Un momento después, Celestina terminó de leer la carta. La carta había sido escrita personalmente por el Duque Serizawa.
En la carta escrita por el Duque Serizawa, describía con detalle la catastrófica secuela de la inundación que había devastado sus tierras. Las aguas de la inundación, explicaba, fueron despiadadas en su destrucción, barriendo los campos con tanta fuerza y ferocidad que no se salvó ni una sola cosecha. Acres y acres de lo que había sido fértil y verde tierra de cultivo estaban ahora sumergidos o embarrados más allá del reconocimiento.
Los granos, vegetales y frutas de los que la gente de su territorio dependía para su sustento estaban ahora pudriéndose bajo el sol. Esta calamidad llevó a una grave escasez de alimentos. La base de su sustento diario desencadenó una reacción en cadena que afectaría profundamente a cada hogar.
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