4 Capítulo 4: El único recuerdo.

Aunque no quería hacerlo, Marta tuvo que dejar entrar a la señora Muñoz a su casa, además de ofrecerle un café por cortesía, que ella rechazaría. Después de terminar su cena y dejar el plato en la cocina, Marta se sentó en la sala de estar y dijo con un gesto casi apresurado a la señora Muñoz:

- ¿Quería decirme algo importante, señora?

Ella puso su habitual cara malhumorada y le respondió a Marta:

- Vengo a pedirte que firmes unos documentos que necesito.

- ¿De qué se trata? - dijo Marta con una voz fría y distante.

- Necesito que los firmes para transferir la casa que le pertenecía a Michael por derecho, a nombre de Leidy mi otra nieta.

- ¡Oh ya entiendo!. Quiere quitarme lo único que me queda de Mateo, lo que él se esforzó por darnos a Michael y a mi - Marta puso énfasis a propósito en las últimas dos palabras para ver cómo la ira lentamente se acentuaba en su receptora.

- Eso le pertenece a la familia Flórez Muñoz, ¡y lo sabes!

- Si, lo se, al igual que sé que usted se casó por interés y no por amor con el señor Flórez, debería darle vergüenza Mireya Muñoz.

- ¡No te permito que me hables así, guionista de pacotilla! He venido para que me firmes el documento y lo quieras o no, lo vas a firmar, es tu deber con nuestra familia.

- Fíjese que ese no es mi deber. Mateo me dejó esa casa y no es mi problema si la puso a nombre de MI hijo y no a su nombre.

- Precisamente, porque está a nombre de mi nieto y el heredero de la familia tiene que pertenecer a nosotros.

- Me parece que usted se le olvida lo legal de la situación. Lea el testamento de su hijo y ahí se dará cuenta que también dicta que la casa me pertenece a mí, por igual, como a mi hijo Michael y al haber muerto el legítimo heredero, la casa legalmente pasaría a nombre MIO, Marta Díaz de Flórez. Y si tiene algún problema con eso, puede charlarlo con mi abogado.

Mireya quedo estupefacta con la repentina agresividad de Marta y se quedó sin habla durante un momento, Marta tomo la delantera y le dijo con un tono agresivo en su voz:

- Si eso era todo lo que tenía que decirme puede retirarse a su lujosa casa, no tiene nada más que hacer aquí, ¡váyase o llamaré a seguridad!

- La pagarás - dijo Mireya entre dientes mientras salía del apartamento de Marta.

Marta le cerró la puerta en las narices y luego se apoyó en ella suspirando. "¿Cómo podría dejar que me quiten lo último que me queda de Mateo?" pensó ella mientras iba a la cocina a fregar el plato que había traído antes. Cómo era de esperarse, por darle tantas vueltas al asunto no pudo dormir bien, aunque verdaderamente no había dormido bien desde el accidente.

avataravatar
Next chapter