Aurora escuchó los gritos y ordenes que venían del campamento médico de la iglesia. Los hospitales fueron abarrotados por las víctimas del ataque terrorista y aquellos que no podían ser atendidos fueron enviados a la iglesia.
También era la iglesia quien tenía mejores capacidades de curación gracias al poder del tiempo de las sacerdotisas, pero la situación era más grave.
"¡Traigan más artefactos de purificación!" Ordenó la Sumo Sacerdotisa Xaali al ver que sus poderes de tiempo no funcionaban correctamente.
Las bombas usaban algún tipo de elemento explosivo de corrupción y tal corrupción hizo que el tiempo chocara de tal manera que fue difícil retroceder el tiempo para curar a las personas afectadas.
Sesenta y cinco terroristas aparecieron por toda la ciudad y si bien los explosivos tenían diferentes potencias, cada uno de ellos liberaba un fuego negro que derretía el concreto y quemaba la carne dejando corrupción.
Llevando a que los seis estallidos que sucedieran de los sesenta y cinco fueran extremadamente peligrosas. Como si fuera poco, algunos explosivos en algunos sitios tuvieron una potencia mayor.
El ataque al Banco Nacional de Zerzura que produjo las mayores víctimas, fue uno de los sitios más afectados, ya que casi todo el edificio fue derrumbado y la gente de afuera fue afectada.
Aurora apretó el agarre de su espada envainada en su cintura y al dejar de mirar, salió de esta zona y se dirigió a la sala principal de la iglesia.
No se iba a culpar por no haber llegado. Ella había estado en la Iglesia del Tiempo y el Espacio en la Ciudad Atlántida e incluso si se apuraba, no hubiera llegado a tiempo.
Todo fue rápido, incluyendo las reacciones de las autoridades y de Atenea.
Al llegar a la sala principal, ella caminó a la puerta y vio los escalones hacia abajo y luego la ciudad en silencio.
En el cielo la barrera brillaba a la vista y por arriba de los edificios volaban cientos y miles de drones, al igual que miembros del ejército y los gremios más confiables.
La ciudad estaba en un toque de queda y todos estaban en sus casas. Gracias a la barrera que se activó al instante que las explosiones sucedieron, nadie podía dejar la ciudad por ningún método.
Así de grave era la situación y era normal cuando este ataque causó cerca de quinientos fallecidos y miles de heridos.
Aurora apretó el mango de su espada y sintió su sangre hirviendo en ira y rencor, pero ella la controló y cerró los ojos por unos segundos.
No necesitó pensar cuál iba a ser su respuesta. No cuando apenas podía contener la sed de sangre que amenazaba por salir.
Sus emociones alimentaban su cuerpo gracias a su concepto de luchadora, pero las emociones eran tan fuertes que su concepto no podía aceptarlas a todas y probablemente su espada tampoco.
Aurora apretó el agarre de su espada y escuchó las grietas a pesar de que estaba envainada. Esta era una espada secundaria y de entrenamiento que ella usaba y que su maestro le daba, pero no iba a soportar su aura.
No tenía una espada que soportara lo que estaba sintiendo en este momento.
Ella abrió los ojos al ver que desde la esquina la oscuridad brotaba y Alice aparecía.
"¿Algo?" Preguntó Aurora mirando fijamente a su hermana.
"Traje a Melgar, pero él estaba seguro de que nada paso por su vista. Lo traje para hablar con los demás." Dijo Alice y con seriedad, añadió. "Y Atenea me pidió que fuera a por algunos escondites que ella descubrió de los terroristas, pero solamente encontré explosivos y no hay nada más."
Melgar, también conocido como Jasar el Pálido, era el dueño del bajo mundo de la ciudad de Zerzura y ese demonio de las sombras era excelente para conocer los secretos del bajo mundo.
Él limitaba los negocios de ese tipo, pero también se deshacía de cualquier elemento peligroso y mayor que todo, era excelente para descubrir secretos.
Y que él no tuviera idea de qué individuos como estos se movieron era sorprendente.
"Vamos a hablar con los demás." Ordenó Aurora y caminó al interior de la iglesia, moviéndose por los pasillos.
Lo principal en este momento no era pensar por su cuenta. Necesitaba estar en continua comunicación con el ejército, la iglesia y las autoridades de los gremios y la ciudad.
Al llegar a uno de los pasillos, un secretario la guio a una sala apartada dentro de la iglesia.
"Enviaré el mensaje de su llegada."
Ellas eran las únicas que estaba aquí y Aurora no tuvo que pensar demasiado para darse cuenta de que cada alto mando estaba ocupado.
Ellos se comunicaban por medio de Atenea, así que cada uno tenía sus tareas, pero era esta reunión de emergencia la que ayudaría a definir todo.
Al llegar a la sala, Alice dejó salir a Melgar y ese demonio de la sombra mostró su verdadera forma y le dio un asentimiento mientras se ponía a usar el reloj holográfico.
Probablemente, seguía comandando a su gente para buscar más información.
Ella no tuvo nada que hacer. Liam estaba ayudando a Atenea y prácticamente la seguridad estaba a cargo de los gremios o el ejército.
A pesar de que ella no sabía cómo los terroristas entraron a la ciudad o se mantuvieron ocultos, los diferentes miembros de la seguridad tuvieron un tiempo de reacción récord.
La prueba era los cincuenta y nueve detenidos y cuyas explosiones fueron evitadas o detenidas antes de causar un mayor daño.
El tiempo de reacción fue en parte de ellos y en parte Atenea, el núcleo de la seguridad y quien estaba a cargo de prácticamente todo.
Aurora se puso a leer los informes que Atenea generaba por su cuenta y vio de reojo que Alice hizo lo mismo.
Menos de un minuto tuvo tiempo para leer y el primero en aparecer fue el General McLean, seguido de Zhan Tian del Gremio Orisha Oko, Abdellah del gremio de mercenarios, James de la Empresa Apicius y al final vino Fiona Brousseau de la iglesia.
"Turay no puede asistir. Tuve que sedarlo para que se quedara en la cama, pero se encuentra bien. Tuvo una quemadura en el hombro, pero por la adrenalina no la sintió y quiso seguir trabajando. Tuvo la suerte de que un individuo de alto rango estuviera presente y lo salvara de lo peor, pero fue mejor dejarlo descansar." Dijo la Cardenal Brousseau y reuniéndose en la mesa, habló. "Hemos logrado estabilizar a todos los heridos. La corrupción es un problema, pero doctores y magos de curación de la iglesia han venido. Incluyendo a la Cardenal Najjar."
Aurora frunció el ceño, ya que sabía que Turay estuvo cerca de uno de esos ataques y conocía al hombre lo suficiente bien como para entender que él seguiría trabajando sin importar lo grave que se encontrara.
"El ejército está en alerta máxima. Nuestras tropas están preparadas para moverse a cada ciudad o pueblo de África en caso de que esto sea un ataque mayor. El Rey de Mombasa y el Rey de Madagascar también nos apoyan. Los refuerzos enviados por el Rey de Arabia, la Ciudad Atlántida, Grecia y el Imperio Falion están protegiendo nuestros pueblos." Dijo el General McLean y con seriedad, añadió. "Un segundo equipo vendrá de la Academia Cernunnos y la Unión Europea. Cuando lleguen serán enviados con la gente del Bosque Mágico para que vigilen las tierras baldías en nuestro territorio."
Si lo primero era el bienestar de los civiles heridos, lo segundo era la seguridad y si bien ellos tenían un ejército lo suficiente grande para cubrir su territorio, no lo era para cubrir el continente donde tenían influencia.
Las fuerzas aliadas eran de ayuda y aunque Aurora estaba sorprendida de que algunos enviaran tropas, a la vez estaba agradecida. Era probable que otras naciones enviaran apoyo, pero que no fueran nombradas mostraba que ellos confiaban en algunos de ellos, nada más.
En este tipo de situación se agradecía el apoyo de las fuerzas externas, pero no se podía depender completamente de ellos cuando algunas tareas únicamente las podía realizar Zerzura.
"Hemos asegurado a los mercenarios y Nicholas los tiene vigilado evitando que salgan a las calles." Dijo Abdellah controlando completamente su presencia.
Aurora sintió como el espacio se retorcía alrededor del hombre de forma natural, pero se concentró en la reunión.
"El Gremio Orisha Oko está ayudando a la policía de Zerzura y los gremios aliados mantienen un ojo en los aventureros." Dijo Zhan Tian con seriedad.
"También hemos evitado que los héroes salgan sin cuidado." Agregó James en calma.
Los mercenarios ayudaron en su momento, pero muy pocos de ellos eran verdaderamente confiables y era similar con los gremios de aventureros. Zerzura era próspera y los gremios que surgieron en estas tierras tenían valores, mientras que los gremios extranjeros daban más importancia a la codicia.
En cuanto a los héroes, la influencia de ellos en la ciudad era baja, por tal razón no estaban en esta reunión y era mejor evitar que los héroes urbanos salieran en este momento en donde la tensión era tan alta.
Aquellos héroes que se había ganado la confianza probablemente ya estaban trabajando en donde se los necesitaba.
La razón por la cual estaban vigilando mercenarios, aventureros y héroes era simple…
"¿Melgar no tienes nada de tu lado?" Preguntó Aurora mirando al demonio cuya expresión era seria.
"Nada. Atenea vigila relojes holográficos. Yo vigiló a las personas y mis métodos de vigilancia son seguros." Respondió Melgar y en calma, añadió. "Y he realizado varios chequeos e incluso en este momento mi gente está siendo reunida y cuestionada. Si algo se me escapó, dudó que pueda escapar de la vigilancia."
Si el ataque no fue provocado o apoyado por el bajo mundo, el lado de la oscuridad de la ciudad, entonces significaba que estaba relacionado con el otro lado.
La razón por la cual estaban tan seguros era que la ciudad tenía una de las seguridades más altas del mundo. No se trataba de personas poderosas, sino que los medios para entrar.
A pesar de que la barrera de la muralla no estaba activa, a su máxima potencia, todo el tiempo era lo suficiente como para evitar que gente volara ocultándose, entrara por bajo tierra o incluso se teletransportarse ilegalmente.
No era perfecto, ya que el 'Viaje' de Clémentine podía superar la seguridad, pero si lo que ella decía era cierto, entonces viajeros eran raros.
En cuanto a los portales cosmos, estos eran altamente seguros para los viajes y quizás las excepciones eran aquellas calamidades, pero por lo demás, las personas tenían que entrar por los portales o por las puertas de la muralla y las únicas excepciones eran aquellos habilitados para tener portales de viaje.
Ya fueran empresas, gremios o grupos importantes e influyentes de la ciudad.
Como no usaron el bajo mundo para ocultarse, significa que usaron otros medios más a la luz.
"Atenea danos tu informe." Pidió Aurora en calma.
"Los escondites estaban a nombres de terceros. La seguridad en este momento los está rastreando para averiguar sus ubicaciones e interrogarlos. También estamos rastreando cuando aparecieron por primera vez los terroristas y quien los trajo. Con Liam estamos chequeando todas las cámaras de la ciudad y principalmente de las cámaras alrededor del escondite." Respondió Atenea con su típica voz mecánica y proyectándose en el centro de la mesa, reveló. "Sin embargo, lo que tenemos claro es que ellos estuvieron ocultos y fueron equipados con bombas en los escondites. Probablemente, permanecieron ocultos para evitar ser notados como sospechosos."
Toda la ciudad estaba equipada con cámaras y era de tal modo que había muy pocas áreas con puntos ciegos. La ciudad fue diseñada para mantener una vigilancia total y era Atenea quien estaba atento a las cámaras todo el día sin perder nada.
Ella era quien detectaba los crímenes con anterioridad a que sucediera y hasta tenía la posibilidad de determinar las posibilidades que sucediera un crimen e incluso un accidente. A Liam le encantaba enseñarle muchas cosas y Atenea era el núcleo de la ciudad por una razón.
Fue ella quien descubrió a los sospechosos con anterioridad y por tal razón las autoridades pudieron moverse con rapidez evitando gran parte de los ataques.
Si bien no fueron todos, no podían negar la importancia de Atenea.
"Tienes permiso para acceder a todos los sistemas de seguridad de la ciudad." Dijo Aurora en calma.
A pesar de que estaba habilitando a que Atenea violara la seguridad de todos los ciudadanos, empresas o gremios, nadie dijo nada.
Se reunieron aquí en la iglesia y no en el edificio gubernamental oficial por una razón… Hoy se iba a hacer la vista gorda de muchas acciones que normalmente considerarían evitar.
"Ya lo he hecho." Respondió Atenea luego de un momento de silencio.
Aurora dejó salir una media sonrisa al ver que las expresiones cambiaban ante la respuesta. Atenea estuvo al lado de Liam y era una creación de Lucius… Era probable que ella no tuviera ningún límite, excepto los valores inculcados por su compañero.
Sin embargo, estuvo bien para ella y Aurora, al mirar a los demás, dudó un segundo.
"Los terroristas son de la Secta de Ketzula, ¿no?" Preguntó Aurora y mirando a los presentes, pidió. "¿Ya han descubierto su objetivo?"
Ella vio como el General McLean le daba una mirada a la Cardenal Brousseau sin responder.
A pesar de que no había pasado mucho tiempo, las autoridades se movían rápido y que la Cardenal Najjar viniera no solamente fue para ayudar, sino que para ver el pasado de aquellos capturados.
Ella quería el resultado del interrogatorio, pero no fue el General McLean ni la Cardenal Brousseau quien habló.
"Los terroristas atacaron la ciudad en nombre de Ketzula. Algunos de ellos hasta mencionaron tu nombre." Reveló Atenea y luego dio inicio a una proyección.
La proyección iniciaba en una prisión en donde una mujer estaba capturada gritando el nombre de Ketzula y alabando a su dios. A veces se quería morder la lengua para suicidarse, pero la curación de la habitación lo evitaba.
Después de unos segundos, la Cardenal Najjar entró a la prisión y ella al rezar a su dios vio el pasado de esa persona mostrándolo para las cámaras.
Lo vieron en el escondite y también lo vieron saliendo de un taxi, pero cuando el pasado iba más allá, solamente veían figuras sin formas y distorsiones caóticas y sin sentido.
"Aurora Campbell tuvo la culpa de la caída de la secta. Para vengarte necesitas destruir la ciudad…" La proyección se dividió en múltiples proyecciones de los diferentes terroristas capturados y todas tuvieron el mismo escenario. "La venganza debe ser su sufrimiento."
Cada proyección no mostraba el pasado correctamente y era una mezcla de magia de corrupción que evitaba el pasado, pero también se debía probablemente algún tipo de magia mental por el cual se dieron las órdenes.
Básicamente, aquellos que dieron las órdenes se ocultaron perfectamente y solamente dejaron en claro el objetivo… Vengarse de ella.
"La venganza es una excusa que los verdaderos perpetradores les dieron a los terroristas."
Atenea dijo lo evidente y Aurora soltó una risa, que se volvió una carcajada.
No era una risa de diversión, sino que ese fue lo primero que salió al darse cuenta de que su cuñada tenía razón. Aquellos que la querían muerta no pararía y como vieron que asesinarla no funcionó, buscaron otro modo de dañarla.
¿Querían romper su voluntad? ¿Quebrarla para que ella no hiciera nada y huyera? ¿Tantos muertos para ese objetivo?
Lo único que consiguieron fue que su ira fuera cada vez más alta y su voluntad aún más fuerte.
"Bien… Si eso es lo que buscan está bien." Murmuró Aurora al detener su risa y levantando la cabeza, ignoró a los demás y ordenó. "Atenea sigue con la investigación. Quiero que descubras quien fue la persona que preparó esos escondites y quien dentro de la ciudad los ayudó."
Aurora vio a la Cardenal Brousseau, James y a Zhan Tian pálidos y a pesar de que ella trataba de controlar su presencia en este punto, apenas podía.
Ella puso su mano en la espada que llevaba, pero escuchó las grietas cuando su espada no pudo soportar las emociones de su desbordante ira.
Sin embargo, no iba a parar. Esos bastardos fueron a por su ciudad y si ellos buscaban provocar una guerra, ella se los daría.
Los sectarios eran solamente peones y para ella fue fácil darse cuenta de quienes eran las mentes maestras.
"Me encargaré de la ciudad." Dijo el General McLean al levantar su presencia para apoyar a la Cardenal y a los demás.
Aurora vio la seriedad en la mirada del general y ella asintió el apoyo e ignoró las expresiones de los demás. En este momento apenas contenía su ira y no iba a dejar que nadie la detuviera.
"¿Abdellah puedes enviarme a Turquía?" Preguntó Aurora mirando a ese hombre cuya presencia trataba de ocultar.
Ella no quería usar medios oficiales para ir allí e iba a ir lo más rápido posible… A pesar de que no sabía quién era la mente maestra, sabía bien que la Sociedad de Asesinos estaba involucrada y él se iba a encargar de todos esos bastardos.
Alice ya había descubierto la ubicación y era hora de darles una visita.