— Encapuchado 1 — Debemos actuar con rapidez — susurró el encapuchado líder de equipo, su voz cargada de urgencia mientras retrocedía entre las sombras para ir a informar al culto — número dos, mantente aquí y sigue observándolos. Necesitamos conocer cada uno de sus movimientos — ordena con firmeza y convicción.
— Encapuchado 2 — asiente mientras sus ojos brillan con una mezcla de curiosidad y obediencia debajo de la capucha — No te preocupes, los seguiré de cerca. No se moverán sin que yo lo sepa. — responde mientras regresa rápidamente la mirada hacia el pequeño campamento de Edmundo.
El encapuchado 1 se desvanece entre la vegetación, dirigiéndose hacia el campamento principal del culto. Los árboles altos y las sombras profundas de la selva templada ofrecían una cobertura perfecta. Los sonidos de la selva templada llenaban el aire: insectos zumbando, aves cacareando, y el crujido ocasional de ramas bajo los pies de animales que se movían bajo las sombras dadas por los árboles y el sol.
El campamento del culto que usaba hojas de varios helechos crecidos anormalmente para camuflar la entrada hacia el campamento subterráneo y así no ser descubiertos por casualidad , un grupo de seguidores se reunía alrededor de un fuego tenue, sus caras ocultas bajo capas y capuchas. La luz del fuego proyectaba sombras largas y retorcidas, dándoles una apariencia aún más siniestra.
— Encapuchado 1 — He regresado con noticias importantes líder — anunció al llegar, con voz firme y obediente — Nuestros enemigos están reuniendo fuerzas para intentar fortalecer el sello. No podemos permitir que eso suceda — comenta con una voz firme, con convicción y un poco temerosa.
Los miembros del culto murmuraron entre ellos, intercambiando miradas de preocupación y determinación. Uno de ellos de figura robusta y con postura erguida, dio un paso adelante.
— Encapuchado 3 – ¿Qué sugiere que hagamos, líder? No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras ellos se preparan — dice lleno de convicción y determinación girando hacia un trono de piedra donde está sentado el líder.
— Líder del campamento — asiente mientras su mente maquina un plan — Primero, debemos asegurarnos de que nuestro espía no sea descubierto — comenta mientras se va levantando del trono y empieza a caminar hacia el encapuchado número 1 — Ya que viniste solo imagino que número dos está vigilándolos de cerca — comenta mientras mira al encapuchado número 1 que todavía estaba arrodillado y lo ve moviendo la cabeza de arriba abajo en forma de afirmación — mientras número dos los vigila, debemos prepararnos para atacarlos cuando menos lo esperen — ordena en voz alta mientras da media vuelta y alza una mano apretándola en un puño
— Encapuchado 4 — ¿Cuántos son? — preguntó una voz más aguda pero segura desde las filas de los seguidores — ¿Podemos enfrentarnos a ellos directamente? — pregunta con una pequeña emoción en su voz y esperando con ansias poder pelear con alguno de ellos.
— Encapuchado 1 — son solo cuatro personas, creo que tendríamos una oportunidad en un ataque directo — responde con un tono serio, frío y sumiso
— Líder del campamento — niega con la cabeza la idea de hacer un ataque directo y les dice con voz fría y calculadora — Son pocos, pero tienen mucha determinación — mientras habla empieza a caminar para estar al frente de todos — subestimarlos sería un error, necesitamos un plan más sutil — afirma mientras llega al frente de todos, se detiene y se voltea para ver a todos y seguir — debemos debilitarlos antes de un enfrentamiento directo.
Mientras discutían, en la distancia se escuchó el aullido de un lobo, resonando a través de la selva y recordándoles la presencia de otras fuerzas en la selva.
— Encapuchado 1 – Dividámonos en grupos — sugirió al recordar la manera de caza de los lobos — algunos se pueden quedar aquí para proteger nuestro campamento y el resto se infiltraría en los alrededores del campamento enemigo, así cualquier oportunidad para debilitar su moral o sus recursos se puede aprovechar — dice, terminando de exponer su idea con voz seria y fría.
— Líder del campamento — esa es una buena idea número uno, vamos a ejecutarla — dice en voz alta y ordenándole a todos los demás a hacerla — del número 3 al 26, vayan a rodear el campamento enemigo y reúnanse con número 2 para que recauden información y puedan actuar, los demás tomen posiciones defensivas por si acaso, tienen hasta la puesta del sol para estar listos — Ordenó en voz alta y serena a todos.
Los miembros del culto asintieron, preparándose para seguir las órdenes. Algunos comenzaron a empaquetar provisiones, mientras otros afilaban cuchillos y preparaban herramientas de espionaje y sabotaje.
— Encapuchado 5 — ¿Y el libro?, ¿Qué hacemos si lo encontramos? — preguntó una figura baja y delgada, levantando la vista hacia el líder.
— Líder del campamento — sonrie, aunque la expresión es más un gesto frio que cálido mientras le responde de forma seria y fría — el libro es la clave. Si podemos arrebatárselos, su plan de reforzar el sello colapsara, aunque también lo necesitamos — después voltea para ver a todos preparándose y exclama con convicción — hagan lo que sea necesario para conseguir el libro, pero actúen con la mayor discreción posible.
Mientras todos se preparaban en el campamento, el encapuchado número dos seguía vigilando el campamento de Edmundo. Oculto entre la maleza, sus ojos no perdían de vista ningún detalle. Los vio entrenar, analizar las páginas del libro, discutir estrategias para cazar, y entrenar. Observó cómo Edmundo se sentó e invito a Isabel a sentarse frente a él para empezar a enseñarle magia, intentando explicarle los principios para usar el mana.
— Encapuchado 2 – Son persistentes — murmuró para sí mismo mientras toma nota mental de cada progreso que hacen — pero apenas están aprendiendo los fundamentos de la magia.
Al llegar el anochecer. En el campamento del culto, el grupo estaba listo para partir. El líder se acercó a un integrante del grupo, asegurándose de que todos comprendieran la importancia de su misión y repetirles que después se van a separar para ir mermando las fuerzas del grupo de jóvenes.
— Líder del campamento — Recuerden, la discreción es crucial — dijo en un tono severo y frío — Actúen en las oscuridad, y asegúrense de que no puedan rastrearlos de vuelta hasta aquí.
Los encapuchados asintieron y salieron de la cueva y después de salir se dispersaron, moviéndose de manera silenciosa a través de la selva. El líder observó cómo se desvanecían en la oscuridad antes de regresar al centro del campamento, donde otros seguidores mantenían la vigilancia y se preparaban para cualquier posible situación.
La noche avanzaba lentamente, cada minuto cargaba el ambiente con más tensión. El aire se sentía denso y pesado, y la selva parecía susurrar secretos entre las hojas y ramas. Los encapuchados que se infiltraron en los alrededores del campamento de Edmundo se movían con sigilo, aprovechando cada sombra y cada cobertura natural.
— Encapuchado 3 – Vamos a empezar por las provisiones — susurró a sus compañeros — Si contaminamos sus suministros, haremos que su resistencia se debilite — les comenta entre susurros para que solo su pequeño grupo lo escuche.
Con movimientos precisos y cuidadosos, comenzaron a envenenar los suministros que podían del campamento de Edmundo de manera sigilosa, envenenando así algo de agua y dañando mucha de la comida que tenían. Lo hicieron de manera que no fuera inmediatamente obvio, asegurándose de que el daño fuera descubierto mucho después.
Al mismo tiempo, en el campamento de Edmundo, José seguía con su entrenamiento, mientras Edmundo le enseñaba magia a Isabel y Fernando seguía cuestionando la utilidad de los hechizos, estando ajenos a la amenaza inminente. La figura del Encapuchado 2 se mantenía en su posición, observando cada movimiento, preparado para informar de cualquier debilidad que pudieran explotar.
— Encapuchado 2 — La paciencia es lo más importante — pensó, oculto entre la oscuridad y la vegetación — pronto serán atacados, y me encargaré de que el ataque funcione — menciona mientras su boca se curvea en una sonrisa.
La noche avanzaba, y con cada hora que pasaba, la tensión crecía. Los seguidores del culto sabían que el éxito de su misión dependía de la coordinación y el sigilo. Cualquier error podría significar el fracaso y perder la oportunidad de obtener el libro para su objetivo.
En el campamento del culto, el líder aguardaba por buenas noticias, su mente se mantenía activa, planificando los siguientes movimientos. Sabía que cada acción debía ser calculada, cada paso que dieran debía de ser cuidadosamente considerado.
— Encapuchado 1 – No fallaran señor, ya lo verá — comento mientras mira el fuego que crepitaba a sus pies — Por el bien de todos nuestros planes, no debemos fallar — murmura para si mismo.
— Líder del campamento — eso espero número uno — comento en un tono frío pero con un poco de pendiente
Mientras la luna se iba alzando en el cielo, bañando la selva con una luz plateada, ambos bandos se preparaban para el inevitable enfrentamiento. La batalla por el control del destino de la bestia sellada estaba a punto de comenzar, y tanto el equipo de Edmundo como los seguidores del culto sabían que solo uno podían vencer en las batallas hasta que se decidiera el vencedor de la disputa.
Y así, en la oscuridad de la selva templada, bajo el manto de estrellas, el destino del mundo pendía de un hilo, a la espera del amanecer de un nuevo día que traería consigo el desenlace de la confrontación de un combate.