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El final que crea un nuevo inicio

Puede que todo fuese un sueño, algo que nunca pasó, quizás solo estuvo en su mente, apartado de la realidad.

Por mucho tiempo Burst deseo que fuera así.

Despertó de improvisto, no recordaba su sueño, seguramente fuese una pesadilla de mal gusto.

Burst revisó la habitación, su maestro estaba durmiendo en una silla mecedora.

Viendo esto tomó su manta y abrigó al anciano.

Hace 10 años perdió a sus padres, no sabía muy bien cómo llegó a salvarse o porqué lo habían acogido, tampoco le gustaba preguntárselo.

«El viejo esta dormido, me toca limpiar la casa»

Empezó a limpiar el suelo con un trapo harapiento, la temporada de lluvias había dejado el techo en mal estado y las goteras abundaban, la cocina estaba sucia y el fogón lleno de hollín.

Su pequeña habitación estaba llena de charcos y sus cosas estaban tiradas por todo el lugar, revisó la oficina de su maestro, estaba llena de papeles, charcos y libros tirados por todas partes.

«Esta casa es un desastre»

* Toc, toc *

«Uh, ¿quién toca la puerta a estas horas?»

* Toc,toc *

—Ya voy.

Conforme la puerta se iba abriendo y la luz del sol aparecía una figura se iba deslumbrando.

Al ver bien a la figura Burst la saludo.

—Oh, señora Ophelia.

—Burst, dime ¿está el señor Alastair despierto?

—Ahora mismo está dormido, pero si quiere puedo despertarlo.

—No, no hace falta, solo dile que pase a buscarlo.

—Está bien.

Luego de eso Burst continuó con sus labores, con la casa limpia empezó a leer un poco, pues su maestro le ordenó aprender a leer, aunque esto le resultaba molesto.

«¿Por qué tengo que aprender a leer?»

«Todavía no entiendo muy bien las letras y no comprendo todas las palabras, le preguntare al viejo cuando despierte. Por ahora... supongo que iré al pueblo»

El pueblo no era grande, tenía una muralla de madera y unas 6 cabañas, un salón de reuniones y todo estaba rodeado por campos de cultivo.

Un poco a lo lejos en una colina había una mansión abandonada, el lugar que alguna vez perteneció a una familia de nobles se estaba cayendo a pedazos.

El pasatiempo de Burst era ir a la mansión y observar el panorama, la calma del lugar lo reconfortaba y las vistas eran hermosas.

Había una chica que también solía pasar el tiempo en ese lugar, su nombre era Iris, la sobrina de la señora Ophelia, tengo entendido que era una noble menor de la capital, nunca hablamos, pero solemos vernos en este lugar.

La puesta del sol anuncio el final del día, Burst estaba regresando a la cabaña, la noche era tan oscura que su candil alumbraba con fuerza, no había ninguna luz fuera de eso, ni siquiera en la aldea.

A veces lograba divisar el destello de la vela que Iris usaba para regresar, pero era muy raro verlo.

La noche era silenciosa y solitaria, fría y desoladora, El camino apenas estaba a la vista y el bosque que rodeaba la casa era denso, un poco aterrador para su gusto.

Los sonidos que perturbaban la tranquilidad de aquel bosque eran particularmente aterradores para Burst, así que siempre se apresuraba cuando regresaba a la cabaña.

Cuando finalmente diviso las puertas de la cabaña entró tan rápido como pudo, la puerta estampándose durante la marcha despertó al anciano.

—¡Oye Burst, ¿Qué hora crees que es?, al menos dime que terminaste tu tarea.

Burst dio un pequeño salto por el susto.

—Bueno, creo haber leído un capítulo... jejeje.

—¡Un capítulo!, ¿Tenías todo el día para terminar un volumen entero?

—Es que no es interesante, ¿Qué se supone que es un perro de 24 cabezas?, tiene muy malos gustos.

El maestro miró a otro lado con disgusto.

—¡Ah!, como si un niño como tú entendiese algo.

Unos segundos después su molestia se calmó y dijo:

—Oye Burst... ¿Piensas abandonar el pueblo?

Burst se rascó la cabeza dudando.

—Pues, no estoy seguro de que hacer, no tengo idea de quién mato a mi familia de todos modos.

El anciano tomó una espada y la tomó con fuerza.

—Yo... soy culpable de eso.

Burst se mostró aún más sorprendido.

—¿Qué?, ¡Usted fue quien me salvo!

—Eso puede ser cierto, pero, pude haber evitado que sucediese, no, de hecho, debí haberlo evitado.

Burst empezó a llorar, apretó los puños con rabia y salió corriendo sin ningún rumbo establecido.

Sin saber dónde iba o porqué exactamente estaba huyendo se detuvo al ver una luz centellante filtrarse por el bosque.

«Eso, no debería estar pasando, en la noche ninguna luz puede ser vista, a menos que sea...»

Marchó con toda la velocidad que podía lograr, desesperado, chocando con ramas y tropezándose, lleno de miedo y dudas, hasta llegar al pueblo.

Las cabañas estaban cayéndose a pedazos, ardiendo con fuerzas, los habitantes tirados en el suelo o calcinados.

Había 2 cuerpos que destacaban, uno estaba quemado y el otro tenía un agujero en el pecho.

«¿Pero qué?, ¿quién pudo hacer esto?»

—Señorita Ophelia, Iris... ¿Cómo?, ¿Cómo ha podido pasar esto?

Un soldado vestido con ropas llamativas de tonos rojo y negro se acercó.

—¡Viejo Edmun!, encontré un superviviente.

Un anciano lleno de heridas salió de los escombros de una casa.

—Esperó que no estes perdiendo mi tiempo.

Inspeccionó a Burst y al ver su espada empezó a reir con fuerza.

—Así que era cierto, el maldito traidor Alastair estaba es esta aldea.

Burst estaba asustado.

«¿Traidor... el maestro?»

Enojado apretó la empuñadura de su espada y dijo:

—¿Eres uno de los malditos que mató a mi familia?

El viejo se mostró dudoso.

—Tu no me suenas de nada.

La ira subió hasta la cabeza de Burst, su pecho ardía, sus lágrimas caían, la furia estaba en su mirada.

El miedo había desaparecido, desenvaino su espada y con todas sus fuerzas se abalanzó contra el anciano.

Su ataque fue detenido por el hombre vestido de rojo, tomó la espada de Burst como si nada, su mano sangraba, pero no parecía importarle, de hecho, estaba vendada.

—Espera ahí niño, ¿Cómo te atreves a atacar a un inquisidor en servicio?

Burst gritó con ira:

—¡Me importa una mierda lo que sean, los voy a matar!

El hielo que no había aparecido desde la muerte de sus padres empezó a brotar de su cuerpo, Burst tosió sangre mientras varios fragmentos de hielo aparecían en su cuerpo.

La espada empezó a congelar la mano del hombre.

—¡Un maldito!

El viejo empezó a reírse.

—Vaya, ahora lo recuerdo, esa niña de hielo que maté en la capital, una hereje que no siguió las reglas.

La consciencia de Burst se había desvanecido en la ira, ya no le importaban las palabras, sus cortes congelaban el aire mismo, pero cada vez aparecían más fragmentos, se hacía más lento y perdia sangre.

—¡Viejo no te preocupes, es un defecto entre defectos!

Edmun se quedó quieto mientras se reía.

—No lo subestimes, ahora mismo es como una bestia salvaje.

El hombre se mostró confundido, pero al estar distraído fue atravesado en el hombro por la espada de Burst, de su cuerpo empezaron a brotar fragmentos de hielo, escupió sangre y lanzó una patada para alejar al frenético joven de su lado.

—Parece que no te puedo subestimar.

Burst no atendía razones.

—…

Un pilar de hielo nació del suelo, lastimando la pierna de Burst.

—Pero parece que no controlas ese poder.

Burst caería desmayado pronto, su energía se esfumo y perdió mucha sangre.

Probablemente ese sería el lugar de su muerte.

La ira de Burst desapareció un momento mientras caía.

«Parece que esto es lo mejor que puedo hacer»

—¡Burst!

La voz de su maestro fue lo último que escuchó antes de caer.

«No diría que fue una buena vida»

Su maestro encontró a Burst en un estado deplorable.

—¡Edmun!, ¿qué has hecho?

Edmun se emocionó al ver a su viejo compañero.

—Alastair condenado, no hubiese destruido este pueblo si hubiesen cooperado, esa señora calcinada de ahí opuso mucha resistencia.

El anciano miró asustado como su amiga yacía muerta de una manera tan despiadada en el suelo.

—Se supone que sellé tu magia.

El inquisidor tocó el hombro del chico de traje rojo.

—Te presentó a mi propio maldito adoptado como verás es superior al tuyo.

Alastair apretó los dientes y el mango de su espada.

—¡Mi discípulo no es una mascota!

Se abalanzó con fuerza, el hombre de rojo trató de detenerlo, pero fue esquivado y luego un corte ascendente fue realizado.

La espada de Alastair fue detenida.

—Veo que no te has oxidado Alastair.

—… ¡Tengo la suficiente habilidad para matarte a ti y a tu esclavo Edmun!

Edmun miró el cuerpo de Burst.

—Pero... no es como que puedas hacerlo en verdad, ¿me equivocó?

Burst despertó, la escena de su maestro luchando contra 2 personas a la vez lo impactó.

Burst iba a gritar.

—¡Maest... Ugh!

Su boca fue tapada por la mano de una figura misteriosa, su rostro estaba vendado y vestía una túnica completamente negra.

La figura susurró.

—Escucha atentamente niño, te ayudare a escapar de aquí, vine tan pronto como me entere de la orden de la inquisición, pero, parece que llegué demasiado tarde.

Burst fue puesto a dormir por el olor de un paño y así ambos se desvanecieron entre las sombras.

«Maestro... Perdóneme»

—Oye niño, ¿estas despierto?

Burst todavía no había recobrado su consciencia.

«Uhm, ¿de quién es esa voz?»

Abrió lentamente los ojos, estaba oscuro, iba atado a un caballo como si fuera equipaje y su arma fue confiscada.

El hombre que iba al frente habló.

—Oye espero que no te moleste, pero prefiero que un niño enojado no me ataque mientras lo ayudo.

Burst se irritó.

—¿Me puede decir quién es usted?

—…

El hombre se quedó callado, con el tiempo llegaron a lo que parecía ser un pequeño campamento, luego su secuestrador ayudó a Burst a bajar y lo desató poco a poco.

—Sabes, preferiría que no armes un alboroto, los chicos han estado muy molestos últimamente.

Burst ojeo bien el lugar, había jóvenes con características de animales, otros estaban lastimados en varias partes de su cuerpo o incluso tenían demasiadas extremidades.

No había luz alguna en los ojos de aquellos chicos, él se dio cuenta fácilmente, este lugar era un refugio.

La luz de luna alumbro con fuerza sus rostros, eran pálidos, se notaba que no habían comido bien durante un tiempo.

El hombre que ayudó a Burst se quitó la capucha, su rostro estaba completamente vendado, la sangre que manchaba la tela dejaba ver que él tampoco estaba bien.

—Bueno niño, disfruta del refugio, es todo lo que tenemos por el momento, un inhumano mató a muchos de los muchachos hace unos meses así que hemos pasado un poco da hambre.

* Tap, tap *

2 jóvenes, un chico y una chica que se veían saludables salieron del bosque.

—Vaya, ya están aquí. ¡Niños han traído un poco de comida!

El chico se acercó al hombre de vendas.

—Líder, ¿esta vez comerá un poco?

El hombre de vendas rechazó la propuesta.

—Que va, que va, ya he comido suficiente durante mi viaje, mejor denle algo de comer al chico nuevo.

Burst pudo sentir como fue mirado con odio por un momento, la chica se acercó a él ofreciéndole un plato de comida.

—No te preocupes, no es nada dañino.

Todavía no entendía muy bien la situación así que rechazo el plato.

—No es necesario, creo que estaré bien sin comer.

El hombre de vendas volteó a ver a Burst.

—¿Estás seguro chico?, perdiste mucha sangre allí.

Sin comprender nada Burst respondió.

—En serio no importa, estoy bi... Ugh.

Escupió sangre.

La chica se asustó por un momento.

Burst revisó su cuerpo encontrando muchas heridas, algunas estaban congeladas.

La chica se tapó la boca con las manos.

—No puede ser, Almus este chico es...

El joven sombrío se acercó.

—Así parece Lara, es de los peores tipos de maldición, un elemento autodestructivo.

—En serio, estoy bien...

«Ugh, creo que... me voy a... desmayar»

* Bam *

El cuerpo de Burst cayó inconsciente, Lara se apresuró a ayudarlo, nada parecía real.

«Aaah, no entiendo nada»

//Fin del capítulo 1//

// Hola soy Axoth o anteriormente Mazhira, puedes decirme como gustes, y bueno.... finalmente hice una nueva obra, aunque no creó que sea nada espectacular he puesto mucho empeño en Burst, así que me gustaría que compartan la obra, acabó de trasnochar para terminar el capítulo Xd//