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No me importa.

- ¡Anabel! -Samara quería explicarle algo a Anabel, pero esta se había ido sin decir nada.

Parecía que Anabel estaba realmente enfadada. Samara suspiro, sin saber que podía hacer por el comportamiento de Álvaro.

Ella fue a la cocina sola y quería hacer comida para si misma, pero no había nada en la cocina y la nevera estaba vacía. La única explicación era que Anabel había empezado a odiarla y realmente no quería que ella estuviera en esta familia.

Samara se molesto un poco, saco su teléfono y pidió comida para llevar. Antes de la llegada de la comida, Samara continúo diseñando en el salón. En realidad, la idea de Álvaro era bastante similar a la de ella.

Por lo menos, prestaban mucha atención en la seguridad y la apariencia. Hoy en día, la competencia en el mercado de coches de carreras es muy intensa, y con una mejor calidad de vida, la demanda de la gente para los coches también había aumentado. No eran solo herramientas de transporte como antes, sino que también tenían que ser cómodos y estar a la moda.

Samara sabia que la industria del automóvil de la familia Ayala estaba dirigida a los jóvenes. Por lo que, naturalmente, los coches tenían que ser bonitos y lujosos. Sin embargo, era difícil innovar en los elementos del automóvil. Pensó mucho y casualmente puso algunos manuscritos a un lado. Cuando quería recogerlos y verlos, no los pudo encontrar.

Samara frunció el ceño ligeramente. Esta era la casa de la familia Ayala, por lo que era imposible que algún ladrón entrara y robara los manuscritos. Samara miro alrededor y descubrió que Anabel estaba regando las plantas no muy lejos. Frunció el ceño otra vez.

-Anabel, ¿has visto mis manuscritos? -Samara se acerco a ella en la silla de ruedas y le pregunto con calma.

Sin embargo, Anabel parecía no haber oído a Samara, ella siguió regando las plantas y no le prestó atención a Samara en absoluto. Esta era la primera vez que Anabel trataba de esta manera a Samara en la familia Ayala.

Antes, Anabel había sido muy amable y gentil, pero ahora… Samara miro profundamente a Anabel y dijo:

-Puedes odiarme y ponerme obstáculos, pero esos dibujos son los diseños que Álvaro necesita. Si crees que me hará cometer errores frente a Álvaro, estas equivocada. Sin Álvaro y el Grupo Ayala, todavía puedo volver a Estados Unidos como diseñadora del Grupo HJ. No me importa, pero si Álvaro pierde este pedido, puedes imaginar cuanto perderá el Grupo Ayala. -después de decirlo, Samara volvió a su habitación en la silla de ruedas, sin prestar atención a la reacción de Anabel.

Anabel se puso un poco embarazosa y pensativa. Cuando llego la comida, Samara salió en su silla de ruedas para recibirla. Ella vio sus dibujos en la posición original. Miro a Anabel que todavía estaba ocupada, como si no supiera nada al respecto. Sin embargo, Samara sabía que Anabel siempre protegería a Álvaro. Samara recogió sus manuscritos y se olvidó de tal episodio.

Anabel observo como Samara recogía los manuscritos y los llevaba a su habitación. Ella no sabia si se lo diría a Álvaro o no. Anabel frunció el ceño con fuerza y llamo a Álvaro.

-Señor, la señora Catalina estaba diseñando en el salón. Puede ser que los manuscritos fueran soplados por el viento debajo de la silla. los limpiadores no lo sabían y los tiraron, solo cuando vi a la diseñadora buscándolos que me enteré de esto, pero no sé si la señora Catalina esta enfadada. Me has dicho que no debo interferir en sus asuntos, así que solo le informo. -Dijo Anabel con cuidado.

Álvaro era una persona inteligente. Inmediatamente supo que algo debía haber sucedido. Sin embargo, por el bien de Anabel, no lo revelo.

-Ya veo. Le comprare algunos regalos y le pediré perdón después del trabajo. -Álvaro dijo con tranquilidad.

-Señor, ¿te he metido en problemas? -dijo Anabel avergonzada.

-No, Anabel, no trates mal a Catalina. Es una buena persona.

-Si. -Anabel respondió y termino la llamada.

Álvaro no la había reprochado, a él todavía le importaba su nodriza. Anabel inmediatamente se tranquilizó. Mientras Álvaro no la culpara por este asunto, ella estaría a gusto. En cuanto a Catalina, no quería preocuparse por ella.

Samara originalmente quería salir a recoger algunas cosas, pero escucho por casualidad la voz de Anabel. Le parecía un poco absurdo, informo a Álvaro con tanta prisa solo para alejarse de la culpa lo antes posible. ¿Por qué antes no se había dado cuenta de que Anabel era una persona tan hipócrita?

Tal vez Anabel hacia muy bien al proteger a Álvaro, pero Samara no estaba de acuerdo con su actitud hacia los demás. Ella sintió que había vivido en vano en la familia Ayala durante aquellos tres años.

Tal vez fue por porque solo se preocupaba por Álvaro e ignoro los hábitos y las personalidades a su alrededor. Samara estaba algo decepcionada y ya no quería salir a ver a Anabel, así que volvió a su escritorio a seguir su trabajo. Paso el tiempo y rápidamente era de noche.

Cuando Samara escucho que alguien llamaba a la puerta, se detuvo un momento antes de darse cuenta de que ya era de noche. El resplandor del sol poniente brillo y era realmente bonito. La persona todavía estaba llamando a la puerta.

Samara suspiro y empujo su silla de ruedas para abrir la puerta. No se sorprendió al ver a Álvaro de pie fuera de la puerta mientras Anabel observaba no de muy lejos. Ella sonrió y dijo:

-Señor Álvaro, ¿Qué pasa?

-He oído que has estado en la habitación todo el día. No tienes que darte prisa, todavía tienes tiempo para el diseño. -Álvaro se preocupaba por ella.

Samara ignoro automáticamente la preocupación en sus ojos y dijo con una sonrisa:

-Eso no importa. De todos modos, este es mi trabajo. Puedo descansar después de terminarlo.

-Ven, quiero decirte algo. -Álvaro empujo a Samara para salir de la habitación.

Anabel estaba mirando de lejos, pero al ver salir a Samara, rápidamente giro la cabeza. Estaba evidentemente angustiada. A Samara no le importaba, pero se sorprendió un poco al ver a la chica delgada en el salón.

- ¿Quién es?

-Tu niñera y guardaespaldas, la encontré para ti. Es muy competente, a partir de hoy te protegerá de cerca. Si necesitas algo, solo búscala. Su nombre es Alana.

Las palabras de Álvaro sorprendieron a Samara. Al mediodía, Anabel dijo que Álvaro quería encontrar una niñera personal para ella, pero no esperaba que la hubiera encontrado tan rápido.

- ¿Puedo rechazar? -pregunto Samara.

- ¡No!

Samara había imaginado la respuesta de Álvaro. Se encogió de hombros y le dijo:

-Hola, me llamo Catalina. Encantada de conocerte.

-Hola señora.

Samara se quedó atónita al escuchar "señora"

-Creo que lo has malentendido. No soy la esposa de Álvaro, así que no necesitas llamarme señora. Esta bien con que me llames señorita Samara.

Al escuchar que Samara estaba ansiosa por explicar la relación que tenía con él, Álvaro se puso serio.

Alana miro a Álvaro.

-Solo haz lo que te diga la señorita Samara. -dijo Álvaro con indiferencia.

-Si, señor. Hola, señorita Samara. -Alana era muy obediente, pero Samara podía notar que Alana obedecía mucho a Álvaro.

Samara sonrió burlonamente y susurro:

- ¿Puedo entrar ahora? -su voz era suave pero distante.

Álvaro la miro y dijo en voz baja:

-Tengo un banquete esta noche y no cenare en casa. No necesitas alejarte de mí, Alana preparara la cena. Ella es nutricionista y sabe mejor como igualar tu nutrición. Solo déjale todo a ella.

- ¿Puedo estar tranquila? ¿de verdad me obedece? Señor Álvaro no sea bromista. -esta vez, Samara incluso quería reír.

Álvaro frunció el ceño ligeramente.

-Alana, de ahora en adelante, solo tienes que obedecer a la señorita Samara. No tienes que reportarme. Haz lo que ella te pida.

-Si, señor. -Alana asintió.

Álvaro esperaba que Samara pudiera mantenerlo, pero Samara parecía no haber visto la mirada de Álvaro y le dijo a Alana:

-Ve a preparar la comida, tengo hambre.

-Si, señorita. -Alana se quito el abrigo y se fue a la cocina.

Samara empujo su silla de ruedas hacia el dispensador de agua y tomo un vaso. Cuando se dio la vuelta vio que Álvaro todavía estaba allí y le pregunto:

-Señor Álvaro, ¿no se va? ¿no dijo que iba a un banquete esta noche?

Álvaro estaba decepcionado. Sin embargo, solo suspiro antes de darse la vuelta y marcharse.

Viendo la apariencia triste de Álvaro, Anabel se sintió extremadamente preocupada.

-Señor, espere un momento. Te hare comida para el camino, tienes mal el estómago. En el banquete solo habrá alcohol. Te dolerá el estómago. -Anabel lo siguió, pero Álvaro agito su mano.

-No es necesario, no tengo hambre. -luego se metió en el coche.

El sonido del coche se alejo gradualmente. Anabel estaba mirando desde la puerta, sintiéndose preocupada. Solo cuando ya no podía ver a Álvaro, Anabel se dio la vuelta y volvió. Cuando se encontró con la mirada de Samara, Anabel dijo ferozmente:

-Quieres que el señor este fuera, ¿no? ¡Eres una mujer cruel!

Samara no sentía que hubiera hecho algo malo, pero había sido considerada cruel, ella sintió que esto era bastante ridículo. Originalmente no quería discutir con Anabel, Pero Alana salió de la cocina. Después de oír las palabras de Anabel dijo:

-Eres Anabel, ¿verdad? El señor me dijo que eres la ama de llaves de esta casa, pero ¿Cómo puedes ser tan descortés? La señorita Samara es una invitada importante del señor Álvaro. Espero que puedas ser mas educada en un futuro.

Anabel estaba furiosa.

- ¿Quién eres? He estado en esta casa durante mas de veinte años, ¿Cómo puedes ser tan atrevida conmigo? Déjame decirte, en la familia Ayala, aparte de la señora y el señor, todos los demás tienen que obedecerme. ¡Si no estas contenta puedes irte con tu señorita Samara!