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—¿Exactamente qué enemistad tiene el Clan Tang contigo? —al terminar de hablar, los ojos del Anciano Mayor ya no estaban carentes de expresión, sino que había en ellos un instinto asesino aterrador.
Adoptó una postura como si fuera a aniquilar a Duan Ling Tian si no podía darle una razón.
—¿Cuál enemistad? —Duan Ling Tian sonrió con sorna y luego miró hacia la jaula en manos del Anciano Mayor—. Si el Clan Tang se atreve a torturar a Pequeña Dorada de esta manera, yo...
—¿Ella es Pequeña Dorada? —Duan Ling Tian no había terminado de hablar cuando lo interrumpió Han Xue Nai que estaba parada junto a él.
Han Xue Nai tenía curiosidad sobre por qué el Hermano Mayor Ling Tian perdería los estribos de esta manera.
Ahora, por fin, comprendía.
Resulta que la ratoncita dorada que el Clan Tang había confinado a esa pequeña jaula era Pequeña Dorada.
—De veras es un Ratón Celestial Ojos de Jade, no le había prestado atención antes —Han Xue Nai examinó seriamente a la ratoncita dorada por primera vez y pudo identificar sus orígenes.
—Fsss, fsss —mientras tanto, dos cabezas pequeñas asomaron por la manga de Duan Ling Tian.
Eran Pequeña Negra y Pequeña Blanca, que ahora lucían contrariadas el examinar a la ratoncita dorada dentro de la jaula.
—¿Pequeña Dorada? —el Anciano Mayor quedó atónito al oír a Duan Ling Tian y por un momento no pudo comprender el significado de estas palabras.
Justo en este momento, Han Xue Nai se puso en movimiento.
Han Xue Nai agitó su manga, por lo que causó un viento violento tan helado al extremo que se desplazó de manera horizontal hasta envolver a los miembros del Clan Tang.
De inmediato, los cinco miembros del Clan Tang, incluido el Anciano Mayor, se convirtieron en cinco esculturas de hielo y lo único que no quedó sellado dentro del hielo fue la jaula en manos del Anciano Mayor.
—Hiic, hiic —pero la ratoncita dorada dentro de la jaula todavía estaba petrificada a tal punto que su cuerpo entero temblaba.
—Pequeña Dorada —Duan Ling Tian se desplazó hasta llegar a la plataforma elevada y tomó la pequeña jaula.
—¡Fiiuu!
Con su espada espiritual grado cuatro, cortó en dos la jaula con facilidad.
—¿Pequeña Dorada, estás bien? —Duan Ling Tian quitó la ratoncita dorada de la jaula, la tomó en su mano y luego la examinó con preocupación.
—Hiic, hiic —la ratoncita dorada chilló dos veces antes de enviar una transmisión de voz a oídos de Duan Ling Tian—. Hermano... Hermano Mayor Ling Tian... Duele... Duele tanto.
—Estarás bien, has sido infectada con el Polvo Bloqueador de Origen del Clan Tang... ¡Te llevaré de inmediato al Clan Tang para que te den el antídoto! —los ojos de Duan Ling Tian quedaron helados.
Al sentir extrema ira, Duan Ling Tian hasta olvidó que él mismo podía fabricar una Píldora Purificadora de Espíritu capaz de curar miles de envenenamientos.
Con la píldora de fuego grado tres que Duan Ling Tian había logrado tener al llegar a la Etapa de Iniciación de Vacío, solo necesitaba encontrar los materiales y podría perfectamente fabricar una Píldora Purificadora de Espíritu grado tres.
Salvo por algunos venenos tóxicos muy poco frecuentes en el Continente Nube, la Píldora Purificadora de Espíritu grado tres era caaz de curar cualquier otro veneno.
A la vez que Duan Ling Tian le hablaba a la ratoncita dorada, levantó su puño de repente y su Energía de Origen inmensa se extendió hasta envolver a los cinco miembros del Clan Tang, incluido el Anciano Mayor, que habían sido transformados en esculturas de hielo.
—¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
...
Se oyeron cinco estruendos casi al mismo tiempo.
A continuación, las cinco esculturas estallaron hasta hacerse añicos y los pequeños trozos de hielo cubrieron el cielo y luego se desplomaron al suelo.
¡Los cinco miembros del Clan Tang estaban muertos!
Matar sin derramar una sola gota de sangre lucía exactamente así.
—Xue Nai, ven conmigo a visitar al Clan Tang... Por favor —los ojos de Duan Ling Tian estaban teñidos de un rojo carmesí al mirar a Han Xue Nai y habló con un tono sincero.
—Hermano Mayor Ling Tian, ¿por qué tanta cortesía conmigo? Los problemas que te incumben a ti, también me incumben a mí —Xue Nai sacudió su cabeza sonriendo y luego le preguntó con indiferencia a la primera persona que vio, que era un hombre de mediana edad parado allí cerca—. ¿Sabes dónde está el Clan Tang?
—Sí... lo sé —el hombre quedó pálido al ver que Han Xue Nai lo miraba fijamente.
Al principio no quería tener ninguna relación con este asunto, pero al final asintió con la cabeza ante la mirada abrasadora de Han Xue Nai.
—Llévanos —dijo Han Xue Nai indiferente.
—Sí, sí —el hombre no se atrevió a dudarlo un segundo y rápidamente alzó vuelo y partió.
¡Qué increíble!
Él había visto los métodos que utilizó la jovencita recién.
Con un movimiento de sus manos, había sellado a los cinco expertos del Clan Tang en el hielo.
Sabía que su fuerza era inferior a la de los miembros del Clan Tang, por lo que era incapaz de siquiera intentar resistirse al pedido de la jovencita.
Quién sabe si la jovencita se ofuscaría de vergüenza por esto...
Si la joven se enfureciera y lo matara, sería un trámite que sucedería en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Fiiuu!
Duan Ling Tian se desplazó persiguiendo al hombre de mediana edad, mientras que Han Xue Nai lo siguió de cerca.
En cuanto a las demás personas presentes, sus ojos se encendieron y los siguieron, manteniendo la distancia.
—Parece que el Clan Tan hoy sufrirá...
—Sí, si esa jovencita se enfurece, es probable que el Clan Tang desaparezca por completo de la faz del Imperio Morera Oriental.
—Al principio pensé que esa jovencita tenía un experto a su lado que la ayudaba... Pero cuando recién ella atacó, por fin descubrí que no había nadie ayudándola.
—Su fuerza es demasiado aterradora... ¡Estoy seguro de que ella es una experta de las Tierras Lejanas!
...
Mientras la multitud de espectadores seguían a Duan Ling Tian y a Han Xue Nai, no dejaban de conversar animadamente.
Por un momento, este rincón de la Ciudad Imperial se había vuelto muy concurrido.
—Este es el Feudo del Clan Tang —el hombre de mediana edad que los guiaba apuntó hacia una inmensa propiedad que tenían delante y que poseía un aura imponente y majestuosa.
—¡Fiiuu!
La mirada de Duan Ling Tian se tornó algo fría mientras ingresaba al Feudo del Clan Tang.
—¡¿Quién eres?! —los discípulos del Clan Tang en la puerta del feudo, por supuesto, no le permitirían entrar a Duan Ling Tian.
—¡Quítate! —los ojos de Duan Ling Tian que se llenaron de maldad. Con un movimiento ascendente de su mano, extendió le brazo y fácilmente quitó del camino a los discípulos del Clan Tang que le bloqueaban el paso, por lo que quedaron con serias heridas, mientras él ingresaba al Feudo del Clan Tang.
Mientras tanto, Han Xue Nai seguía de cerca a Duan Ling Tian y no pudo evitar acotar:
—El Hermano Mayor Ling Tian está muy enojado... Parece que ese Ratón Celestial Ojos de Jade ocupa un lugar en su corazón que nada tiene que envidiarle a Pequeña Negra y Pequeña Blanca.
Al ingresar al Feudo del Clan Tang, Duan Ling Tian se desplazó como si lo hiciera a través de un campo desolado.
—¡Fiiuu! ¡Fiiuu! ¡Fiiuu! ¡Fiiuu! ¡Fiiuu!
...
Las dos pequeñas pitones se movía sin cesar, por lo que todos los discípulos que bloqueaban el camino caían al suelo.
Por un momento, todo el Clan Tang quedó sumido en un caos.
—¡Huyamos! ¡Rápido, huyamos!
—Demonio, es un demonio... ¡Es un demonio!
...
Los discípulos del Clan Tang, guardias, sirvientes y empelados del Clan Tang huían en todas las direcciones.
—¡¿Quién se atreve a ingresar sin permiso a mi Clan Tang?! —finalmente, se oyó un grito serio y un hombre de mediana edad y atractivo que llevaba ropas lujosas apareció junto con 10 ancianos y se acercaron rápidamente a ver qué pasaba.
—Hiic, hiic —cuando el hombre de mediana edad apareció, la ratoncita dorada sobre el hombro de Duan Ling Tian levantó la cabeza con dificultad antes de chillar dos veces y enviar una transmisión de voz a Duan Ling Tian—. Hermano Mayor Ling Tian, ¡es él! Él me capturó y me torturó de todas las formas posibles, me obligó a tomar ese Polvo Bloqueador de Origen... Además, se llevó el Collar Espacial que fabricaste para mí —al terminar de hablar, la ratoncita dorada estaba enfurecida.
—¡Entrégame el antídoto contra el Polvo Bloqueador de Origen! —Duan Ling Tian miró al hombre de mediana edad con ropas lujosas y habló poniendo énfasis en cada palabra y con voz grave.
El hombre de mediana edad y ropas lujosas no había siquiera hablado cuando un anciano detrás de él gritó con voz seria.
—Muchacho, ¿sabes con quién estás hablando? ¡Te atreves q ser engreído ante el Patriarca del Clan Tang! A mí me parece que estás tentando a la muerte —en cuanto el anciano terminó de hablar, la Energía de Origen en su cuerpo creció estrepitosamente y parecía como una bola de fuego que crecía sin cesar.
—¡A mí me parece que estás tentando a la muerte! —una voz helada se oyó de repente y llegó a oídos de todos los presentes.
A continuación, una ráfaga de viento helado y fuerte sopló como si se hubiera transformado en una bestia salvaje que arremetía contra el anciano.
De inmediato, el cuerpo del anciano quedó tieso en el lugar y su cuerpo entero se transformó en una escultura de hielo.
—Noveno Anciano —el rostro del hombre con ropas lujosas, el Patriarca del Clan Tang, quedó adusto y estiró su mano para tocar la escultura de hielo con intención de rescatar al anciano que estaba dentro.
Pero junto con el movimiento ascendente de su mano y la presión que ejercía sobre la escultura de hielo, su Energía de Origen se desvanecía.
En la escultura aparecieron rajaduras que se expandían como una telaraña, hasta que por fin, estalló para convertirse en incontables pedacitos de hielo, mientras que el anciano que había quedado sellado dentro se había hecho añicos por completo.
—¡Noveno Anciano! —el Patriarca del Clan Tang quedó estupefacto—. ¿Qué está sucediendo?
—Concepto del Hielo… ¡Es el Concepto del Hielo! Patriarca, esta muchacha ha dominado el Concepto del Hielo —mientras tanto, otro anciano con mirada astuta miraba a Han Xue Nai y habló con un tono lleno de temor.
—¿Concepto del Hielo?
Las pupilas del Patriarca del Clan Tang se contrajeron y su cuerpo tembló ligeramente al recordar la información relacionada con el Concepto del Hielo que había leído en un libro.
Recién ahora se daba cuenta de que había sido él quien había matado indirectamente al Noveno Anciano del Clan Tang.
—¿Quién eres exactamente? —el Patriarca del Clan Tang por fin se dio cuenta de la seriedad del asunto. El joven y la joven habían venido preparados, obviamente, de lo contrario, no actuarían con tal desenfreno.
Además, el cultivo de la jovencita que había dominado el Concepto del Hielo lo superaba claramente.
Él era un artista marcial en el séptimo nivel de la Etapa de Iniciación de Vacío de cualquier modo, pero era inferior a una jovencita que parecía de unos 15 o 16 años, por lo que perdió un poco la cordura.
—¿Quiénes somos? —Duan Ling Tian sonrió con sorna—. ¡Somos las personas que han venido a cobrar una deuda!
—¿Cobrar una deuda? —el Patriarca del Clan Tang estaba atónito, pero luego advirtió a la ratoncita dorada sobre el hombro de Duan Ling Tian y su rostro quedó pálido—. Eso... ¿Por qué lo tienes tú?
—Nunca se le ocurrió pesar que estas personas hubieran podido comprar a la ratoncita dorada a un precio tan alto.
—¡Hiic! —la ratoncita dorada emitió un chillido agudo mientras miraba furiosa al Patriarca del Clan Tang, como si hubiera visto a un enemigo mortal.
Tal vez, a ojos de la ratoncita dorada, el Patriarca del Clan Tang se había convertido en su enemigo mortal hacía rato.
—Como yo lo veo, Pequeña Dorada es parte de mi familia... Pero ahora, el Clan Tang le ha infligido todo tipo de torturas ¡y hasta la han envenenado a la fuerza con Polvo Bloqueador de Origen! —los ojos rojo carmesí de Duan Ling Tian se llenaron de maldad ilimitada y su tono era grave y profundo, tanto que le causaba escalofríos a los demás.
—¡Entrégame el antídoto que puede eliminar por completo el Polvo Bloqueador de Origen! —dijo Duan Ling Tian dijo casi con énfasis casi en cada una de sus palabras mientras gritaba con voz seria.
—No hay antídoto para curar el Polvo Bloqueador de Origen, solo hay medicina para suprimirlo... —ahora mismo, el Patriarca del Clan Tang se había dado cuenta de que lo más probable fuera que el Anciano Mayor del Clan Tang y los demás hubiera sido ejecutados, entonces él, con una percepción de peligro inminente, no se atrevió a dudar en contestar a cada pregunta de Duan Ling Tian.
Una jovencita que parecía de unos 15 o 16 años tenía una fuerza superior a la suya.
En su opinión, estos dos jóvenes debían provenir de familias extraordinarias y era muy probable que fueran discípulos de alguna potencia excepcional de las Tierras Lejanas.


El alma del mejor especialista en armas del mundo, en su travesía a un mundo alternativo, acaba fundiéndose con los recuerdos del Emperador Marcial del Renacimiento, cultivando la Técnica Soberana de Guerra de los Nueve Dragones, ¡y es capaz de derrotar a sus oponentes gracias a su invencible poder!
Puede crear medicamentos, confeccionar armas y ser un experto de la pintura china…
¡Cultivar múltiples profesiones es el camino de los reyes!

Con la presión sobre su marioneta aliviada, Klein casualmente acercó una silla y la colocó cerca de la puerta, sentándose frente al Rey de los Cinco Mares Nast con toda la cabina separándolos.
Aunque el Rey Pirata tenía más de 1,9 metros de altura y estaba sentado sobre la plataforma negra elevada, lo que le permitía mirar hacia abajo de manera dominante, Klein no adoptó una actitud subordinada en ese encuentro. Se puso nuevamente su alto sombrero de copa.
Después de un breve silencio, Nast, quien tenía el título oficial de Conde de Arce Blanco, dijo con un tono solemne: —Dame una razón por la que debería responder a tu pregunta.
El delgado cuerpo de Klein se recostó casualmente al decir: —No necesitará escuchar la misma solicitud cuando necesite intercambiar algo conmigo en el futuro.
Los oscuros destellos de luz roja parpadearon en los ojos negros de Nast mientras respondía: —Básicamente conozco a todos los santos activos en este mundo, pero eso no te incluye a ti.
Klein acarició la máscara de plumas sobre su cara y se echó a reír. Sin responder directamente, en cambio preguntó: —¿Has conocido a Zaratul?
—Me topé con él un par de veces en el palacio del Emperador Roselle. También llegué a interactuar con un buen número de miembros de la Orden Secreta —respondió Nast utilizando un tono tranquilo y directo, pero extremadamente dominante.
«Un buen número de miembros de la Orden Secreta... Deberías presentarme con ellos cuando surja la oportunidad...» 
Klein no pudo evitar bromear por dentro. Luego sonrió y dijo: —Yo también conocí a Zaratul.
Nast levantó la mano para acariciar su corta barba negra. Su ya alta figura parecía crecer aún más, haciendo que la tensión en su cabina de capitán se volviera más sombría y dominante.
Después de unos segundos, miró a Klein desde lo alto, diciéndole: —Mi impresión del Emperador Roselle es muy simple: ...Nadie es más adecuado que "Él" para ser el Emperador Negro.
No explicó a qué se refería con el título "Emperador Negro", o qué quiso señalar con ello, ignorando si el semidiós frente a él comprendió o no sus palabras.
«Con que es así... De las palabras de este Rey de los Cinco Mares se puede concluir que, aunque el en su diario el emperador menciona que recién se decidió en sus últimos años a mudarse a la ruta del Emperador Negro, encargándose de realizar los preparativos necesarios, posiblemente ya consideraba dichas inclinaciones desde mucho tiempo antes. Inconscientemente expuso sus intenciones, inclusive preparándose con antelación en ciertos aspectos...» Pensó analizando lo dicho por el Rey de los Cinco Mares.
Creía que la impresión de Nast sobre el Emperador Roselle se limitaba a eso. Después de todo, solo se habían visto unas pocas veces. Por lo tanto, cambió de tema: —En los últimos años del emperador, ¿"Él" ordenó que tú o tu padre hicieran algo en secreto?
La corona de Nast se sacudió un poco al responder: —Alguien ya me hizo esa misma pregunta una vez.
Klein sonrió y preguntó con audacia: —¿Bernadette?
—Sí —acotó Nast sosteniendo ambos lados de su trono negro con las manos—: En aquel entonces, ella era muy joven e inmadura para haberme preguntado eso. Comparando el acto de ordenarnos a mí y a mi padre hacer algo en secreto, con el nivel del Emperador Roselle en sus últimos años, ¿Cómo podría cualquiera lograr un mayor secreto de lo que "Él mismo" era capaz?
«Eso implica que actualmente soy tan inmaduro como Bernadette en ese entonces...» Pensó Klein soltando un suspiro antes de decir—: Las personas preocupadas por ese punto probablemente se aferren al más mínimo atisbo de esperanza.
Por eso también deseaba encontrarse con el Rey de los Cinco Mares tras ocultar el transatlántico.
Estaba tratando de encontrar pistas sobre la puerta de luz sobre la niebla gris en el mundo real. Además de confirmar quién era el tercer transmigrador, tenía que profundizar en toda la vida del Emperador Roselle. ¡Esa era una decisión necesaria!
El oscuro resplandor rojo en los ojos de Nast se contrajo y se expandió: —¿Cuál es tu relación con el Emperador Roselle?
Klein pensó y dijo con calma: —Podemos ser considerados viejos amigos.
Después de todo, habían estado ante esa misteriosa puerta de luz, y los capullos en los que se encontraban eran adyacentes con solo un pequeño obstáculo separándolos. Estuvieron colgando allí durante siglos o incluso milenios.
Esa era una conexión proveniente de la realidad, y en lo psicológico también "conectó" con "Él" tras leer múltiples entradas en el diario del emperador. Klein llevaba bastante tiempo considerándolo un compatriota suyo. Compartió sus mismos sentimientos sobre el hogar y la búsqueda de identidad.
Nast miró al delgado semidiós sentado junto a la puerta antes de retraer su mirada y decir solemnemente: —¿Alguna otra pregunta?
Klein ya estaba preparado. Preguntó en un tono tranquilo: —¿Crees o sentiste que hubo algo anormal en el Emperador Roselle durante sus últimos años?
Nast, de rostro ligeramente arrugado, permaneció en silencio por varios segundos antes de decir: —No sé lo suficiente sobre "Él", así que no pude notar nada anormal...
...Lo único que me hizo sentir extraño fue que cuando mi padre y yo nos encontrábamos con "Él", "Él" se pararía frente a una ventana de piso a techo que miraba hacia el Oeste. "Su" mirada se extendía a lo lejos. Eso se replicaría en la mañana, al mediodía y a la tarde. Y esa habitación no era la única con una ventana de piso a techo.
—Oeste... Miraba a lo lejos... ¿Al Mar de Niebla?
Klein pareció murmurar para sí mismo como si analizara cada palabra.
Recordó que en el diario del emperador se mencionaba a una misteriosa isla primitiva, y recordó que el Abismo estaba escondido en algún lugar del Mar de Niebla.
Nast asintió levemente al acotar: —Esa también fue mi suposición.
«Uff...» Exhaló en silencio. Después de cierta reflexión, se levantó y dijo—: Ya terminé con mis preguntas. Perdóneme por mi intrusión. Su Señoría, me pregunto si podría ayudarlo en alguna transacción.
Estaba cumpliendo su promesa.
Nast guardó silencio durante dos segundos y dijo: —Ayúdame a encontrar la Carta de Blasfemia que corresponde al Emperador Negro.
Por un instante, Klein sospechó que el Rey Pirata lo estaba sometiendo a una prueba, pero inmediatamente sintió que un semidiós desconocido tenía poco que ver con la carta del Emperador Negro. Dijo con una sonrisa: —Haré mi mejor esfuerzo... Sin embargo, las preguntas que hice no igualan el valor de una Carta de Blasfemia. Si puedo obtenerla, se la intercambiaré por la información que contiene. Por supuesto, solo podría proporcionar pistas sobre esa carta.
Nast acarició el reposabrazos de su trono negro como el hierro y dijo de manera inexpresiva: —Bien.
Klein se quitó el sombrero una vez más, hizo una reverencia y se volvió para retirarse, saliendo hacia a la cubierta.
Bajo las miradas del Vizconde del Horror Pájaro Mustang y el resto de la tripulación, levantó los brazos.
Su cuerpo se contrajo rápidamente al mismo tiempo que la máscara de plumas en su rostro se extendía. En solo dos o tres segundos, toda su persona se convirtió en una ordinaria águila marina pelirroja.
Esa águila marina batió sus alas de inmediato, volando hacia la tormenta oscura, desapareciendo de la vista de los piratas del Emperador Negro.
«Eso es un semidiós...» Suspiró Pájaro Mustang mirando en el aire.
Aunque avanzar más allá de la 5ª Secuencia aumentaba la inclinación hacia la locura y hacia la pérdida del control, lo que hacía muy posible que los Beyonders fallaran en su avance, el título de ser un semidiós seguía siendo atractivo. Si uno lograba dar ese paso con éxito, podría alcanzar la divinidad, permitiendo que su vida experimentara un cambio fundamental. Ya sea en términos de vida útil o en poderes, superaría con creces a los humanos, lo que le otorgaría la capacidad de reinar sobre los demás.
En el transatlántico, Klein abandonó su control sobre el águila marina pelirroja, permitiéndole sumergirse en el mar como alimento para peces sin que nadie la viera.
Y en ese momento, los pasajeros a bordo seguían más que nerviosos porque veían que el Emperador Negro estaba peligrosamente cerca.
Ciertamente, deberían haberse acercado por completo hace unos minutos, pero por alguna razón, el Emperador Negro ignoró al transatlántico y siguió navegando hacia adelante. Sin embargo, el transatlántico no aprovechó esta oportunidad para escapar, y en lugar de eso rodeó al Emperador Negro, manteniéndose a unos cientos de metros de la tenebrosa embarcación.
Esa extraña situación se mantuvo por un cierto tiempo hasta que una gran distancia se extendió entre ambos barcos.
El Emperador Negro navegó más allá del transatlántico y se dirigió hacia la tormentosa noche, desapareciendo.
Los pasajeros y la tripulación observaron eso sin comprender nada, percatándose de la realidad de la situación recién unos minutos después.
¡El Emperador Negro se había ido! ¡No intentaron saquearlos!
Varios pasajeros gritaron vítores mientras que otros tenían lágrimas en sus rostros. Algunos cayeron al suelo, desplomándose al relajarse. Solo unos pocos mantuvieron su lucidez, sintiéndose desconcertados por todo lo que había sucedido. Sin embargo, no pudieron encontrar una respuesta que explicara la situación en cuestión. Solo podían consolarse mutuamente.
«El Emperador Negro debe haber completado un saqueo hace poco. Como se trata de trasatlántico normal y no de un carguero, ¡no les llamó la atención!»
Mientras la euforia se extendía por todo el barco, Klein, ya con la apariencia de Dwayne Dantès, dirigió su mirada hacia el Norte.
En comparación al Rey de los Cinco Mares Nast, que solo había conocido a Roselle unas pocas veces, había otra persona que conocía al emperador aún mejor: ¡la Reina Mística Bernadette!
Al ser igual a Nast, ¡ella estuvo recientemente en Backlund!
«Cuando regrese a Backlund, haré que la Almirante de las Estrellas se ponga en contacto con la Reina Mística para fijar una reunión conmigo lo antes posible...» Pensó apartando la mirada, luego corrió las cortinas y se fue a la cama.
***
En las aguas del Archipiélago de Rorsted, en el Futuro.
La Almirante de las Estrellas Cattleya finalmente recibió una carta de la Reina Mística Bernadette.
No tenía idea de cuándo llegó el mensajero invisible, pero eso no le impidió revelar su alegría.
Rasgando el sobre y abriendo la carta, Cattleya leyó ansiosamente la primera línea debajo del saludo:
"Ciertamente, es descendiente..."
«Ese Artesano es realmente descendiente directo del Emperador Roselle... No puedo permitir que se mezcle con los creyentes de la Luna Primordial. Tengo que traerlo al Futuro...» Pensó Cattleya, asintiendo levemente.
Tras decidirse, reflexionó sobre el carácter y la moral del Artesano Cielf, sabía que solo significaban problemas. Sentía que tenía la responsabilidad y el deber de disciplinarlo.
En medio de sus pensamientos, caminó hacia la ventana de su cabina de capitana y miró hacia afuera.
Después de unos segundos de búsqueda, su mirada se posó sobre Frank Lee, quien estaba comiendo hongos.
—Frank —gritó Cattleya con su tono normal.
Frank, con sus mangas enrolladas, se sobresaltó como saliendo de un trance.
—Capitana, ¿Pasa algo?
Cattleya dijo seriamente: —Te conseguiré un asistente para tus experimentos.
Frank se sorprendió antes de revelar una sonrisa radiante.
—¡Muy bien!


Con el surgimiento del poder a vapor y la maquinaria, ¿quién puede aproximarse a ser un Beyonder? Envuelto en la niebla de la historia y la oscuridad, ¿quién o qué es el mal acechante que murmura en nuestros oídos?
Despertándose para enfrentarse con una serie de misterios, Zhou Mingrui se encuentra a sí mismo reencarnado como Klein Moretti en un mundo alternativo de la era Victoriana donde ve un espacio lleno de maquinarias, cañones, acorazados, dirigibles, así como también; Pociones, Adivinación, Maleficios, Cartas de Tarot, Artefactos Sellados…
La luz continúa brillando, pero el misterio nunca ha ido lejos. Sigue a Klein, mientras se encuentra a sí mismo enredado con las Iglesias del mundo —tanto ortodoxas como heterodoxas— en tanto desarrolla lentamente nuevos poderes gracias a las pociones de Beyonders.
Al igual que carta de tarot correspondiente, El Loco, la cual es enumerada 0 —un número de potencial ilimitado— esta es la leyenda de "El Loco".

Meng Zichen lived with his grandfather from an early age. They ran a coffin shop. On that day, a wrinkled old lady came to their house in strange clothes and said some strange things. She also wanted to propose a marriage for him. Grandpa was in a bad mood when he found out. Then something strange happened that he had never seen before.

"Where the hell are we dimitri " i ask the fear making my body tremble 

"Underground tunnel " he says as he grips my hand , i would be lying if i said that didn't give me butterflies. 

"We have to wait here for the time being till reinforcement comes " he says "okay " I say with a shiver , the tunnel looked ancient and cold .

"Here" he puts his jacket over me but that doesn't stop the shivering "come here" he says , I slowly make my way where he is standing , he gathers me in his arms and takes a seat on the marble chairs that were sitting there with a round table which reminded me of Camelot. 
He sits down and I end up in his lap , knowing it's either this or freeze to death i bring my head to rest on his shoulder .

"Why don't we get to know each other " I say , a smirk makes it's way into his face 
"Fine, you go first " he tells me 

" Well my full name is Anastasia Khristina Chernov I was born on August 28 2003 , based on my name and surname I'd say I'm from Russia , j lived half of my life on foster homes , it sure as hell was an experience I'll never forget , around when I was 15 I started living with wendy and ellie "
"How did you met them " he asks 
" I met wendy on kindergarten s pretty much my whole life and I've known ellie only for almost 2 years "
"Well my favourite colors are yellow , blue and black , I always loved music but never was good at it and then later on I developed a love for reading and writing, I always sucked at math and my friends tell me I remember unnecessary information even tho they're apart of the humans history/legacy it was bestowed to us by the generations before us so it is our duty to keep this chain going so generations after us will use this information wisely " I say .

Dimitri just stares at me amazed " so yea that all really " 
Your turn"

He sighs and leans back in the chair while looking up 
"I'm a mafioso obviously , kinda cliche if you ask me I have a little sister and two older brother , after my parents retired tey moved to Saudi Arabia, my favourite colors are red and grey , I was around your age if not younger when my father passed the mafia don role to me "

"Do you have any hidden talents " I ask 
"Art , i love to draw tragedies in the moment it happened i like to draw the past and the future "
"What about the present " 
" the present simply does not exist , the present is the past, theres no now " and I'm left amazed 

"What about you " he asks 
"I love archery " his eyebrows shot up in suprise 
"Archery ?" He asks to make sure he heard right. 
"Yes and I strongly blame hunger games and acotar on that " 

"You have to show me someday " he says , his voice raspy from the lack of sleep 
"I will " I whisper as I lay down y hea yet again in his shoulder and slowly close my eyes unaware of the danger below us .

-Mia 
En su traje gris de tres piezas, tan elegante como siempre, apareció detrás de ella bajo el marco de la puerta entreabierta.
Rara vez paraba en la gran casa aún luego de largos periodos de ausencia, pero en los seis meses que ella llevaba trabajando allí, el ya habia agotado todas las faltas laborales que no habia utilizado en cuatro años. 
Aunque Mia lo veía a diario aún no lograba controlar sus pensamientos ante semejante monumento a la perfección. 
Por un momento se quedó sin aire y cuando volvió en sí sus mejillas ardían.
Pablo se acerco con lentitud, midiendo cada paso para no correr hacia ella atraído por esa energía que se movía  en su cuerpo, como si Mia fuera su centro de gravedad.
Noches enteras había arrojado fuera de su cuarto recibiendo a la mañana con las ojeras del insomnio de los enamorados.  Pensaba en ella en cuanto cerraba sus ojos, la extrañaba cada vez que salia de su cuarto y la anhelaba en todo momento.
No era suficiente solo observarla con distancia, tampoco lo fue besarla.
Cada día se tornaba más dificil negarce que la quería.
Era una niña y él... era demaciado orgulloso para aceptar que la inocencia de su mirada era su punto débil.
Habia visto a las mucamas que se encargaban del arreglo de los cuartos correr de un lado a otro como cuando llegaba una visita a pasar la noche, y aunque nunca reparaba en formalidades que creía absurdas acatar en su propio hogar, se acerco hacia donde habia visto al personal entrar y salir.
No podría adivinar cuanto tiempo llevaba parado allí, perdido en su perfil, admirando cada una de las lineas de su rostro contra la ventana lateral de la habitación, antes de poder hablar.
Ahora quería oír su voz hablando solo para él y sentirla aún más cerca.
Dos pasos más y podría pegarla a su cuerpo.
Pero cuando Mia también reparo en que la distancia que los separaba comenzaba a escasear retrocedió dos pasos y Pablo inmediatamente se detuvo.
No quería asustarla, solo quería poder hablar con ella, pero al notar de cerca que solo llevaba una bata blanca, con sus mejillas rojas y cabello húmedo... no sabía que decir.
-¿Vas a la fiesta?- Tragó saliva y logro pronunciar con dificultad. 
-Sí, Liz no me deja faltar - podía notar una nota cansada en su sonrisa.
-No tienes que ir si no quieres ¿Por qué no aprovechas para dormir? Sé que esta semana no has podido descanzar.
Si tan solo ella se lo permitiera, él podría solucionar su vida para no volver a contemplar con el corazón encogido esa expresión en ella.
Deseaba tener el privilegio de ser por y para ella, pero sin reparar en sus sentimientos ella lo rechazaba una y otra vez desde hacia una semana.
-No, estoy bien, pude tomar una siesta y un baño - cada cambio en la mirada de Pablo tampoco pasaba desapercibido para ella - te preocupas de más.
-Mia, no lo digo por mi, es solo - cuando se perdía en ella olvidaba la facilidad con que esa niña podía herir su ego - lo digo como profesional, no te sobrecargues de trabajo y no asumas compromisos que exigen más energía de la que puedes gastar en un día. 
Mia desvío la vista y la poso en el paisaje del otro lado del ventanal.
Mirándola con frustración no pudo evitar reparar en el escote que se formaba con la superposición de las dos partes que hacían el frente de la bata, y que revelaban unas curvas que no habia distinguido bajo su uniforme siempre holgado. 
No podía considerarse una mujer alta, pero parada allí así, la bata era tan corta que dejaba al descubierto un par de piernas increiblemente largas y delgadas. 
Quería extender su mano para comprobar si su piel era tan suave y tersa como parecía.
Reacio a la idea de irse así sin más, decidió que debia terminar de aclarar esa situación. 
-Mia ¿Por qué me evitas?
-No lo hago - solto dando un salto y enfrentando su mirada de nuevo .
En realidad si lo habia intentado.
No porque quisiera evitarlo, era sólo que debia alejarlo. No podía haber nada entre ellos.
- Sí lo haces, Mia, no somos niños, llevo una semana buscando poder hablar contigo pero despues de que te confesé mis sentimientos solo me evitas.
- ¿Eso fue una confesión? - ahora era ella la que se sentía  indignada - Pablo, era realmente algo.
-No es sencillo para mi para hablar de estas cosas, nunca antes habia sentido la necesidad de expresarme hacia una mujer - hablaba más rapido y fuerte cada vez - Mia, si no me correspondes simplemente dilo, puedo aceptarlo, no entiendo porqué te comportas como una niña irresponsable y me evitas.
-Señor, le pido disculpas por las molestias ocacionadas, no fue mi intención.
-¿Qué ---
-Pablo, me dices niña e irresponsable ¡¿Qué quieres?! ¿Que me haga responsable de sentimientos que no solo no quise provocar sino que además me avergüenzan? Me siento incómoda solo con sentir que me miras.
-Mia, por que --- Quería hablar pero cada vez que habria la boca las palabras simplemente no salían y apretaba los puños con fuerza a los costados tratando de contener su furia. ¿Realmente debía rechazarlo de esa manera? - ¿Te avergüenza que te quiera?
El rostro de Mia paso de rojo de ira a blanco de sorpresa en cuestión de segundos. 
-¿Que ... que me quieras?
-Te dije que te quiero y así me contestas, podrias tratar de tener un poco más de tacto al jugar con los sentimientos de quienes te rodean.
-Pablo ¿Tienes algún problema psicológico?
-¿Cómo más quieres humillarme?
-¿Cuándo dijiste que me querias?
-Te lo dije y tu solo me diste una cachetada - Al recordarlo tambien necesito morderse la lengua. - Ahora que lo pienso... no entiendo cómo pude enamorarme de alguien como tu.
-¿Enamorarte? ¡Ahora hasta hablas de amor! Pablo, te pegue porque fuiste grosero y desubicado.
-Si te ofendieron mis sentimientos te pido disculpas - movia las manos con ademan burlesco, imitando sus palabras - no fue mi intención sentirme asi por alguien como tu, si hubiera podido elegir... 
-Pablo, me ofendieron tus palabras - su mirada era tan desafiante que Pablo pensó en retroceder - en ningún  momento dijiste nada de lo que dices ahora.
-¿Y qué dije entonces eh?
- Dijiste que no sabias que te pasaba pero que pensabas en mi hasta un punto incluso molesto, que no sabias si era una cuestión de deseo pero me exigiste que te ayudara a descubrir qué era eso que sentías y encima me  besaste - Luego de que grito cada palabra tras otra sin respirar, se detuvo con su pecho subiendo y bajando rápidamente mientras largaba el aire por la nariz. 
Pablo se quedó helado.
No tenía nada que acotar. 
No tenía nada más que cuestionar.
¿Realmente le había dicho eso y  asi?
-Te.. t-te dije que no soy bueno expresando mis sentimientos.
-¿Y ahora me vienes a hablar de amor?
- Yy..o Yo tampoco hable de amor ahora.
Mia lo miró y paso por su lado en dirección a la puerta, pero antes de que pudiera salir, el habia atrapado su brazo derecho por la muñeca y sin dejar de mirarla continuó 
- Mia, lo siento, no sé qué quise decir la semana pasada, realmente soy nuevo en esto, pero estoy seguro de que las dudas que tubiera antes, no son nada ahora - la pego a su cuerpo - Mia, quiero abrasarte, quiero besarte, pero por sobre todo quiero que me mires solo a mi, quiero tener el privilegio de poder amarte.
Algo en esos ojos o en su suave voz, no la dejaban reaccionar.
O quizás era eso que ella también sentía, lo que hizo que su corazón se calentara con el aliento de ese hombre tan cerca de ella y con el calor de la manos que ahora se posaban firmes detrás de su cabeza y en la base de su espalda. 
-Mia, no quiero  apurarte ni asustarte, pero te quiero Mia - Se inclinó sobre ella y posó sus labios sobre aquellos que tanto deseaba.
Mia habia soñado con ese momento tantas veces, que cuando el se separó solo lo suficiente para poder observar su rosto, bajo el temor de despertar pronto, coloco su mano en su mejilla y se acerco a él sin tener suficiente de su boca. 
Pablo la dejó acercarce sorprendido por el cambio en su actitud, pero dispuesto a aprovechar cada espacio que ella le cediera y sin dejarla pensar más, separó con sus labios los de ella e indagó dentro de la humedad de su boca.
Con su sabor impreso en su lengua y sus delgadas manos es su cuello, la levanto del piso. 
Mia envolvió su cadera con sus piernas de manera refleja hasta que él la dejo en la cama, dándole al fin un momento para respirar antes de acomodarse sobre ella con la intencion de devorala explicita en sus ojos.
Con toda la calma y serenidad que falto en sus movimientos, sus manos comenzaron a develar su curiosidad acariciando sus piernas hasta llegar al borde de su bata.
En cuanto Mia sintio su tacto a la altura del muslo derecho, debajo de su bata, todo su cuerpo se tenso.
Con una creciente desesperación comenzo a esquivar su boca y empujar su pecho.
Pablo se detuvo casi de inmediato pero su cabeza daba tantas vueltas en el deseo que lo poseía que no entendía que era lo que pasaba.
¿Era miedo lo había en sus ojos? 
Mia era un libro abierto incapaz de disimular cuando algo la perturbaba.
Definitivamente estaba asustada.
Era claro el pánico en su rostro.
Se corrio a un costado liberando el pequeño cuerpo bajo él. 
Mia salio de la cama y corriendo se encerró en el baño.
-Mia ¡Mia! - Pablo golpeaba la puerta y entre sus gritos Mia pudo escuchar el tomo de un mensaje en su celular.
Con su cuerpo temblando miró el aparato que habia dejado allí entre la ropa que se había quitado cuando se ducho y lo tomó con nerviosismo.
Solo el número que apareció en la pantalla era suficiente para hacerle sentir que ese sueño se volvía una pesadilla.
Enfrentando lo inevitable toco la notificación que le indicaba haber recibido un mensaje nuevo y al tiempo en que un grito se escapo de su boca, su teléfono cayó al piso. 
Pablo sintió el ruido en el interior y preocupado comenzo a insistir llamando su nombre y golpeando la puerta sin parar. 
 Cuando decidió entrar por la fuerza la puerta se abrio, y Mia con su uniforme huyo de la habitación. 
"¿Así pagas mi confianza? Veo que ya te olvidaste de mí ¿Será que no soy suficiente para ti?"
Aunque lo borrara de su telefono, la imagen de ella en los brazos de Pablo ante el ventanal ya estaba grabada en sus pupilas.

Gu Shen Yu golpeó la puerta pero no obtuvo respuesta así que abrió la puerta sin la paciencia para esperar más vueltas.
-Sheng Li Mei - se sorprendió al ver a la mujer dentro del cuarto.
¿Había escuchado mal la numeración que la secretaria le había indicado?
Sheng Li Mei se sentía un poco mareada y no se percató de los golpes hasta escuchar su nombre.
En su traje gris de tres piezas, tan elegante como siempre, apareció detrás de ella bajo el marco de la puerta entreabierta.
Aunque Sheng Li Mei solía verlo a diario aún no lograba controlar sus pensamientos ante semejante monumento a la perfección.
Por un momento se quedó sin aire y cuando volvió en sí sus mejillas ardían.
Gu Shen Yu se acercó con lentitud.
¿Qué hacía ella en un cuarto de hotel?
Noto su cabello húmedo y que solo tenía puesta una bata.
Midiendo cada paso para no correr hacia ella atraído por esa energía que se movía  en su cuerpo, como si Sheng Li Mei fuera su centro de gravedad, su mente se llenó de preguntas.
Noches enteras había arrojado fuera de su cuarto recibiendo a la mañana con las ojeras del insomnio de los enamorados. 
Pensaba en ella en cuanto cerraba sus ojos, la extrañaba cada vez que salía de su cuarto y la anhelaba en todo momento.
No era suficiente solo observarla a la distancia, tampoco lo fue besarla.
Cada día se tornaba más difícil negar que la quería.
Sobre todo en el último año, estando lejos y sin poder siquiera oir su voz.
Se repetía que ella era una niña y él...
Él era demasiado orgulloso para aceptar que la inocencia de su mirada era su punto débil.
No podría adivinar cuánto tiempo llevaba parado allí, perdido en su perfil, admirando cada una de las líneas de su rostro contra la ventana frente a la entrada de la habitación, antes de poder hablar.
Durante el día no se había atrevido a buscar una excusa para poder separarla de sus padres y ahora necesitaba sentirla aún más cerca.
Dos pasos más y podría pegarla a su cuerpo.
Pero cuando la aturdida Sheng Li Mei también reparó en que la distancia que los separaba comenzaba a escasear retrocedió dos pasos y Gu Shen Yu inmediatamente se detuvo.
No quería asustarla, solo quería poder hablar con ella, pero al notar de cerca sus mejillas sonrosadas... no sabía qué decir.
-¿Vas a la fiesta?- Tragó saliva y logró pronunciar con dificultad.
-Sí, Liang no me deja faltar - podía notar una nota cansada en su sonrisa.
-No tienes que ir si no quieres ¿Por qué no aprovechas para dormir? Sé que esta semana no has podido descansar.
Si tan solo ella se lo permitiera, él podría solucionar su vida para no volver a contemplar con el corazón encogido esa expresión agotada.
Deseaba tener el privilegio de ser por y para ella, pero sin reparar en sus sentimientos Sheng Li Mei lo rechazaba una y otra vez desde el año anterior.
-No, estoy bien, pude tomar una siesta y un baño - cada cambio en la mirada de Gu Shen Yu tampoco pasaba desapercibido para ella - te preocupas de más.
-Sheng Mei Li, no lo digo por mi, es solo - cuando se perdía en ella olvidaba la facilidad con que esa niña podía herir su ego - lo digo como profesional, no te sobrecargues de trabajo y no asumas compromisos que exigen más energía de la que puedes gastar en un día.
Ella desvió la vista y la posó en el paisaje del otro lado del ventanal.
Mirándola con frustración no pudo evitar reparar en el escote que se formaba con la superposición de las dos partes que hacían el frente de la bata, y que revelaban unas curvas que no había distinguido bajo su uniforme siempre holgado.
No podía considerarse una mujer alta, pero parada allí así, la bata era tan corta que dejaba al descubierto un par de piernas increíblemente largas y delgadas.
Quería extender su mano para comprobar si su piel era tan suave y tersa como parecía.
Reacio a la idea de irse así sin más, decidió que debía terminar de aclarar esa situación.
- ¿Estas sola? - su tono era serio.
- ¿Ves a alguien más en la habitación? - en realidad no sabía por qué le contestaba pero su cabeza había comenzado a doler y no le permitía pensar con claridad.
-Sheng Li Mei ¿Por qué me evitas? - pregunto al reparar por la manera en la que se había retirado con prisa de la casona esa tarde.
-No lo hago - soltó dando un salto y enfrentando su mirada de nuevo .
En realidad si lo había intentado.
No porque quisiera evitarlo, era sólo que no soportaba verlo.
No podía verlo y alimentar falsas esperanzas, no podía haber nada entre ellos.
- Sí lo haces, Li Mei, no somos niños, llevo todo e día buscando poder hablar contigo pero después de que te confesé mis sentimientos solo me evitas.
- ¿Eso fue una confesión? - ahora era ella la que se sentía  indignada - Gu Shen Yu, eres realmente algo---
-No es sencillo para mi para hablar de estas cosas, nunca antes había sentido la necesidad de expresarme hacia una mujer - hablaba más rápido y fuerte cada vez - Li Mei, si no me correspondes simplemente dilo, puedo aceptarlo, no entiendo porqué te comportas como una niña irresponsable y me evitas ¡Llevas un año ignorando mis llamadas!
-Señor, le pido disculpas por las molestias ocasionadas, no fue mi intención, simplemente creí que esa era la manera más clara para continuar con nuestras vidas
-¿Qué ---
Sheng Li Mei comenzó a sentir náuseas.
-Gu Shen Yu, me dices niña e irresponsable ¡¿Qué quieres?! ¿Que me haga responsable de sentimientos que no solo no quise provocar sino que además me avergüenzan? Me siento incómoda solo con sentir que me miras.
-Li Mei, por que --- Quería hablar pero cada vez que abría la boca las palabras simplemente no salían.
Apretaba los puños con fuerza a los costados tratando de contener su furia. ¿Realmente debía rechazarlo de esa manera?
- ¿Te avergüenza que te quiera?
El rostro de Sheng Li Mei paso de rojo de ira a blanco de sorpresa en cuestión de segundos.
-¿Que ... que me quieras?- la incredulidad en su tono lo hizo sentir inseguro.
-Te dije que te quiero y así me contestas, podrías tratar de tener un poco más de tacto al jugar con los sentimientos de quienes te rodean.
-Gu Shen Yu ¿Tienes algún problema psicológico?
-¿Cómo más quieres humillarme?
-¿Cuándo dijiste que me querias?
-Te lo dije y tu solo me diste una cachetada - Al recordarlo tambien necesito morderse la lengua. - Ahora que lo pienso... no entiendo cómo pude enamorarme de alguien como tu.
-¿Enamorarte? ¡Ahora hasta habla de amor! Gu Shen Yu, le pegue porque fue grosero y desubicado.
La formalidad con la que habló le transmitió una especie de límite tácito.
-Si te ofendieron mis sentimientos te pido disculpas - movió las manos con ademán burlesco, imitando sus palabras - no fue mi intención sentirme asi por alguien como tú, si hubiera podido elegir...
-Gu Shen Yu, sus palabras fueron ofensivas - su mirada era tan desafiante que él pensó en retroceder - en ningún  momento dijo nada de lo que dice ahora.
-¿Y qué dije entonces eh?
- Dijiste que no sabias que te pasaba pero que pensabas en mí de una manera incluso molesta, que no sabías si era una cuestión de deseo pero me exigiste que te ayudara a descubrir qué era eso que sentías- dio un paso en dirección a él - ¡Incluso me besaste! - Luego de que grito cada palabra tras otra sin respirar, se detuvo con su pecho subiendo y bajando rápidamente mientras largaba el aire por la nariz.
Gu Shen Yu se quedó congelado en su lugar.
No tenía nada que acotar.
No tenía nada más que cuestionar.
¿Realmente le había dicho eso y  así?
-Te.. t-te dije que no soy bueno expresando mis sentimientos.
-¿Y ahora me vienes a hablar de amor?
- Yy..o Yo tampoco hable de amor ahora.
Sheng Li Mei lo miró y pasó por su lado en dirección a la puerta, pero antes de que pudiera salir, él había atrapado su brazo derecho por la muñeca y sin dejar de mirarla continuó.
- Li Mei, lo siento, no sé qué quise decir hace un año, realmente soy nuevo en esto, pero estoy seguro de que las dudas que tuviera antes, no son nada ahora - la pego a su cuerpo - Li Mei, quiero abrazarte, quiero besarte, pero por sobre todo quiero que me mires solo a mi, quiero tener el privilegio de poder amarte.
No pudo evitar confesar la súplica que había surgido en él al ver que otro hombre la abrazaba.
Algo en esos ojos o en su suave voz, no la dejaban reaccionar.
O quizás era eso que ella también sentía, lo que hizo que su corazón se calentara con el aliento de ese hombre tan cerca de ella y con el calor de la manos que ahora se posaban firmes detrás de su cabeza y en la base de su espalda.
-Li Mei, no quiero  apurarte ni asustarte, pero te quiero Li Mei - Se inclinó sobre ella y posó sus labios sobre aquellos que tanto deseaba.
Sheng Li Mei en realidad había soñado con ese momento tantas veces, que cuando él se separó solo lo suficiente para poder observar su rostro, bajo el temor de despertar pronto, coloco su mano en su mejilla y se acercó sin tener suficiente de él.
Gu Shen Yu la dejó acercarse sorprendido por el cambio en su actitud, pero dispuesto a aprovechar cada espacio que ella le cediera y sin dejarla pensar más, separó con sus labios los de ella e indagó dentro de la humedad de su boca.
Grabando su sabor en su lengua y sus delgadas manos es su cuello, la levantó del piso.
Sheng Li Mei envolvió la cadera del hombre ante ella con sus piernas de manera refleja hasta que él la dejó en la cama, dándole al fin un momento para respirar antes de acomodarse sobre ella con la intención de devorarla explícita en sus ojos.
Con toda la calma y serenidad que faltó en sus movimientos, sus manos comenzaron a develar su curiosidad acariciando sus piernas hasta llegar al borde de su bata.
En cuanto Sheng Li Mei sintió su tacto a la altura del muslo derecho, debajo de su bata, todo su cuerpo se tenso.
Con una creciente desesperación comenzó a esquivar su boca y empujar su pecho.
Gu Shen Yu se detuvo casi de inmediato pero su cabeza se encontraba tan envuelta en el deseo que lo poseía que no entendía qué era lo que pasaba.
¿Era miedo lo había en sus ojos?
Ella era un libro abierto incapaz de disimular cuando algo la perturbaba.
Definitivamente estaba asustada.
Era claro el pánico en su rostro.
Se movió a un costado liberando el pequeño cuerpo bajo él.
Sheng Li Mei salió de la cama y corriendo se encerró en el baño.
-Li Mei ¡Li Mei! - Gu Shen Yu golpeaba la puerta y entre sus gritos Sheng Li Mei pudo escuchar el tomo de un mensaje en su celular.
Con su cuerpo temblando miró el aparato que había dejado allí entre la ropa que se había quitado cuando se ducho y lo tomó con nerviosismo.
Solo el número que apareció en la pantalla era suficiente para hacerle sentir que ese sueño se volvía una pesadilla.
Enfrentando lo inevitable tocó la notificación que le indicaba haber recibido un mensaje nuevo y al tiempo en que un grito se escapó de su boca, su teléfono cayó al piso.
Gu Shen Yu sintió el ruido en el interior y preocupado comenzó a buscar la manera de abrir la puerta por la fuerza.
Tomo distancia y antes de que pudiera empujar la puerta Sheng Li Mei salió del baño y con su uniforme huyó de la habitación.
"¿Así pagas mi confianza? Veo que un año fue suficiente para olvidarte de mí ¿Es que no soy suficiente para ti?"
Aunque lo borrara de su teléfono, la imagen de ella en los brazos de Gu Shen Yu ante el ventanal ya estaba grabada en sus pupilas.

Antes de consolidar el éxito en su vida política, Sheng Quiang se había acomodado en el mundo del comercio con un amplio repertorio de negocios ganando influencia y poder, sin embargo jamás pudo tener el control sobre su propia vida.
Cegado con la idea de pelear por su familia, todo lo que había luchado por conseguir se volvió en su contra en una misteriosa noche en la que llego su final.
Habiendo descubierto que tanto poder no solo lo alejaría cada vez más de sus seres amados y sería una amenaza para las siguientes generaciones, enfrentó la cruda realidad y se dispuso a organizar la vida de Sheng Chiang y Sheng Mei Li mientras caminaba el último trato de su existencia.
Su poder podría proteger a sus hijos siempre que hubiera paz en la cima, ¿Y qué mejor manera de llegar a una tregua que con un matrimonio? O tres...
Más allá de todo siempre amó a su única hija, así que tres prominentes pretendientes de los que elegir sería muy considerado de su parte ¿No?
Solo que jamás imaginó que la ambición de su ex esposa pudiera llevar a Sheng Chiang a vagar en busca de la verdad mientras ocultaba quién era la hija legítima y quien no...
Tampoco habría podido adivinar que esos tres pretendientes que había elegido tenían tres grandes defectos...
Uno era egoísta y tan calculador que cualquier cosa que despertara interés en él, también despertará su lado más obsesivo.
Otro era un narcisista tan frio que solo podría congelar a quien se atreviera a acercarse.
Y el tercero era de una moral inquebrantable pero manejaba su vida con la misma rigidez... 
Además uno de ellos en realidad... ¿Era gay?
Lejos de poder descansar en paz, Sheng Quiang tendrá que ver desde el más allá como sus hijos pagan por cada una de las decisiones de su padre.

¡Dormir en la playa es realmente relajante! Amo venir a este lugar cuando me siento presionado… Pero ¿Cuánto fue esta vez? Ya se hizo de noche y es viernes, creo que para recargar baterías como es debido, falta solo un poco de convivencia urbana ¡Una visita al bar me vendrá genial! Primero debo conseguir mi celular donde sea que lo haya dejado.
 
¡Así que aquí te escondiste!
Chequeo mi teléfono y ¡Wao! Noventa y siete mensajes de Jo… en serio debe querer matarme…
 
Jo 16:30: Donde estas? T esperaré hasta las 19:00
Jo 18:40: Vas a venir? debes probar el traje
Jo 19:00: Ray!!!! Quiero creer que estás en la entrada ya!!!
Jo 19:05: Donde demonios estás???
Jo 19:15: Raaaayyyy!!!!!! Ni siquiera te Importaa???
Jo 19:33: Por qué me haces esto? Ray también tengo una vida!
Jo 19:46: Vete a la mierda! Ni pienses que volveré a hacer esto!!!!
 
¡Dios! Está enojada… no seguiré viendo este desastre, lo mejor será dejar el teléfono aquí y llevar el repuesto, sólo avisaré a T-Rex…
 
Ray 22:35: Hola mi T-Rex Cómo estás, si me necesitas estaré x aquí hasta nuevo aviso
T-Rex 22:37: Volviste a escapar de Jo jejejeje
Ray 22:37: Si jajaja ya sabes te amo
T-Rex 22:38: Yo a ti mas
 
Bueno ahora sí, que comience la segunda fase…
Llego al bar y voy con mi amigo Morgan, es el jefe en la barra —y dueño del lugar en realidad— cariñosamente y por su oficio suelo llamarlo Moe, ya que soy gran fan de los Simpson.
—¡Oye! Moe este sitio está a reventar ¡Es increíble! —saludo de puño.
—¡Fisting el bastardo!
Odia que lo llame así, entonces él me dice Fisting —creo que eso es peor, pero me hace reír— hablamos un rato sobre lo abarrotado del lugar, el día a día, la vida, pero en un instante, mi mirada se desvía hacia el fondo de la barra, en el sitio más oscuro y apartado nuevamente está allí, el chico con piel de oso; siempre que vengo suelo verle en el mismo asiento y en total soledad.
Hace una semana me dejó flipando, porque resultó que debajo de esa horrenda cosa, se oculta un joven verdaderamente lindo y divertido…
—Ray te estoy viendo —devuelvo la atención hacia Moe— bro, no te entrometas. Él es cliente habitual, ya lo fastidiaste el fin de semana pasado y desapareció por varios días, no lo molestes.
—¿Pero yo que hice?... Es solo… siempre que vengo aquí, el ambiente es fantástico, pero ese chico se queda allí en el rincón, amigo es triste… Además, la semana pasada hicimos un trato.
—Ray, no lo molestes… Mira hay bastante gente aquí con quienes hacer lo que quieras, pero bro… —me alejo de Moe— ¡Oye!... ¿Cabrón no me estás escuchando?... —camino en dirección al chico— ¡Maldición Ray!
—¡Tranquilo! —le guiño— sé lo que hago…
Me dirijo al rincón oscuro en busca del chico misterioso, aquel día huyó luego de proponer el trato, así que hoy no lo dejaré escapar.
—Bueno, ¿Qué dices si vamos a pasar la noche en la playa Jesús? —salta en su asiento como gato asustadizo.
—¿De nuevo tú?... ¿Ahora cada vez que venga, estarás aquí?... Espera… ¿Jesús?... ¿Parezco Jesús?
—Llámale destino —pone los ojos en blanco y suspira con fuerza provocándome una carcajada, realmente logro exasperarlo—. Y bueno, quizás con una barba larga y ese color de tu cabello, —ahora es él quien se carcajea— pero sinceramente, te portas como el propio Satanás tentador.
Su risa se esfumó dando paso a ese característico rubor en sus mejillas. Es adorable…
—Podrías ser Lucifer quizás, pero estoy seguro que la J es tu inicial. Dame una señal al menos.
De nuevo pone los ojos en blanco, rayos este niño quedará visco.
—¿Qué tal si jugamos a "yo nunca he...", por ejemplo, "yo nunca he comido calamar", si tú lo has hecho tomas un trago y cuentas tu experiencia, quieres?
—Está bien Josué, juguemos. Ahora sé que estoy en lo correcto. ¡Disfrutaré este momento a tope! Sírveme un trago porque yo si he comido calamar y te aseguro que es una delicia.
Intenta distraerme de lo obvio, pero bueno, seguiré su juego… Luego lo haré seguir el mío.
—Yo nunca he competido en una piscina, ni siquiera cuando he ido con amigos.
Sonríe condescendiente mirándome con cara de "¿en serio?", quisiera saber porque no le gusta hablar de ese tema.
—Sírveme. Fui campeón local en varios estilos desde niño hasta los quince, antes de retirarme.
—Entonces campeón nadador ¡Eso es genial! ¿No lo extrañas?
—Claro que sí. Mi turno: Nunca he escalado una montaña.
Y de nuevo manda el tema de home run, es bastante evasivo.
—Sírveme, lo he hecho en varios sitios, sin duda el mejor ha sido Leonidio, un pueblo ubicado en la península del Peloponesso, Grecia; el lugar es ¡Es-pec-ta-cular! buen clima, paisajes hermosos donde se mezcla la luz del Mediterráneo con la roca caliza roja y ocre, el azul del mar y el verde de las plantaciones.
¡Ahí está! Esa carita de curiosidad mezclada con emoción, de verdad disfruta escuchar mis odiseas. Me gusta ver esa mirada relajarse y brillar de la manera que lo hace al escucharme.
—Tengo unas fotos asombrosas de allá; debes ir alguna vez, yo podría llevarte, John.
—Me encantó la historia, hasta la parte que me llamas John —contesta entre risas, contagiándome— sigue intentando, no te desanimes. Si me gustaría ver las fotos que mencionas.
—Pues podrías acompañarme a mi casa y te las enseño allá Joaquín, a propósito, nunca he tenido sexo en el baño del bar.
¡Qué empiece el juego de verdad!
—Sírveme dos tragos por favor... —Eso si no lo esperaba, casi siento mi mandíbula rozando el piso. ¿Dos? ¡Ni yo! Muchachito pervertido.
¡Está rojo! La boca le tiembla y ni hablar de su voz, esto me hace gracia.
—Recién comenzaba a venir a este lugar, tomé de más, conocí a un chico, nos embriagamos, tonteamos y acabé arrastrándolo al baño. Otro entró, el segundo chico se apenó y la peor parte fue que lo invité a unirse —confiesa casi en un murmullo que me deja perplejo, creí que había sido dos ocasiones diferentes, pero ¡Dios! Un trio— no es algo que me enorgullezca... —se cubre la boca con su mano y ahora está aún más rojo, parece un diablito… bueno de cierto modo lo es, ese pensamiento me hace reír.
Mira al suelo avergonzado...
—Con tu inocente carita infantil ¿hiciste un trio con dos desconocidos? Y a mí ni me quieres decir tu nombre ¡Increíble niño! Definitivamente tú eres ¡Satanás!
Eso... parece tranquilizarlo y aparece en su rostro una pequeña sonrisa.
—¡Fui irresponsable! Por esa razón empecé a usar esto —sujeta su abrigo— y no comparto con nadie.
—Así que, el traje de oso es tu mecanismo de defensa para protegerte de ti mismo, porque eres un pequeño pervertido que hace tríos con desconocidos en lugares públicos. ¡Increíble!
Se cubre el rostro intentando ocultar su risa, pero es inútil, no puede parar de reír...
—Dirás que en tus viajes no has hecho desastres épicos.
Bueno, la verdad no soy un modelo de moralidad, he hecho muchas locuras en mi vida.
—No te juzgo. Todos hemos tenido al menos una borrachera memorable. Como premio de consolación te contaré una de Ámsterdam, no recuerdo los detalles, pero sé que desperté desnudo, usando únicamente una boa de plumas, en una suite donde hubo una orgía o algo por el estilo. Ese día decidí poner límites al alcohol; lo peor: me tocó andar en boa tratando de encontrar mi ropa.
La pena desaparece de su rostro, dando paso a una bonita y genuina sonrisa que hace remarcar un hoyuelo en su mejilla izquierda. ¡Es encantador!
—Seguro tienes un chiste similar en cada lugar que has visitado, por cierto, jamás he estado con una chica.
—Palabra de scout. —levanto mi mano en señal de juramento y eso le hace reír.
—Ray es con la derecha —replica entre risas, yo río con fuerza y cambio de mano, la verdad siempre me confundo.
—Sírveme uno grande porque viene un buen cuento. ¡A tu salud! —levanto mi trago y lo tomo de golpe— En realidad, mis relaciones formales han sido con mujeres. Estuve comprometido hasta hace meses y casado hace años, a ella le debo el mayor de los regalos: mi hijo. Salgo con hombres, pero generalmente para pasar el rato.
Intenta disimular, pero en su bonita mirada veo un dejo de ¿decepción?, ¿celos? Tal vez… 
—Digo, estoy abierto a una relación con un hombre, pero no había conocido antes a uno que me cautivara como tú lo haces mocoso. —hablo en tono irónico para molestarlo.
—Tonto, como si quisiera algo contigo. —está tan ruborizado, que obviamente es lo contrario. Así que me encojo de hombros, ladeo mi cabeza algo confundido y suspiro con fuerza, porque de verdad me gustaría saber más sobre él.
—Lástima, yo sí esperaba conocerte mejor Jacob.
Antes de que pueda contestar cualquier cosa, escucho sonar "Baby one more time" así que es hora del plan B.
—Show me, how you want it to be
Tell me, baby
Because I need to know now, oh because
My loneliness is killing me...
—¡Para! Me haces reír, esa canción me trae recuerdos...
Subo a la barra ante su mirada atónita
Empiezo a hacer la coreografía, el no deja mirarme pasmado.
Fijo mis ojos en los suyos.
Su carita es un poema, creo que se esconderá en cualquier momento bajo una mesa.
«Oh baby, baby The reason I breathe is you...»  Se escucha desde la pista y yo sigo bailando para él.
Moe enciende los reflectores, apuntando hacia mí, y así crear el escenario, luego me da dos micrófonos y lo primero que hago:
—¡Oye niño oso ven aquí también! —el sonido de mi voz saliendo por todos los altavoces, inmediatamente capta la atención de todos los presentes, quienes se voltean a ver el espectáculo.
Otro reflector se enciende e ilumina su asiento, ahora todos lo miran y aplauden, motivándolo. Me mira con ganas de matarme —espero que no lo haga— el DJ detiene la música y al instante vuelve a sonar la introducción una y otra vez, se voltea en su dirección y le lanza una mirada asesina.
—¡Niño oso! Vamos, ayúdenme todos. —vuelve a girarse hacia mí pasmado, mientras en el bar sigue todo el mundo sigue coreando conmigo pidiéndole subir.
Luego de dudarlo, bebe un largo trago, imagino tragándose también su orgullo. Se quita la gigantesca piel, dejando a la vista un cuerpo atlético cubierto por una camiseta entallada de corte gótico, denim negro, unas converse negras, varios brazaletes negros, metálicos, otros con púas en ambos brazos y uno de arcoíris en el izquierdo —ese parece gritar ¡soy gay! mírenme—… sí… parece un emo, pero uno sexy… ¡Dios niño! 
Agarra —con rabia, cabe acotar— el micrófono y me mira con cara de pocos amigos, tengo que apretar la mandíbula para no reír.
Le tiendo la mano para ayudarle a subir, observándole asombrado porque en serio me gusta como luce, pero aún más por atreverse a hacer esto. Me devuelve una mirada asesina, seguida de un hermoso ¡Te odio! Que consigue finalmente hacerme reír. Entonces la música empieza y yo de nuevo inicio la canción...
—Oh baby, baby, how was I supposed to know...
Está muerto de risa, pero nuestros ojos no se apartan del otro ni un segundo...
—That something wasn't right here?
Oh baby, baby, I shouldn't have let you go
And now you're out of sight, yeah
Show me how want it to be
Tell me, baby, 'cause I need to know now, oh because
Niño únete al dueto de una maldita vez...
—My loneliness is killing me (and I)
I must confess I still believe (still belive)
Abre la boca y finalmente lo hace, ¡victoria! Conseguí que el chico solitario se divierta.
—When I'm not with you I lose my mind
Give me a sign
"Dame una señal", literalmente es un mensaje para ti mocoso, espero que lo captes.
Todos ríen del momento en que atrapo su cintura atrayéndolo hacia mí, le canto casi rozando sus labios, me mira pasmado… pero anda que tampoco está poniendo mucha resistencia…
—The reason I breathe is you
Sus ojos verdes me atraen demasiado, teniéndolo así, tan cerca siento que me roba el aliento.
—It's not the way I planned it
Apuesto a que no se imaginó que pasaría esto cuando decidió venir a tomar esta noche, pero esa preciosa sonrisa me dice que se la está pasando increíble.
—I must confess, that my loneliness is killing me now
Don't you know I still believe
That you will be here
And give me a sign
Hit me, baby, one more time
¡Niño! Déjame acompañarte en tu soledad y borrar la tristeza que refleja tu mirada…
—My loneliness is killing me...
La emoción en el público es evidente y ¿Cómo no? si estamos dando un divertido show atrevido y gratis, aunque comenzó siguiendo mis pasos a estas alturas, el pequeño pervertido me seduce con los suyos, me sorprendió cuando se atrevió a subir, pero esto, definitivamente me deja atónito...
Me acerco de nuevo a él, nuestras miradas no se apartan del otro, mientras juntos coreamos la última parte. 
El público estalla en una ovación.
—Don't you know I still believe
That you will be here
And give me a sign
Justo en ese momento tomo su mano, tiro con fuerza hacia mí y estando tan cerca…
Entono la última línea...
—Hit me, baby, one more time
Y ya no puedo esperar más, tengo que probar sus labios.
Su primera reacción: obviamente sorprenderse e intentar apartarme, pero segundos después, sus manos migran desde mi pecho hasta mi nuca respondiéndome el beso con puro deseo…
Lo que comienza siendo un roce inocente, romántico, como si ambos intentásemos retener la suavidad del otro, poco a poco va mutando, cuando sus labios van abriéndose haciéndome lugar, mientras nuestras lenguas se acarician y exploran cada mínimo sitio.
Rodeo su cuerpo fuertemente con mis brazos apretándole contra mí, enrosca los suyos alrededor de mi cuello y deja a sus manos jugar con mi cabello.
Ese breve momento resulta mágico.
Cuando cae en cuenta de los gritos y vítores, se separa de golpe y corre al otro lado de la barra intentando escapar, voy tras él.
—¡Niño regresa!
Salta de la barra y se tuerce el tobillo puedo ver su amague de dolor.
—¡Espera!
Lo alcanzo en la salida y halo su brazo para dejarlo acorralado en la pared.
—Ray suéltame, tengo que irme… nada de esto debió pasar. —habla acelerado, nervioso, evitando mirarme a los ojos en todo momento.
—Dime tu nombre y te dejo ir. —demando.
—Tenemos un trato.
—Puedo decirte cada nombre que aparezca en internet y aun así lo negarás. —levanta la vista hacia mí y sonríe.
—Ya no lo haré. —Maldito mocoso, entonces si pensaba hacerlo—. Tienes razón la J es mi inicial, no sé cómo lo supiste, pero es la verdad. Prometo cumplir mi parte cuando lo descubras.
—Está bien… al menos avísame al llegar. —introduzco una servilleta con mi número en su bolsillo frontal y él asiente sonriente.
 
Entonces casi arrastrando cada paso, sin prestar la más mínima atención a su entorno; va desapareciendo en medio de las parpadeantes luces de la calle hasta alguna próxima ocasión.
 
Y yo sigo aquí contemplando la calle donde ya ni siquiera su silueta se vislumbra… 
Espero verte pronto niño…

Un chico solitario intenta huir de un monstruo cuando conoce a un artista amante de la vida; un altruista con filofobia se enamora por primera vez, mientras otro joven esconde un gran secreto.
Cuatro historias entrelazadas con un único fin: Hallar ese sitio donde ser y sentirse felices. 
¿Dónde puede estar ese utópico lugar?

Recosté la espalda en el respaldo de la cama, Lola me contaba sobre el chico que había conocido en una de sus últimas salidas. Solté unas risitas cuando mencionó que nunca le hubiera hablado a él de no haber sido por la exorbitante cantidad de vodka en su sistema. Describió a su nueva conquista como un rubio de ojos azules; lo cual era extraño, porque el tipo de Lola eran los morochos. 
― ¡Lo peor es qué le dije que no le hubiera prestado atención si no hubiera estado borracha! Winter, vos que me conoces sabes que yo nunca me fijo en los rubios, no sé cómo termino pasando esto…―el tono de voz de Lola fue cambiando de divertido, incrédulo a una angustia un tanto chistosa. 
―Bueno, dicen que uno se enamora de quien menos se lo espera…― comenté mientras miraba mis uñas. 
―Sí, sí, claro… Como que si yo me voy a enamorar de alguien. ―me contuve en acotar algo que podría hacer que se enojara, y solo sonreí― ¿Qué dijiste que tenías que contarme?
Cierto, todavía no había tocado el tema por el cual la había llamado. 
―Tuve la pesadilla de nuevo,―ella indagó pronunciando prolongadamente la "m"―, la cuestión es que salí a la madrugada al jardín para tomar un poco de aire, pero no sucedió todo como lo esperaba…
― ¿A qué te refieres?― escuché como se acomodaba en su lugar y preguntaba curiosa.
―Es una historia un tanto anormal. ―hice una pausa en la que llevé mi mano a la herida antes de continuar― Caí por la ladera del camino y terminé golpeándome la cabeza, la historia es más larga pero no es importante, un cazador irrumpió en la propiedad y me socorrió. Aun no entiendo cómo hizo para que las alarmas no se activaran…
― ¿Un cazador?―la voz de Lola expresaba su disgusto ante la idea. ― Esperaba que te consigas un hombre adinerado, no un viejo sanguinario Winter… Me decepcionas amiga, creí que te estaba ensañando bien. ―mi amiga se rió. 
Me dio asco el imaginarme a un cuarentón sonriéndome con una barba grisácea, descuidada y mirada pervertida. Negué ante la desagradable idea.
―No era viejo… Parecía tener algunos años más que nosotras, pero no era para nada un vejete. 
―Se nota que lo fichaste bien, eh… ¿Tan bueno estaba?
Azul intenso brillando de manera adictiva, recordé sus ojos. Pensé en su espalda grande, su nuca y se cabello negro revoltoso. Su rostro tenía facciones agradables. Inconsciente mordí el labio inferior. 
― ¿Debo tomar tu silencio como un sí o un no?―Lola me cuestionó, recordándome de su presencia.
―Demasiado bueno. ―mis labios curvaron una sonrisa, sin dejar de morder el inferior. 
― Y… ¿Cómo se llama el bombón? Me imagino que te tienen agendada y ya organizaron una cita…―no era necesario verla, puede imaginármela claramente subiendo y bajando sus cejas de manera divertida, me reí.
Como extrañaba a Lola y todas sus facetas. Volví en sus palabras y las analicé. "¿Cómo se llama el bombón?" ¿Cómo se llama? Oh. No. No le pregunté su nombre y él tampoco me lo dijo. A veces me preguntaba si realmente tengo un cerebro funcionando. 
―Y…
―No sé su nombre. 
Silencio, mi amiga quedó muda por unos segundos― ¿Cómo que no lo sabes? ¿Qué acaso no se lo preguntaste? ¿No te lo dijo?
Tragué saliva― No le pregunté y tampoco me lo dijo. ―otra vez Lola no respondió, pude visualizarla maldiciéndome―De todas formas, no va a ser el último chico que voy a ver aquí. 
― ¿Cuándo comienzas a cursar?
―Los primeros días de febrero, faltan dos meses todavía. ―en realidad, eran un poco menos de dos meses. 
―Bueno, debo irme. Tengo que terminar de estudiar unos temas, los exámenes no se rendirán solos. ―chisté al oír que debía irse. ― Cuídate, Win. Te quiero.
―Éxitos con tus exámenes, yo también te quiero. ―tiré un beso y luego colgué. 
Dejando mi celular sobre el pequeño mueble a un lado de mi cama, me acomodé para descansar hasta que llegara el doctor Mudler. Inesperadamente logré dormirme ni bien cerré mis ojos. 
 
 
Rose miraba sujeta del umbral de la puerta, en silencio, mientras Mudler guardaba sus pertenencias devuelta en su bolso de cuero. La revisión clínica ya había terminado, Mudler dijo que a simple vista no había nada de qué preocuparse, más para corroborar debería realizarme una tomografía. Recetó que desinfecte diariamente la herida y que si llego a tener algún dolor u otro síntoma que no dude en llamarlo. El doctor dejó la habitación despidiéndose cordialmente; Rose que hasta un momento se encontraba en la puerta, ahora se hallaba a mi lado con ojos curiosos y preocupados. 
― ¿Qué fue lo que le sucedió, Señorita?―sus manos se juntaron, sujetándose fuertemente frente a sus labios. 
―No te preocupes Rose, fue un pequeño golpe, me caí en el jardín por la escarcha y golpeé mi cabeza. 
Su mirada mostraba su confusión, seguro se preguntaba en qué momento había salido al jardín. Al parecer realmente se encontraban tan atareados que no habían notado que por la mañana entré a la casa por la puerta trasera.
― ¿Tendremos visitas?―interpelé. 
― No que se me haya informado Señorita.―entonces ¿a qué se debía tanto movimiento desde temprano?
―Qué raro… ¿Sucedió algo? Todos parecen estar muy alterados…
―Bueno, según lo que escuché decir del joven Jackson, parece ser que los sistemas de seguridad dejaron de funcionar desde ayer por la noche y por la mañana el personal de seguridad estaba inconsciente en la entrada. ―la miré incrédula―Su hermano está preocupado de que alguien haya entrado en la mansión y haya robado algo, por eso desde temprano revisamos todas las pertenencias de valor. ¿Usted notó algo?
Llevé mi mano a mi barbilla, pensativa. A la única persona que vi dentro del terreno fue a él. ¿Estaría el cazador involucrado en esto? Un escalofrío recorrió mi columna al darme cuenta que había estado completamente expuesta al peligro y no lo sabía hasta ahora. Repentinamente me sentí descompuesta, me senté en el sillón que se encontraba a unos pasos detrás de mí. Él me había ayudado, sí, no obstante, era extraño que todo haya sucedido en conjunto. Quizás por eso no había aceptado que lo acercara con uno de los coches. Sin embargo, una corazonada me sugería que él no estaba envuelto en lo ocurrido. Mordí mi labio inferior, no podía ser cierto, sí tenía malas intenciones por qué habría de ayudarme; no tiene sentido. 
Levanté la vista a Rose, quien me observaba expectante, sucesivamente negué. Ella soltó un suspiro y asintiendo dejó mi habitación. Me negaba a creerlo, quizás estaba cometiendo un error al no comentarlo, pero sentía que no debía. Recostándome en el respaldo, me dejé caer. ¡Qué día!
 
 
Posterior al almuerzo, el cual había comido sola en el comedor porque mi hermano se había encerrado en el living con los detectives y policías para investigar lo sucedido, le pedí al chofer que me llevara al centro radiológico de Forst, que el doctor Mudler me había recomendado. La mansión se encontraba a las afueras del pueblo, tardábamos alrededor de media hora en llegar a este. De camino, disfruté del recorrido y del paisaje; por los parlantes sonaban las mejores obras del pianista Chopin. Desde pequeña había encontrado cierto placer al oír música clásica, en especial de piano. Me encantaba asistir a conciertos y ver como los dedos de los pianistas se movían armoniosamente, o cuando estos se tornaban tormentosos y bruscos; me fascinaba y atraía. 
Mi conocimiento en como tocarlo no era tan bueno como me hubiera gustado, había abandonado las clases al sentirme incapaz de alcanzar el nivel que yo tanto ansiaba. Resultó ser que no era muy buena coordinando mis extremidades y la frustración llego fácil. Por lo que decidí admirar desde lejos el talento ajeno y no buscar hacerlo mío. Hay veces en las que me arrepiento, pero ya es muy tarde como para comenzar de nuevo con las clases. Ahora debía centrarme en la Universidad, mi enfoque se había reducido a eso. 
Recordé lo bueno que era papá tocando el piano, extrañaba escucharlo tocar. Antes de que me diera cuenta, el chofer detuvo el auto frente al centro y me aviso que ya habíamos llegado. Bajé y me adentré en el lugar. Como yo había pedido un turno, no se demoraron en atenderme y pocos minutos después me encontraba de camino al coche nuevamente. 
―Russell, me gustaría recorrer el centro de Forst antes de volver. ―le informé al chofer mientras me acomodaba en mi asiento. 
―De acuerdo, Señorita. 
Forst no era muy grande, sus calles eran angostas y la nieve cubría todos los tejados. Me gustaba mucho. Sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi tapado, sacándolo descubrí que Jackson me llamaba. 
―Jack.
―Winter ¿sigues en el centro? 
―Si ¿necesitas algo? ―indagué, sacando una libreta de mi bolso y una lapicera.
―Hay una cafetería que hace unas masas dulces espectaculares, "Pines and Groove", necesito que pases por ahí antes de venir. Ya he encargado, solo necesito que retires, ―se detuvo, y se escucharon ruidos de papeles y otras cosas― más tarde vendrá un amigo, no te demores demasiado. 
―De nada. ―le respondí con sarcasmo, remarcándole que se había olvidado de agradecerme.
―Gracias, te debo una.
Dicho eso, cortó la llamada.
―Russell, llévame a Pines and Groove, por favor. 
―Como desee, señorita.
Pocos minutos después, Russell detuvo el auto en el estacionamiento de la cafetería. Esta se hallaba de regreso a la mansión, saliendo del centro de Forst. Estaba rodeada por el bosque, tenía grandes ventanales de vidrio y lucía un estilo moderno que, a pesar de desencajar con el pueblo, quedaba bien. El piso del estacionamiento era de ripio, agradecí no haberme puesto mis botas de tacón mientras me encaminaba a la entrada. Al abrir la puerta una campanilla sonó sobre mi cabeza; parecía ser que Jackson no había exagerado, eso lo podía deducir por la cantidad de clientes. El ambiente dentro era cálido, por lo que desenvolví un poco mi bufanda. 
―Buenos tardes, vengo a retirar un pedido a nombre de Jackson Pearce. ―avisé una vez me encontré frente al mostrador y una de los empleados me miraba. 
El joven asintió, mientras él buscaba mi pedido, entré a mis redes sociales e hice tiempo viendo las publicaciones de mis ex-compañeros del secundario, la mayoría estaban de vacaciones todavía. Escuché a alguien entrar y cruzar frente a mí del otro lado del mostrador, pero no me interesaba, por lo que ignoré su presencia mientras esperaba. 
Después de haber estado bajando por el muro, me encontré con la foto de Lewis Grant, el chico que en secundaría y aún en estos días, había logrado moverme el suelo y acelerar mi corazón. Llegó a mis oídos la conversación de dos de los empleados, pero fue tan vana que pronto termino en segundo lugar.
―Lucas.
―Claude, ― Lewis había subido una foto con una chica, creí que lo hab��a superado, más el malestar repentino indicaba lo contrario,levanté la vista a donde estaban los dos hablando, para preguntarme nuevamente por mi pedido, pero no pude hacerlo porque el de cabello rubio acotó― ¿noche loca? No te puedes contener ni los días entre semana eh. No te va a hacer mal dormir un poco. 
Uno de ellos suspiró yrio, estaba de espaldas a mí, supongo que se trataba del tal Claude. Que desagradables, había mejor lugar para hablar de sus aventuras nocturnas que frente a los clientes.
―Disculpen. ―interrumpí seria, no me sentía bien luego de haber visto aquella foto y no deseaba permanecer aquí por mucho más tiempo. 
―Iré a cambiarme. ―escuché excusarse al que se había reído, llevaba puesta una gorra de lana y una campera marrón, comparado con el rubio que solo lucía una camisa blanca con un mandil negro atado a la cintura.
―Sí, ¿en qué puedo ayudarla? ―el rubio se me acercó, entonces logré leer su nombre en la etiqueta prendida sobre su pecho, "Lucas". 
―De hecho, ya me atendieron, pero se está demorando. Vengo a retirar un pedido de Jackson Pearce…
―Permítame, le averiguo el estado de su orden. ―diciendo esto se dirigió a la cocina.
Suspiré y me recosté ligeramente sobre el mostrador. Jackson debería convidarme de lo que sea que haya encargado, de lo contrario mi ayuda no sería favorable para mí. 
El empleado que me había atendido primero salió de la puerta de la cocina, cargando una caja. «Ojalá sea la mía» pensé. Él acercándose a mí me sonrió con arrepentimiento― Disculpe la demora, aquí tiene. Si gusta podemos ofrecerle un descuento del 10%, como modo de expresar nuestro arrepentimiento señorita Pearce. ―quedé atónita, no era un secreto mi identidad, pero no recordaba haberle dicho mi nombre.
―No, no hay drama. Solo cóbreme. ―respondí aún un tanto inconsciente. 
Le extendí mi tarjeta con mi documento de identidad, conocía el hecho de que varias veces había salido en revistas, también me habían entrevistado; sin embargo, no tenía tal renombre como para que un empleado de una cafetería de un pequeño pueblo me reconociera. O al menos así lo creía. Era Jackson quien sí era reconocido, pues él seguía los pasos de nuestros padres para convertirse en el heredero de la empresa, no yo. No estaba dentro de mis planes que al venir a Forst me reconocieran tan rápido. El chico me devolvió las tarjetas y me extendió un papel para que firmara, tras hacerlo, agradecí y sujetando la caja salí.
 
 
Una vez más, la casa se encontraba activa. Las mucamas y mayordomos iban y venían, cargando cosas y limpiando. Los policías y detectives ya se habían marchado, Jackson estaba encerrado en su estudio. Dejando los postres sobre el mármol de la cocina, me encamine donde mi hermano. Antes de abrir la puerta, la golpeé suavemente informando mi presencia. 
―Adelante. ―al oír su respuesta, destrabé la abertura e ingresé. 
― ¿A qué conclusión llegaron? ―indagué, sentándome en un sofá individual. 
―Definitivamente alguien entró, según los testimonios del personal de seguridad en la entrada, ellos perdieron el conocimiento alrededor de las una de la mañana; al mismo tiempo en que la luz de la casa se cortó y las alarmas dejaron de funcionar. La cuestión es que, cuando volvió la luz quince minutos después, las alarmas siguieron desactivadas. Si bien no fue fácil, los policías hallaron huellas que conducían al pasillo y al parecer a la biblioteca. Más fue difícil estimar, ya que los sirvientes estuvieron recorriendo desde temprano buscando si algo faltaba, por lo tanto, las huellas se mezclaron. ―Jackson se detuvo un momento, movió el papel en su mano y llevó la otra a su barbilla― Lo extraño es que, a pesar de haber hecho todo esto, el ladrón, si es que así podemos llamarlo, no robó nada. Todo está igual que siempre. Pero lo que más me sorprende es que parecía conocer mejor la casa que nosotros mismos. Las huellas indican que su paso era preciso, iba a la biblioteca, no merodeó sin necesidad. 
― ¿Siquiera es posible? ―cuestioné incrédula.
―Es lo que aparenta al menos. La alarma no está activa todavía, la compañía de seguridad dijo que mandaría a alguien mañana por la mañana para que reinstalara una nueva.  
El silencio que hubo tras el aviso de Jack, pronto se volvió incómodo. Recordé entonces que todavía no habíamos hablado del otro tema importante. 
― ¿Quién es tu amigo que vendrá esta tarde? ¿Lo conozco?
Mi hermano, soltando el papel que colgaba en sus manos, se acomodó en su asiento como si se dispusiera a hablarme de un tema serio. Más antes de que Jackson pudiera pronunciar palabra alguna, golpearon la puerta del estudio, volteé la vista a esta, y la voz de uno de los sirvientes lo interrumpió.
―Señor Jackson, el señor Cameron Courtney ya ha llegado y se encuentra en el living.

Me desperté al escuchar sonidos de cámaras (o eso creía que era), abrí los ojos lentamente y pude ver, aunque borroso, a Elliot y Liz, sacándome fotos con sus celulares. Nunca había visto uno de esos de cerca, sólo los había leído en unos folletos de aparato electrónicos. Quise sentarme para preguntarles qué carajos pasaba, pero sentí un peso en mi cuerpo que no me lo permitió, bajé la mirada y había dos niños, un niño y una niña. ¿Qué mierda?

—¡Primera mañana en casa! Mira que lindos salieron mi amor —le dijo a Elliot, mientras le mostraba la pantalla de su celular.

—Salieron hermosos. Los mellizos no han hablado con ella y, aun así, ya la adoran —dijo Elliot.

¿Mellizos? Entonces esos debían ser mis hermanos menores. Estaban uno de cada lado y me abrazaban, con la mitad de sus cuerpos encima de mí. Resoplé y torné los ojos, no sabía cómo tratar con niños. 

Liz se acercó y los fue despertando con suavidad. Me sorprendí por la manera en que los trataba, era como si les hablara a cachorritos, con una voz graciosa y aguda. ¿Así se le hablaba a un niño? Ambos despertaron y posaron sus gigantes ojos sobre mí, me examinaron y sonrieron, mostrando sus brillantes dientes de leche.

—H-hola —dije, abrumada por sus intensas miradas—. Soy Raven, un placer. 

—¡Ya sabemos! —dijeron al unísono.

Comenzaron a hablar gritando uno encima del otro, no podía entender una sola palabra de lo que intentaban decirme. Liz les dijo que se calmaran y que hablaran uno a la vez. Hicieron unos gestos con las manos, como si fuese un tipo de juego que decidiría quién hablaría primero. Pareció ser que ganó la niña, ya que se emocionó y se sentó encima de mi cadera, era pequeña así que no sentí dolor. 

—Soy Rosslyn y tengo cuatro, me da miedo dormir sola y me gusta jugar. ¿Te gusta jugar? —me preguntó.

No supe qué contestar, no quería hacer que se sienta mal o algo así, había leído que los niños eran muy frágiles con respecto a lo sentimental y podían malinterpretar cualquier cosa, hasta podían marcarse de por vida por algo que sería muy tonto para cualquiera.

—¿Sí? —respondí, indecisa. 

—¡Waaa! ¿Escuchaste mami? ¡Le gusta jugar! ¡Vamos a jugar mucho! —exclamó alegremente.

—Me toca a mí —dijo el pequeño, tímidamente. 

Rosslyn se quejó, pero aun así se bajó de la cama, luego se me subió el niño. ¿Era algún tipo de ritual de presentación?

—Me llamo Robin —dijo avergonzado y mirando hacia abajo—. Me gusta el azul y dormir la siesta con mami, pero si quieres puedo dormir contigo —dijo jugueteando con sus manos y con las mejillas tornándoseles de color carmesí.

—Si eso es lo que quieres, no me molesta.

Sonrió y se cubrió el rostro. ¿Vergüenza? ¿Alegría? No lo sabía.

Eran niños totalmente distintos. Rosslyn era animada y alegre, y Robin era tranquilo y tímido, que curioso.

—Bueno niños, el desayuno está listo. Bajen a comer —dijo Elliot, haciendo que salgan disparados de la habitación.

Me levanté y busqué mi ropa.

—Cámbiate tranquila, te esperamos abajo —dijo Liz, yéndose con Elliot. 

Cerraron la puerta y comencé a cambiarme, mirando por la ventana para asegurarme de que nadie entrara. Me puse la misma ropa de la noche anterior. 

Bajé las escaleras y llegué a la cocina, era inmensa, tenía una enorme isla de mármol gris en medio de ella, todo era color blanco, las alacenas, la heladera, las sillas altas, los cubiertos, solo las tazas que estaban en las estanterías eran de diferentes colores y tamaños. 

Los niños estaban sentados juntos desayunando junto a Liz, Elliot estaba parado frente a la mesada haciendo algo, y había un muchacho de cabello corto y negro bebiendo de su taza, levantó la mirada y me sonrió.

—¡Buen día! ¿Cómo dormiste? —me preguntó con su gruesa voz.

Me quedé en silencio unos segundos, mirando su rostro, me había paralizado el hecho de que sea tan parecido a mí, tenía que ser él, definitivamente tenía que ser él. Mi hermano mellizo.

—Buen día. Dormí bien —le respondí, y me senté frente a él.

—Soy Ray, un gusto.

—Raven, igual —respondí sin mirarlo.

Elliot se acercó con un plato y gran taza rosada.

—Aquí tienes —los dejó frente a mí—, dos grandes croissants rellenos de chocolate y café con leche. Espero que te guste —me dijo con una sonrisa.

—Gracias —le dije, mirando los croissants. 

Había leído de ellos en un libro de recetas, se veían bien, olían bien también. Desvié la mirada hacia el café con leche, nunca había leído sobre tal combinación (leche y café), no tenía idea de que eso era posible, mi curiosidad comenzó a picarme. Le di una gran bocanada al croissant y un buen sorbo de la infusión, mis ojos se abrieron como platos involuntariamente, ¡nunca había probado algo tan delicioso! Comencé a comer como si no hubiese un mañana, antes de que me diera cuenta, ya no tenía más croissants, así que proseguí a beberme el café con leche. Estaba fascinada, me sentía en una suave nube de calor y felicidad. 

Levanté la mirada inconscientemente y noté como todos estaban mirándome, confundidos, y los niños se reían. Me incorporé en la silla y respiré profundamente, me había dejado llevar y ahora debía controlarme.

—Está delicioso —dije seriamente. 

—¿Nunca habías probado croissants? —preguntó Elliot. 

—No —respondí secamente. 

Nadie dijo nada y continuaron desayunando. Ray me miraba con curiosidad, pero intenté ignorarlo. Me terminé el café y me levanté para lavar los platos.

—No te preocupes —Ray me los quitó de las manos—, yo lo haré. 

—Ray siempre es tan amable —comentó Liz.

Apreté los dientes y me fui de allí, subí a mi habitación y tomé uno de los cigarrillos que me había dado el chico Jack (creí que se llamaba así). 

—¿Quién te dio eso? —preguntó alguien, asustándome.

Giré rápidamente y vi que era Ray, apoyado en el marco de la puerta.

—No es asunto tuyo.

Abrí la ventana y me senté en ella, encendí el cigarrillo con un encendedor que había robado de la cocina y comencé a fumar.

—No deberías hacer eso —siguió sermoneándome.

—Si solo vienes a remarcar las cosas que hago mal nunca terminarías, así que ya puedes ir yéndote —le aclaré, mirando hacia la calle.

El resopló y se acercó a mí. 

—Veo que me costará hacerme tu amigo. 

—Los hermanos no pueden ser amigos —o al menos eso había leído en un libro de psicología familiar.

Inhalé del cigarrillo y suspiré, dejando salir una gran nube de humo. 

—Siempre hay una primera vez para todo ¿no? —dijo con una gran sonrisa.

Me dio escalofríos, era como verme al espejo y sonreír ridículamente. Torné los ojos y despejé mi mente, tenía que disimular, todo tenía que verse natural. ¿Pero cómo diablos haría eso? 

—Podemos llevarnos bien —dije sin mirarlo. 

Sonrió y caminó hacia la puerta, pero antes de salir se dio la vuelta hacia mí.

—Prepárate rápido que en una hora salimos.

—¿A dónde? —pregunté, desconcertada. 

—¿A dónde más va a ser? Al instituto —dijo, yéndose. 

Me llevé una mano hacia la frente, maldiciendo en mi interior. Por todo lo que había leído, el instituto era un infierno, ¿cómo haría para verme normal? Además, no sabía nada de ese tal instituto, no conocía las reglas ni normas ni horarios, necesitaba leer algo sobre ello. Sentí alguien acercándose, así que lancé rápidamente el cigarrillo por la ventana y me puse de pie. Era Liz, quien entró para sacarme de mi océano de pensamientos.

—Mira lo que te compré anoche —dijo, enseñándome un uniforme escolar en su mano derecha.

El indumentario era una falda gris, una camisa de mangas largas blanca con una insignia del lado derecho, una corbata negra, un saco gris con la misma insignia en el mismo lugar que la camisa. Y también traía una bolsa de una tienda de zapatos, así que me imagine que serían los zapatos del uniforme.

—¿Tengo que ponerme eso? —dije con disgusto.

—¿No te gusta? Es precioso. ¡Estoy ansiosa de ver cómo quedará en ti! —exclamó. 

Lo dejó sobre la cama y la bolsa en el suelo debajo de la ropa. Pude ver cómo, mientras caminaba, escondía algo a sus espaldas. Me acerqué y levanté su brazo, tenía entre sus manos una caja con envoltorio rosado y decorado con un moño blanco. 

—Eres bastante observadora —dijo con una sonrisa—. Ten, esto es para ti. Es un regalo de bienvenida, de parte mía y papi.

Me dio impresión cuando se refirió a Elliot como "papi". 

Lo tomé y me senté en la cama, ella se sentó frente a mí. Lo abrí, con cuidado de no arruinar el envoltorio, y me sorprendí al ver lo que era.

—¿Un celular? —pregunté para cerciorarme.

La caja era blanca y tenía la foto de un enorme celular táctil, debía ser un celular.

—¡Sí! Lo elegimos esta mañana mientras dormías. Ábrelo y míralo, a ver si te gusta —dijo con una enorme sonrisa.

Hice lo que dijo y saqué el delgado pero alto dispositivo, toqué un botón de su costado y la pantalla se encendió. Tenía unos cuadrados con dibujos que imaginé eran las "aplicaciones" y decía en grande la hora y el día exacto que era. Impresionante, nunca había tocado uno de esos.

—¿Te gusta? —preguntó, ansiosa por mi respuesta.

—Sí —levanté la mirada y la vi a los ojos—. Gracias Elizabeth.

Lágrimas comenzaron a caer desde sus ojos y se cubrió el rostro con las manos. ¿Por qué lloraba tanto? Se recompuso y volvió en sí.

—Tiene todas las aplicaciones que usan los chicos de ahora, también nuestros números para que puedas llamarnos cuando quieras. 

—¿Tiene instrucciones? 

—¿Cómo? —preguntó, desconcertada.

—Que si tiene instrucciones —dije seriamente.

—S-sí, está todo dentro de la caja. También auriculares y el cargador —respondió, algo ¿asustada?

—Gracias. ¿Puedes dejarme sola? Tengo que cambiarme.

—Oh, sí, sí, por supuesto. Cámbiate tranquila que tienes bastante tiempo —dijo mientras se marchaba con una sonrisa, y cerró la puesta a sus espaldas.

Busqué rápidamente dentro de la caja y encontré un pequeño cuaderno de papel, lo leí con la mayor velocidad que pude y averigüé todo lo que tenía que saber sobre ese dispositivo. En ese momento, supe que podía buscar por allí las normas y más información sobre el instituto. Desvié la mirada hacia el uniforme, lo tomé y vi su insignia, era un lobo gris con una inscripción debajo, "". Debía ser el nombre de la institución, además, coincidía con el nombre del pueblo. 

Entré en el buscador del iPhone y escribí "Arcanum High", me impresioné al ver la cantidad de información que ese aparato podía aportar. Leí todo lo que pude, su fundación, su fundadora, sus reglas, y hasta memoricé el mapa de la nueva construcción. Estaba lista. 

Escuché la puerta abrirse y era Elliot. Hizo un gesto, pidiendo permiso para entrar, y asentí. Entró y se sentó en la cama frente a mí.

—¿Cómo te sientes princesa? ¿Preparada para el instituto? 

¿Princesa?

—Estoy bien —respondí.

Viéndolo de cerca pude notar el parecido entre nosotros, su nariz, sus ojos oscuros, su cabello negro, su piel clara, "la genética ¿no?" pensé. Tenía ojeras muy marcadas, como las mías, y el cabello desaliñado, como si no hubiese dormido en toda la noche. Parecía un hombre atractivo, por los estándares de belleza que veía en las revistas, pero al verlo más detenidamente, me resultaba conocido.

—¿A qué te dedicas? —le pregunté. 

Se sorprendió por mi pregunta, pero pude sentir que también lo había alegrado, tal vez por el hecho de que su hija, que no veía desde que era una bebé, estaba interesada en su profesión, en su vida. Que lamentable, no era así para nada.

—Soy escritor —respondió con una cansada pero alegre sonrisa—. Escribo libros de terror y suspenso para una reconocida editorial, ya desde hace muchos años. Tu padre es un vejestorio —dijo riendo. 

No le encontré la gracia.

—¿Cuál es tu libro más famoso? —pregunté.

—Bueno muchos son muy conocidos —dijo, alardeando— pero la trilogía que más vendió la editorial fue "El cementerio de los corazones ahogados". Tengo buenos ejemplares si quieres leerlos —dijo, ansioso por escuchar un "sí".

—No es necesario, ya los leí —le respondí. 

Sus ojos se abrieron como platos y también su boca, ligeramente, anonadado por mis palabras. 

—¿Qué has dicho? ¿Cómo que los has leído? ¿Cómo los conseguiste? —preguntó tartamudeando. 

Suspiré y pensé por un momento. ¿Debía decírselo? Bueno, no le veía ningún daño en decirle sólo esa pequeña parte de mi pasado.

—Cuando era pequeña me enseñaron a leer y escribir, y en ese tiempo vivíamos en una biblioteca enorme, leí todos los libros que estaban ahí. Luego tuvimos que mudarnos, pero le había tomado un gran gusto a la lectura, así que siempre me conseguían libros interesantes de todo tipo para leer. Uno de ellos era tu saga.

Estaba sorprendido por cada palabra que decía, me prestó total atención y, cuando terminé, supe que quería preguntar más sobre mi pasado, pero no lo hizo y, de todas formas, no le diría más.

—¿Y qué te parecieron? —preguntó, cambiando de tema.

—Interesantes, la trama estaba muy bien desarrollada, al igual que los personajes, podía notarse que tenías experiencia en el ámbito de la escritura y creación de historias. Me entretuvo —le respondí, sinceramente. 

Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, complacido por la reseña que acababa de escuchar.

—De todas las críticas que he recibido esta es, para mí, la más importante —dijo, sonriendo—. Cuando quieras leer te conseguiré cualquier libro que quieras, en mi oficina tengo una enorme biblioteca, puedes leer todo lo que tú quieras ¿está bien?

—Gracias —respondí.

Saber que tendría para leer me dio tranquilidad, era mi único pasatiempo y mi única forma de escapar de la realidad, lo cual necesitaba desesperadamente. 

—Me alegra mucho poder charlar contigo con esta naturalidad. Al fin tengo a mi hija a mi lado, y para añadir más, comparte mi pasión por la literatura, no tienes idea de cómo me llena el corazón poder saber esto de ti —dijo tocándose el pecho. 

No supe que responder, no sentía lo mismo que él, ni tampoco sentía nada en mi corazón, pero no lo dije, lo guardé para mí misma.

—Bueno ahora prepárate para salir o llegarás tarde, y Ray no soporta llegar tarde. Puedes usar el baño de allí —señaló una puerta cerca de mi cama—, está completamente equipado, con cepillo de dientes, pasta dental, cepillo para el cabello y toallas, así que puedes ducharte si quieres. Te espero en la entrada —dijo y se marchó.

Sin pensar en nada, entré al baño y me duché, disfrutando del agua caliente que caía por la ducha, luego me envolví con las toallas y me sequé, salí y, una vez seca, comencé a vestirme con el uniforme. Me miré en el espejo del armario, no podía reconocerme, nunca había usado falda en toda mi vida, sentía que era demasiado corta, llegaba a la mitad de mi cadera y rodillas, ¿así debía usarse? En las reglas decía que debía ser hasta las rodillas. Las medias eran grises y de lanilla hasta las rodillas, y los zapatos eran de charol negro, los cuales estaban bien brillantes. Dejé de mirarme, guardé el celular en el bolsillo del saco y me decidí a salir tal y como estaba (aunque no me sintiera cómoda), bajé por las escaleras y me dirigí hacia el pasillo.

Al llegar, Liz me miró sorprendida y se acercó rápidamente.

—¡Dios mío! ¡Estás más que preciosa! ¡Mírala amor, mira que hermoso le queda! —dijo, alucinando.

—¿La falda no es muy corta? —comentó Elliot.

—¿Pero qué dices? Así lo usan las chicas de ahora. Los muchachos se te abalanzarán encima —dijo pellizcándome las mejillas. 

Suspiré y guardé silencio, no tenía nada que acotar.

Liz tomó un perfume de la mesa frente al sillón y comenzó a roseármelo, cerré los ojos y no respiré para no morir asfixiada. Cuando terminó inhalé el aroma, y sentí que era demasiado dulce (por lo menos para mi gusto), demasiado fuerte también, se sentía a kilómetros. 

—Así estás perfecta —declaró—. Oh, me olvidaba —salió disparada hacia la cocina y volvió con una mochila en las manos—. Ten, aquí tienes todo lo que necesites para las clases, además te preparé un desayuno para el receso —dijo con una enorme sonrisa.

—Gracias —dije, tomando la mochila.

La mochila era negra con rosas de decoración, no era grande ni pequeña, era del tamaño justo para llevar cuadernos y libros. La coloqué en mi espalda y noté que no pesaba mucho. Ray apareció de la nada, también con una mochila en sus espaldas, y se acercó a nosotros.

—¿Listos? Ya son 7:15, si no nos apresuramos no llegaremos para las y media —dijo, apresurado y acercándose a la puerta.

—¡Espera! ¡Espera! Quiero tomarles unas fotos juntos antes de que se vayan. Para recordar el primer día de clases de Raven —dijo Liz sacando su celular. 

Ray resopló, pero no objetó. Se acercó a mí y se puso de pie a mi lado derecho, pasó su brazo izquierdo detrás de mi espalda y apoyó su mano en mi hombro izquierdo, como la gente se abraza para sacarse fotos, o eso he visto en las revistas. Liz nos apuntó con la cámara y dijo "¡sonrían!", y se vio la luz del flash. Sacó varias para cerciorarse de que salgan bien, o eso imaginé, luego se las enseñó a Elliot y ambos sonrieron viendo nuestras fotos. Instantáneamente me alejé de Ray y me acerqué a ellos. 

—Mira que lindos salieron Raven. Lástima que no sonreíste en ninguna —dijo Elliot sacándole el celular a Liz y mostrándome la pantalla.

Miré la pantalla, estábamos los dos de pie con el mismo atuendo (sólo que Ray llevaba los pantalones grises del uniforme masculino), él sonriendo alegremente y yo con un rostro sepulcral, mis ojeras y piel pálida daban a entender que estaba enferma y sin dormir durante días. No le di importancia y asentí, indicando que ya las había visto bien. 

—Bueno chicos ahora sí, vámonos —dijo Elliot buscando su abrigo—. Tienen sus abrigos en los percheros de la entrada, no se los olviden, está nevando afuera. 

Suspiré y fijé mi mirada en el suelo. Lo único que quería era estar con mi familia y volver a ser feliz, pero era imposible. Ya no estaban conmigo. 

Una adolescente, desaparecida desde que era una niña, reaparece en el medio del bosque junto a una gran fogata, rodeada de cadáveres mutilados. Se sospecha que todo el tiempo en el que estuvo desaparecida fue secuestrada por una secta satánica. 
Raven, sin expresiones ni emociones, debe adaptarse a su nueva vida "normal" con su familia biológica. Pero nada es lo que parece, tiene un plan que cumplir. Debe decidir entre ser libre o tener piedad. 
¿Qué parte de ella prevalecerá?

"My life became miserable because of you Alexa. I did not ask that my fate would be like this when I met you and Alexander. I hope I don't just go there to accompany him."

Am I the one who killed? Is it me?? 

I MIGHT BE. HAHAHAHA!

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