Mundo Shinobi - Virtud - 259

Kain estaba en su biblioteca, en pie del lado izquierdo de la mesa mientras sus dos alumnas estaban sentadas del lado derecho de la mesa. Una era Nagisa de cabello naranja y diez años, kimono purpura que hacía ver su cabello más luminoso. Tenía una actitud tranquila y reservada, con una mirada inocente. Por otro lado, estaba Kiyomi de cabello rojo como su madre y siete años. Sus hermosos ojos esmeralda emitían un brillo juguetón. Ella pataleaba sobre su silla mientras apoyaba los codos sobre la mesa y las mejillas sobre sus manos.

Ambas llevaban un año en la Academia Ninja y aprendieron algunas cosas en clases. Lo cual detono la reacción de Mito y ella dijo "Como ambas son Uzumaki, deben aprender sellado". Por lo cual le encargo la tarea a Kain.

Al mismo tiempo, Mito también le pidió a Kain que le enseñara a Tsubaki, pero ella se negó dando la excusa de que ya estaba mayor y solo sería una pérdida de tiempo. Mito continúo insistiendo durante un tiempo hasta que Tsubaki se enojó y las dos discutieron. Para Kain ver a dos Uzumaki discutiendo fue una visión bastante interesante, en pocas palabras era una competencia de testarudez.

Al final todo quedó en un punto muerto y ambas Uzumaki desviaron la atención de su pequeña discusión diciendo que lo importante aquí era enseñarle a Nagisa y Kiyomi.

Una vez que Kain termino su explicación, les entrego a Nagisa y Kiyomi sellos de papel en blanco, tinta y pinceles.

Kain miró a Nagisa y Kiyomi —la mejor forma de aprender a confeccionar sellos es copiando unos ya hechos— dijo —esto genera una imagen mental de lo que deben hacer y les da una idea de las proporciones, lo cual ayudara a futuro cuando quieran calcular y confeccionar un sello—

Kain tomo cinco papeles de sello en blanco y canalizo su chakra del alma en cada uno de ellos generando una escritura suave y curvilínea sobre el papel. Los cinco sellos pertenecían al tipo almacenamiento, lo cual era inofensivo, pero la diferencia estaba en la cantidad de cosas que podía almacenar. Kain sacó un libro del estante detrás de él con su mano derecha y después tomó un sello de papel con su mano derecha.

—Como pueden ver, la escritura de este sello es de una sola palabra sin ningún adorno— dijo Kain alzando el papel de sello en su mano derecha mientras mantenía el libro en su mano izquierda. La palabra escrita en vertical tenía una caligrafía suave y curvilínea que no medía más de tres centímetros —esto te permite almacenar un libro— al mismo tiempo, acercó el sello al libro, canalizo chakra del alma y el libro fue absorbido dentro del sello —sin embargo— continuo —ese es el límite de almacenamiento—

—A ver— dijo Kiyomi con una sonrisa, se levantó de su silla, se acercó al estante detrás de ella y sacó un libro. Lo dejo sobre la mesa mientras su hermana la miraba con curiosidad y después miraba a Kain. Este último sonrió ante la pequeña alborotadora y llevó el sello sobre el libro, pero no paso nada.

—Solo para un libro— le recordó Kain, canalizo el chakra del alma en el sello y dejo caer el libro ya almacenado dentro del sello sobre el otro libro —pero si lo intentas con este otro sello cuya palabra es de seis centímetros, puede ser absorbido—

Entonces Kain dejo sobre la mesa el sello inicial y después tomo el sello con una palabra del doble largo. Lo puso sobre los dos libros, canalizo chakra del alma y los absorbió —¿Qué tal?— preguntó con una sonrisa —¿Te gusto?—

—Vaya, y yo que pensaba que era difícil— dijo Kiyomi con una sonrisa llena de alivio —solo hay que hacer que las palabras sean más largas—

Kain ladeo la cabeza, pensando que Kiyomi era una cabeza de dura. Si ella supiera cuanta energía hay en estos sellos no se lo tomaría tan a la ligera. Bueno, una vez que le toque experimentar verá que no es tan sencillo manipular el chakra del alma ni crear esas palabras en el sello.

Kain sonrió divertido y le dijo —bueno, por ahora practiquen su caligrafía y confeccionen sellos escritos con tinta. Como les dije, eso les dará un ejemplo de las proporciones y les ayudará a calcular sus futuros sellos—

—¿Cuántos debemos hacer, nii—san?— preguntó Nagisa con voz suave y dulce. Su mirada temerosa la hacían ver tierna, pero Kain sabía que tenía problemas similares a los de su madre. Por otro lado, aunque salía e iba a la Academi Ninja, siempre iba acompañada y era tímida para comunicarse con sus compañeros. El profesor de su clase dijo que, si ella seguía así, iba ser difícil que pueda trabajar como shinobi.

Kain la miró a los ojos y trato de transmitir confianza a través de su miraba —serán cincuenta, pero deben estar bien escritos— dijo

—Eeeeeh— protesto Kiyomi frunciendo su lindo ceño —son muchos—

—Bueno, si no quieres estar mucho tiempo, tendrás que hacerlo bien. Tengo permiso de sensei y Tsubaki para tenerlas sentadas aquí en mi biblioteca todo el día si es necesario—

—Eso es maltrato—

—Se llama disciplina—

Kiyomi frunció su ceño e hizo un puchero con sus labios, lo cual hizo suspirar a Kain. Este último busco dentro las mangas de su haori blanco y saco un sello. Después lo llevo sobre la mesa e hizo emerger del sello una bolsa llena de brochetas de dangos.

—¿Motivada?— preguntó Kain con una sonrisa

—Muy motivada— respondió Kiyomi con una sonrisa traviesa

—Sin embargo, solo hay dangos para las niñas que trabajan duro, así que, si no veo ningún sello hecho adecuadamente, no habrá dango—

Kiyomi bufo indignada y dijo mientras fruncía el ceño —siempre hay una trampa—

Kain se largó a reír y se sentó en su silla. Después apuntó con su índice a los papeles de sello y miró a Kiyomi a los ojos. Ella se sentó de malhumor y empezó a dibujar algunas palabras que parecían garabatos. Kain soltó un suspiro, porque esto iba a ser un largo entrenamiento. Por otro lado, miró a Nagisa trabajando en completo silencio y se preocupó por su salud mental.

Después de un minuto, retomo uno de los libros que anoche estaba leyendo antes de que Aoi viniera a jugar. Lo leyó mientras escuchaba a Kiyomi murmurar que era difícil y se estaba quedando sin energías.

Kain continúo mirando el libro, pero respondió —vamos por parte, si completas cinco sellos, hay una brocheta de dangos—

—¿Solo una?— preguntó Kiyomi con desanimo —estoy perdiendo mi motivación—

—Solo una, si no quieres, me los puedo comer solo—

—No, no lo hagas, onii—chan, Kiyomi hará los mejores sellos— dijo la pequeña pelirroja y volvió a retomar su pincel y a garabatear el papel.

Kain negó algo divertido por la actitud entre juguetona, manipuladora y enérgica de la niña. Después siguió leyendo su libro y pensó en todo lo que sabia del jinton:

El jinton existe como una masa de energía al procesar el chakra del tipo tierra con el chakra del tipo de fuego. Eso genera un tipo de energía inestable y volátil, que una vez que se ejecutada como un jutsu prohibido destruye al usuario y todo en un rango de cincuenta metros a la redonda sin la posibilidad de sobrevivir.

Así que hace unos veinte años atrás, casi al final de la Era de los Estados Combatientes, Mu intento dominar aquella energía. Lo cual era una locura porque el jinton lo convertía todo en polvo. No obstante, pese a que era una mala idea, Mu no se rindió y se le ocurrió la idea de rodear la masa de energía con una capa de chakra de elemento viento formando así una esfera de energía. Eso le confirió una tremenda estabilidad a la masa de energía que le permitió a Mu intentar todo tipo de jutsus. Lo más impresionante fue la capacidad de aligerar el peso y volar por los cielos. Sin embargo, cada vez que Mu intentaba generar un jutsu de ataque, la misma energía lo quemaba, sin contar que a los pocos segundos se disipaba.

Finalmente, después de años de quemar su cuerpo, a Mu se le ocurrió crear una segunda capa. Entonces aprisiono la masa de energía en una esfera y al mismo tiempo lo rodeo con un cubo de energía. Eso le dio la estabilidad, evito que se siguiera quemando y que, al momento de atacar, la energía se dispersara.

Parece un plan simple de tres pasos, pero necesitas dominar las tres naturalezas del chakra, además de mantener las dos capas de protección. Esto requiere un gran nivel de concentración que Mu aligero con el simple hecho de extender sus manos hacia adelante como si estuviera apuntado. Sin embargo, una falencia es una falencia y por muy astuto que haya sido Mu, el problema quedó hasta el día de hoy y sigue necesitando una enorme cantidad de concentración. Por lo cual, a la mínima distracción el jutsu se disipa junto con el chakra necesario para manifestarlo. Por lo tanto, cualquiera que tenga la suficiente destreza para lanzar kunais explosivos y seguir el movimiento de Mu (o más bien, Onoki, que es el único usuario que queda vivo) puede impedir a la ejecución del ataque.

En cierto sentido, para Kain fue una completa desilusión leer todos los manuscritos de Mu, ya que solo eran registros de lo que paso con cada experimento. Con esto podía entender lo que estaba haciendo, pero no tenía ninguna certeza de lo que era esa masa de energía ¿Qué se podía obtener además de lava, de la combinación de tierra y fuego?

—Nii—san— dijo Nagisa del otro lado de la mesa, al frente de Kain

—¿Sí?— respondió Kain apartando su vista del libro y mirando a Nagisa.

—Ya termine los cinco primeros ¿Puedo sacar?— dijo ella mirando la bolsa con dangos

Kain sonrió y tendió su mano —a ver, déjame revisar tus sellos—

Nagisa le paso los cinco sellos con una mirada llena de nerviosismo. Kain los recibió y los reviso uno a uno. Puede que como dijo Mito en su momento, ninguna de ellas tenga talento para los sellos, pero por ahora, Kain podía decir que Nagisa tenía la necesaria concentración. Solo le faltaba la confianza.

—Están bien— respondió Kain con una sonrisa, lo que hizo sonreír a Nagisa y florecer —puedes sacar una brocheta—

—Gracias, nii—san— dijo Nagisa y se acercó a sacar una brocheta.

Al mismo tiempo, Kiyomi miró a Nagisa y agacho la mirada comparando su sello con el de su hermana. Ella se sintió triste porque no se parecían para nada. Mientras su hermana escribía, ella hacia garabatos. No obstante, Nagisa acercó la brocheta a la boca de Kiyomi

—¿Puedo?— preguntó Kiyomi

—Claro— respondió Nagisa

Lo cual hizo feliz a Kiyomi y se comió la primera pelotita acaramelada de color rojo en la punta de la brocheta. Kiyomi también floreció ante la dulzura de la masa, lo que hizo feliz a Nagisa.

Por otro lado, Kain miró su libro e hizo como si no viera nada. Podía regañar a Nagisa por malcriar a Kiyomi, pero quien era él para decirle que no quisiera tanto a su hermana. El propio Kain era regañado todo el tiempo por el abuelo Orochi por malcriar a Orochimaru.

Después de terminar de comer la brocheta de dangos entre las dos, Nagisa y Kiyomi volvieron a escribir más sellos mientras Kain volvía preocuparse de sus propios estudios. Sin embargo, pensando por un momento en Kenzo y Kenji, se le ocurrió mirar a Nagisa durante un momento. Este última noto esa mirada, se ruborizo y agacho más la mirada, escondiendo rostro bajo sus largos cabellos naranja.

—Nagisa— dijo Kain

—¡Sí!— respondió Nagisa dando un grito nervioso

Kain soltó una risita y le preguntó —¿Te gustaría entrenar para ser shinobi?—. Ella puso un rostro complicado y Kain continuo —sino quieres, está bien. Pero si quieres volverte fuerte y ya no tener miedo, entrenar sería una buena forma. Tu okaa—san va a trabajar en un Salón de té y va a necesitar que alguien la proteja ¿Qué me dices?—

Nagisa se mordió el labio inferior, miró a Kain y abrió su boca…