O Parte XXXIII: Días en la Tribu (I)

La recuperación de Ymac fue solo cuestión de tiempo, la herida en su pierna poco a poco fue cicatrizando con la ayuda de tónicos que preparaba la anciana. Lo cual en si mismo era una proeza, debido que, para salvar su pierna de la putrefacción, se tuvo que cortar toda la carne que ya estaba podrida. Según cálculos aproximados, dos de cada 10 personas podrían sobrevivir a tal intervención, conservando la movilidad de su pierna, si se usan los instrumentos adecuados. Sin embargo, Ymac estaba sana y aún conservaba su movilidad en su pierna.

La ñusta Vera iba todos los días a hacerle compañía, entre esos días Ymac conoció a Maco y Mia.

Al primero ya lo conocía, era el hombre con quien vino a verla la primera vez, y a Mia, le pareció una chica muy alegre, aunque su increíble hiperactividad incomodaba a veces a Ymac. Por lo que para Ymac prefería las visitas de Maco que de Mia.

La recuperación de Ymac tomó dos semanas más. En la primera semana, Ymac era visitada por la ñusta y sus amigos, pero en la segunda semana, era Ymac que visitaba a la ñusta o a Maco o a Mia. Pronto las heridas de Ymac sanaron y junto con eso comenzaron a sonar los tambores y las quenas. Una nueva ceremonia de entrada comenzó a realizarse para Ymac.

— Niña, quédate quieta. Hoy es el día en el que te presentaremos a la tribu, debes de estar lo más bonito posible —

Un conjunto de señoras peinaba y adornaban el cabello de Ymac, que parecía brillar a luz del sol.

La vestimenta de la tribu no suele ser colorida, pero para esta ceremonia, Ymac, llevaba un conjunto colorido entre marrón, rojo y verde, su cabello llevaba plumas y algunas flores pequeñas, y en sus tobillos llevaba un accesorio hecho de plumas y lana que combinaban con su conjunto.

Debido a todos los esfuerzos de la señoras, hoy, Ymac parecía una doncella, una belleza que había bajado del cielo para alumbrar con su luz la tierra.

Mientras tanto la ceremonia daba inicio, y los hombres de la tribu bailaban al ritmo del tambor y la zampoña, hacían piruetas y se coordinaban para contar una historia, talvez relataban la llegada de la lluvia o el florecimiento de la flores en la primavera. Sin embargo, las mujeres no se quedaban atrás, y al igual que los hombres bailaban con sus faldas, moviéndolas y haciendo ver sus coloridos colores, ellas cantaban o bailaban descalzas sosteniendo algunas varas o pañuelos que usaban para dar vueltas.

La ceremonia se veía muy animada y toda la tribu estaba presente, comiendo o bebiendo, pasándola bien al charlas o bailar.

Entonces la música cambió y las danzas menguaron, para que todos oyeran lo que el jefe de la tribu quería decir.

—¡Escuchen, hermanas y hermanos! —

Gritó el jefe de la tribu.

—¡Los dioses nuevamente nos bendicen! Esta vez, nos trajeron a Ymac a la tribu. Durante mucho tiempo estuvo con heridas, pero enfrentó su mal y se liberó del dolor para acompañarnos hoy, para volverse una de la tribu —

El jefe tribal presentó a Ymac hacia la tribu, y declaró la razón por la cual no se había celebrado hasta ahora su ceremonia. Ymac fue llevada hasta en medio de la celebración por la anciana y toda la tribu pudo ver su belleza.

—¡Celebremos, hermanos! ¡Por nuestra hermana Ymac!¡Por la tribu! —

Alzó su mano el jefe tribal, siendo seguido por todos los hombres de la tribu, mientras que las mujeres gritaban.

—Ahora, sacrifiquemos a estos animales para satisfacer a los dioses y alegrar a la tribu —

Dos grandes animales fueron muertos por cuchillos, debido a cortes en el cuello. Aunque gran parte del trabajo se realizo debido al desangramiento de una herida en el estómago.

Así Ymac fue reconocida por la tribu, y aunque bailó, comió y cantó con la tribu, esta se sentía incomoda.