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Gran Mejora

Ian avanzaba con cautela hacia las profundidades del bosque, los árboles densos y la oscuridad envolvente creando un ambiente misterioso y a la vez inquietante. Su atención estaba enfocada en buscar presas y recursos que le permitieran mejorar sus habilidades. De repente, un espectáculo impresionante lo detuvo en seco y le llenó de emoción.

A través de un claro en el bosque, Ian observó una batalla épica que se desarrollaba frente a él. Un gigantesco mono plateado estaba utilizando el poder de la tierra en su lucha contra un imponente jabalí que emitía llamas. El mono, con una fuerza formidable, estaba golpeando el suelo, provocando temblores que hacían que los árboles circundantes se sacudieran. Por otro lado, el jabalí lanzaba ráfagas de fuego desde su boca, incendiando la vegetación a su alrededor y desafiando al mono con cada embestida ardiente.

Lo que más captó la atención de Ian, sin embargo, fue una fruta morada que colgaba de un árbol cercano. La fruta, brillante y tentadora, parecía emitir un resplandor etéreo que llamaba a los ojos de cualquier observador. Su forma era exótica y su color vibrante la hacía destacar en medio de la lucha y el caos.

Ian observó con detenimiento, calculando su próximo movimiento. Sabía que tanto el mono plateado como el jabalí eran adversarios formidables, y enfrentarse a ellos en ese momento podría ser un gran desafío. Sin embargo, la fruta morada era un recurso potencialmente valioso, y su tentadora presencia era difícil de ignorar.

Decidió que primero debía evaluar la situación y, si era posible, encontrar una manera de aprovechar el conflicto entre las dos criaturas para obtener la fruta sin poner en riesgo su propia vida. El combate entre el mono y el jabalí estaba en su apogeo, y el terreno alrededor estaba en constante cambio debido a sus poderes.

Ian esperó pacientemente, observando cómo el mono plateado utilizaba su control sobre la tierra para levantar rocas y crear muros defensivos, mientras el jabalí continuaba lanzando llamaradas de fuego en un intento de superar las defensas del mono. La intensidad de la batalla aumentaba, y el resplandor de la fruta morada parecía brillar aún más fuerte con cada explosión y ataque.

Con la esperanza de aprovechar el caos, Ian comenzó a planear su próximo movimiento. Necesitaba una estrategia que le permitiera recoger la fruta mientras minimizaba el riesgo de enfrentarse directamente a los poderosos adversarios. La oportunidad de obtener una fruta tan extraordinaria no se presentaría a menudo, y estaba decidido a aprovecharla al máximo.

Con una mezcla de cautela y determinación, Ian se preparó para actuar en el momento adecuado, esperando que su paciencia y observación le brindaran la oportunidad que necesitaba para conseguir la valiosa fruta y, quizás, descubrir más sobre los secretos que el bosque profundo tenía para ofrecer.

Ian observó cuidadosamente la feroz batalla entre el mono plateado y el jabalí en llamas. Las dos criaturas parecían estar en un impasse, cada una usando sus habilidades especiales para tratar de superar a la otra. El mono plateado continuaba manipulando el terreno con su poder de tierra, levantando rocas y creando muros defensivos. Mientras tanto, el jabalí lanzaba llamaradas de fuego que chocaban contra los obstáculos formados por el mono.

Ian sabía que el momento adecuado para actuar era cuando ambas criaturas estuvieran lo suficientemente debilitadas como para que él pudiera intervenir sin arriesgar su vida. Observó atentamente cómo los ataques de ambos monstruos empezaban a tomar un peaje considerable sobre sus energías. La batalla había durado mucho tiempo y parecía que ambos combatientes estaban agotados.

Finalmente, el jabalí lanzó una ofensiva final, desatando una enorme ola de llamas que envolvió al mono plateado. En respuesta, el mono, con sus últimos esfuerzos, utilizó su habilidad para crear una enorme pared de tierra que bloqueó parcialmente el ataque. Sin embargo, el esfuerzo dejó al mono vulnerable y herido gravemente. En ese momento crítico, el jabalí se preparaba para una embestida final.

De repente, El lobo espectral, invocado por Ian, apareció silenciosamente desde las sombras. Aprovechando la distracción del jabalí, el lobo atacó con un feroz mordisco, atravesando la piel del jabalí y causando un daño mortal. El jabalí, sorprendido y debilitado por el ataque, cayó al suelo, su cuerpo emitiendo un último resplandor de llamas antes de extinguirse por completo.

Con el jabalí eliminado, Ian se enfocó en el mono plateado. El gran mono, aún lidiando con el daño causado por el ataque del jabalí, estaba claramente en un estado de debilidad. Sin embargo, al subestimar la defensa del mono, Ian no pudo infligir el daño mortal que esperaba. Sus ataques eran eficaces, pero no lo suficiente para derribar al mono inmediatamente. La criatura, aunque herida, aún tenía suficiente resistencia para enfrentarse a él.

Ian decidió enfrentar al mono directamente, preparándose para una batalla final que sería determinante para su éxito. Con el mono plateado exhausto y debilitado por la batalla con el jabalí, Ian sabía que tenía que ser cuidadoso y estratégico. Cada movimiento y ataque debía ser preciso, utilizando su habilidad para el control del alma y su fuerza mejorada para asegurar una victoria.

La lucha entre Ian y el mono plateado continuó con intensidad, cada uno dando lo mejor de sí mismo en un enfrentamiento que determinaría el futuro de la batalla y, posiblemente, el destino de la fruta morada que tanto deseaba obtener.

Ian, con la determinación grabada en su mente, se lanzó hacia el mono plateado, que estaba exhausto después de la feroz batalla con el jabalí. El mono, tambaleándose y con la respiración agitada, giró su cabeza para enfrentar a Ian. El suelo tembló bajo sus patas mientras intentaba reunir sus fuerzas para defenderse.

Ian, no dispuesto a perder la oportunidad, ordenó a su lobo espectral que se uniera a la batalla. El lobo, apareciendo en un destello espectral, se lanzó al ataque. Utilizó su agilidad y velocidad para morder al mono en puntos estratégicos, distraerlo y debilitarlo aún más. Sus colmillos brillaban con una intensidad fantasmal mientras se clavaban en la carne del mono plateado, causando dolor y distracción.

El mono, enfurecido por el ataque del lobo, arremetió con un golpe de tierra, levantando un muro de rocas con una de sus patas. Ian esquivó el ataque, corrió alrededor del muro y se preparó para una ofensiva directa. Con un salto ágil, Ian se lanzó hacia el mono, usando su fuerza mejorada para dar un golpe directo a la cabeza del mono. La criatura rugió de dolor y retrocedió, tambaleándose peligrosamente.

El lobo, aprovechando la apertura, continuó su ataque, mordiendo con mayor ferocidad mientras Ian se movía en sincronía con él. Las habilidades combinadas de Ian y su lobo hicieron que el mono, aunque poderoso, comenzara a desmoronarse bajo el intenso asalto. Ian golpeó con su espada, cortando profundamente en la piel del mono, mientras el lobo le mordía la pierna. El mono, a pesar de su resistencia, estaba claramente al borde de la derrota.

Finalmente, Ian, con un grito de determinación, lanzó su ataque final. Utilizó toda su fuerza en un golpe decisivo, atravesando la defensa del mono plateado y causándole una herida mortal. El mono, debilitado y agotado, cayó al suelo con un último rugido. Ian, respirando pesadamente, se aseguró de que el mono no pudiera levantarse antes de dirigirse al jabalí.

Ian decidió intentar usar su habilidad de Contrato de Alma primero en el jabalí. Con un esfuerzo concentrado, intentó esclavizar el alma del jabalí. Sin embargo, a pesar de su mejor intento, la habilidad falló. El jabalí, debido a su fortaleza y la alta probabilidad de fracaso, no pudo ser esclavizado.

Sin embargo, Ian no se desanimó. Volvió su atención al mono plateado, cuyas últimas energías estaban menguando. Con la esperanza de que el fracaso inicial no fuera un presagio, Ian se enfocó en su habilidad de Contrato de Alma una vez más. Concentró su poder mágico y, con un destello de luz, la habilidad finalmente tuvo éxito. El alma del mono plateado fue capturada y controlada, obedeciendo a Ian.

Con el mono bajo su control, Ian se sintió satisfecho. La batalla había sido dura, pero había logrado dominar una criatura formidable del bosque. Con la victoria asegurada, se preparó para lo que vendría a continuación en su viaje.