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La maldición que nos atormenta 

La situación parecía irreal, sin embargo, estaba claro que no era así, todo sucedió tal y como lo recordaba.

El arrepentimiento inundaba la mente del joven.

«No pude hacer nada».

Apretó los dientes y se levantó molesto.

Escuchó el fuego crepitante de la hoguera, pudo ver como los niños se escondían de él, lo notó hace un tiempo, todos en el campamento eran distantes, solo los 2 jóvenes que hablaban cosas misteriosas y el líder del lugar se acercaban a hablarle.

Mientras contemplaba la zona pensó:

«Pasaron dos días desde que todo sucedió».

Durante ese momento estuvo muy débil, con el tiempo tuvo que aceptar la comida para poder sobrevivir.

Pero no es como si se pudiese acostumbrar en unos pocos días, todavía estaba herido y algunas cicatrices continuaban abriéndose.

Ni siquiera podía entrenar sin que su maldición apareciese hiriéndolo gravemente, su fortaleza mental estaba disminuyendo poco a poco.

La impotencia lo afectaba, si ni siquiera podía levantar un arma para luchar ¿cómo esperaba vengarse de aquellos asesinos?

Hundiéndose en la melancolía causada por su incompetencia tiró con todas sus fuerzas una roca que se encontró.

El sonido de unos pasos hizo que detuviese su rabieta.

—Oye, chico ¿Por qué tanta agresividad?, ¿paso algo?

Era el hombre vendado, mejor dicho, el líder de aquellos niños.

Burst apartó la mirada y continuó perdido en sus pensamientos, sin embargo, el líder insistió.

—No tengas miedo de hablar niño, algunos de los chicos del campamento han vivido cosas peores que tú.

Al escuchar esto Burst se molestó.

—¿Como te atreves a decir eso?, ¿tienes alguna de idea de lo que pase?

El líder se desató las vendas revelando un rostro desfigurado por quemaduras.

—Vi a mi hija de 5 años hacer combustión desenfrenadamente por culpa de una maldición, estas heridas son el recuerdo constante de que no pude ayudarla.

Sus ojos denotaban tristeza, Burst entendió que tal dolor sería el más agobiante, nada podría asimilarse al dolor de perder un hijo.

La ira de Burst transmutó en tristeza, las lágrimas empezaron a caer de su rostro sin que siquiera lo notase ¿por qué?, no puede entender que sucede.

Cayó de rodillas. «¿Que estoy haciendo?».

Los jóvenes se acercaron a la escena y consolaron a Burst, ahora se sentía un poco más integrado al campamento que antes.

Regresó a tomar su espada determinado a seguir esforzándose, al verlo la chica se acercó rápidamente para detenerlo.

—Cálmate Burst, no puedes entrenar en tu estado, ni siquiera comprendes tu maldición.

Burst no entendía las palabras de la chica.

«¿Que se supone que tengo que entender?»

La chica estaba molesta con la actitud de Burst.

—Oye, Almus ¿puedes explicarle?

El chico sombrío se acercó a arrebatarle la espada a Burst.

—Las maldiciones son algo con lo que nacemos y suelen activarse de formas diferentes, en mi caso...

Repentinamente uso la espada de Burst para hacerse un corte en la mano, está empezó a regenerarse poco a poco, pero durante el proceso parecía estar sufriendo.

—Como puedes ver puedo regenerarme, pero a cambio pierdo muchas de mis energías y sufro un gran dolor, Lara, por el contrario.

Lara lanzó un golpe con fuerza a un árbol destrozando la mita del tronco, pero, su mano se veía muy dañada, luego volteó a ver a Burst.

—Tengo una gran fuerza, aunque mi cuerpo no es capaz de soportarla.

Burst estaba anonadado, ¿Cómo era posible que existiesen tales habilidades?

—Entonces como apagó la mía.

Almus volteó a ver a Lara y luego preguntó.

—No lo sé ¿Cómo la apagas?

Más confundido Burst empezó a recordar cuando usó aquel hielo, sus emociones siempre estaban cargadas de ira, enojo, resentimiento, tristeza, odio.

«Puede ser... tendré que probarlo»

Blandió con confianza su espada y practicó un poco, cortes ascendentes, descendentes, laterales, combinaciones, estocadas, podía realizarlos sin problema.

«Entonces si era eso»

El hielo no apareció ni una vez, tal parece que el motor de la maldición no era otro que la rabia y las emociones negativas, este descubrimiento lo cargó de positividad y continuó entrenando con gran felicidad.

El líder disfruto del espectáculo e incluso los niños se acercaron a presenciar el entrenamiento.

La chica se acercó a Burst y dijo.

—Eres muy bueno con la espada.

Burst se quedó callado por un momento, sostuvo su espada viendo al cielo y respondió.

—Es gracias a mi maestro, aunque no se que le haya pasado.

Almus lanzó un cuchillo a Burst, esté reacciono esquivándolo por poco.

—Has pasado, de ahora en adelante nos acompañaras a buscar comida.

Burst se enojó.

—¿Acaso estás loco, quien le lanza un cuchillo a alguien?

Almus se marchó sin decir una palabra, hizo un gesto que indicaba que lo siguiesen, Lara tomó a Burst del brazo y lo llevó con ellos adentrándose en las profundidades del bosque.

Pasado un tiempo era imposible para Burst saber dónde iban, los chicos caminaban con confianza, se notaba que recorrieron ese camino cientos de veces.

El destino era incierto, al menos para Burst, lo que tenía claro es que podría ver de dónde sacaban la comida Almus y Lara.

Tras unas horas los árboles iban reduciéndose, estaba oscuro ¿acaso era de noche?, no, eso no importaba, aunque no hubiera árboles en aquel claro, todo era inquietantemente tranquilo.

La entrada de una cueva estaba a la vista, raíces brotaban de todas partes, Almus se aventuró primero y Lara guió a Burst.

Almus se detuvo por un momento.

—Escucha Burst, sin importar que veas, no puedes decírselo a los niños.

Confundido Burst se apresuró a ver que estaba al frente ¿era un chico o acaso una chica? Su cuerpo estaba conectado al suelo por raíces, había diferentes plantas comestibles creciendo a su alrededor.

—Almus, no me digas que.

Almus se acercó a recoger las verduras.

—Este es un maldito que fue consumido, estamos agradecidos de poder obtener alimentos, pero, mi hermano merecía un mejor final que este.

Lara se agachó para ayudar a Almus.

—Me estás diciendo que este era tu hermano.

Guardando la cosecha en una canasta respondió:

—Si, y si no quieres ser un dispensador de hielo será mejor que comprendas por completo tu maldición.

La imagen de ser consumido por el hielo aterró a Burst, las náuseas producidas por ese sentimiento casi logran hacerlo vomitar.

Fuertes emociones encontradas desencadenaron nuevamente su maldición, hiriéndolo, al ver esto empezó a cantar, solía recordar la sonata que aprendió de su madre, un ritmo tranquilizador que apaciguaba su alma.

Lara y Almus estaban sorprendidos.

Almus soltó una carcajada.

—Bueno, puede que tengas salvación después de todo.

Le dio una palmada en la espalda a Burst e indicó que lo siguieran, ya tenían lo que necesitaban, Burst no pudo evitar dar una última mirada al maldito consumido, una gota de agua cayó por la cueva, se paseó por el rostro de lo que alguna vez fue una persona, simulando una lágrima.

Los jóvenes abandonaron la deprimente escena que descansaba en esa cueva, el denso bosque aún confundía a Burst, Almus y Lara, sin embargo, parecían conocerlo como la palma de su mano.

Mientras caminaban Lara detuvo a Burst, Almus tomó el cuchillo que llevaba en su cintura y se preparó para atacar.

Burst volteó a ver, un grupo de inquisidores se estaba adentrando en el bosque, uno llevaba en sus manos un cartel de búsqueda, este tenía la cara de Burst garabateada.

Los jóvenes se ocultaron y escucharon la conversación.

Un soldado empezó a hablar.

—¿Escuchaste? Asesinaron a el antiguo comandante Alastair.

Un soldado con lanza respondió.

—Si, pero era un traidor, estoy seguro de que el señor Edmun hizo lo mejor para la inquisición.

La conversación continuó.

—Pero gracias a eso la situación de la capital ha empeorado, Alastair era el inquisidor más querido por el comandante supremo y encima cuenta con el apoyo de muchos de esos errores.

Un soldado miró el cartel de Burst.

—Así que dejó atrás a un discípulo.

—Si... pero será un dolor de cabeza encontrarlo, nadie sabe dónde pueden estar ocultándose los malditos renegados.

La caravana continuó con su viaje, por suerte iban en la dirección equivocada, cuando se alejaron una distancia considerable los chicos continuaron con su viaje.

Burst rompió el silencio

—No puedo creer que los inquisidores me estén buscando

Almus y Lara voltearon a verlo.

—Si, no te creas mucho, el líder tiene una alta recompensa por su cabeza.

Burst empezó a reír

—Si, probablemente.

Los jóvenes finalmente llegaron al campamento.

La ropa de Burst estaba sucia y su cabello lleno de ramas, polvo y hojas.

Al verlos el líder dijo alegremente.

—¡Niños, ha llegado la comida!

Los pequeños rodearon a los jóvenes, cantaban con alegría y ayudaban a preparar la comida, Burst se apartó de la zona

Como de costumbre el líder se acercó a hablarle.

—Niño, ¿Estás seguro de que no quieres acercarte?

Burst tomó su espada y la sostuvo con ambas manos.

—No, quiero crecer para protegerlos, no quiero que nadie se apegue a mí y me da miedo apegarme a alguien, no con esos caballeros persiguiéndome.

El hombre vendado fue a tomar un plato de comida, luego se sentó al lado de Burst.

—¿Tu... no sabes quienes son esos caballeros?

Burst rascó su cuello.

—Escuche su nombre alguna vez, pero nunca me interese en ellos.

Al escuchar esto el líder saco un emblema de su bolsillo.

—Grábate ese símbolo en la mente, todos ellos son nuestros enemigos, no les hemos hecho daño, pero aun así nos cazan como animales.

Burst apreció la medalla, recordó haberla visto alguna vez tirada en la basura de su maestro.

—Señor, que clase de maldición lo agobia.

El hombre de vendas se sorprendió.

—¿A mí? Solamente el peso de no haber salvado a mi pequeña, fuera de eso soy una persona común y corriente.

Burst se sintió mal, pensó que lo mejor sería que no volviese a tocar el tema.

—De cualquier forma, disfruta la vida mientras puedas niño, no sabemos si existe un cielo, infierno, nirvana, avalon o lo que sea.

Determinado Burst le regresó la medalla al líder y fue a ayudar a Lara con la cocina.

El líder se alejó adentrándose en el bosque.

«Así que finalmente encontraron este lugar»

Un grupo de inquisidores estaba acechando la zona, uno de ellos se acercó y mostró un cartel.

—Por el crimen de desertar y criar a herejes traidores, Victor Darkness, tu y todos tus herejes serán condenados a muerte.

El líder se quitó las vendas que tapaban sus brazos, estos empezaron a brillar con fuerza, sus ojos deslumbraban ira y su expresión era fácil de ver incluso tras su rostro tapado.

—¡Nunca entenderán, malditos inquisidores!, ¡Si quieren ponerle una mano encima a mis niños... tendrán que pasar sobre mi cadáver!

Uno de los inquisidores se acercó a atacar.

El líder empezó a hablar.

—Primer hechizo de la tercera symphonia... Llanto de las cigarras.

Cientos de hojas volaron por todas partes, el polvo empezó a levantarse creando una cobertura, rocas empezaron a moldearse en formas de cuchillas afiladas.

Con una señal de su mano los inquisidores empezaron a caer como moscas, había pocos sobrevivientes.

Uno de ellos se alzó, su espada empezó a brillar y dio un grito de guerra.

—¡Canto de la madre tierra... Resistencia sagrada!

El líder volteó a verlo con tristeza.

—Ustedes no lo entienden verdad.

Los inquisidores se asustaron.

—Segundo hechizo de la tercera symphonia... Muerte de la cigarra.

Las armas de los inquisidores caídos empezaron a levitar, la sangre se dispersó como niebla en el aire, las armas de sus compañeros atravesaron a los sobrevivientes.

El líder ató sus vendas de nuevo, la sangre que tenía encima levitó de su cuerpo librándose de ella.

Antes de marcharse habló por última vez.

—Ultimo hechizo de la tercera symphonia... Entierro de la cigarra.

La tierra se separó, todos los cuerpos, armas, sangre y cualquier muestra de violencia fue enterrado ahí.

Tomó una semilla y la plantó, el árbol creció rápidamente.

—Gracias por la semilla Almus, siempre sirve para estas cosas.

Regresó con los jóvenes como si nada hubiese pasado, mientras los cuerpos de los inquisidores descansaban como abono bajo una tumba.

//Fin del capítulo 2//

Hola es Axoth, lo cierto es que me emociono crear la batalla ¿Qué os parece Victor Darkness?, nos veremos pronto en el capítulo 3 de Burst, cuídense mucho y esperen la siguiente actualización.