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Multipelea

La puerta se cerró, acostumbrados a los terribles crugidos y chillidos de los escalones y a la terrible puerta de entrada el par de infiltrados no daba crédito a lo bien cuidada y engrasada que debía de estar esa puerta. Ese de ahí, fue un buen ejemplo para comprendes el dicho ´´Unos con tanto y otros con tan poco´´.

Kevmel dio un ligero suspiro, ¿En qué momento se les había complicado tanto la misión? Fuera como fuese era un hecho que ahora debían de encargarse de las mujeres que ahí dentro había, si hubiera sido un poco más ruín, retorcido y no estuviera acompañado las habría desollado a todas, almacenado órganos y sangre como materiales para hechizos y rituales y finalmente tranformado en no muertos, si.... si tan solo fuera un poco más perverso....

Tyler observó el rostro pensativo de su compañero, no habían pasado tanto tiempo juntos y viviendo aventuras (La primera era esta y si contábamos al basilisco como aventura, la segunda) como para poder adivinar aquello podía estar perturbando la mente del nigromante, aún así, lo peor no era esa falta de sincronía, sino el saber que no podía preguntarle el porqué de esa cara larga, puesto que no tenían la confianza necesaria y la respuesta de Kevmel, si es que no lo ignoraba, no sería buena.

—Continuemos, todavía nos queda investigar un poco, después podremos terminar con esto—Optó por decir el ángel, si no podía aliviar la mente de su compañero para hacer de la misión algo más fácil, entonces alejaría sus pensamientos con otros nuevos.

—Si....—Respondió sécamente.

Ambos dieron un par de pasos hacia delante, Tyler miró hacia atrás, era físicamente imposible que algo hubiera ocurrido tras 10 segundos de dejar a aquellas mujeres, pero su instinto del peligro estaba activo, las emboscadas podían darse desde cualquier dirección si tenías los medios adecuados, pero al final estos eran bandidos, esos miserables no podrían estar tan al tanto de la situación en su guarida ¿No?

Kevmel prefirió no girarse, el enemigo estaba al frente y girarse atrás era mostrar debilidad mental y aperturas para ataques, en su lugar el clavó si mirada en la puerta que tenía al frente, la segunda, aunque ahora, debido a su posición, esa debería de pasar a ser la primera puerta, la de la izquierda, antes frente, la segunda y la que acababan de abandonar ellos continuaba siendo la tercera.

Sin más contemplaciones avanzaron a paso decidido, Kevmel colocó al mano sobre el pomo de la puerta y sin vacilar comenzó a girarlo, Tyler lo miró un poco, habría sido más cortés llamar, pero ahora mismo se encontraban en la guarida de unos asquerosos bandidos ¿Tocar a la puerta? Mejor entrar y ver que demonios estaban haciendo.

Tyler se preparó mental y físicamente para atacar, ya habían matado a uno y todo el lugar debería de sucumbir dentro de poco a su asedio, si se podía hablar con quien estuviera dentro, si es que había alguien, lo haría, pero si no, no hacia mucha falta comerse la cabeza.

Kevmel terminó de abrir la puerta por completo y como si de el agua de una cascada se tratara, las ganas de pelear de ambos se despeñaron a gran velocidad hasta estamparse contra el una roca, lastimosamente esta sobresalía del agua, no parecía que hubieran sobrevivido.

La habitación era algo simple, no tanto como la anterior, porque tenía más muebles y ventanas, pero simple al fin y al cabo, lo que era verdaderamente importante era el troll sentado en un banco frente a una mesa jugando al ajedrez con un bandido, y por si eso fuera poco, el troll no tenía cara de muchos amigos.

—Jaque—Dijo con desgana.

—¡Para ya! ¡Lo he entendido eres muy bueno en juegos de mesa!—Vociferó con condescendencia.

—Recuerdas que hemos vuelto a jugar porque eras tú el que quería revancha—Expuso el bandido con aún menos motivación.

—¡Pues deberías de haberme detenido! ¡Si no hubieras querido no habríamos hecho esto!—Afirmó con rabia.

—Por el amor de....—El bandido suspiró y giró un poco la cabeza, lo suficiente como para ver a Kevmek y Tyler—Oh, mira tú por donde, si son mis rescatadores número 1.

—¿Qué sucede?—Preguntó Kevmel.

—Pues no mucho la verdad, este pobre troll no ha podido conmigo.

—Lo que tú digas—Se levantó no sin antes darle un golpe a la mesa y provocar que las fichas de ajedrez de desequilibraran y cayeran al suelo, después salió de la habitación por una puerta trasera la cual apesar de ser más grande de lo normal lo obligó a agacharse un poco.

—Sabéis, yo no voy a recoger eso.

—¿Estás intentando decir que lo tenemos que recoger nosotros?—Preguntó Tyler.

—Oh no por favor, simplemente os estaba dejando caer que eso se va a quedar ahí—Anunció a la par que señalaba unas cuantas piezas del suelo—Espero que no os incomode.

—Ya veo, entonces....—Kevmel avanzó mortalmente serio seguido por Tyler, este último cerró la puerta.

—Oye, puedo percibir cierta hostilidad, si tanto os molesta puedo hacer algo con las fichas—Manifestó con tono juguetón.

Kevmel y Tyler se quedarón sin palabras, ciértamente era el momento de silenciar a aquel bandido, pero no solo él se había dado cuenta de sus intenciones hostiles, si no que encima se suponía que ellos también eran bandidos así que una agresividad tan seria no podía tener sentido por parte de ellos. Lo que vieron después les erizó la piel, el bandido chasqueó los dedos y las fichas comenzaron a colocarse en la mesa.

—Un hechizo de manipulación de objetos, es de nivel bajo, pero su nivel no tiene nada que ver con su utilidad.

—¿Quién eres?—Preguntaron ambos a la vez.

—Sois muy poco educados, habéis entrado aquí y solo me habéis hecho preguntas, no me habéis dicho nada más, y si por lo menos me hubierais preguntado por cómo me va el día....—Emuló un tono de tristeza.

—No juegues con-—El nigromante se vio interrumpido.

—¿Qué tal el día?

—Oh, nada mal. Pues verás, me han apostado aquí, he tenido que hablar con un montón de incultos y un troll asqueroso que no hace más quejarse, y para colmo llegan dos tipos disfrazados muy malamente, aunque la intención es lo que cuente—En ese momento el bandido les guiñó el ojo y les sonrió—Pero bueno, solo espero que el día acabe ya ¿Vosotros qué tal?

El duo se quedó atónito, eso de ahí no era un bandido, Kevmel intentó volver a abrir la puerta, pero esta no se habría, estaba siendo fuértemente endurecida.

—Nosotros no somos enemigos, solo vine aquí por una orden, relajáos hombre.

—¿Para quién trabajas?—Preguntó el ángel.

—Aleee, más preguntas. Ya si eso os lo digo luego, no me habéis caido muy bien así de inicio, os falta un poco de cortesía, quizá os la hayáis dejado fuera junto a los disfrazes buenos, puedo ver que al reloj le queda poco tiempo, esa kitsune lo había aumentado y todo, pero que se le va a hacer, dejaré que continuéis con lo vuestro, al final, yo no tengo nada más que hacer aquí, pero ellos sí—Dijo ellos a la par que señalaba la puerta de atrás y empezaba a tomar una gran bocanada de aire—¡Intrusos! ¡Han matado a Harren!—Gritó—Os dejo la puerta abierta. Hasta luego—El individio comenzó a liberar una especia de neblina, para cuando esta desapareció él ya no estaba.

Kevmel y Tyler afinaron el oído, podían escuchar los pasos apresurados de los bandidos, rapidamente salieron por la puerta, ahora si bien aflojada y corrieron en dirección a la última puerta de todas, volver por donde habían venido no era una buena idea, esconderse en la habitación de las mujeres las condenaría, ir por la puerta de atrás de la habitación en la que acababan de estar los enfrentaría a un troll y subir o bajar por las escaleras los conduciría a una estampida de bandidos, solo les quedaba salir por ahí.

Una vez fuera se dieron cuenta de que estaban en aquella especie de patio interior que tenía el recinto, este patio tenía el suelo pedregoso, varios andamios y un montón de carrozas y objetos más o menos pequeños cubiertos por sábanas, pero eso no era lo importante, lo que importaba era que si ellos estaban ahí, sus compañeros estaban en la entrada esperando por atacar al guardia.

—Tyler, necesito que me subas a un andamio, después vuela a por hacia el guardia, que te vean en el aire debería de ser suficiente—Dijo apresuradamente.

Tyler ni si quiera preguntó el porqué de subirlo a un andamio, si bien era cierto que desde donde estaban era imposible subir si no se hacia con parkour, no había un motivo más allá, si Kevmel fuera un mago con hechizos de área o mantuviese el suficiente poder mágico como para bombardear a los bandidos con algo habría tenido su respuesta, pero no se trataba de eso, de todas formas no era momento de ponerse a preguntar por el plan de Kevmel, si habían pensado en ello como para considerarlo útil, entonces era suficiente.

Tyler agarró a Kevmel y utilizó sus alas, la ilusión que las escondía se deshizo inmediatamente, una vez lo dejó en uno de los andamios colocó ambos pies sobre una barandilla, se impulsó con un salto y fue a toda velocidad hacia la entrada, quiso girarse a ver lo que hacía Kevmel, pero no era el momento de perder el tiempo, lo que si pudo sentir fue una concentración de energías necróticas.

Tyler observó su reloj mágico y dijo ´´Márcame 5 segundos´´, después el ángel agarró su lanza y desde unos metros de altura se la lanza al bandido de la entrada a la pierna derecha, le atravesó de forma limpia, entonces el reloj se convirtió en polvo azul y una alarma ruidosa comenzó a sonar, el bandido de la entrada trató de huir, pero se llevó un golpe en la nuca, cortesía del mango de la espada de Pnicas.

—Sería mejor no matarlos, si lo hacemos no hay forma de que paguen por sus crímenes—Dijo Pnicas en voz alta a Tyler—No hacia falta dejarlo así al tipo—Remarcó con indignación mientras le quitaba la lanza de la pierna y Aisha le aplicaba un hechizo curativo de nivel bajo, lo suficiente para que no se desangrara.

—¡Da igual!—Gritó—Canaliza tu fuego o lo que sea, había alguien ahí dentro que no era humano y nos ha delatado, vienen un montón.

—¿Pero qué? Como sea—Pnicas agarró el arma de Tyler y la lanzó hacia él, este fue capaz de agarrarla al vuelo, después Pnicas avanzó con su espada por delante.

—Stuart ¿Qué vas a hacer?—Preguntó Aisha, esta caminaba a paso ligero.

—Mis habilidades no se encuentran en el campo de batalla, por el momento, así que me quedaré de vigía, los bandidos siempre tienen un capitán, así que haré de centinela, si lo veo daré voz de alarma—Tras esas palabras Stuart tomó un rumbo diferente al de Aisha, en aquella guarida había una pequeña estructura de madera, seguramente era un despacho, si tenían un líder él estaría ahí, y si resultaba que el líder salía en aquella estampida, Stuart se metería allí a investigar.

De la espada de Pnicas comenzaron a brillar pequeñas ascuas hasta que finalmente se prendio un potente fuego, una vez más el pensar que el material del que estaba hecho la espada acabaría por fundirse que presentaba como una posibilidad, pero aquel metal no parecía ceder, pero a medida que avanzaba se formó una pregunta en su cabeza.

—¡¿Dónde está Kevmel?!

—¡Se está preparando!—Esa fue la única respuesta que Tyler le dio.

La puerta de la que el par de infiltrados se había colado se abrió entonces, 12 bandidos equipados con cimitarras y ballestas de mano salieron, no hubieron preguntas, no hubieron insultos, en el instante en el que vieron objetivos dispararon, debido al frenesí con el que habían acudido su formación dejaba mucho que desear, pero ya se colocarían a medida que avanzaran.

Las primeras 12 flechas fueron directas a Pnicas, Aisha todavía tardaba un poco más en llegar, la presencia de Tyler era una incognita para estos bandidos ya que mirar al cielo cuando tenían en frente a su enemigo no era una opción y Kevmel se había resguardado bien.

Para la sorprensa de los bandidos no lograron dar ninguna de sus flechas, o mejor dicho, ninguna surtió efecto, 3 de ellas fallaron, otras 3 fueron cortadas y deshechas por el la espada y su fuego abrasador y las otras 6 impactaron, pero la armadura de Pnicas las repelió todas.

Con impotencia por su punteria los bandidos que habían fallado sacaron sus cimitarras mientras que los que habían acertado se tomaron el lujo de confiar en sus habilidades.

Pnicas se lanzó directamente, no vaciló, esos de ahí eran bandidos los cuales no podían comprender la disciplina ni la maestría que se obtenía con el verdadero entrenamiento, no había porque temer, Pnicas hizo chocar su espada contra 3 cimitarras que se dirigían a él y las repelió, con su mano libre propició un puñetazo en la cara de un bandido antes de que pudiera atacarlo y para aquellos dos que todavía debían de atacarlo la lanza de Tyler se encargó de repelerlos, desde las alturas hizo un lanzamiento perfecto, atravesó la mano de un bandido de forma limpia y después la lanza continuó cayendo hasta atravesar el pie, para el otro bandido Tyler se arrancó una pluma, la metió entre sus manos, le dio un soplido y la disparó en contra de otro bandido, esta pluma le atravesó el hombro dio un giro en el aire y le atravesó la mano con la que empuñaba su cimitarra.

Ante la respuesta tan feroz de sus enemigos los bandidos decidieron ir con todo, podrían haber tratado de dejarlos malheridos para luego interrogarlos, pero ahora querían matarlos, Aisha llegó en ese momento, 2 flechas se dirigieron hacia ella, las otras 4 fueron por Tyler, estas habrían perforado los hombros de la kitsune, pero ella reaccionó a tiempo y creó un escudo mágico.

—¡Podrías hacer tus funciones de tipo con armadura!—Exclamó hacia Pnicas con indignación.

—Perdónamente entonces—Respondió mientras continuaba con sus espadazos a 3 bandas.

Las otras flechas fueron por Tyler, en cuanto vio eso silbó, la pluma que habia soltado interceptó una de las flechas cortándola en trocitos, las otras 3 las pudo esquivar a duras penas, aunque esto lo costó un corto en el rostro.

—¡Pnicas necesito mi lanza!

—¡Oído!—El Caballero aplicó más fuerza en sus intercambios metal con metal e hizo retroceder a los tres bandidos, después empujó a aquel que había sido perforado por la lanza y la recogió, finalmente la volvió a lanzar hacia arriba.

En el instante que Pnicas hizo eso el bandido al que había pegado en la cara se recuperó y con su cimitarra atravesó el cuello del caballero, ese junto a la cabeza eran los únicos lugares que no estaban cubiertos por armadura.

Pnicas quedó inmóvil, los 3 bandidos que habían tenido que retroceder se sintieron aliviados y avanzaron hacia Aisha, los dos que habían sido heridos corrieron hacia atrás y sacaron sus ballestas, Tyler chasqueó la lengua y se dirigió a toda velocidad a ayudar a Aisha, esta conjuró un hechizo de retención el cual detuvo a los bandidos unos pocos segundos antes de que llegaran a ella, el bandido que había atravesado a Pnicas también quiso unirse, pero ocurrió algo que le heló la sangre.

el caballero alzó léntamente su mano y la colocó sobre el filo de la cimitarra, apretó con fuerza, inició un pequeño forcejeo, pero aplicó tanta fuerza que el agarre del bandido no sirvió de nada, cuando estuvo firme abrió sus ojos por completo y observó los del bandido, en ese punto no se sabía si era la fuerza del caballero el que hacía retroceder la hoja del bandido o este mismo la hacía retroceder para alejarse, una vez el filo salió por completo ocurrió algo que dejó sin palabras al bandido, el cuelo del caballero no sangraba, o más bien, si lo hacía, pero en muy poca cantidad, el bandido aterrorizado volvió a atravesar el cuello del caballero con su arma, pero esta vez, Pnicas hizo lo mismo, dejando únicamente los resto carbonizados de la garganta de un bandido muerto.

Con lentitud retiró la cimitarra de su cuello y se la colocó en su otra mano. El hechizo de Aisha terminó y antes de que los bandidos llegaran a ella los interceptó Tyler, este último clavó su lanza en los riñones de uno, después la retiró y la clavó en su pecho, la punta de su lanza había comenzado a brillar.

—La perforación de dos puntas va fenomenal para gente como vosotros—Afirmó con superioridad.

Los dos últimos bandidos que habían avanzado a pelear cuerpo a cuerpo dudaron por unos instantes, uno decidió continuar hacia Aisha, el otro trató de huir, para el primero unas dagas gélidas se clavaron por todo su cuerpo como agujas, para el segundo, el caballero lo rebanó con un doble corte.

Aisha se mostró ligeramente sorprendida por le retorno tar veloz del caballero el cual no incluyó ninguna explosión de llamas, además comenzó a soplar aire caliente hacia sus manos, Tyler no sabía si las dagas gélidas que acababa de soltar la habían enfriado de verdad o estaba jugando en mitad de un combate.

—Oye Pnicas tú-—Tyler no terminó sus palabras ya que tuvo que esquivar algunas flechas, una le rozó el hombro esta vez.

—Guárdate eso para luego—Tras esas palabras el caballero volvió a avanzar.

—Tú psicópata—Dijo Aisha sin recibir mucha atención—En fin.... Ahí va mi penúltimo hechizo—Con desánimo conjuró un hechizo protector en contra de flechas sobre le caballero que de forma temeraria se había abalanzado hacia los demás bandidos.

En pocos segundos se colocó a rango de espada, pero justo cuando iba a lanzar un espadazo la puerta por la que habían salido los bandidos se rompió y de un golpe directo un troll lo hizo retroceder estampándolo contra una carroza, esta vez si sangró, pero no por el cuello, escupió sangre por la boca.

—Ese estúpido se adelantó y me hizo desperdiciar mi hechizo.

—¿Estás pensando en eso ahora?

—Vamos, le han clavado una cimitarra en el cuello, seguro que se levanta ahora.... Y si no dale un poco de tiempo.

Tyler observó atónito a su compañera, lo que decía era bastante cierto, pero la parsimonia con la que lo decía y lo poco que parecía importarle, Pnicas porque su hechizo si que importaba, lo habían sorprendido.

—¡Inútiles! Os dije que ese tipo no era normal, hablaba de cosas raras y jugaba a ese asqueroso juego de mesa ¡Y mirad lo que ha ocurrido!—Exclamó el troll enfurecido.

Ninguno de los bandidos dijo nada, lo que el troll decía no tenía nada que ver con la situación, pero si no querían acabar hechos papilla sería mejor seguirle la corriente y que luego su jefe se lo explicara con todo lujo de detalles, eso sí, sin ellos estando ahí cuando eso ocurriera.