Había pasado más de medio año desde el funeral de la cabeza del marquesado de Gutiérrez. La misa ocasional que se realizaba en las tierras de Zaragoza mencionaba con gran pesar la partida de aquel hombre quien se había ganado el respeto y cariño de los ciudadanos. Mientras que algunos conversaban acerca de cómo había sido el fallecimiento del varón conocido como José Marcelo Lizárraga de Gutiérrez, había una joven quien se mostraba inexpresiva saliendo de aquel lugar.
Aquella joven mujer de cabellos rubios ondulados y ojos azules se dirigió junto con dos varones guardaespaldas y dos sirvientas hacia un auto lo suficientemente grande para albergar a más de seis personas.
Todo aquel grupo ingresó al auto y de inmediato arrancó dejando los terrenos de la iglesia.
- Señorita, sobre el tema de la herencia, no ha habido problemas en aceptarla como la sucesora por parte del rey siendo la única descendiente; sin embargo, revisando las cláusulas dejadas por la anterior cabeza, usted debe haber cumplido la mayoría de edad, y poseer los estudios, conocimientos y prácticas correspondientes para el cargo. - explicaba uno de los guardaespaldas quien tenía un aspecto un poco mayor.
- Entiendo, pero no veo cuál es el problema … ¿acaso no cumplo ya con los requisitos? - respondió aquella mujer quien vestía ropas oscuras como de luto.
- Sí, lo que quería mencionar a continuación era sobre la cláusula de su matrimonio … para que usted pueda heredar tanto el título como la fortuna total del marquesado, deberá, al menos, estar comprometida. - agregó el guardián.
- … Explícame todo lo que se menciona en ese punto. - ordenó la mujer.
- Los requisitos de su futura pareja son tres: primero, debe ser un varón de una edad similar a la de usted, puede variar a lo mucho de tres a cuatro años, no más. Segundo, debe tener conocimientos adecuados y pertinentes para ser su apoyo en el gobierno del marquesado. Tercero, no debe presentar vicios, ni costumbres que perviertan la unión matrimonial, ni que pongan en riesgo el gobierno óptimo de los ciudadanos.
- Entiendo … ¿Quién aprobara que esto se cumpla?
- Se menciona que la pareja se presentará ante la familia real y esta tomará la decisión, pero, en caso de no tener la oportunidad, se verá necesario presentar dos testigos fundamentales siendo uno, el actual duque de Zaragoza y, el otro, el conde de Barrantes, hermano de su difunto padre. Ambos juzgarán y aprobarán dicha unión ante el concilio.
La joven huérfana quedó un tiempo pensando en aquellas cláusulas para la herencia que había dejado su padre.
- ¿Hay alguna excepción si es que no se encontrara a alguien adecuado? - preguntó la mujer algo interesada.
El guardaespalda quien parecía ser un mayordomo comenzó a revisar el documento que tenía entre manos hasta que pudo hallar algo.
- B-Bueno … en la sección 5 cláusula "b", menciona que, si no se llegare a presentar candidato ideal para dicha posición, temporalmente se podrá conceder el título de marquesa, pero no podrá tener acceso al 70% de la fortuna dejada.
Esto preocupó por mucho a la joven.
- S-Sin embargo, en caso de presentarse varón que pueda haber cumplido dos de los tres requisitos expuestos, y habiendo sido aprobado por al menos uno de los dos testigos, la heredera podrá tener acceso hasta el 60% de la herencia dejada. Cabe mencionar que aquel varón deberá recibir el título de hermano jurado de la casa Gutiérrez y ser formado lo más pronto posible hasta llegar a los estándares adecuados, después de esto se realizará el casamiento.
- Ya veo. - respondió con indiferencia aquella joven mujer quien aparentaba tener un poco más de 20 años.
- L-Lo último escrito fue lo siguiente: con todo esto, la decisión de casarse o no dependerá únicamente de mi hija, nadie podrá obligarla a casarse sin su consentimiento.
Una leve sonrisa se dibujó en el rostro de la joven.
- Bueno, dejemos este tema para mañana; quisiera relajarme por el resto del día, además estoy esperando ver cómo le van al resto. Por cierto, ¿Cómo van los estudios de Marcelo? - preguntó la joven quien se estiraba delicadamente dentro del auto.
- Está bastante bien … yo diría que …
Las dos sirvientas comenzaron a conversar con la joven mujer durante el trayecto restante hasta que llegaron a una gran mansión.
Al día siguiente, estando en una sala amplia de aquella mansión, la mujer que estaba sentada en una en un elegante sofá leía documentos impresos aun cuando tenía una Tablet y su celular al costado; aquellos documentos eran reportes de candidatos, varones de distintas familias de alto estatus político, económico, entre otros quienes se presentaban con el objetivo de ser la futura cabeza del marquesado.
La cantidad de hojas no era insignificante, hasta la joven estaba aturdida por la cantidad de historiales que debía leer.
- Lady Emily, le traigo un poco de té y algunos aperitivos para que tenga energía durante su trabajo. - comentó una de las sirvientas que había viajado en el auto el día de ayer junto con ella entrando a aquella sala.
- Oh, gracias … déjalo sobre la mesa, por favor.
- ¿? … ¿Esos son los que se han presentado como candidatos?
- Sí … y son muchos; ni siquiera he mandado el anuncio oficial, pero parece que estas noticias vuelan bastante rápido. - comentó la joven un poco cansada.
- Y ¿Qué les parece? ¿Hay alguno que le interese? - preguntó algo entusiasmada la joven sirvienta.
- Si supieras, Rita … al investigar más sobre ellos, solo encuentro antecedentes judiciales, políticos y por violencia. Nada que no se sepa … esto es bastante desalentador …
- Bueno, al parecer, las personas de alto estatus tienden a ser más prepotentes, ¿no es así? - se escuchó decir a otra sirvienta quien había entrado a la sala.
- Ciertamente, Noria … no sé si encontraré a alguien adecuado entre estos, pero, sin la fortuna dejada por mi padre, no podré seguir manteniendo el negocio familiar … Así que debo encontrar a alguien pronto.
- Señorita, recuerde que lo principal es su felicidad; todos nosotros queremos que se case con alguien a quien ame. Incluso la duquesa Sofía la apoyará en todo lo que pueda si es que realmente desea casarse.
La mirada entristecida de la joven mujer sugirió en que las dos sirvientas no hablaran más y, por tanto, ambas se despidieron dejando a Emily sola en la sala.
Llegada la tarde, la joven tomó un descanso de su trabajo, mientras que viendo por las mamparas pudo ver la llegada de un auto que había ingresado a la mansión.
La mirada estresada de Emily se contentó un poco, pues parecía estar algo feliz de quien viniera en aquel vehículo.
Pasaron algunos minutos y, de repente, en la sala se mostró un niño de alrededor unos 10 años quien saludó y abrazó a la joven mujer.
El aspecto del niño parecía bastante limpio, aunque su ropa estaba algo desacomodada.
- ¿Cómo está, señorita Emily? - saludó el niño.
- Vamos, te dije que no me llamarás así … solo dime Emily.
El niño parecía algo apenado, pero pronto lo cambio por una sonrisa.
- Y bien, ¿Cómo te ha ido en el colegio? - preguntó la joven mujer como si de una hermana mayor o una madre se tratare.
- … Bien … pude aprender mucho …
- Ya veo … ¿pudiste hacer algunos amigos?
El niño quedó en silencio por un rato como si tratara de no responder.
- ¿Qué sucede? ¿Acaso no te llevas bien con tus compañeros?
El niño seguía sin querer responder, pero, al ver el rostro de la joven que mostraba cierta preocupación, habló.
- Sí … pero creo que … tal vez no sea bueno para hacer amigos. - respondió algo triste el niño.
- … ¿Por qué dices eso?
- Bueno … creo que es porque soy un bastardo mendigo y aprovechado. - respondió el niño ignorante de aquel significado con una sonrisa forzada.
Emily quedó pasmada de aquella respuesta y se indignó haber escuchado eso.
- ¡¿Quién te dijo eso?! ¡¿Fueron los profesores o, tal vez, los niños?!
- No … fueron …
El niño entristecido salió corriendo de aquel lugar.
- ¡Marcelo, espera! - exclamó Emily apenada.
Después de que el niño huyó de la sala, uno de los mayordomos entró de inmediato, parecía haber estado escuchando todo desde el principio.
- ¿Ya escuchaste lo que dijo?
- Sí, mi lady.
- Para mañana no quiero que este problema siga ocurriendo, ¿entendiste?
- Claramente. - contestó el mayordomo quien salió de su presencia.
Pasó el día y la joven no se hizo esperar; en la mañana la joven heredera se despidió de sus dos sirvientas quienes habían obtenido becas de estudio en Alemania; junto con el apoyo de su ama, ambas se despidieron en el aeropuerto.
Siendo cerca del mediodía, la joven se preparaba para sus citas con los dos únicos candidatos quien ella había seleccionado con sumo cuidado la noche anterior.
Ciertamente, Emily no estaba entusiasmada con la idea, pero no podía perder tiempo. Entonces cerca de la una de la tarde se presentó el primer candidato para el almuerzo.
Aquel hombre era igualmente rubio, pero de un carácter prepotente y algo narcisista; probablemente, aunque sus estudios y nivel académico habían alimentado su ego, en el campo laboral no tenía experiencia alguna. Junto a él habían venido dos guardaespaldas y una sirvienta que vestía ropas algo sugerentes.
- U-Un placer conocerlo, joven Vistold. Seguramente no es necesario que me presente, ¿verdad?.
- Claro que no; como no saber de usted. Por otro lado, la familia Vistold le agradece que aceptara nuestra propuesta. Ahora quisiera saber cuándo tiene planeado llevar a cabo la ceremonia. - comentó el varón con algo de altives mientras almorzaban.
- ¿Disculpe? Antes de hablar de eso, quisiera conocer un poco más de usted.
Lamentablemente, aquella sugerencia dejó pase libre a que el varón hablara durante todo el tiempo sus supuestas hazañas y logros haciéndose cansado de oír.
Habiendo pasado cerca de una hora, la joven interrumpió.
- Y-Ya veo que ha tenido mucho éxito en su vida … pero quisiera saber, ¿Cómo podría emplear sus habilidades en los temas del marquesado? - esta pregunta ciertamente era un filtro.
- Como le dije …
Pareciendo no haber entendido la pregunta capciosa que significaba saber si aquel hombre conocía la situación del gobierno del marquesado Gutiérrez, falló la entrevista volviendo a hablar sobre su vida.
Al final, la joven se despidió del invitado algo molesta y, al ver el rostro de los hombres que venían con él, también se dio cuenta que ellos pensaban lo mismo que ella.
- ¿Es en serio? Primero se presenta todo campante trayendo consigo a esa mujer vestida como si fuera una prostituta, luego se adelanta en pactar una fecha para la boda sin antes conocernos y finalmente se la pasa hablando sobre su vida … ¿acaso sus padres no le enseñaron lo básico?
Para la tarde, aquella mujer esperaba a su segunda visita; esta vez era un joven varón menor que ella que venía junto a sus guardaespaldas, pero con cierto invitado no esperado.
Junto a aquel muchacho estaba su madre.
«Esto … no me trae buena espina.» pensaba Emily mientras conversaba con aquel par.
En realidad, la conversación era entre la joven y la madre.
- Ya veo, es bueno ver que la casa Bartolomé tenga un hijo bastante competente.
- Por supuesto, como le decía, mi hijo puede servirle a su casa en todo lo que necesite, tenemos todos sus certificados académicos y de los concursos que ha ganado. Espero que pueda tener una buena impresión de él … así que dejando a un lado eso, podría decirme cómo va la situación con EmiRos SAC … por lo que he escuchado ha estado perdiendo mercado esto último par de mes.
- Oh, no se preocupe por eso, ya hemos hablado con la junta directiva y el departamento de marketing para lanzar nuestro próximo producto. Estamos confiados que las ventas aumentaran en un 35% para el próximo trimestre.
- Oh, ya veo, ¿es eso así? - comentó la mujer de edad con una sonrisa fingida al igual que Emily.
Llegó la noche y habiéndose retirado los invitados, la joven cayó en la cama de su habitación exhausta.
- ¿Qué pasa con esa mujer? ¿Acaso no puede ocultar su interés y ambición? Todo el rato se la pasó hablando de lo bueno que era su hijo y luego quiso inmiscuirse en temas privados … ¡Qué mujer tan molesta!
- Vamos señorita, no diga eso. Además, ¿no le parecía de buen aspecto el joven Gian Pier?
- Sí, pero de que importa eso, si a esa edad es acompañado por su madre … en toda la reunión no dijo nada mas que un saludo y una despedida. ¿Acaso su madre no cree que no me voy a dar cuenta que casándome con su hijo tendrá a todo el marquesado con sus compañías en la palma de su mano?
- Bueno, ella tiene sus objetivos casando a su joven hijo; pero, dejando de lado eso, hemos recibido unas cuarenta solicitudes más de potenciales candidatos. Se los dejaré mañana en su oficina para que los revise.
La joven mujer al escuchar eso quedó más exhausta dejando en claro que su día había terminado.
- Ah, verdad, antes de irme a dormir quisiera saber si arreglaron el tema de la escuela de Marcelo.
- Sí, mi lady, ya fue solucionado.
- Bien, eso es todo entonces. Hasta mañana que descanse bien.
El mayordomo se despidió y se retiró junto con la otra sirvienta que había venido con él.
- Mañana … será otro día lleno de trabajo …
Esto fue lo último que dijo Emily antes de caer dormida.
La mañana siguiente no se demoró en venir, la joven mujer se despertó temprano y habiendo tomado el desayuno, se retiró a su jardín para pasear antes de empezar con sus labores.
De repente, el sonido de su teléfono comenzó a llamar.
- Hola, Sofía, ¿Cómo te encuentras? - saludó Emily al contestar la llamada.
- Bien, pensaba irte a visitar, pero actualmente estoy llena de trabajo. - se escuchó la voz de una joven mujer al otro lado de la llamada.
- No te preocupes, yo estoy igual. Por otro lado, ¿Cómo van las cosas con el ducado de Híjar?
- Bueno, estaré pronto comprometida con su hijo mayor, Ian.
- ¿En serio? ¿acaso no es menor que tú?
- Sí, pero actualmente eso no importa; además su familia fue de las que me ayudaron más cuando fallecieron mis padres.
- Sí, entiendo. Creo que ahora estamos en la misma situación.
- Hablando de eso, he escuchado que estás buscando un esposo, ¿es eso cierto?
- Sí que los rumores vuelan, recién hoy hice público este asunto.
- Bueno, debes tener en cuenta de encontrar un hombre que te respete; eso es lo principal … por otro lado … … o parece que alguien ha venido … discúlpame, pero tendré que dejarte aquí.
- Oh, está bien; no te preocupes, luego hablamos.
La llamada finalizó.
La brisa matutina hacía que los cabellos de Emily se alzaran por los vientos y, aunque por un momento, la joven mujer se sentía como solo una chica ordinaria, su descanso fue perturbado.
De la nada, Emily sintió que su cuerpo no respondía y se desplomó en el gras. Escalofríos comenzaron a recorrer por todo su cuerpo y sentía como si se fuera a desmayar.
Su conciencia cada vez se ponía más borrosa.
Fue en ese momento en que pudo escuchar una voz familiar quien hablaba despectivamente sobre ella.
- ¡Rápido! … Díganles que ya está lista; sí, se lo comió todo sin darse cuenta la muy estúpida. ¡Apresúrense! Los guardaespaldas aparecerán en cualquier momento. - era una voz infantil quien hablaba.
Emily, al tratar de alzar su mirada, quedó pasmada tratando de no creer lo que veía.
La figura de un niño a quien cuidaba como si fuera su propio hermano pequeño era quien veía traicionándola sin saber la razón.
No podía gritar, tan solo murmuraba algunas cosas aquella desplomada mujer.
- ¿P-Por qué haces … esto … Marcelo?
- ¿Eh? Acaso eres idiota, por dinero claro está … ya estoy cansado de esta farsa de ser un niño bueno … vamos, no me mires así, sabes bien que así trabaja el mundo … adiós, espero no verte jamás. - hablaba el muchacho quien mostró una personalidad totalmente diferente a lo que era antes.
Emily cerró sus ojos.
Pasado algunos minutos, nadie de sus sirvientes y guardianes pudo encontrarla.