celular comenzó a vibrar. Ambos chicos dirigieron su mirada hacia mí, esperando a que contestara o colgara la llamada. Al mirar la pantalla lo supe. El insomnio no se iría. Las pesadillas no terminarían. La ansiedad seguiría ahí. Mis manos temblaron. Luego algo cambió. Mi sangre empezó a arder. Estaba cabreada. Demasiado.

No podré dormir. No podré dormir. No podré dormir. Abrázame. Vuelve. Quítame este insomnio que me come desde dentro como si quisiera romperme.

Mi dedo deslizó la pantalla táctil para contestar.

"Número desconocido"