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UN PASADO QUE ENFRENTAR

Marta es una chica joven que perdió su familia en un trágico accidente, un mal la acecha desde hace mucho, ¿logrará salir adelante de la depresión que ahora tiene? y ¿volverá a habitar en ella el amor? Ella tendrá que aprender que enfrentar su pasado es algo importante para construir su futuro y lograr ser otra vez feliz, también aprenderá que las cosas no siempre son lo que parecen.

Alejandra_Herrera · 一般的
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112 Chs

Capítulo 5: Quién se va a quedar con el empleo?

Marta corría y corría a través de un pasillo oscuro, se sentía pesada y sangraban sus piernas y su rostro. Ella sentía como la sangre corría junto con sus lágrimas en su delicado rostro, arruinado por el miedo, la confusión y además la culpabilidad, se sentía culpable de haberlos dejado ir y haberse quedado ella sola. Escuchaba a sus espaldas como su pobrecito hijo lloraba y le gritaba para que no lo dejara solo, y como su esposo Mateo le decía que estaba decepcionado de ella por abandonar a su familia, también podía escuchar a Mireya diciéndole que esa casa no era suya y que, por mucho que intentará evitarlo, la casa le pertenecería algún día y no descansaría hasta ver eso. Marta seguía corriendo sin ver hacia donde iba, su vista estaba nublada, cuando de repente dio un paso en falso y cayó en un profundo agujero, que empezaba a dar vueltas como un espiral y que mezclaba todas esas voces que había escuchado antes en un grito estridente que ella no pudo soportar. Se despertó sobresaltada, con un sudor frío que le corría por la espalda y el sentimiento de depresión más fuerte que nunca. Todavía no había amanecido, faltaba una hora para que el cielo empezar a aclararse, pero Marta ya no podía conciliar el sueño, así que decidió empezar el día más temprano.

Lo primero que hizo fue ir a su baño y darse una ducha de agua caliente, después se cambió, se puso un vestido conservador y elegante de manga corta color magenta, con adornos de encaje y bordado con diseños florales, aunque el escote y la espalda no eran provocativos, en ella lo parecían y es que era una chica muy hermosa, envidiada por muchas otras que la habían visto, de hecho la habían invitado a ser parte del mundo del espectáculo, como actriz o modelo, pero ella se había negado a esta petición, adoraba su trabajo y no pensaba dejarlo, aunque ahora parecía como si se hubiera ido aún estando ahí; su hermoso vestido fue completado con unas zapatillas, no muy altas, color púrpura y también con un adorno floral que llevaba en el centro una pepita blanca, qué hacía que las zapatillas fueran una obra de arte con ella llevándolas; como ese día parecía querer hacer frío, escogio un suéter negro qué hacía juego con lo que llevaba puesto, era de lana pero con un estilo de tejido no muy llamativo. Peinó su ondulado y largo cabello castaño en una coleta alta, haciendo con una cinta rojo escarlata un moño con la forma de una mariposa. Aunque era casi una experta con el maquillaje, sus rasgos no le permitían usar mucho, ya que se vería demasiado recargada, tenía una belleza natural que no podía ser igualada por nadie que le rodeaba, ni que la intentará copiar. Finalmente estaba lista y decidió comer algo por el camino, porque se había tomado bastante tiempo en esto, ya se le estaba haciendo muy tarde como para cocinar ella misma. Tomó su paraguas, su bolso y salió de su casa cerrándola con llave, una rutina que jamás se le olvidaba, vivía en un conjunto cerrado, con vecinos muy amables, que a pesar de no ser una zona de millonarios era para la clase media y bastante agradable y tranquilo.

Llegó justo a tiempo al edificio de la empresa, pero cuando entró se encontró con algo muy desagradable, todos parecían estar observándola y cuando ella llegó todas las conversaciones se detuvieron, Marta hizo caso omiso a este comportamiento extraño y siguió andando hacia su oficina, alcanzó a escuchar antes de llegar a ella un trozo de una conversación entre otras dos empleadas, ellas decían:

- Escuché que Marta Díaz va a ser despedida por no cumplir con su trabajo, ¿puedes creerlo? y pensar que todos creían que ella era la más talentosa guionista en el mundo, ¡tal parece que se equivocaron!

- Nadie ha dicho que era la mejor guionista en el mundo entero, sólo dices eso porque estás celosa de su belleza, además tú misma has leído los guiones y hasta has contemplado como los actores les hacían cobrar vida. Marta sin duda es muy talentosa, pero es una pena que haya dejado que la muerte de su hijo y su esposo la arrastren a la ruina.

- Lo que dices es cierto, de verdad envidio su belleza, pero, aún así te voy a preguntar algo y quiero que me respondas con total sinceridad, ¿quién crees que va a tomar su empleo, cuando la despidan?

- No deberíamos especular sobre eso, tal vez parezca fría por fuera pero quizá lo que digamos la afecte interiormente, así que deja de decir tonterías por favor.

- bien... bien... de acuerdo... pasando a otro tema, escuché que vendrá un nuevo empleado, ¿cómo crees que sea?, ¿crees que sea guapo?

- Jajajajajaja, de verdad que no tienes remedio.

Así ella se alejaban por el pasillo, mientras Marta entraba a su oficina, no pudo evitar sentir irá al recordar aquella conversación, cómo podría ser que después de años de esfuerzo, la compañía le pagaría despidiendola al primer tropiezo, no tenían corazón. Al menos esa conversación había tenido el mérito de inspirarla para escribir algo, pero no era lo que el director Salazar le había pedido, era algo con un enfoque totalmente diferente y eso la enojada aún más, la enojada no ser capaz de cumplir su trabajo profesionalmente y dejar que sus emociones le nublaran, estaba furiosa consigo misma, sin embargo, no podía hacer nada para solucionarlo o al menos no por ella misma, no sabía que su vida estaba a punto de tomar un giro, que ella inconscientemente estaba lista para afrontar.