Roxana nunca pensó que ver a alguien dormir podría ser tan satisfactorio. Después del desafío con la comida, insistió en que debía descansar y él la escuchó moviendo la cabeza. Él tenía esa sonrisa que ella sabía que era por algo que ella hizo o dijo, pero no podía entender por qué.
Roxana no sabía cómo más ayudarlo ya que él se negaba a ver a un médico. Incluso después de que los temblores cesaron, él seguía pálido.
Ella lo observaba tendido en la cama, con los ojos cerrados, el rostro relajado. Debía de estar cansado para quedarse dormido tan rápido.
«Pero me gustas de esa manera.» Las palabras seguían repitiéndose en su cabeza. ¿Qué quería decir con eso? ¿Estaba admitiendo una vez más que le gustaba solo para alejarla o era diferente esta vez?
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