webnovel

La Nueva Esperanza

"¿No sois de ningún grupo?" preguntó sorprendido "los supervivientes nos hemos unido en varios grupos. El nuestro se llama Nueva Esperanza, nos hemos puesto en contacto con el gobierno y nos van a desplazar a todos. Creíamos que erais de La manada, los que estaban disparando a los que no se unían a su grupo, por vuestras armas. ¿Os gustaría uniros a nosotros? Al parecer la gente está bastante violenta y parece que sabéis manejar las armas" nos preguntó.

"De acuerdo, iremos con vosotros" dijo Jesús.

Nos dijimos hacia la comida y empezamos a recoger latas junto con los de la Nueva Esperanza, atentos por si hacían algún movimiento sospechoso.

Cuando terminamos de llenar las mochilas, Félix nos dijo que los siguiéramos, y le seguimos hasta un edificio de apartamentos. Alrededor de la entrada, había un montón de cuerpos, todos en una especie de montaña, de los que no se habían despertado después del despertar.

Al entrar, pudimos ver una variedad de personas. Algunos tenían la mirada perdida, mientras que otros lloraban, sin poder aceptar lo que había pasado.

Al vernos entrar, con chalecos y armas, muchos se alejaron inconscientemente.

"No estéis asustados" dijo Félix, alzando la voz "solo es más gente que busca refugio como todos los demás."

Tras irnos los cinco a un apartamento en el tercer piso, Félix nos explicó cómo funcionaban las cosas. Había alrededor de 300 personas, pero lo más raro era que la mayoría tenía de 15 a 50 años, casi ningún niño o anciano había sobrevivido.

De momento, estaban esperando a que llegara agentes del ejército que habían conseguido contactar por teléfono, y llegarían mañana por la mañana, y les llevarían a la parte sur de la ciudad, cerca de la base militar, donde al parecer se estaban limpiando las calles y repartiendo comida.

Después de explicarnos esto, se fue y comenzamos a planear que íbamos a hacer de ahora en adelante.

"¿Qué deberíamos hacer, seguir al grupo o irnos por nuestra cuenta?" dijo Petra "seguramente nos quiten las armas en cuanto las vean, y no me fío de ellos para protegernos, viendo cómo están las cosas."

"Si yo igual" dije "pero creo que deberíamos ir con ellos, así podríamos conseguir más información sobre lo que está pasando y que hacer. Además, solo nos quitarán las armas si las encuentran."

Así, planeamos salir por la noche para dejar la mayoría de armas escondidas en una casa cercana, mientras nos quedábamos cada uno con una pistola, en mi caso dos ya que había cogido otra. Todos nos quedamos con nuestras armas frías, excepto Darío que también guardaría su hacha ya que es demasiado grande para ocultarla, y los chalecos también.

Al llegar la noche, Jesús y yo salimos discretamente con todas las cosas que había que esconder. En la entrada, vimos dos personas que al parecer estaban vigilando, pero estaban con el teléfono, así que pudimos salir sin que nadie se diera cuenta.

Andamos durante 10 minutos, hasta que nos encontramos una casa que podría servir. Era un chalet, que parecía que llevaba un par de años abandonada.

La puerta estaba en mal estado, así que con solo un pequeño empujón se abrió. Después de buscar un rato, decidimos guardarlas debajo del suelo, donde podíamos acceder gracias a unas tablas del suelo de madera que estaban sueltas. Pusimos todas las cosas ahí, y lo tapamos con una alfombra vieja que habíamos encontrado en un armario, y nos empezamos a ir.

A mitad del camino de regreso, nos encontramos con nuestro primero problema grave desde que ocurrió el despertar.