Andrew se encontraba en una lujosa y privada zona residencial de la ciudad S, en el departamento de un alfa rubio de actitud reservada, ese alfa rubio era su primo por parte de su madre, Adam Grayson. Le entregó una tableta con la información que le había pedido investigar, luego se sentó en una de las sillas frente a su escritorio, cruzándose de brazos.
—Ese niño realmente se parece a ti, cuando lo vi en esa tienda fue como si hubiera regresado al pasado, a nuestra infancia cuando no te habías vuelto lo… —El beta dejó de hablar ante una pesada mirada azul grisácea.
El alfa regresó su mirada a la pantalla, leyendo la información sobre Evan Clare, al encontrar dos nombres conocidos su rostro se endureció y la tensión pareció caer dentro de la oficina.
—Si, Blake y… él…, conocen a Clare —dijo el pelinegro. Se removió incómodo en la silla al percibir también un rastro de intensa furia, como beta su sentido del olfato era débil, que logrará percibir su aroma decía mucho sobre la cantidad de furia que sentía Adam hacia esos dos.
Andrew había dudado en si entregar la investigación o no, no queriendo traer malos recuerdos a su primo. Sinceramente no deseaba volviera relacionarse con esos dos, nadie en la familia deseaba su primo volviera a acercarse a esa pareja con todo lo que había sucedido años atrás, pero presentar toda la información recabada había sido necesario dado de que se trataba.
El alfa compuso su expresión y retiró su aroma.
—Aunque… que el niño tenga un gran parecido a ti no demuestra nada. Deberíamos realizar una prueba de ADN y luego proceder legalmente.
Adam frunció el ceño mientras más leía, la información era detallada en partes inusuales. Abarcaba desde la historia de la familia Clare, mencionando el motivo de la bancarrota, la muerte de los Clare, continuó con la parte donde se exponía el descarrilamiento del omega, sus ojos se quedaron fijos en las palabras embarazado de un alfa desconocido. Información más reciente incluía cosas como consumo de drogas, prostitución y maltrato infantil hacia su hijo, Christian Clare. Sin embargo no se mencionaba el cambio de ciudad, ni lo que había estado haciendo recientemente.
—Ese tipo de omega no parece adecuado para cuidar de un niño —comentó Andrew.
Dejó la tableta sobre el escritorio, a su memoria vino la imagen del omega llorando mientras el niño lo abrazaba, consolándolo. Entrecerró la mirada, pensando en los nombres conocidos para él y su relación con Evan Clare.
«¿También un loco obsesionado?», pensó. Una de las esquinas de los labios de Adam se levantó sutilmente.
—Vuelve a investigarlo.
El entrecejo de Andrew se frunció debido a su confusión, vio al alfa ponerse de pie.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Tus fuentes no son confiables.
Suspiró, Adam ya lo había decidido y no cambiaría de decisión, era ese tipo de alfa.
—Como ordene, jefe.
Adam se detuvo a lado del escritorio, golpeando el escritorio con sus nudillos.
—Recuerda que tu eres el jefe ahora, Andrew.
Andrew enderezó su espalda y tomó la tableta.
—Solo fuera de aquí —bufó—. Un verdadero jefe no tendría que realizar este tipo de tareas.
Adam alzó una ceja.
—¿Confiesas entonces que tu hiciste esa investigación mediocre?
El beta movió sus dedos sobre la pantalla, fingiendo no le intimidaba estar bajo la mirada crítica de su primo, le había parecido una investigación muy completa.
—Se lo pedí a uno de mis asistentes —confesó.
Adam asintió, mirando la tableta. Eso tenía más sentido para él.
—Despídelo, también investiga como obtuvo esta información.
Asintió, sospecha también despertando.
—También envía el reporte de este mes e intenta pasar más tiempo en la empresa.
El beta dejó escapar un suspiro de agotamiento.
—¿Cuándo volverás a la compañía? Creí el médico había dicho estabas completamente recuperado. —No pudo evitar lanzarle una mirada a su pierna derecha.
Si Andrew no hubiera mencionado en repetidas ocasiones ver a un niño muy parecido a él en esa zona de la ciudad, luego de una de sus escapadas de la oficina, Adam no habría recordado cierto evento del pasado y tomado la decisión de investigar.
—Mantén vigilado a Clare.
Intrigado, Andrew entrecerró la mirada en su dirección.
—Dímelo, ¿puede ser tu hijo o no?
Adam no se dignó en responder esa pregunta.
—Usa a alguien de confianza, fuera de nómina. Nadie debe saber lo vigilas. ¿Entiendes?
Ante la seriedad y profundidad en los ojos azules, Andrew dejó atrás todo rastro de informalidad.
—Entiendo.
_______________________________________
Evan llevaba casi una semana buscando trabajo sin suerte, era aun más difícil para él dado que Evan Clare solo poseía únicamente el certificado de secundaria, en su propio mundo le había tomado casi un año únicamente conseguir una entrevista de trabajo luego de titularse. Un trabajo informal no era una opción, no tenía el capital para iniciar un negocio y el trabajar en uno quizás no le proporcionaría un pago bien remunerado, tampoco la protección legal y social, necesitaba la seguridad de un trabajo formal.
Como otras veces, Evan se aventuró en las zonas cercanas al albergue para buscar empleo de forma más activa, complementando así la búsqueda de trabajo en sitios de empleo en internet; sosteniendo la pequeña mano de Chris, Evan leyó la hoja de requisitos pegada en una de las ventanas de una tienda de conveniencia, solicitaban un empleado de limpieza, sin dudar entró a la tienda y se acercó a la zona de caja, donde un hombre joven acomodaba productos dando la espalda.
—Vengo por el anuncio de empleo.
—¿En serio? Grandioso, tú… —El dependiente dejó de hablar tras dar media vuelta y verlo, paso su mirada de Chris a Evan, acercándose al mostrador frunció su nariz—, no aceptamos omegas.
Aunque sabía la mayoría de las veces lo rechazaban por esa razón, nunca nadie había sido tan directo al respecto, había leído era discriminación hacerlo.
—¿Podría hablar con tu jefe?
El dependiente lo ignoró.
En el fondo sabía no tenía caso, al verlo, o olerlo, la decisión estaba tomada. Sin demostrar estaba desanimado y no queriendo Chris presenciara ese tipo de desplantes, Evan salió de la tienda.
Fuera cruzaron la calle y subieron a la acera, avanzaron junto a los árboles otoñales que avisaban el invierno estaba por llegar.
La biblioteca estaba cerca, aunque quería leer e investigar más sobre las castas no quería regresar allí, aún no investigaba donde había otra, le preguntaría a Francis, Francis era nativo de la ciudad S, Matt y Elena al igual que él venían de otra ciudad. Francis estaba por dejar el albergue y mudarse a un pequeño edificio de departamentos, Evan estaba feliz por él, deseaba hacer lo mismo pronto.
—¿Estas preocupado por no poder encontrar empleo?
—Si.
—Encontraras algo.
Chris miraba al frente, su rostro tranquilo. Evan parpadeo, «¿esta animándome?», se preguntó sorprendido. Una sonrisa se formó en sus labios y sus ojos se llenaron de ternura. Su relación había cambiado sutilmente, Chris ya no lo llamaba papá, no podía enojarse o entristecerse por eso, porque sabía él niño lo estaba aceptando a su manera.
Una corriente de aire agitó los árboles y levantó las hojas caídas.
Debido a eso, descubrió a un hombre alto y grande que los miraba en la distancia, no logró ver su cara debido a las hojas volando alrededor, continuó caminando solo para darse cuenta ese hombre no se movía, como si los esperará, frunció el ceño diciéndose pensaba demasiado.
Al por fin obtener una mirada más cercana, reconoció era un hombre atractivo, debido a eso se encontró apreciando su rostro sin poder evitarlo; por alguna razón le resultaba familiar, su cabello era rubio y corto, sus ojos azul grisáceos eran profundos y cuando toparon con los de Evan, mantuvo su mirada durante lo que se sintieron como eternos segundos. Otra corriente de aire agitó las hojas alrededor y trajo consigo el olor de aquel hombre. «Un alfa», pensó extrañado, no creía haber olfateado nunca a un alfa. De hecho era la primera vez que captaba un olor tan intenso, y ni siquiera estaba cerca del celo que era cuando su sentido del olfato se intensificaría.
Evan solo podía pensar en una palabra para describir el aroma de ese hombre, dominante. Hizo picar su nariz. Incómodo desvío la mirada y pasó a su lado llevando a Chris de la mano.
No mucho después, el andar de Chris se ralentizo hasta detenerse. En su pequeño rostro había clara confusión.
—¿Chris?
El niño no lo miró, sumido en sus pensamientos.
—Ese alfa…
Preocupado, frunció el ceño al escucharlo murmurar. Evan echó un vistazo sobre su hombro, pero el hombre ya había desaparecido de la vista.