webnovel

La Fruta del Dragón

Al obtener una nueva alma, Ian rápidamente recogió la fruta morada que había visto. La fruta, conocida como Fruta del Dragón, era una rareza en el bosque y prometía beneficios significativos. Al regresar a su cueva, Ian solicitó al sistema que verificara las propiedades de la fruta.

La Fruta del Dragón resultó tener los siguientes efectos:

- Mejora la Fuerza en 5 puntos.

- Aumenta la Agilidad en 2 puntos.

- Incrementa la Constitución en 1 punto.

- Eleva el Poder Mágico en 2 puntos.

A pesar de que podría vender la fruta por 35 mil puntos energéticos, Ian decidió comerla para aprovechar al máximo sus beneficios. Después de consumirla, su estado quedó actualizado de la siguiente manera:

- Fuerza: 26

- Agilidad:14

- Constitución: 13

- Poder Mágico:15

- Nivel de Cultivo: 1

Con estas nuevas mejoras, Ian se sintió más fuerte y preparado para enfrentar los desafíos que se le avecinaban.

Después de disfrutar los beneficios de la Fruta del Dragón, Ian dedicó varias horas a practicar el Manual Básico de Fuerza. En su cueva, se enfocó en los ejercicios y técnicas descritos en el manual para mejorar su capacidad física y fortalecer su cuerpo.

El tiempo pasó mientras Ian se esforzaba en perfeccionar cada movimiento, sintiendo cómo su Fuerza y Constitución se incrementaban con cada repetición. Este entrenamiento intensivo le permitió optimizar su fuerza física, complementando los aumentos obtenidos por la fruta.

Al final de su práctica, Ian se sintió renovado y más fuerte, listo para continuar con sus aventuras y enfrentarse a nuevos desafíos en el bosque.

Después de completar su entrenamiento con el Manual Básico de Fuerza, Ian decidió invocar al lobo y al mono para evaluar sus habilidades y diferencias. Al hacerlo, observó que cada uno mantenía características distintas:

*1. El Lobo:

- Habilidades: El lobo se concentraba en sus habilidades físicas. Su fuerza aumentada y agilidad mejoradas se manifestaban en ataques rápidos y precisos. A diferencia del mono, su entrenamiento no le había otorgado habilidades mágicas o de control elemental, sino una mejora en sus capacidades de combate físico.

- Comportamiento: El lobo mostró una gran destreza en maniobras agresivas y defensivas, utilizando su agilidad para esquivar ataques y su fuerza para infligir daño. Su estilo de combate era directo y dependía principalmente de su fuerza y velocidad mejoradas.

2. El Mono:

- Habilidades:A diferencia del lobo, el mono poseía habilidades mágicas específicas. Aunque estaba invocado como un espíritu, todavía conservaba su capacidad de controlar la tierra. Esto le permitía crear barreras de tierra, lanzar piedras y generar temblores en el suelo para desestabilizar a sus oponentes.

- Comportamiento: El mono utilizaba su control de la tierra de manera estratégica. Se mantenía a distancia cuando era necesario, manipulando el terreno para su ventaja. Su capacidad para cambiar el entorno y atacar a distancia le daba una ventaja táctica en el combate.

Ian notó que el mono seguía siendo una poderosa adición a su equipo, especialmente por sus habilidades de control elemental, mientras que el lobo, aunque formidable en combate físico, carecía de habilidades mágicas. Esto le permitió a Ian planificar cómo utilizar a cada uno de manera más efectiva en futuras batallas y estrategias.

Después de terminar de evaluar las habilidades del lobo y el mono, Ian decidió gestionar sus recursos. Se dirigió al sistema para cambiar la mayoría de sus núcleos por puntos energéticos. Al final, acumuló un total de 37,000 puntos energéticos.

Con estos puntos, Ian se enfrentó a una elección importante. Entre las opciones disponibles, consideró la compra de un ticket de regreso a la Tierra o la adquisición de un metro cúbico de espacio de almacenamiento. Tras pensarlo detenidamente, decidió que el espacio de almacenamiento sería más beneficioso para su situación actual. Esto le permitiría guardar objetos y recursos adicionales sin necesidad de llevarlos consigo, optimizando su capacidad para explorar y recolectar.

Al elegir el espacio de almacenamiento, Ian completó la compra y se preparó para continuar con su entrenamiento y exploración, sabiendo que ahora tenía un recurso adicional que le facilitaría su avance en el bosque y en futuras aventuras.

Después de decidir la compra del espacio de almacenamiento, Ian se dispuso a cocinar algo de la carne que había recolectado para alimentarse. Con la comida lista, se aseguró de que todo estuviera en orden antes de acostarse. Exhausto por el día ajetreado, se sumergió en un sueño reparador, preparándose para la siguiente jornada.

Al amanecer, Ian despertó temprano, listo para continuar con su misión. Se preparó cuidadosamente, recogiendo sus pertenencias y asegurándose de que su equipo estuviera en óptimas condiciones. Tras un desayuno rápido, salió de la cueva con renovada determinación, dispuesto a volver al bosque para cazar y fortalecer sus habilidades.

El sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte cuando Ian se adentró nuevamente en las profundidades del bosque. Con la fuerza y la agilidad mejoradas gracias a la Fruta del Dragón que había consumido, se sentía más seguro y confiado para enfrentar a las criaturas que acechaban en la oscuridad de la selva. Junto a él, el lobo y el mono, sus dos esclavos espirituales, se movían en silencio, listos para cualquier amenaza.

La primera criatura con la que se encontró fue un jabalí de tamaño mediano, cubierto de espinas y con una mirada feroz. Sin dudarlo, Ian ordenó al lobo que lo rodeara mientras el mono alzaba un muro de tierra para bloquear su escape. El jabalí, al verse acorralado, cargó contra el mono, embistiendo con toda su fuerza. Sin embargo, el muro de tierra amortiguó el impacto, permitiendo que el mono resistiera el ataque sin problemas. Aprovechando la distracción, el lobo se lanzó sobre el jabalí desde un costado, hiriéndolo en el cuello. Ian se acercó rápidamente y terminó con la criatura, pero cuando intentó esclavizar su alma, el intento falló.

La siguiente presa fue un lince, un animal ágil y letal con colmillos afilados. El lince no era un enemigo fácil de enfrentar; su velocidad y destreza lo convertían en un cazador formidable. Ian, consciente de esto, decidió jugar con su ventaja numérica. Ordenó al mono que levantara una serie de pequeñas barreras de tierra para limitar el movimiento del lince, mientras el lobo se mantenía en guardia, listo para atacar en cualquier momento. El lince se lanzó hacia el lobo, pero este, previendo el ataque, saltó hacia atrás justo a tiempo para evitar sus garras. En ese instante, Ian lanzó una ráfaga de ataques con su espada, impactando al lince en el flanco. Herido, el lince se tambaleó, y antes de que pudiera reaccionar, el lobo y el mono lo atacaron al unísono, acabando con él. De nuevo, Ian intentó esclavizar su alma, pero una vez más falló en su intento.

A lo largo de la mañana, Ian se enfrentó a tres criaturas más: un par de lobos grises que cazaban en manada y un enorme oso de pelaje oscuro. La caza de los lobos fue un ejercicio de táctica y coordinación. El lobo espiritual de Ian demostró su superioridad en agilidad al enfrentar a sus contrapartes salvajes, manteniéndolos ocupados mientras el mono levantaba un muro para separarlos. Ian, con movimientos precisos, eliminó a cada uno con su espada, pero nuevamente, los intentos de esclavizar sus almas resultaron infructuosos.

El enfrentamiento con el oso fue el más desafiante. Este gigante era pura fuerza bruta, capaz de derribar árboles con sus golpes. Ian sabía que enfrentarlo directamente sería un error, por lo que decidió aprovechar la habilidad del mono para controlar la tierra. El mono levantó un muro frente al oso, quien lo golpeó con furia, creando una nube de polvo. Aprovechando la distracción, el lobo atacó desde un lado, mordiendo el flanco del oso. Este, furioso, giró para contraatacar, pero el lobo ya había retrocedido, fuera de su alcance. Ian utilizó ese momento para lanzar un corte horizontal con su espada, hiriendo al oso en la pierna. La criatura, herida y agotada, cayó de rodillas, y con un golpe final, Ian terminó con su vida. A pesar del esfuerzo, una vez más, la habilidad de Control del Alma no se activó.

Aunque no logró esclavizar ninguna de las criaturas que cazó durante la mañana, Ian no se desanimó. Las batallas le permitieron mejorar significativamente su coordinación con el lobo y el mono. El mono, con su capacidad para controlar la tierra, demostró ser un tanque excepcional, absorbiendo el daño de los enemigos y manteniéndolos a raya con sus muros de tierra. El lobo, por su parte, se destacó por su velocidad y agilidad, flanqueando a los enemigos y ejecutando ataques precisos desde diferentes ángulos.

Con cada pelea, Ian aprendió más sobre cómo utilizar a sus esclavos espirituales en batalla, perfeccionando su estrategia y asegurándose de que sus próximos enfrentamientos fueran aún más efectivos. A medida que el sol alcanzaba su punto más alto en el cielo, decidió regresar a la cueva para descansar y planificar su siguiente movimiento. Sabía que las profundidades del bosque escondían criaturas aún más poderosas, y estaba decidido a enfrentarlas y aumentar su poder a toda costa.