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Habilidades

Aliento de Fuego Espectral: Ian percibió la furia abrasadora de esta habilidad. Visualizó cómo el dragón, en su forma etérea, podía exhalar llamas que no solo quemaban la carne y los huesos, sino que también devastaban el espíritu. Las llamas etéreas no respetaban las barreras físicas o mágicas, atravesándolas como si fueran humo, incinerando la esencia misma de los enemigos. Con esta habilidad, Ian podría debilitar y agotar a cualquier oponente, erosionando su resistencia con una barrera de fuego inextinguible.

Terremoto Espiritual: Esta habilidad era perfecta para sembrar el caos. Ian sintió la conexión del dragón con la tierra misma, cómo podía manipularla con su fuerza espiritual. Imaginó la cueva sacudiéndose bajo un rugido silente, las rocas estallando y el suelo agrietándose bajo las tropas enemigas. Pero no era solo la tierra la que temblaba; era la realidad misma, un ataque que desestabilizaba tanto lo físico como lo mental. Sería una herramienta clave para desorientar y fragmentar las fuerzas enemigas en el futuro.

Nube de Humo Etérea: Ian visualizó cómo una niebla oscura se extendía desde el dragón, cubriendo el campo de batalla como una manta espesa de confusión. Esta bruma no solo bloqueaba la visión; tenía un componente espiritual que causaba un daño gradual y silencioso, minando la fuerza vital de los enemigos atrapados en su interior. Una herramienta ideal para dividir y debilitar a un ejército enemigo antes de un ataque frontal.

Espinas de Tierra Espirituales: Sintió la tierra retorciéndose y emergiendo como lanzas afiladas de energía espiritual, capaces de atravesar cualquier cosa que se interpusiera en su camino. Estas espinas no solo atacaban lo físico, sino también lo espiritual, desgarrando tanto la carne como el alma de los enemigos. Ian sabía que esta habilidad sería devastadora contra cualquier formación enemiga, impidiendo el avance y sembrando el caos en sus filas.

Rugido Espiritual de Desmoralización: Ian sintió una onda de energía que resonaba en su interior, una mezcla de furia y miedo primordial. El rugido del dragón no era solo un sonido; era una onda de choque emocional que podía penetrar incluso las defensas mentales más fuertes. Esta habilidad inducía terror y confusión, haciendo que los enemigos se tambalearan, sus pensamientos fragmentándose en el caos. Sería perfecta para reducir la moral y efectividad de cualquier ejército antes de un asalto.

Escamas de Piedra Espectrales: La piel del dragón estaba cubierta de escamas que no solo eran físicamente resistentes, sino que también ofrecían una protección espiritual. Estas escamas podían absorber y mitigar el daño de cualquier ataque, físico o mágico. Ian sabía que esta habilidad sería vital para proteger al dragón en futuras batallas, convirtiéndolo en una fortaleza viviente que podría resistir incluso los ataques más formidables.

Ian sonrió, satisfecho. Cada habilidad tenía un propósito, una ventaja táctica que podría inclinar cualquier enfrentamiento a su favor. Ahora, con el alma del dragón subterráneo bajo su control, Ian no solo había aumentado su fuerza de combate, sino que también había agregado una nueva dimensión a sus estrategias. El dragón sería un arma de terror, caos y destrucción, un aliado invaluable para lo que estaba por venir.

Ian observó los restos del dragón subterráneo, ahora inerte en el suelo de la caverna. Aunque había sido una criatura formidable en vida, su cuerpo ya no era más que una carcasa vacía. Sin embargo, sabía que aún quedaba mucho por aprovechar de aquella criatura.

"Tarek," llamó Ian con voz firme, sin apartar la vista del cuerpo del dragón. El goblin brujo se acercó rápidamente, sus ojos brillando con una mezcla de respeto y curiosidad. "Quiero que saques todo lo que podamos usar de este dragón subterráneo. Comienza con el núcleo de nivel 4. Es una prioridad."

Tarek asintió, comprendiendo la importancia del encargo. "Sí, maestro," respondió, y con un gesto de sus manos, convocó una serie de herramientas mágicas que flotaron en el aire a su alrededor. Luego, se arrodilló junto al cuerpo del dragón, sus dedos huesudos trazando patrones complejos en el aire mientras canalizaba su magia. Las herramientas comenzaron a moverse, dirigiéndose hacia el pecho del dragón, donde presumiblemente estaba su núcleo.

Ian sabía que el núcleo de un dragón de nivel 4 era una fuente de energía inmensa, capaz de alimentar artefactos mágicos o de ser usado como un catalizador en rituales poderosos. Pero también sabía que extraerlo no sería una tarea fácil. La magia del dragón aún latía débilmente en su cadáver, como si se resistiera a ser despojada de su última esencia.

Tarek murmuró una serie de encantamientos y tocó el cuerpo con una vara de madera oscura. De inmediato, un resplandor verde emanó del pecho del dragón, señal de que había encontrado el núcleo. Las herramientas flotantes comenzaron a cortar con precisión quirúrgica, separando escamas y hueso sin dañar la preciosa gema que se encontraba en el interior.

Mientras tanto, Ian se volvió hacia los demás esclavos de alma. "Recoged todas las escamas, colmillos y huesos que encontréis. Todo puede ser útil. Las escamas de un dragón subterráneo son extremadamente duras, pueden servir para crear armaduras resistentes a la magia y a los ataques físicos. Y los colmillos… los colmillos son perfectos para imbuir venenos o como componentes en rituales de hechicería."

Los goblins y los magos goblins se dispersaron, empezando a recoger las partes más valiosas del cadáver del dragón. Los guerreros goblin usaron sus cuchillos encantados para cortar las escamas, mientras los magos usaban conjuros para separar los huesos de la carne sin esfuerzo. Los chamanes hombres pájaro, con su aguda visión, escaneaban el área para asegurarse de que no quedara nada de valor sin recoger. El gigante rocoso, por su parte, usaba su fuerza bruta para levantar y apartar las partes más grandes del cuerpo, facilitando el trabajo de los demás.

Tarek, con su destreza habitual, finalmente extrajo el núcleo del pecho del dragón. Era una esfera brillante, de un color rojo oscuro que pulsaba con una luz propia, como un corazón todavía latiendo. Lo sostuvo con cuidado, sabiendo lo frágil y poderoso que podía ser.

"Maestro, he conseguido el núcleo," anunció Tarek, presentándolo con reverencia a Ian.

Ian tomó el núcleo en sus manos, sintiendo la inmensa energía latente que contenía. "Bien hecho, Tarek," respondió. Este núcleo es de un valor incalculable. Lo guardaremos para futuros experimentos.

Tarek asintió, mientras seguía recogiendo más materiales del cadáver del dragón, extrayendo veneno de los colmillos y arrancando las garras afiladas con precisión. Los órganos internos que parezcan tener propiedades mágicas, especialmente el corazón y el hígado.

Tarek continuó su tarea con diligencia, mientras Ian miraba el núcleo de nivel 4 en sus manos y sonreía. Sentía que cada vez estaba más cerca de alcanzar un nuevo nivel de poder, y esta victoria sobre el dragón subterráneo era solo un paso más en su camino hacia la supremacía.