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¿Es Una Tregua Manoban?

—Préstame tu celular —dice Jungkook mientras se sienta en las escaleras.

Busco en el bolsillo derecho de mi short y no está, frunzo el ceño. Rápidamente busco en el otro y tampoco hay rastros de él. Suelto un bufido al recordar donde lo deje, soy tan estúpida.

—¿Qué pasa? —me pregunta Jungkook.

—Lo deje en el auto —aprieto los labios— ¿Y el tuyo?

—No tiene batería —se pasa una mano por la cien.

—Hoy es nuestro día de suerte, al parecer —digo sarcástica.

(...)

Ya han pasado como cuatro horas - o eso creo- que estamos aquí encerrados y para matar el tiempo Jungkook y yo encestamos canastas en la cancha de básquet mientras jugamos veo veo porque somos inmaduros y nos aburrimos demasiado.

—Veo, veo —comienza Jungkook.

—¿Qué ves? —contesto yo.

—Una cosa —dice seguido de encestar.

—¿Qué cosa? —digo y camino a buscar la pelota naranja para luego tirarla en el aro.

—Maravillosa —responde— Y no soy yo —agrega.

—¿De qué color?

—Naranja —bufo y lo miro con una ceja arqueada.

—Jungkook son las malditas pelotas, di algo más difícil —Le lanzo bruscamente la pelota. Él la atrapa antes de que esta impacte fuertemente en su estómago pero aun así lo golpea un poco.

No me gusta estar tanto tiempo con la misma persona, ósea, no soporto estar tanto tiempo con una persona, ni siquiera con Rose. Me gusta la soledad. Estar sola, sin nadie y con Jungkook aquí siento ganas de matarlo.

—Tengo hambre —dice mientras coloca una mano en su estómago.

—Yo igual —imito su acto.

—Veamos qué hay de comer.

Asiento y él me mira, como pidiéndome permiso. Frunzo el ceño al no entender. Señala el piso con la cabeza y ruedo los ojos.

—Jungkook no eres mudo. Habla —digo con dientes apretados, él bufa.

—Le quitas la diversión a todo —abro la boca con indignación, no le quito la diversión a todo— ¿Quieres jugar una carrera?

—No le quito la diversión a todo, idiota —digo a la defensiva— Claro, pero te advierto que te ganaré.

—Ya lo veremos nena —dice antes de salir corriendo rápidamente hasta la salida de la cancha.

Tardo unos segundos en reaccionar pero cuando lo hago corro con la misma o más velocidad que él.

Cuando lo alcanzo estamos llegando a las escaleras. Ambos bajamos las escaleras con mucho cuidado, pero no paramos de correr.

Paso a Jungkook rápidamente cuando el muy nena comienza a bajar la velocidad en los último

escalones. Volteo rápidamente y suelto una carcajada al ver lo que veo. Jumgkook se había caído de cara.

—¡No es gracioso! —exclama cuando se encuentra junto a mí.

—Oh, claro que lo es —digo riendo.

Él vuelve a tomar velocidad sobrepasándome. Ahí es cuando la lamparita se enciende en mi mente.

Me siento en el piso de una manera en la que parece que me hubiera caído y cubro toda mi cara con mi cabello.

—¡Auch! —digo cuando la escena esta lista.

Siento unas pisadas acercarse a mi lentamente, río por lo bajo.

—¿Estás bien? —pregunta mientras se acerca.

—Claro que no —contesto y casi se me escapa una risa, pero la disimulo haciendo un chillido— Me duele —digo y señalo mi tobillo.

—Déjame ver —dice y se sienta junto a mí.

Pongo mi mano sobre su hombro, el me mira confundido, le dedico una sonrisa y me levanto apoyando mi mano en su hombro. Cuando estoy levantada completamente el sigue con el ceño fruncido, será idiota.

—Nos vemos —digo y comienzo a correr.

—¡No se vale! —lo oigo quejarse atrás.

(...)

—Mm... —digo mientras como papas fritas.

Luego de haber terminado la carrera -que gane yo- buscamos algo de comer, Jungkook eligió una hamburguesa y yo unas papas fritas.

—Sabes —dice y lo miro— No eres a como pensé que eras.

—¿Cómo pensaste que era? —digo divertida.

—En la cena parecías la típica chica caprichosa y mimada —dijo y le dio un mordisco a su hamburguesa— Bueno eres algo caprichosa y algo egocéntrica... ¿Sabes qué? retiro lo dicho.

—Oye... —golpeo levemente su hombro— No soy así. Es solo que... no me gusta estar mucho tiempo con una persona y menos si esa persona puede darme órdenes y regala mi auto por internet.

Llámenme exagerada o lo que quieran, pero no supero eso. Fue mi jodido regalo de cumpleaños, ni siquiera ha pasado un año de que lo tengo.

—Con razón eres tan antisocial —reímos— ¿Hace cuánto sales con Sehun?

¡Sehun! Espero que no esté preocupado, esta mañana le avise que pasaría todo el día en el instituto, aunque si decide buscarme... Descarto rápidamente esa idea. Sehun está muy distante, solamente nos vemos en la escuela ya que siempre está estudiando o algo por el estilo.

—Un año y dos meses.

Hablar sobre mi novio el que apenas me registra en estos momentos me hace sentir mal. Siento que hice algo incorrecto, ¿se habrá enterado de que Jungkook es mi niñero y por eso me evita?  —¿Por qué te caigo mal? —pregunto y lo miro confusa.

Debe estar bromeando.

—Regalaste mi auto por internet.

—¿Si te digo que no lo regale, seriamos amigos y podré vivir en paz estos meses? —pregunta elevando ambas cejas.

—¿No lo regalaste?

—Yo pregunte primero —ruedo mis ojos.

—Sí, tonto —respondo hincando mi dedo en su hombro— Si me dices eso y me das mi auto, puede que no te haga la vida imposible.

—Okay.

(...)

Me despierto cuando siento unos pequeños golpecitos en mi trasero. Abro los ojos y los cierro rápidamente la luz me encandila. Los vuelvo a abrir lentamente acostumbrándome a la claridad. Cuando los abro completamente veo el rostro de mi mejor amiga.

—¿Rose? —pregunto tapando mis ojos con mi mano derecha.

—La misma —lleva una mano a su cintura.

—¿Qué haces aquí? ¿Estoy soñando?

—No, no estas soñando —ríe levemente— Estoy salvándote de estar en este infierno —sonrió.

Me incorporo y suelto un gruñido, mi espalda estaba totalmente dura y me duele. Esas son las consecuencias de dormir en una mesa de la cafetería.

—¿Cómo entraste? —pregunto.

—Corrección, ¿Cómo entramos? —dice Taehyung posicionándose junto a Rose.

Jungkook se sentó junto a mí y este par se miraba cómplice. Arqueo una ceja.

—¿Pueden decirnos como entraron? —digo yo.

Ambos se sientan como indios y nos miran

—Bueno ustedes nos dijeron que estarían todo el día aquí —hablo Tae— Luego se hizo de noche y tarde y decidimos venir a ver que fue de ustedes pero nos dio hambre  y nos quedamos a comer en McDonald's y luego se hizo tarde así que nos fuimos a dormir —acabo y sonrió.

Jungkook y yo los miramos con el ceño fruncido se fueron a comer antes que venir a rescatarnos, que insensibles.

—Luego amaneció y yo como gran mejor amiga que soy decidí que teníamos que volver y... Taehyung la interrumpe.

—¿No dijiste que la venias a buscar porque querías que te preste sus tacones rojos? —pregunto y esta gira su cabeza con una sonrisa  forzada.

Abro la boca y hago una mueca.

—Cierra la boca —dice sonriendo— Bueno y vinimos y la puerta estaba cerrada, entonces decidí usar esto —dice mostrando un clip para el cabello.

¡Que tonta soy! Yo también podría haber hecho eso, pero estaba tan ocupada corriendo que se me olvido.

—Gracias —dice Jungkook estirándose y dando un largo bostezo.

—De nada —sonríe y luego se dirige a mí— Por cierto, necesito que me prestes tus tacones rojos. —Ruedo los ojos.

(...)

—¡Esto es un secuestro! —exclamo soltando un bufido.

Jungkook dijo que iríamos a casa, pero no estamos yendo a casa. Conozco el camino para ir y definitivamente no hay que pasar una ruta para llegar a ella. Hace como media hora que estamos en marcha. Tengo sueño, solo quiero pasar mi domingo durmiendo todo el día en mi cama.

—Jeon Jungkook... —lloriqueo haciendo una mueca— ¡Oye tu maldito sordo! ¿No estas escuchándome? ¡Tengo sueñooooo!

—Eres insoportable.

—¡Gracias! Ahora llévame a casa —digo molesta.

Finalmente vemos una casa que está en medio de la nada. Cuando se detiene podemos ver que hay un hombre sentado en una silla de mimbre, junto a él tiene una gran escopeta.

—Jungkook... —digo asustada poniéndole el seguro a la puerta.

—Tranquila, es de juguete.

Ni así me tranquilizo.

—Bájate.

—No.

—Que sí.

—Que no.

Suelta un suspiro y observa al hombre. Viene caminando hacia nosotros. Es algo gordo y posiblemente pueda tener la edad de mi padre. Mastica un pedazo de paja o lo que sea que es eso.—¿Esta es la niña que cuidas? ¿La dueña del auto? —pregunta.

—Sí, esta es la enf... niña que cuido —sonríe sarcásticamente— Él es Ralf, tiene tu auto.

—¿A él se lo regalaste? —pregunto arqueando una ceja.

—A él se lo di para que lo esconda —mira al chico— Puedes traerlo.

En cuanto ese chico se va a la parte trasera de su casa, me bajo del auto pero me mantengo cerca de Jungkook, por las dudas. Puedo oír un motor encenderse y luego viene conduciendo un Mercedes Benz.

—Todo tuyo —dice mientras lo estaciona junto al auto de Jungkook.

El chico se baja del auto y me adentro para confirmar si es mío. Abro la guantera y definitivamente es mío. Hay esmaltes de uñas azules, unas pulseras que me regalo uno de los hermanitos de Tae, fotos...

—¡Auch! ¿Y eso por qué? —pregunta Jungkook cuando le golpeó fuertemente en el estómago.

—Por ocultar mi auto —le digo acariciando a mi auto, si sé que es ridículo, pero no me importa. 

—Entonces... —vuelve a hablar Jungkook— ¿Esto es una tregua, Manoban?

Ruedo mis ojos. No puedo creer que siga con ese estúpido apodo.

—Es una tregua, estúpido.