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Capítulo 27: En realidad era ella

Editor: Nyoi-Bo Studio

Yun Shishi levantó la cara y lo miró directamente con los ojos humedecidos. La sutil y fría sonrisa de Mu Yazhe repentinamente se congeló en el lugar. Se contrajeron sus ojos y los entrecerró con firmeza.

Ese rostro, que intentaba aparentar ser fuerte, lo descolocó. Quedó aturdido.

Ella ni siquiera vio su expresión.

Descuidadamente se limpiaba las lágrimas de sus ojos con el dorso de su mano y le dijo indignada: —Señor, sé que fue mi culpa no estar mirando por donde caminaba, ¡pero no debe actuar condescendientemente conmigo ni tenerme "lástima"! ¡No la necesito!

Después de decir esas palabras, ya no se preocupó por él y lo trató como si simplemente no existiese. Se agachó a recoger los documentos que estaban en el suelo, y giró para irse rápidamente, no lo miró ni una sola vez.

Mu Yazhe miró cómo se iba raudamente. Estaba un tanto aturdido, incapaz de apartar su vista de ella durante un largo tiempo.

¡La mirada y la postura firme hicieron que, de repente, su mente volara muy lejos!

Con solo rebobinar sus memorias, podía recordar vívidamente la noche que compartió con la chica de los ojos vendados, la joven muchacha, la que fue forzada a estar con él.

Todavía podía recordar cómo se había adentrado en su delicado cuerpo y asfixiado en su estrechez.

Él intencionalmente tomó el control de ella. Observar su cuerpo inmovilizado lo hizo feliz, ver su rostro miserable y lloroso le encantó.

Era una chica tan delicada; era como una burbuja que reventaría con un toque.

Sin embargo, enfrente de él, mostró una cara valiente y protegió cautelosamente su pobre orgullo…

Este tipo de chicas realmente podrían conmover a los hombres y hacer que se preocuparan por ellas, por lo que, por más duro que pudiera ser como hombre, apareció la poca ternura que había en él.

Aún cuando era un hombre orgulloso y distante, no era una excepción.

A diferencia de otras mujeres, ella no había estado con otros hombres. Parecía joven y tierna; ella era extremadamente joven. Era como una fruta a la que le faltaba madurar y que aún sabía muy ácida.

No obstante, esa chica delicada, por casualidad, desencadenó el deseo que profundamente llevaba reprimido dentro de él durante mucho tiempo.

La deseaba. Su cuerpo seguía ardiendo tanto que la llamada "fórmula" ya no era tan simple como antes. Quería que ella fuese completamente suya, que estuviese atada a él firmemente, hasta el último momento de su vida.

Ese último pensamiento fue simplemente inusual. ¿Cuándo una mujer había sido capaz de seducir a él, Mu Yazhe, hasta el punto de que él perdiera el control de sus pensamientos y ella pudiese manipularlo?

Sin embargo, no se podía negar que él, un hombre que siempre había sido capaz de controlarse, fuera incapaz de hacerlo con ella a su alrededor.

Después de ese día, se obligó a no volver a visitarla, ya que intuía que ella era para él una existencia peligrosa.

Por sus venas corría sangre de emperadores y señores. Y al igual que el viento, nada ni nadie podía detenerlo. Solo él podía ser tiránico y dominante. Solo él podía permanecer sin ataduras.

No le gustaba estar fuera de control debido a las mujeres o a ninguna otra cosa.

Incluso inconscientemente, se reprimió a sí mismo a causa de estas restricciones.

Sin embargo… Su cuerpo continuó teniendo estas sensaciones.

Las comisuras de su boca se elevaron. Se giró y vio un objeto en el suelo. Lentamente se inclinó y lo recogió. Por accidente, ella había dejado su carnet de identidad.

En el apuro, ella no se había dado cuenta de que su carnet de identidad estaba en el suelo.

Mu Yazhe no pudo evitar sonreír. Sacó su teléfono.

—Aaron, ayúdame a investigar a alguien.

—Sí, director. El nombre es…

El rostro tímido y sonriente de la chica se veía en el carnet de identidad. Sus ojos húmedos eran resplandecientes y brillantes; como si fueran recipientes llenos de luz del sol.

Arrastró sus palabras.

—Yun Shishi.