Shen despertó, al escuchar ruidos y detectar movimiento fuera. Decidió levantarse y ver lo que sucedía. Al notarlo, uno de los guardias le explicó que se trataba de una falsa alarma pues a pesar de revisar el campamento no hallaron al grupo de forasteros que supuestamente alguien había visto.
Shen no creía que fuera tan simple, ordenó que todos estuvieran vigilantes y preparados para cualquier posible ataque. Ya era raro que en el camino hasta allí no tuvieran problemas, teniendo en cuenta la fama de belicosos que tenían estos bandidos.
Apenas había terminado de dar su orden cuando oyó a lo lejos el ruido de espadas chocando, una pelea. —Su majestad, quédese detrás de nosotros —pidió el líder de la guardia real.
Rápidamente, los ruidos de pelea aumentaron, alguien gritó —¡Emboscada! —todos desenvainaron sus espadas y Shen mandó seguir el plan que habían trazado para esta situación. Sus acciones fueron rápidas, el tiempo era crucial para evitar perder el control.
Sin embargo y para sorpresa de todos, los atacantes fueron difíciles de reducir, varios huyeron. "Son demasiado buenos para ser solo bandidos" pensó Shen. Capturaron a los pocos que quedaban y finalmente el alboroto se detuvo.
Lamentablemente, por más que forzaron a los prisioneros a revelar sus intenciones ninguno estaba dispuesto a hablar. Shen comprendió que tal vez esto era un señuelo para atacar por sorpresa al reino.
Muy probablemente el reino contiguo que desde hace un tiempo aseguraba valorar mucho el tratado de paz que tenía con la ciudad de Gongmen, había cambiado de parecer y hacía estas tretas intentando medir la fortaleza del ejército, quizá para muy pronto realmente invadirlos. Llegada a esta conclusión Shen comenzó a planear nuevamente, ahora no sólo debía asegurar la victoria para proteger al grupo de guerreros lobo sino también para mantener la ciudad segura. Definitivamente no podían perder.
Teniendo en cuenta el peligro que podrían enfrentar se prepararon nuevos planes para el regreso a la ciudad y se aumentó provisionalmente el número de guardias reales para brindar mayor protección al príncipe, entre ellos fue elegido Zhang.
Esta noticia hizo que Zhang se sintiera emocionado pues había pensado ya desde hace un tiempo: "No sería un desperdicio observar detenidamente a este peculiar príncipe si así puedo descifrar sus secretos" este pensamiento había sido muy recurrente en las últimas horas, a veces teñido de expectativa, a veces de ansiedad, etc.
Para llegar a la frontera tuvieron que viajar unos días más, acampando cada tanto esperando una nueva emboscada. Finalmente cuando llegaron, listos para atacar, no hallaron nada a pesar de recorrer el lugar varias veces intentando encontrar rastros de su estancia. Al llegar la noche, todos con la guardia alta acamparon.
Cerca de la madrugada, se dió la alerta, se oyó alboroto, nuevamente hubo caos, los habían emboscado por segunda vez. Pero en esta ocasión su reacción fue aún más rápida. Pasados unos minutos el enfrentamiento se agravó, evidentemente el enemigo tenía formación militar, no eran unos simples bandidos. Los guerreros lobo lucharon ferozmente, su fortaleza fue clave para seguir resistiendo a pesar de que el número de "bandidos" aumentaba cada vez más.
Se lanzaron al ataque, la batalla estaba en pleno apogeo. El sonido de las espadas chocando contra el metal resonaba por todo el campo de batalla mientras los combatientes luchaban con ferocidad. El aire estaba cargado de gritos de dolor y de odio mientras los cuerpos caían al suelo, cubiertos de sangre.
El joven príncipe se abrió paso a través del enemigo, blandiendo su espada con destreza y determinación. Su corazón latía con fuerza mientras se enfrentaba a un oponente tras otro, sintiendo la emoción y el miedo que solo una verdadera batalla puede proporcionar.
Pero la lucha no era justa. Los enemigos eran más numerosos, y poco a poco comenzó a sentirse desesperado. La espada le pesaba en la mano y la armadura le apretaba el pecho mientras luchaba por respirar.
Sin embargo, no iba a rendirse. Con una mirada de determinación, se abalanzó sobre el enemigo con todas sus fuerzas, sabiendo que era ahora o nunca, sintió la victoria al alcance de la mano.
Su coleta se soltó y al atacar se veía tan feroz como elegante, como un ser divino impartiendo justicia, su vista fija, su ceño ligeramente fruncido, sus movimientos ágiles y precisos, como si no representara ningún esfuerzo, sin una sola gota de sudor.
Zhang, al verlo así, entendió lo realmente bello que era Sheng, que podía tener tantas facetas y ser hermoso en cada una de ellas. Su corazón latió apresuradamente mientras sentía su garganta seca y tomaba aire profundamente sin apartar en ningún momento la vista. Pasaron tantas cosas en tan pocos segundos, en los que Zhang sintió que el tiempo se detenía.
Pero entonces, un golpe sorpresivo hizo perder el equilibrio a Shen y cayó al suelo. Mientras yacía allí, mirando el cielo y rodeado de los aglomerados combatientes, sintió el dolor del fin inminente. "Este es el precio que acepté pagar, desde el principio aposté mi vida… no perderé hoy" pensó mientras hacía un esfuerzo por no perder la consciencia y levantarse, intentando apartar la angustia y desesperación que lo inundaban al no lograrlo.
Justo cuando pensaba que todo había terminado, sintió una mano firme agarrándolo por el hombro y levantándolo del suelo. Al volverse, vio a Zhang, al ver sus ojos su corazón se tranquilizó, esa desesperación aterradora se alivió considerablemente, su respiración agitada se estabilizó.
Después de horas de lucha, con gran esfuerzo lograron salir victoriosos, el suelo estaba cubierto con los cuerpos de los enemigos, una escena sangrienta los rodeaba. Esta escena tan impactante haría que Shen tenga pesadillas durante las siguientes noches.
Una vez restablecido el orden, el líder de la guardia real llamó apresurado al médico encargado para supervisar que el príncipe se encuentre bien. Al presenciar esto, los cansados y heridos guerreros lobo sintieron indignación, habían entre ellos personas con heridas graves y el príncipe parecía de hecho no sufrir ninguna dolencia, así que el odio en sus miradas aumentó.
Shen a la vista de todos, con el cabello desordenado y manchas de sangre y tierra en su armadura dijo en un tono cortante:
—Los médicos deben atender a los heridos según la gravedad de sus lesiones —dicho esto de manera severa y seca, se retiró a su tienda.
Zhang, al cual se le había asignado acompañar al príncipe ese día como parte de su guardia personal, lo siguió. Vió entonces cómo el príncipe, que al principio andaba ràpido, bajó la velocidad de su caminata, finalmente al llegar a su tienda, cerró inmediatamente la puerta, dejando a Zhang fuera quien retrocedió y permaneció de pie, estaba acostumbrándose a esta extraña indiferencia que Shen aparentaba frente al resto.
Había pasado tan solo un momento cuando oyó un sonido desde dentro. Por impulso entró y vió una escena lamentable. Observó la espalda de Shen enderesándose al intentar levantarse, solo para caer nuevamente. Zhang corrió en su ayuda pero Shen con un movimiento débil lo apartó. —No, déjame —pareció susurrar mientras cerraba los ojos y fruncía el ceño.
Al finalmente levantarse con mucho esfuerzo, Zhang pudo ver cómo éste sostenía parte de su estómago, en donde se expandía una mancha de sangre. Notó entonces la palidez de su rostro, el temblor de sus manos y el sudor que corría por su frente.
—Estoy bien, debo estarlo… —susurró arrastrando las últimas palabras, antes de perder el conocimiento.
Después de recibir atención médica su rostro recuperó su color. El médico informó que el desmayo fue debido a la falta de descanso y no tanto por la hemorragia, después de oírlo Shen pidió que se retirara, quedándose solo en la habitación.
"Él… no difundirá lo sucedido… ¿no?" Estaba un poco enfurecido consigo mismo, había hecho todo bien, había aguantado y disimulado perfectamente el dolor en las últimas horas para evitar que alguien lo viera herido, incluso planeaba atenderse él mismo el gran corte en su abdomen. Todo para echarlo a perder justo ahora.
Shen era consciente de su estado físico, al menos eso creía. Tenía una alta resistencia al dolor a pesar del daño que sufriera, siempre fue así, incluso en su infancia esto le fue evidente. Por lo que, no estaba muy preocupado por la gran herida en su abdomen sino que lo perturbaba la sola idea de que su ejército lo viera débil. "Aaah… definitivamente no lo permitiré" pensaba, mientras sentado apoyaba su cabeza con una mano y cerraba los ojos, frunciendo el ceño.
Mandó a llamar a Zhang y muy pronto ambos quedaron solos en la tienda, ninguno dijo nada por un par de segundos. Shen desvió la mirada y abrió la boca para comenzar a hablar cuando Zhang lo interrumpió: —¿Es grave?.
Shen pareció perdido unos segundos, finalmente comprendió que se refería a su herida, así que respondió descuidadamente: —No, en absoluto. Es solo debido a la falta de descanso… más importante, debo suponer que sabes que esta información no debe ser difundida, ¿no es así? —dijo, dirigiendo su mirada nuevamente a Zhang, esperando su respuesta, intentando disimular su nerviosismo.
—¿Por qué? —respondió Zhang luego de guardar silencio un rato —¿Por qué te empeñas en parecer siempre más fuerte de lo que realmente eres? ¿Crees que eso cambiará algo?.
Además, parecía usar un tono que mostraba enfado lo cual lo dejó aún más desconcertado así que nuevamente se mantuvieron en silencio.
Shen, después de desechar mentalmente un montón de posibles respuestas, suspiró pareciendo cansado y dijo: —Eso no es importante —giró sobre sí mismo hasta darle la espalda —…Es una orden, nada sobre este asunto o similares pueden ser difundidos —dijo, en un tono más serio y autoritario.
Después de un largo silencio, Zhang finalmente contestó: —Entiendo —luego se retiró repentinamente. Shen no era cercano a nadie, aún ahora estaba dudoso sobre si considerar a Zhang como un amigo, así que él comportamiento de enfado de Zhang lo desconcertó y por alguna razón se sintió culpable, aunque no tenía claro por qué, lo cual lo enojó cada vez más por lo que de manera inconsciente había dado varias vueltas en su tienda.
Por otro lado, alguien había iniciado un incendio que lograron apagar pero no lograron recuperar las gran cantidad de provisiones que habían ardido allí. Se rescató lo que se pudo y se hicieron los preparativos para emprender la vuelta.
Cuando ya les faltaba poco para llegar a la ciudad, después de días sin comer, todos empezaron a sentir el peso del ayuno. El príncipe ordenó hacer un alto para descansar y compartir lo poco que quedaba de la comida.
Se sentaron en la nieve, con la espalda apoyada en las mochilas. Cada uno sacó lo poco que quedaba de su ración y lo puso en el centro, formando un montón de mendrugos de pan y pedazos de carne seca. El príncipe, cubierto de una capa de suciedad y polvo después de días de sacrificio, con heridas profundas y dolorosas que aún nadie había notado y que intentaba ocultar a toda costa, tomó una pequeña porción y se la ofreció a la persona más cercana.
La herida del abdomen no había cicatrizado muy bien y aún dolía, además tenía pequeños cortes y hematomas repartidos por el resto de su cuerpo, la mayoría de los cuales había atendido él mismo. También estaban las pesadillas que cada tanto tenía.
El trayecto que faltaba por recorrer para regresar a la ciudad era corto. Shen estaba en su tienda atendiendo una de sus heridas cuando se enteró de que al parecer un asesino había tomado como rehén a un guerrero, era uno de los más jóvenes del grupo, el hombre enmascarado tenía una daga pegada a la garganta del joven guerrero lobo.
Shen, al notar que estaban en un punto muerto decidió actuar. El hombre enmarcado parecía nervioso, quizás falló en su misión y en su desesperación tomó un rehén.
—Soy yo a quien buscas ¿verdad? —habló Shen en un tono tan tranquilo que destilaba indiferencia, la cual molestó al hombre enmascarado. No respondió, pero su reacción dió a entender que sí.
—Entonces, puedo tomar su lugar —todos oyeron sorprendidos cómo salían estas palabras de la boca del príncipe, nadie bromeaba con algo así en esa situación, era algo tan ridículo que incluso el hombre enmascarado quedó perplejo por unos largos segundos, finalmente con una actitud vigilante habló: —Si quieres tomar su lugar que así sea.
Sin embargo, dio indicaciones específicas: que debía estar desarmado y sin armadura, que debía ser lejos de su ejército, etc. Por supuesto, la guardia real no estaba de acuerdo, incluso Zhang parecía furioso, pero Shen fue contundente.
—Soy el príncipe de Gongmen, ¿hay alguien que se atreva a oponerse realmente? —dijo, en medio de la última discusión que tuvo con el grupo de la guardia real con un tono más severo y levantando ligeramente el rostro, pareciendo amenazante.
Shen fue intercambiado por el rehén. Sin embargo, nuevamente los sorprendió al noquear casi al instante al hombre enmascarado, fue tan rápido que todos tardaron unos segundos antes de darse cuenta de que el príncipe estaba ahora a salvo. Las habilidades del príncipe superaron las expectativas de todos allí.
Durante los cortos segundos de inacción, ocasionados por la sorpresa que todos experimentaron debido al cambio drástico de la situación, vieron al príncipe darles la espalda.
Si prestabas atención podías ver un leve temblor extendiéndose por su cuerpo, sus puños apretados como si resistiera algo. Entonces cayó, todos vieron cómo el príncipe se desvanecía, al estar sin armadura vestía completamente de blanco así que la mancha roja en su vientre, que se extendía más y más a cada segundo, pareció realmente grave. El corazón de Zhang tembló con ansiedad.
Esta sería una imagen que nadie olvidaría jamás. De manera sincrónica todos fueron conscientes de que el, al parecer, arrogante príncipe había arriesgado su vida por la de alguien como ellos. Es más, lo que todos vieron allí no era ya sólo un arrogante príncipe. Después de días juntos, veían en él un compañero más, luchó junto a ellos, fue justo con la atención médica, compartieron la poca comida que tenían y jamás se le habían dado cuidados especiales por ser de la realeza. Esto sembró la duda de si realmente fue culpa del príncipe el que ellos sean partícipes del pasado enfrentamiento.
Una vez fuera este prejuicio todos vieron con claridad a quién tenían delante: un joven inexperto, que al ser noble estaba acostumbrado a vivir con comodidades por encima del promedio y que sin embargo durmió, luchó y comió lo mismo que ellos sin quejarse jamás de ninguna molestia, resistiendo tercamente hasta el final para evitar mostrar debilidad alguna, dirigiéndolos con destreza y planificando con astucia para llevarlos a salvo de vuelta a la ciudad.
De hecho, este no era especialmente un príncipe favorecido, decían incluso que desde niño fue siempre muy enfermizo, era sorprendente que haya logrado resistir un cambio tan brusco de estilo de vida durante este corto viaje. Y aún así los había guiado y mantenido con vida durante todo este trayecto.
Esto hizo que todos sintieran culpa, agradecimiento y admiración en sus corazones. Resultó innegable que Shen era totalmente diferente a lo que habían esperado, muchos pensaron incluso que quizás sería uno de los pocos reyes de Gongmen que realmente merecería ser recordado, que la ciudad fue bendecida con un monarca tan adecuado. Los ojos de los más jóvenes brillaron con admiración.