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Locura

Tras decir una afirmación de la cual probablemente se hubiera sentido avergonzado de declarar en situaciones normales, Abel se quedó mirando al hombre sonriente en la ventana como si suplicara alguna clase de respuesta.

Sin embargo el peligro ya había pasado y el silencio se había vuelto a adueñar de la atmósfera en la mansión, un silencio moribundo en donde ni siquiera el viento lograba ganar protagonismo, un silencio que te alejaba de la realidad y te transportaba a un lugar incierto.

Sin nada que que sacará a Abel de su trance, tuvieron que pasar varios minutos para que el hombre finalmente pudiera ver al rostro en el otro lado de la ventana y comentara:

—Me están haciendo perder la cabeza, o ya la perdí, soy un asesino…dios mío—Abel murmuro para si mismo aun incrédulo que a unos paso de el hubiera un cadáver y aún más incrédulo de que todo esto le estuviera pasando a él.

Sin poder aceptar sus actos Abel se acercó al cadáver en el suelo y lo dio vuelta para tratar de mirarle el rostro del hombre que había asesinado, sin embargo al hacerlo Abel se encontró con el asqueroso rostro deformado que tantos problemas le había causado.

Asqueado con lo que veía el viudo trato de sacarle la mascara a este hombre y descubrió que efectivamente no existía ningún macará, el cadáver realmente no tenía rostro, por lo que no tenía ojos y mucho menos no tenía boca. Y sin embargo, Abel no podia negar que este demente habia logrado verlo y incluso si asi no fuera, aun el viudo no podia se sacar e su cabeza los gritos de este hombre, esos gritos infernales que si bien parecian mas a los de una bestia que a los de un hombre, aun eran gritos oibles y segun lo que todos los conocimientos del viudo eso indicaba que debian salir de una boca, la cual claramente no existia.

Tras ganar más dudas que respuestas, el viudo dejó de inspeccionar el cadáver y volvió a comprobar que el hombre sonriente siguiera en su monótona rutina, lo cual evidentemente no había cambiado y todo parecería indicar que no cambiaría nunca.

—Mira que voy a creer semejante tontería como que realmente existe otro mundo…—Le dijo Abel al sujeto sonriéndole atrás de la ventana buscando cierta compañía ante los problemas que debía afrontar, aunque lo cierto es que las palabras del viudo ya no inspiraba tanta confianza como cuando se había puesto a hablar ironicamente de la cuestión con la joven víctima que le había salvado la vida en el primer ataque.

En busca de respuestas Abel salió de la habitación y con lentitud se dirigió hacia la ventana al final de este pasillo en donde se encontró nuevamente con el hombre sonriendole, a lo cual Abel solo si limito a darle un par de mirada, como tratando de comprobar que no fuera un gemelo o algo por estilo, pero lo cierto es que este hombre era identico al que ya habia visto tanta veces por lo que no había chances de que hubieran dos lunaticos haciendole una broma.

Aun así Abel se negó rotundamente a aceptar la idea que tenía en su mente, por lo que el viudo le dio la espalda a estes sujeto se acercó a una de las puertas del pasillo y trato de abrirla, pero la puerta estaba cerrada, por lo que el hombre dejó de insistir y fue por otra puerta, la cual también estaba cerrada, por lo que Abel probo con otra puerta y también estaba cerrada. Abel tuvo que probar fácilmente 10 de las 14 puertas en los dos pasillos hasta finalmente una que pudiera abrirse, tras lo cual el hombre se metió en la habitación y descubrió que esta habitación era otro dormitorio, aunque él mismo estaba mas prolijo, sin darle mucha importancia a la habitación Abel verificó que en la misma había una ventana por lo que con lentitud el hombre acercó y verificó que del otro lado de la ventana se encontraba tanto el patio de la mansión como el hombre sonriendo forzadamente como si vida dependiera de ello, a lo cual Abel miró al sujeto con incredulidad hasta que una sonrisa igual de forzada y ironica se formó en su propio rostro.

Abel solo podia sonreir como un idiota ante lo que la vida le estaba plantiado, el hombre sabia mas que de sobra que no habia ninguna chance de que este sujeto supiera por cual de todas las habitaciones se habia metido mirando desde el exterio y incluso sabiendolo usando camaras de seguridad escondidas, este demente tenia que se mas rapido que un auto de carreras para poder ir de una ventana a la otra recorriendo el exterior de la mansion de tal forma de lograr llegar mas rapido que el y claramente ese no era el caso.

—Me estoy volviendo loco, no es asi, amigo?—Preguntó Abel manteniendo su sonrisa forzada, mientras unas lágrimas llenas de desesperación comenzaron a salir de sus ojos y lentamente se deslizaban por su rostro, para finalmente perderse entre su abultada barba.

—...—Ante la pregunta de Abel, el asechador mantuvo su silencio de tumba, sin embargo esta vez y solo por esta vez el demente finalmente respondió a la pregunta del viudo asintiendo con su cabeza afirmativamente mientra la sonrisa en su rostro se volvia cada vez más ancha y deforme.