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Capítulo 106 En la Morada de un Senador

Fecha: 20 de Abril, 82 a.C.

La villa del Senador Gaius Julius era un espectáculo de riqueza y poder en la ciudad de Roma. Cada detalle, desde los mosaicos en el suelo hasta las columnas de mármol, hablaba de la influencia del senador. Los invitados, adornados con togas y stolas de ricos tejidos, se mezclaban, mientras los sirvientes ofrecían vino y manjares en bandejas de plata.

Adrian, Clio y Lysandra, con copas de vino en mano, se movían con gracia entre los invitados, sus oídos sintonizados con las conversaciones que los rodeaban.

Gaius se acercó con una sonrisa amigable. "Es un placer teneros aquí esta noche."

Adrian respondió con una inclinación de cabeza, "El placer es nuestro, Gaius."

Gaius presentó a las dos mujeres que se unieron a ellos. "Mi esposa, Aurelia, y mi hija, Julia."

Aurelia extendió su mano con elegancia. "Es un honor conocer a alguien de quien se habla tanto en los círculos sociales."

Adrian, besando su mano con cortesía, replicó, "Y vos sois tan encantadora como los rumores sugieren, Aurelia."

Julia, con ojos brillantes y una sonrisa inocente, preguntó, "Papá dice que habéis venido de lejos. ¿Es verdad?"

Lysandra respondió con amabilidad, "Así es, joven Julia. Hemos viajado desde tierras lejanas para ver la belleza de Roma."

La conversación se desplazó, abarcando desde la arquitectura de la ciudad hasta los recientes eventos en el senado. Gaius, con ojos astutos, intentaba sutilmente descubrir las intenciones y el pasado de los tres inmortales, mientras que ellos, maestros en el arte de la conversación evasiva, mantenían sus respuestas encantadoramente vagas.

Aurelia comentó, "He oído que vuestra villa es una maravilla arquitectónica. Debe ser fascinante, considerando los lugares que debéis haber visto en vuestros viajes."

Clio respondió, "Cada lugar tiene su propia belleza y encanto, Aurelia. Pero Roma, con su vibrante vida y su rica historia, es verdaderamente única."

Gaius, con una mirada intensa, preguntó, "¿Y qué pensáis de nuestro senado y nuestras políticas?"

Adrian, manteniendo su expresión neutral, respondió, "El senado romano es un espectáculo fascinante de estrategia y poder, Gaius. Cada senador, un jugador en un juego intrincado de ajedrez."

La noche avanzó, con más invitados uniéndose a la conversación, cada uno aportando sus propias opiniones y curiosidades sobre los tres forasteros que habían entrado en su mundo. Y mientras las palabras fluían, Adrian, Clio y Lysandra permanecían alerta, sus mentes siempre conscientes de las corrientes subyacentes de intriga y poder que fluían a través de la sala.