CAPITULO DIECISEIS: ANORMALIDADES

Afuera de la ciudad, se había establecido un campamento, se podían ver seis figuras las cuales parecían muy cansadas y con heridas sumamente graves. 

"Ahora no es el momento para descansar, debo ir a buscarlo…Buagh" – El Abuelo era parte de las seis figuras, hablo con fuerza, pero cuando intento levantarse, cayo al suelo con gran dolor. Todos los demás estaban en las mismas condiciones. 

"Si vas en estas condiciones, no serás más que carne para esas bestias, piénsalo adecuadamente" – Al lado suyo el viejo Sam resoplo, la figura del Joven Ma, solo se escondió dentro de una carpa, se lamentaba mucho no haber podido ayudar al pequeño niño. 

"¡Cought! ¡Cought! Eso no me importa, el nieto Adrián decidió vivir en mi hogar, es parte de mi familia, ahora es mi responsabilidad" – Hablo el abuelo, mientras se levantaba, todos los demás también querían seguir sus pasos, sus palabras después de todo eran nobles.

Era por eso que en el equipo había confianza, a la vez que tenían un líder a quien seguir, alguien que se preocupaba por todos, en este mundo después de tales tragedias, era una bendición. 

Solo el viejo Ma suspiraba, las heridas que habían recibido eran demasiadas, tantas que volver era una sentencia de muerte.

Por lo cual se levantó, y rápidamente se puso detrás del Abuelo, dándole un golpe en la cabeza.

El abuelo cayó al suelo inconsciente.

Los tres seguidores inmediatamente se pusieron alertas y sacaron sus armas, pero nadie dijo nada. Incluso el joven Ma, no dijo nada, solo era expectante.

"¡Se que ese niño Adrián era parte de la familia del Abuelo, todos aquí sabemos que el saltaría al fuego por salvarnos! ¡Pero no puedo dejar que muera! ¡Asumiré toda la culpa cuando despierte! Por el momento es mejor retirarnos y volver a casa" – El viejo Sam, apreciaba mucho al abuelo, por lo cual no podía dejar que hiciera algo imprudente.

Solo habían logrado escapar porque esa bestia hirió de gravedad al abuelo, y justo un gran temblor llego. 

El grupo asintió ante sus palabras, aunque al final el único que miro atrás fue el Joven Ma, aun así, dio un gran suspiro. Todos se marcharon en una ruta alternativa, no querían ser cazados por otro grupo como ellos. Lo cual pasaba muy a menudo. 

Varios días pasaron en un instante.

Antes de que, desde las profundidades del suelo, un latido de corazón empezó a resonar. 

De los escombros producidos, una mano salió hacia la superficie. Partiendo todas las rocas a su alrededor.

Cuando esta persona salió, se mostro como un niño de siete años. Claramente era Adrián.

"...Sigo vivo" – Se dijo así mismo, mientras tocaba su cuerpo.

"Mis brazos" – Podía notar que todo su cuerpo había vuelto a la normalidad, incluso pensó que esto era un sueño. 

Pero pronto volvió a la realidad, cuando un sombrío y estruendoso rugido vino desde muy cerca.

Adrián se dio la vuelta para encontrarse con un gigantesca bestia, la bestia media mas de 10 metros, era muy parecido a un lobo, y exudaba un aura temible para cualquiera que lo sintiera.

Adrián dio varios pasos hacia atrás. Solo tenia su daga, y su espada de madera.

Pero sentía que esta bestia era como ninguna otra, pero a pesar de lo temible que se veía, la sangre caía de su cuerpo hacia el suelo como gotas en la lluvia. Parecía que estaba muy mal herida, además de que exudaba un aire de hostilidad enorme.

Después de todo era una bestia irracional. 

Adrián miro esto como una oportunidad, no era el momento para pensar en otras cosas. 

Sabia que no tenia oportunidad si la bestia estuviera en pleno estado, pero con una bestia herida, tenia la oportunidad de escapar.

La bestia lanzo otro rugido, y su mandíbula se abrió abarcando un gran espacio lanzándose contra Adrián, el cual dio varios pasos en sucesión, antes de que la extraña bestia cayera al suelo.

Se podía notar que no podía estar de pie por mucho tiempo. Pero a la vez Adrián miro atrás suyo.

"Anormalidades malditas" – Detrás suyo una risa antigua sonaba como el hierro viejo siendo aplastado, esa risa era muy escalofriante de escuchar, y se trataba de una anormalidad maldita gigantesca, casi del porte de un edificio, vestía de negro, y llevaba una guadaña en sus manos. 

Las bestias que le veían se aterraban con su presencia, y se dirigía justo hacia a Adrián. 

Adrián esta vez tenia mucho miedo, pero logro reaccionar a tiempo.

La anormalidad levanto su guadaña hacia el cielo.

Adrián se preparo poniendo su vida en juego. Levanto su daga y su espada de madera hacia la anormalidad.

La anormalidad bajo su guadaña hacia el suelo como un rayo. Un estruendo se escucho por toda la ciudad, la fuerza puesta en esa ejecución fue muy poderosa, hizo temblar todo el suelo, partiendo múltiples capas en sucesión. 

 Las anormalidades después de todo eran seres creadas de la misma muerte.