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Lo que pasaba

Lee Won Jun no podía creer lo que acababa de ver; por un breve instante, mientras el antes perseguidor misterioso se daba a la fuga, pudo ver sus ojos y su cabello largo mientras al tiempo dejaba caer su sombrero, apenas arrancó el automóvil. No lo podía creer; la persona que había estado siguiendo a Doona, quien podría haber capturado con una cámara sus momentos más íntimos, le era conocida. La que podría podía arruinar su relación y sus carreras, en cuyas manos podían haber caído, no era nada menos que...esa tipa problemática.

¿Qué hacía ella allí, persiguiéndolos, violando su privacidad? ¿Qué quería saber espiándolos? ¿Qué iba a hacerles una vez cumpliera con cualquiera fuese su objetivo? La amenaza que le hizo lo había turbado incluso más. 

Su teléfono sonó. Era Doona, quien se había quedado observando desde la ventana del alto piso:

- ¡¿Won Jun, estás bien?! ¿Quién era ese tipo?

Ella solo había tenido tiempo de verlo salir corriendo tras la persona en ese auto; se preguntó si la chica que la miró raro hace horas tendría algo que ver. Won Jun volvió a verla desde abajo, a lo que la cantante le hizo un ademán de que viniera con la mano, expresión consternada en su rostro:

- Sí, sí, estoy bien - balbuceó él, tratando de recuperar el aliento y la compostura - No te preocupes, no es nada, solo un malentendido, te lo explicaré cuando suba.

- ¿Estás seguro? Estoy asustada.

- No, en serio, no es nada grave. Te lo prometo.

- Está bien, te creo. Pero la próxima vez ni siquiera se te ocurra salir así, ¿te quedó claro?

La expresión de Won Jun se suavizó rápidamente, y una sonrisa se dibujó en sus labios, sin que la expresión de sus ojos parara de estar nublada de preocupación:

- Yo también te quiero.

Él colgó el teléfono primero, y se llevó una mano a la frente, sintiendo que le latía con fuerza; no podía creer lo que acababa de suceder ¿Qué hacía la chica allí? y encima apuntándole con un arma. Llegó al ascensor, su mente aún corría en repetición el recuerdo del cañón enfilado hacia su cara, de aquella mirada vacía, de la sonrisa burlona; el timbre singular del aparato al llegar a destino lo despertó de repente, asustado al recordar el martillo del arma, que no disparó ninguna bala al fin. 

La cantante lo estaba esperando, y se acercó presurosa, tocándolo para ver si no estaba herido:

- No te atrevas a mentirme, voy a ver yo misma si no te hizo nada...

- Ya te dije, estoy bien, tranquila...

De inmediato la abrazó con fuerza, y ella pronto apoyó su cabeza con calma en su hombre, devolviendo el gesto:

- Esa tipa...no me atacó. Solo...me amenazó y se fue.

Así que era una chica, puede que la misma, pensó la cantante:

- Puedo verlo en tus ojos - le dijo ella - La conoces, ¿cierto?

- No, no... - replicó él - Ella...sólo se había equivocado de dirección, yo...

Doona le picó con dos uñas al hígado, como para que lo sintiera pero sin hacer daño:

- Te dije que no me mientas...

Ella se alejó algo molesta un par de pasos, y él titubeó por un momento; no iba a decirle nada, pero tras pensárselo, decidió contarle lo que sucedía y lo que había descubierto. Al verla supo que, a pesar de su tozudez, se encontraba en extremo nerviosa, por lo que decidió acabar por lo menos con su incertidumbre del momento. Se merecía saber la verdad.

- ¿Recuerdas...a Jin Joo?

- Sí, ¿por?

- Quien estaba en ese auto...

- Pero, eso no tiene sentido, ella y yo...

- No, no es eso - respondió él - cierto...tú no lo sabías.

- Dime ya.

- Tiene una hermana menor, se llama Myung Joo.

- ¿Dices que... nos estaba espiando?

- Sí. - y añadió, aun confuso - No entiendo para qué...

La cantante se llevó las manos a la cabeza, mirando al suelo, mientras decía, yendo de un lado a otro:

- Esto es tan...ridículo. Si ni siquiera la conozco, por qué... ¿por qué, por qué no nos dejan en paz?

Se puso totalmente pálida, y casi se deja caer al suelo, pero Jun Won la tomó en sus brazos justo a tiempo, mientras balbuceaba, horrorizada, preguntando entrecortadamente qué es lo que iban a hacer ahora:

- Doona...

- Won Jun... - dijo mirándole con miedo.

- ¿Sí?

- Yo también debo contarte algo. No quise, pero...podría tener algo que ver con esto.

Lee Won Jun se quedó paralizado al oír eso, sin poder reaccionar; ¿ahora qué más estaba ocurriendo? ¿Qué era aquello que su novia quería contarle? Para él había sido suficientemente impactante lo que acababa de ocurrirles; encima justo después, al ver aquel auto estatal acelerar rápidamente y dejar tras de sí una sólo una estela de polvo y humo, sin que él pudiera hacer nada; justo cuando trato de perseguirlo, los neumáticos de su propio auto estaban ponchados. Esa tipa se le había escapado, pero no sin antes lanzarle una mirada desafiante, como si se burlara de él.

- Yo vi a alguien...

- ¿De qué hablas?

- Una mujer como de mi edad. Iba a entrar al edificio cuando la vi, mirándome. 

- Puede que haya sido ella.

El hombre, queriendo conectar puntos, recordó la última vez que la vio.

Fue hace cinco meses, en la boda de Kim Jin Joo y su futuro esposo; era increíble, había tardado años en admitirle su amor a él, pero esta vez esa misma mujer había entrado en una relación con alguien más, e incluso más, contraído nupcias con este demasiado rápido, sin dudarlo esta vez. Suponía que Jin Joo no quería dejar escapar el amor de nuevo, o cometer los mismos errores con su nueva pareja, así que habría decidido acelerar las cosas; y sí que lo hizo.

Él había ido por cortesía, pero muy en el fondo también por masoquismo y curiosidad; ahora amaba demasiado a Doona, pero no podía dejar de responderse a cómo había pasado aquello, esa boda tan apresurada entre la chica y el hasta entonces desconocido pretendiente. Quería ver a Jin Joo feliz, esta vez con un hombre que pudiera corresponderle como merecía, y apoyarla como un verdadero amigo; quería despedirse, y darle cierre así a su vieja historia, aunque fuera en silencio.

Y ahí estaba Kim Myung Joo, su única hermana; era un año menor que ella, estudiando derecho en la misma universidad; era una chica que a primera vista se apercibía tímida, pero en realidad era de enormes ambiciones, siempre creyéndose superior y aspirando a pisotear a "la competencia". Won Jun no reparó nunca en ella hasta la boda, siendo allí que descubrió su verdadera personalidad, totalmente opuesta a la de Jin Joo; tuvo que soportar sus comentarios ofensivos y fuera de lugar durante toda la velada, pero se mantuvo amable por respeto a su ex amiga.

De entre todos los invitados, era precisamente él, su "ex", quien no quería armar una escena.

Aun recordaba con enfado aquel día, el cómo Myung Joo se le acercó aquella última vez con una sonrisa maliciosa, ya cuando la boda había terminado, y la gente estaba bailando al son del vals igual que los recién casados:

- Ah, Won Jun, - le dijo - Qué bueno ver que sigas por aquí.

- Myung Joo - le respondió él con amabilidad - Felicidades por tu hermana. En verdad.

- Ah si, gracias, muchas gracias. Estoy muy orgullosa de ella. Se ha casado con un hombre excelente. Un hombre que sí la merece, y que tendrá pantalones para no romperle el corazón.

Won Jun sintió un pinchazo en el pecho, y se quedó ingratamente sorprendido; sabía que Kim Myung Joo se estaba burlando de él, pero no entendió a cuento de qué venía aquella pulla. Claramente sabía también que él estuvo en su día enamorado de Jin Joo, que no fue bien correspondido, y eso hacia su comentario incluso peor; había sido algo totalmente gratuito que le provocó desagrado, siendo que él apenas la conocía ¿Por qué, entonces, era tan grosera?

- Sí, también me pareció un buen tipo - dijo él con voz neutra - Jin Joo va a estar bien con él.

- Claro que sí - replicó Myung Joo con sarcasmo - Eres un buen amigo, Won Jun. Uno que siempre ha estado ahí para apoyar a mi hermana; tan bueno que nunca intentaste nada más con ella.

Won Jun se mordió el labio. Sintió que quería golpearla; ni siquiera hace años con la pesada de I-ra había aflorado en él semejante impulso. Pero se contuvo, porque él era un buen hombre, y jamás actuaría en una forma tan cruel o escandalosa.

- No sé a qué te refieres con eso... - devolvió él, algo crispado - Siempre hemos sido sólo amigos.

- Vamos, no me tomes por tonta - dijo ella con desdén - Sé que estuviste enamorado de ella durante años.

La chica iba acercándose a su espacio personal, hacia su oído:

- Que por mucho tiempo sufriste en silencio por no poder tenerla.

Ya entonces estaba a milímetros de su rostro:

- Seguro tu cara es una fachada, y estás esperando una oportunidad con ella que nunca va a llegar.

Lee Won Jun sintió que le hervía la sangre. ¿Por qué venía ella a hablarle, a querer humillarlo así?

- No tienes ni idea de lo que hablas - respondió él con firmeza - Los dos aclaramos las cosas hace mucho tiempo; siendo tan metiche en asuntos ajenos, deberías saberlo. Te lo pido por favor, Myung Joo, déjalo así.

Myung Joo rio un poco, como si estuviera diciendo algo muy liviano o chistoso:

- No te enfades, Won Jun...

Sonrió con falsa compasión, haciendo distancia y dándole una palmadita en la espalda al hombre:

- Solo quiero darte un consejo; deberías dejar de acercarte a mi hermana. Ella nunca te perdonó por desecharla, y nunca te volverá a querer. Será feliz con su marido, así que no te necesita.

- Para con esto ya.

Un brillo de malicia apareció en la mirada de la chica, quien puso la cereza al pastel, en un tono de voz tal que parecía estar a punto de reírse:

- Deberías buscar a alguien más. Ya sabes, alguien más a tu nivel, como esa zorra de Lee Doona.

Lee Won Jun no pudo más; le dio un empujón a Myung Joo y se alejó de ella, haciendo caer toda la mesa de bocadillos sobre ella por efecto dominó, o eso creyó él. La música paró y todo el mundo volteó a verlos. Él ya no quería escuchar sus palabras venenosas, ni ver su cara odiosa; pero por desgracia, pensó, había sido incapaz de medir la magnitud de su respuesta por la afrenta.

- ¡Oye tú ¿Qué demonios pasa contigo?!

- Lee Won Jun... - musitó Jin Joo.

- ¿Por qué atacas a mi cuñada, eh? ¿Te volviste loco?

El novio le gritó y le increpó su acto, pero él siguió alejándose mientras todos seguían de piedra:

- ¡No lo dejen ir, alguien deténgalo!

Se fue de la boda sin cruzar miradas con nadie, y tras caminar varias cuadras tomó un taxi, regresando en el más absoluto silencio a su casa, carcomido de culpa, encerrándose en su habitación para paso seguido echarse en la cama, mirando al techo. En algo tal vez Myung Joo tuvo razón, y es que debió seguir como siempre, alejado definitivamente de Jin Joo en vez de haber ido a su boda; era claro para él que esta última nunca más lo querría volver a ver tras aquel incidente.

Regresó al presente, y para entonces ya había acomodado a Doona en el sofá, pues esta, fruto de la ansiedad, se había dormido profundamente; era algo que, en otros tiempos, solía hacer a menudo.

Pronto recordó el día en que por casualidad, o destino, conoció a Lee Doona, sentada en la jardinera de un árbol frente a su residencia en la Universidad Minsong; ella tenía la mirada perdida, sin esperanza, y fumaba como una chimenea a diario, sin ganas de nada, encerrándose en su piso con las cortinas cerradas. Tal y como él hizo después de aquel fiasco de boda; en ese momento algo hizo click en su mente, y cayó en cuenta de que el pasado era sólo eso, que volver a él no valía la pena si quería seguir adelante con su vida, una lección que supuso aprendida pero que en ese momento, reconoció, no lo había sido del todo.

Won Jun bajó las blackouts del todo, y encendió una lámpara para sentarse al mesón de la cocina y leer algo, pues esta noche se quedaría a vigilar que nada extraño ocurriese con Doona; no pensaba rendirse con ella, ni dejarla abandonada a su suerte nunca más, menos ahora. Al final tuvo que madurar, saber soltar, y por ello acabó recompensado con el amor que ellos se tenían, incluso desde esa primera vez, hasta el día de hoy; secreto y todo, no había mejor que haber vuelto juntos.

Ahora, cinco meses después, se encontraba de nuevo con Kim Myung Joo, y no tenía ni idea de qué podía querer aquella loca haciendo esto; ¿acaso no fue suficiente cortar todo lazo con Jin Joo? ¿Por qué justo ahora los acosaba? Won Jun tenía un mal presentimiento.

Tenía que averiguar pronto lo que había detrás de esto si quería protegerla, y evitar algo peor.

Se enfrentaría a su asaltante cara a cara primero, frente a su familia de ser posible, para de esa manera acabar con todo este tema de una vez por todas (al menos desde ese lado). Movería cielo y tierra con tal de que Doona estuviese a salvo; tomando en cuenta que fue él quien la volvió a buscar, era su responsabilidad evitar que, por su culpa, a ella le hiciesen cualquier daño.