Roxana no podía creer que se estuviera ofreciendo para alimentarlo. Veía que él trataba de contener su sorpresa porque sus ojos se movían un poco. Aun así, ella se sentía mal. Estaba tan envuelto en la manta, temblando y luciendo tan frío que podía entender por qué no querría intentar comer.
—Puedo ayudar —sonrió ella.
Al levantarse fue a buscar una silla para sentarse más cerca. Podía sentir que él la observaba todo el tiempo. No había dicho mucho desde que despertó, probablemente tratando de combatir el temblor. Podía oír el leve temblor en su voz las pocas veces que habló. Por un momento se preguntó si debería llamar al médico pero luego... no sabía de qué estaba sufriendo y si un médico podría incluso ayudarlo.
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