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Algunas cosas toman tiempo

La muerte de Annabeth lo quebró. Y muchos temían que para siempre. Busco el refugio en las profundidades del mar. Pero él sabía que no podía esconderse del mundo y de sus amigos por siempre, tenía que seguir adelante. Y tal vez no sería de la forma en que él pensó que sería, pero si fue la más adecuada para ayudarlo a terminar de sanar, para volver a ser el de siempre.

EscritorDeFics · 映画
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34 Chs

Desaparecido

—Entonces, volveré en 3 días—Katie trato de no sonar tan ansiosa como realmente sonó, mientras terminaba de alistar sus maletas ya que la movilidad no tardaría en llegar. Travis sonrió con algo de comprensión, sabía que lo único que la retenía de irse era la preocupación por él y su estado, lo cual llenaba su corazón de un calor tranquilizador, pero él no quería que ella se quedara atada.

—Tomate el tiempo que necesites… yo seguiré aquí—la duda en las palabras de Travis hizo que le recorriera un escalofrió por toda la región lumbar, un mal presentimiento, pero no podría poner en juicio las palabras de Travis, necesitaba hacerle ver que confiaba en que podía quedarse solo. —Dale mis saludos a tu padre…—lo último sonó más tímido de lo que inicialmente había pretendido y se llenó de vergüenza, él sabía que dentro de todo padre estaba el temor por el futuro de sus hijos y era consciente de que seguramente el padre de Katie pensaba lo peor de el por todo lo que su hija tenía que pasar debido a él.

—Hey, ven aquí—Katie atravesó la pequeña habitación para tomar las manos de un tímido Travis, no es nada de lo que solía ser, pensó ella mientras frotaba sus manos con sus pulgares. —Se que se alegrará de saber sobre ti y todo lo que has avanzado —Travis sonrió con algo de incredulidad mientras ella no le permitía bajar la mirada.

—Seguramente me detesta por tenerte recluida aquí—Katie se fastidio ruidosamente mientras llevaba su mano a su mejilla con un pequeño deseo de darle una buena bofetada, pero decidió no hacerlo ya que no quería irse con esa escena entre sus recuerdos.

—Ya hemos hablado de eso Travis. Es mi vida y son mis decisiones—Travis no pudo evitar sentir algo de culpa, pero lo maquillo bien cuando puso su mano sobre la de Katie sobre su rostro. —A menos que no me quieras más a tu lado, en cuyo caso puedes decírmelo sin temor a lastimarme—La sola confrontación hizo retroceder a Travis y la cara de desesperación no se hizo esperar en la cara del hijo de Hermes, no podía imaginarse a Katie lejos de él, sentía remordimiento por tenerla recluida en su estado, pero todo podía cambiar y podía decidir avanzar con ella. Katie sonrió con pena mientras se acercaba lentamente a Travis, podía sentir un ligero temblor en su chico, y se sintió un poco culpable de someterlo al estrés de una pregunta tan seria y determinante.

—Yo… yo… yo no dije eso… —dijo en voz casi inaudible, pero que fue suficiente para que Katie supiera que estaba arrepentido por trata de alejarla de él. Ella lo abrazo con delicadeza mientras con sus manos movía las de Travis para que le devolviera el abrazo.

—¡Que alivio entonces!, pensé que ya te había aburrido de mi—sintió que el abrazo de Travis se tensaba mientras ella sonreía con algo de culpa. Travis se percató de la pequeña sonrisa y no pudo evitar sentirse timado.

—Eres cruel—Le susurró al oído mientras se dejaba vencer por el abrazo de Katie. No había logrado vencer todo el miedo que le embargaba y las luchas internas que aún tenía. Tomará tiempo, pensó para sí, ya que se trataba de su hermano, su compañero y camarada para todo, pero también supo a raíz de la conversación con Percy que aún había motivos para seguir adelante, sin olvidar el pasado, sin dejar de valorar lo que hicieron por lo que sobrevivieron ese fatídico día.

—Eso lo hace más divertido—Katie casi podía sentir que su corazón se le salía del pecho ya que había pasado tanto tiempo desde que un comentario de Travis revivía la imagen alegre y audaz, hasta cierto punto rebelde del hijo de Hermes que había tocado su corazón de una manera tan profunda que no había podido despegarse de él todo este tiempo.

—Si tú lo dices—Travis susurro con algo de fastidio mientras se separaba del abrazo reconfortante de Katie, no era como si eso le molestara o incomodara de Katie, es solo que estaba demasiado sensible y atontado para reconocer una broma o alguna clase de picardía de parte de su compañera. Katie sabía que tal vez estaba presionando un poco para sacar al viejo Travis, pero tenía que intentarlo.

—Vamos. Al menos sé que me vas a extrañar—Katie hizo un puchero de lo más tierno que alguna vez había visto Travis que lo hizo tambalearse un poco de su frialdad, sabía que no podía escapar del hecho implícito de que ella quería saber si su ausencia le iba a afectar.

—Si… Lo hare, por lo menos sé que Percy vendrá pronto—Travis trato de sonar lo más consistente posible para no ofender a Katie, ella se merecía todo, no la vaga imagen de lo que era ahora mismo.

—Dale mis saludos y no hagan ninguna maldad—Ella aun moría de curiosidad de que era lo que tanto había estado hablando, pero dejaría que Travis se lo comentara cuando estuviera listo.

—No creo que vayamos a hacer demasiado…—Las palabras de Travis salieron con un poco de aburrimiento ya que sabía que debía contestar a lo que Percy le había preguntado, le agrado que hubiera pensado en él y que quisiera ayudarlo de la manera que fuera independientemente de cuál fuera su respuesta al final del día.

—Sera mejor que me vaya, ya casi es hora—susurro Katie con pena de dejar a Travis, a pesar que sabía que estaría bien, pero aun asi pensaba que era mejor para todos que ella se quedase.

—Está bien—Dijo Travis mientras la acompañaba a la puerta de la cabaña, afuera estaba Quirón esperando por Katie para acompañarla a hasta la movilidad que aguardaba. Desde que la guerra había terminado Quirón también había quedado afectado por haber perdido a tantos alumnos de una manera tan repentina y que no hubiera nada que él hubiera podido hacer, asi que se aseguraba de que cada vez que hubiera una salida del campamento no faltara su presencia para despedir a sus alumnos.

—Cuídate mucho ¿sí? —Las palabras de Katie no demostraron todo lo que esperaba, pero le ayudo el hecho de no voltear para mirarlo, no podía imaginarse su rostro aun porque todavía soñaba con todas esas noches en vela cuidando de Travis que lloraba como un niño mientras la depresión y la desesperación hacían lo querían con él.

—Tú también… Kat—Ella no pudo evitar sonrojarse, marearse y tratar de que Quirón no la viera avergonzada por su novio. Para el viejo centauro la escena era un regalo para los tiempos oscuros que le había tocado vivir a Travis y Katie, no era mucho, pero podía ser el comienzo del retorno de Travis.

—¿Es preocupación lo que oigo en tu voz? —Travis titubeo al reconocer la trampa, pero dentro suyo pensó que no era momento para ser orgulloso, realmente estaba preocupado por la ausencia de Katie, se había vuelto parte de su día a día y ahora simplemente no estaría.

—Un poco… si—y Katie no lo vio venir, escuchar palabras como la primera vez que salió un te quiero, o cuando le dio su primer beso en la mejilla, tanta timidez, tanta pureza y quería llorar, quería quebrarse y no viajar y quedarse a disfrutar de más momentos como estos. El hijo de Apolo solo pudo tensar los músculos de ansiedad de que tal vez sus palabras no eran las más adecuadas. Pero ver a Katie de espaldas y titubear entre si voltear o no y ver la cara de aceptación en Quirón le dijeron todo lo que necesitaban saber.

—Bueno, me cuidare si tú haces lo mismo—trato de sonar un poco desafiante en sus palabras para aligerar el aura que se había formado, porque si no, no podría seguir adelante.

—Te voy a extrañar

—Te voy a extrañar—Dijeron ambos al unísono, Travis se sonrojó… y Katie no espero ni un minuto más y salió corriendo bajo la graciosa mirada de Quirón y un desconcertado Travis se quedó mirando la figura de la hija de Deméter.

—Creo que será mejor que entre, buen día Quirón—la cara de Quirón hizo poner más incómodo a Travis de tal manera que no espero una respuesta y rápidamente entro en la cabaña.

Dentro de las paredes de la cabaña de Deméter estaba un nervioso Travis que no paraba de respirar aceleradamente, pensando en todo lo que acaba de pasar. Se sentía extraño, culpable, tonto, ridículo y lo peor, decepcionado de sí mismo. Pero sabía que Katie se merecía solo lo mejor y se iba a encargar de que asi fuera. Se palmeo la cara mientras entraba en la habitación para buscar sus cosas. Era tiempo de darle un poco de orden a su vida y dejar de vivir en una cabaña que no le correspondía era lo correcto.

Ya casi en la entrada del campamento el rostro de Katie no tenía igual, era como si la felicidad se hubiera retratado en sus ojos verdes. Las palabras de Travis eran simples y talvez comunes para la mayoría de las hijas de Afrodita, pero para ella tenía un valor inmenso y no estuvo preparada para recibirlas, ya tendría todo el viaje para disfrutarlas y alimentar su corazón con las palabras de rubio hijo de Apolo. Sabía que iba tomar tiempo volver a ser una pareja normal y tal vez nunca más lo sean, pero quería aprender a ser la pareja que Travis necesitaba, volver a ser torpes y tartamudear eran solo parte del camino.

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Pasaron cerca de 3 horas desde que Katie se fue en que se escuchó un estruendo potente dentro de la cabaña de Deméter que alerto a todo el campamento quienes rápidamente salieron a ver qué había pasado. Las hijas de Deméter que estaba cerca de la cabaña rápidamente sacaron sus armas para ver de qué se taraba, pero no tuvieron tiempo de reaccionar cuando sintieron un trueno que las tumbo al suelo y perdieron el conocimiento.

Se vieron en el cielo las flechas de los hijos de Apolo volando hacia la neblina que se había formado producto del trueno, pero era inútil ya que la falta de visión no permitió localizar un objetivo. Lo hijos de Ares empezaron a desenfundar sus espadas para correr hacia la amenaza, pero se encontraron con un muro de flecha que se plantaron frente a sus pies y frenaron con precaución. Solo se vio una sombra de un hombre cargando lo que parecía ser un cuerpo, mientras se disolvía en las neblinas. Con más dudas que certezas Quirón entro en la cabaña de Deméter mientras los hijos de Apolo atendían al resto de campistas que resultaron aturdidos.

—Travis! —Grito Quirón en la entrada de la cabaña. No hubo ninguna respuesta. Escoltado de unos hijos de Apolo y Ares se adentraron en la cabaña, solo para encontrar que no había nadie en el interior.

—¡Quirón! ¡Debemos buscarlo! —Gritaron airados los hijos de Apolo. —Hay que organizar una misión—todos estuvieron de acuerdo menos Dionisio que perezosamente estaba parado en el marco de la puerta.

—No hace falta… ya aparecerá—Quirón miro de manera inquisitiva al dios del vino, quien sinceramente no era su dios favorito, pero que a veces podía dar uno que otro buen consejo, o al menos eso esperaba. —Jarvis está a salvo —dijo mientras olía la habitación.

—Travis…—corrigió Quirón mientras salían de la habitación.

—Ese mismo—resto con la mano aburridamente Dionisio.

—Como puedes estar seguro? —Pregunto uno de los hijos de Apolo que se había vuelto cercano con Travis y Connor.

—No todo en la vida son armas y trucos, a veces hay que usar el olfato—dijo mientras se retiraba chasqueando los dedos solo para encontrarse con una botella de agua, con la decepción reflejada en un gruñido.

—Quirón ¿Qué quiso decir? —preguntaron los campistas, mientras Quirón trataba de mantener la paz en la conversación. Quirón suspiro mientras recordaba que no estaban en la capacidad de poder sentir el rastro de una divinidad. Una clase más para los campistas del viejo centauro.