*Flashback 30 minutos antes de que comenzase la batalla. *
Deacon POV:
Todo parecía correcto esta noche, mi hijo había vuelto de nuevo de una caza victoriosa, trayendo consigo carne de conejo y su pelaje. Tengo que admitir, que nunca hubiese esperado que el pequeño bebe que mi mujer trajo un día, se haya convertido casi en un hombre ya. Solo le quedaban dos años y ya seria todo un hombre y haría las pruebas para espartanos.
Conociéndolo, estoy certero de que pasará las pruebas y se convertirá en el primer espartano de la familia.
Solo hay que ver, como con solo 5 años, ha empezado a cazar cosas más grandes que conejos, pero casi me desmayo, cuando un día trajo el cadáver de oso. Ese día fue uno de los más felices y tristes de mi vida. Ya que pude ver con mis propios ojos, como mi hijo había crecido tan rápido. Aún recuerdo cuando lo lleve a cazar conejos por primera vez. Que buenos tiempos aquellos.
Mientras pensaba sobre los buenos momentos tumbado en mi cama con mi mujer a mi lado, de repente escuche como alguien llamaba a la puerta de la casa con fuerza.
"¿Quién será a estas horas de la noche?"
"No lo sé querida, déjame comprobarlo"
Y así, me puse mi Chito y me dirigí hacia la puerta donde me encontré con unos de mis amigos, de cuando estaba haciendo las pruebas de espartanos, Bemus.
"¿Qué te trae por aquí a esta hora Bemus?"
"Buenas noches a ti también Deacon, pero no hay tiempo para explicaciones, en unos pocos minutos, va a haber un asalto a la ciudad y necesitamos a todos los hombres que podamos."
"¿Cómo que un asalto? ¿Quién se atreve a atacar la ciudad de Esparta?"
"No es un quien querido amigo, es un qué. Según los espartanos que han traído la información, se trata de un ejército de miles de monstruos o animales gigantes."
"¿Cómo?"
"Se que estas confundido, pero ahora no es momento de estarlo, es momento de prepararnos para la batalla. Así que prepárate y nos vemos en el cuartel justo en la entrada de la puerta."
"Entiendo"
Tras terminar nuestra breve conversación, cerré la puerta y me di la vuelta para ir a coger mis armas y mi armadura de cuero.
Una vez estuve listo para dirigirme hacia el cuartel, me encontré a Astoria mirándome con preocupación.
"¿A dónde vas con todo eso Deacon?"
"Va a haber una batalla, y me han llamado para que me prepare y me presente en el cuartel de la puerta principal."
"¿Por qué tienes que ir? No eres un soldado Deacon, eres un cazador."
"Astoria, van a intentar invadir nuestra casa, no puedo quedarme sin hacer nada."
"Pero Deacon…"
"No te preocupes Astoria, iré a la batalla, y sin que te des cuenta, mañana estaré aquí de nuevo con vosotros."
Con la mejor sonrisa que pude sacar, fui hacia mi mujer para darle un abrazo y un beso.
"Descansa, te quiero"
"Yo también te quiero y no olvides tu promesa. Nos vemos mañana"
Asentí y me di la vuelta, saliendo de mi casa, en dirección hacia el cuartel.
Las calles de Esparta, tenían un brillo especial esta noche.
Podía ver a muchos hombres que no eran soldados, yendo en dirección del cuartel. Todos teníamos la misma expresión.
Teníamos que ganar por nuestras familias. Estamos defendiendo nuestro hogar.
Cuando llegué con otro grupo de hombres al cuartel, pude ver al comandante dando órdenes a los soldados. Que, tras escucharlas, salían corriendo hacia fuera.
Se podían escuchar los gritos y ruidos de los animales desde aquí.
El general al que nos mandaron, nos explicó, que seriamos los refuerzos en caso de que nos viésemos en desventaja.
Obviamente, una vez confirmé que nuestros enemigos solamente eran animales de gran tamaño, pensé que nuestra ayuda no sería necesaria.
No pude estar más equivocado, ya que ni siquiera pasaron 10 minutos, cuando nos llamaron para decirnos que nos preparásemos que íbamos a entrar en batalla.
Nos colocaron en diferentes pelotones y nos hicieron marchar en orden.
Pude sentir mi corazón latir cada vez más fuerte, que los Dioses tengan piedad de nosotros.
No sé cuánto tiempo paso, pero para mí parecía una eternidad. Hasta que nos dieron la orden de marchar y abrieron la puerta de la ciudad, revelando el campo de batalla.
Había cuerpos de espartanos por todos lados y muchos menos de esos animales.
Cuando vi a nuestros enemigos, no pude evitar tragar saliva. Eso no eran animales. Eran monstruos.
Y esos monstruos, nos estaban masacrando.
'Astoria y Deo'
Mantuve la calma, tengo que mantener la compostura. Estoy defendiendo mi hogar y a mi familia. No podemos perder.
"A la cargaaaaaa!"
Y con ese grito, todo entramos en acción, uniéndonos a los espartanos que estaban peleando contra esos monstruos.
Se puede ganar, se tiene que ganar.
Estábamos ganando ventaja y echando hacia atrás a los monstruos, cuando de la nada, un grupo nuevo de monstruos entraron en batalla.
Nos habían atrapado, habían jugado con nosotros.
Este nuevo grupo de monstruos estaban cargando hacia delante sin intención de detenerse.
Los espartanos del frente estaban haciendo todo lo que podían por detenerlos. Pero era todo en vano. Son imparables.
Miré a mi alrededor, a mis compatriotas y pude ver la cara de desesperación que tenían.
Habían perdido todas las ganas de batallar. Pero no podía pararme aquí, no podía dejarlos pasar.
Blandí en una mano mi cuchillo de caza, mientras que, en la otra, blandía la espada de un espartano muerto.
'Aunque muera aquí, no os dejare pasar'
Pensé mientras veía a la horda de monstruos que se estaban acercando rápidamente.
'Lo siento mucho amor, no poder cumplir mi promesa.'
Volví a pensar mientras derramaba las primeras lágrimas en años con una sonrisa en la cara.
"Espartanos, no podemos dejarlos pasar. Estamos defendiendo nuestra ciudad, nuestro hogar, nuestro orgullo, nuestro honor y lo más importante, ¡a nuestras familias!"
Grite eso mientras miraba a mi alrededor, viendo como todos los espartanos iban ganando energías.
"Espartanos! ¡A la cargaaaaaaaaaaaa!"
Y así empezamos a correr a encontrarnos en el campo de batalla con esta nueva horda.
"Roaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrrrrrrr!"
O ese era el plan, porque cuando de repente íbamos a luchar, escuche el rugido más grande que había escuchado en mi vida.
Y tras ese rugido, llegaron más y más.
Y de la nada, de nuestras propias sombras, empezaron a salir nuevos monstruos. Todo el campo de batalla se quedó estático, era una escena para la eternidad. Cientos de monstruos de distintos tamaños empezaron a aparecer y situarse enfrente nuestra.
"Has luchado valerosamente humano, ahora nos toca a nosotros."
Pude escuchar una voz hablando a mi lado, y cuando me giré, pude ver un gigantesco monstruo de más de 6 metros de altura, con varias cabezas que parecían de serpiente.
A su lado, un gran oso, lo que parecía un conejo de más de 2 metros con cuernos de ciervo en la cabeza, un gran jabalí con unos colmillos enormes y un cuerpo que desprendía una fuerza monumental. Por último, un lobo de gran tamaño que también desprendía un aura majestuosa e intimidante a la vez.
"¿Quiénes sois vosotros?"
No pude evitar preguntar, estaba notando la mirada de todos estos monstruos en mí y a la vez, la de todos los espartanos detrás de mí.
"Somos los generales de Osiris, Dios de la muerte. Puedes llamarme Nag."
"¿Osiris?"
No conocía a ese Dios, conocía a Ares y Atenea, que eran nuestros principales Dioses. Pero nunca había escuchado hablar de un Dios de la muerte. Parece ser que los espartanos de mi espalda tampoco habían escuchado hablar de él, ya que escuchaba alguno de los murmullos, preguntándose quien es Osiris.
"Así es, nuestro señor nos ha mandado a salvaros, así que no os preocupéis y dejádnoslo a nosotros."
Esta vez fue el conejo, quien hablo.
"¿Y dónde está Osiris?"
Alguno de los espartanos grito.
"Ten cuidado con tus palabras humano, Osiris es el Dios supremo que reina sobre la muerte y la vida. Habla con respeto."
La temperatura del ambiente, bajo a temperaturas heladas tras las palabras de Nag.
"Nuestro señor está aquí presente, viendo todo. Solo que estas basuras no son dignas de su presencia."
"Suficiente charla Ruby, es hora de llevar a cabo nuestras órdenes. Aniquilar a todos los enemigos."
No sé qué fue más intimidante, el saber que Osiris estaba presente, o las ordenes que Osiris les había dado a sus generales.
Y así, comenzó la batalla que iría marcada en la historia. Como la primera vez que Osiris entrase en batalla.
Desde el principio esto no era una batalla en la que nosotros los mortales pudiésemos participar.
Afortunadamente, el ejército de Osiris, estaba masacrando a los monstruos. Ya que daba igual, cuantas veces mataran a un soldado de Osiris, este volvía a revivir sin problemas. Sobre todo, los generales de Osiris, estaban aniquilando a todo monstruo que se les pusiera por enfrente.
El lobo se movía como el viento, rápido e impredecible y sin saber cómo, solo necesitaba mirar a un enemigo para que este fuera cortado en trozos.
El jabalí estaba cargando contra los monstruos sin que estos pudiesen pararle. De vez en cuando salían pinchos de la tierra atravesando a los monstruos.
El oso, estaba aplastando a todos los monstruos con esa fauces y garras. Gracias a las enredaderas que salían del suelo y los inmovilizaban.
Pero los dos más intimidantes y a la vez impresionantes, eran el conejo y Nag.
El conejo parecía estar rodeada de rayos y desaparecía de la vista un segundo. Cuando volvía a aparecer, docenas de monstruos habían sido aniquilados, algunos incluso parecían haber sido quemados.
Por último, Nag, él estaba rodeado de cientos de monstruos, pero no le podían hacer nada, ya que su piel parecía una fortaleza incapaz de ser penetrada y sus cabezas soltaban una niebla verde que hacía que todo monstruo que fuese tocada por ella, cayese al suelo inmediatamente mientras su cuerpo parecía que se iba derritiendo.
Pero no paraban de llegar nuevos monstruos al campo de batalla, la información que nos habían dicho era falsa. No parecía que hubiese solo unos pocos miles de monstruos, si no que parecía que había casi cien mil monstruos.
Tras unos minutos, la cantidad de monstruos que había eran incontables. Parecía que cada vez le costaba más al ejército de Osiris.
Un grupo de monstruos se escapó de vista de los soldados de Osiris y vino directo hacia nosotros.
'Mierda'
"Espartanos preparaos para el combate"
Blandí de nuevo mis armas y cuando el primer monstruo parecía que iba a saltar sobre nosotros. Se quedo estático y lentamente su cuerpo se partió en dos.
Enfrente nuestra, no sé cuándo había llegado, pero se encontraba lo que parecía ser un hombre vestido completamente de negro y con una guadaña en su mano con la sangre del monstruo brillando bajo la luz de la luna.
Este hombre tiene un aura divina y a la vez espeluznante. Es como si no me pudiese mover mientras estuviese presente.
"No hace falta que hagáis nada humanos, porque ha llegado nuestro señor."
Volví a escuchar la voz de Nag y me di cuenta de a quien teníamos enfrente de nosotros.
Estábamos en presencia de un Dios, específicamente del Dios de la muerte y la vida. Osiris.
"Parece ser que había más basura de la que habíamos estimado"
Esta fueron las primeras palabras que dijo Osiris.
"Así es mi señor, pero no será un problema acabar con todos ellos. Solo que tardaremos un poco más de los previsto."
"Ya veo, pero mi tiempo es preciado, y no quiero perderlo con esta basura."
"Arise"
Tras decir la última palabra por fin pude ver el significado de lo que es ser el Dios de la vida y la muerte.
De los miles de cadáveres que había en el campo de batalla. Todos y cada uno de ellos, volvieron a la vida y se unieron a la batalla de nuevo, pero esta vez en el bando de Osiris.
Pero Osiris no parecía satisfecho con esto y de nuevo dijo.
"Dominio de muerte"
La sombra de Osiris pareció extenderse por todo el campo de batalla y cada soldado de su ejército que se encontraba sobre este dominio, parecía haber ganado mayor fuerza de la que antes tenía.
Viendo este resultado, Osiris pareció asentir y conjuro lo que parecía un trono hecho de su propia sombra y se sentó ahí para ver como transcurría la batalla.
Como Nag había dicho, los monstruos que ellos mismos llamaban basura, no requerían de su presencia en batalla.
Deo POV
Tras la incorporación de mi ejército, el resultado de esta batalla parecía ya sellado, ya que, tras el incremento de miles de sombra a mi ejército y el uso del dominio de muerte, mi ejército era imparable.
Pero no estaba convencido con lo que estaba ocurriendo, estaba dudando del motivo de la ausencia del dragón.
'¿Porque no aparecía el general?'
Era la única pregunta que me faltaba por resolver para finalizar el rompecabezas.
Había mandado a varias sombras a los alrededores, para encontrar al general, que, dada la descripción, suponía que era un dragón.
Sin embargo, aunque a la batalla no le faltaba mucho para finalizar y aún no había rastro del general.
Había deducido que había dos posibles motivos por el que el dragón no había aparecido.
El primer motivo el cual es obvio, es que el dragón había decidido huir sin más y la segunda…
Deacon POV
Osiris había estado sentado todo el rato en el trono, mientras miraba hacia la batalla, la cual estaba a punto de terminar.
No había dicho nada en todo el rato, hasta que de repente.
"Te encontré"