Al día siguiente Kain detuvo las clases de técnicas de sellado, por lo cual lo regaño Mito, pero pensó que esto era más importante para que por fin Nagisa empiece a recuperar la confianza en sí misma.
Kain llevó a Nagisa mientras Kiyomi los siguió porque dijo que era injusto que solo ellos se fueran a divertir. Así que avanzaron los tres juntos tomados de la mano por las calles de Konoha hasta llegar la muralla Este, en donde terminaba el distrito Uchiha.
Al mismo tiempo, Kenzo y Kenji estaban luchando amistosamente en el pasto mientras esperaban a Kain. Una vez que lo vieron, detuvieron sus juegos y lo esperaron. Kenzo puso mala cara al ver a Nagisa, como si fuera alguien desagradable. Mientras que Kenji se puso feliz.
—Kiyomi—chan— dijo Kenji mientras corría hasta llegar a dos metros de ellos y detenerse —¿También vienes a entrenar?—
—Sí, onii—chan nos trajo porque dijo que sería bueno para onee-chan— respondió Kiyomi de buen humor.
—¿Cómo estas Kenji?— preguntó Kain
—Bien sensei, he estado entrenando lo que me enseño el otro día y estoy listo para intentarlo otra vez— respondió Kenji de buen humor.
Kain, Nagisa y Kiyomi siguieron avanzando mientras Kenji los seguía. Kenzo se quedó de pie y de brazos cruzados. Su rostro era serio e inexpresivo, lo cual puso nerviosa a Nagisa. Kain lo pudo sentir a través de la mano de Nagisa, la cual estaba traspirada y apretaba con fuerza.
—¿Qué sucede, Kenzo?— preguntó Kain con una sonrisa cargada de superioridad —te regañaron por no comerte la comida—
—No soy un niño— respondió Kenzo frunciendo el ceño
—Entonces sonríe, mantener una cara de culo no te hará ver más fuerte ni más maduro— respondió Kain
Kenzo miró hacia otro lado y bufo indignado ante la presencia de Nagisa. En la Academia Ninja todo el mundo la conocía por cobarde y llorona. Nadie quería hacer equipo con ella, ni mucho menos él. Kenzo sentía lastima por las personas cobardes y poco talentosas. Eran tan patéticos como ese senpai que lo único que podía hacer era taijutsu ¿Cómo podías llamarte a ti mismo shinobi si ese era tu limite? ¿Acaso eso no te convertía en un civil?
—Lo que sea, sensei— dijo Kenzo mirando hacia otro lado —ya dominé lo de caminar por las paredes—
Kain alzo una ceja y se detuvo a dos metros de él —en ese caso, demuéstralo—
Nagisa al lado de Kain levantó un poco la vista, ascendiendo por el cuerpo de Kenzo hasta la boca y notando como realizaba una mueca de desagrado. Entonces volvió a bajar la vista y se afirmó del brazo de Kain.
Kiyomi y Kenji lo notaron y se preguntaron si ella iba a estar bien. Al mismo tiempo, Kenzo sintió que la sangre le hervía de solo verla. Nadie le había dicho nada, pero se comportaba como si todo el mundo la quisiera maltratar.
—¿Qué miras, Kenzo?— dijo Kain poniendo una mirada amenazante —dijiste que habías dominado el caminar por las paredes con chakra ¿Por qué no estas moviendo el culo?—
Kenzo miró a Kain de mal humor y pudo ver un brillo afilado en sus ojos. Era como si estuviera enfrente de un animal furioso. Kenzo agacho la mirada y asintió.
—Entiendo, le mostrare, sensei— dijo Kenzo, se dio la vuelta y camino hacia la gran muralla protectora de Konoha.
Al mismo tiempo, Kain miró a Nagisa y dijo —no te preocupes, nadie te hará daño, pero recuerda que no puedo protegerte para toda la vida. En algún momento tienes que encontrar el valor para protegerte y después proteger a tu madre y hermana ¿entendido?—
Nagisa alzo la mirada y vio la amabilidad reflejada en su mirada. Era una sensación agradable como la del sol del verano y la brisa de la tarde. Demasiado agradable —sí, nii—san, haré mi mejor— dijo
Kain asintió con una pequeña sonrisa y después miró hacia adelante, por donde iba Kenzo con dirección a la gran muralla. Al mismo tiempo, Nagisa encontró a Kain tan alto y fuerte que quería ocultarse en sus brazos. Sin embargo, ella negó en su mente. Incluso si Kain era amable, jamás le gustaría una niña que tiene miedo de todo.
—Mira a Kenzo— dijo Kain —vas a hacer el mismo ejercicio que él—
—Nii—san, yo ya puedo subir las paredes con chakra— respondió Nagisa
Kain se quedó un poco sorprendido porque Nagisa siempre parecía de bajo perfil y nunca contaba mucho de lo que hacía. Él sonrió confiado y le dijo —en ese caso, después será tu turno—
Nagisa sonrió y asintió un tanto feliz al ver esa pequeña sonrisa. Después miró hacia adelante y vio a Kenzo poniendo su pie derecho en la muralla y después el izquierdo. Una vez que quedó suspendiendo de la muralla, miró a Kain como pudo y después comenzó a correr hacia arriba. Sin embargo, pese a sus pretensiones, parecía un trote más que una carrera.
Kain pensó que era un buen avance para haber practicado pocos días. Eso no era talento, era el orgullo de los Uchihas. Lo más probable es que si ahora le quitara la ropa, vería que tenía todo el cuerpo cubierto de moretones por todas las caídas al quedarse sin chakra. También debe tener varios músculos y huesos lastimados. Sin embargo, las personas como Kenzo jamás se detendrían con tal de demostrar que eran dignos.
Una vez que Kenzo realizo el viaje de ida y vuelta por la muralla, bajo al suelo y se acercó a Kain con una mirada altanera. Kain sonrió también, soltó la mano de Nagisa y tendió su mano para estrechársela. Kenzo frunció el ceño al ver el gesto de los civiles, pero como Kain era su sensei no se lo pensó demasiado. A lo mejor todavía lo estaba subestimando.
Kenzo extendió su mano para estrechar la mano, pero la mano de Kain paso de largo y apoyo su palma sobre las costillas.
—Aaaaa— grito Kenzo y se agacho en el suelo abrazándose a sí mismo.
—Ya te dije, Kenzo— dijo Kain con un toque de desdén —debes aprender a diferenciar el orgullo de la soberbia ¿De qué vale lastimarte a ti mismo por un pequeño desafío si demoras todo tu entrenamiento? Si fueras por tu propia cuenta tendríamos que llevarte al hospital de Konoha y pasar una semana en tratamiento—
Kenzo levantó su rostro y miró a Kain con furia mientras mascullaba —uno debe sufrir en tiempos de paz para estar listo para los tiempos de guerra—
—¿De qué hablas mocoso?— preguntó Kain con una sonrisa sarcástica, se puso en cuclillas para que su vista coincidiera con la de Kenzo y acercó su mano para darle un capirotazo en la frente. Kenzo se tapó la frente y frunció más el ceño. Kain continuo —mientras yo esté vivo un mocoso como tu jamás ira a la guerra—
Kenzo se descubrió la frente y grito —¿Por qué? Soy fuerte—
Kain soltó una risita burlesca y dijo —porque no eres fuerte, porque eres un niño y porque es el trabajo de los fuertes proteger a los débiles. Algo que claramente tu no entiendes ¿Crees que el ser fuerte te da derecho a menospreciar a los demás? Vaya tonto estás hecho—
—Ya tuve suficiente de ti— dijo Kenzo, se puso de pie y miró a su hermano —vamos Kenji, no necesitamos a este tipo—
—¿Entonces huyes?— preguntó Kain poniéndose de pie y cruzándose de brazos
—No estoy huyendo, tu no me quieres enseñar y claramente prefieres a las personas que dan lástima—
—¿En serio crees que Nagisa da lástima?—
—Claro que da lástima la llorona—
—En ese caso ¿Aceptas una apuesta?—
Kenzo frunció el ceño y preguntó —¿Qué tipo de apuesta?—
—Si ganas, te daré un premio en dinero y un arma hecha de metal de chakra ¿Sabes lo que es eso?— preguntó Kain manteniendo una sonrisa tranquila y en calma
—No ¿Qué es?—
—Imagínate esto— dijo Kain —si tu chakra tiene afinidad al fuego, podrías tener una espada de fuego—
Los ojos de Kenzo se abrieron del asombro y se sintió tentado, pero no acepto de inmediato —¿Cuáles es la apuesta?— preguntó como si no le importara
—Nagisa subirá la misma muralla que tú. Si ella no puede te quedas con el premio, pero si ella puede…—
—Si ella puede ¿Qué?— preguntó Kenzo de malhumor
—Si ella puede subir la muralla tendrás que arrodillarte delante de ella y pedirle perdón por lo que dijiste. Además, tendrás que hacer equipo con ella cuando te gradúes de genin—
Kenzo se quedó congelado por un momento, paso su vista del risueño Kain a la tímida Nagisa con la cabeza tan agachada que parecía un avestruz buscando un agujero donde esconderse. Entonces Kenzo estallando en risas de forma descarada y burlesca.
—Vamos, deja de reírte— dijo Kain manteniendo la calma —¿Te volviste loco de tanto golpearte la cabeza con esas caídas?—
—Eres idiota, eres el más tonto que he conocido— dijo Kenzo con una gran sonrisa en su labios —espero que cumplas tu palabra—
—Oooh, son cosas insignificantes para mí, así que no hay problema. Si vences, no nos volveremos a ver—
—Eso espero—
Kenzo camino hacia un lado y se sentó sobre el pasto a tres metros de Kain. Este último se dio la vuelta y camino hasta detenerse delante de Nagisa. Ella tenía la mirada gacha, pero la levanto un poco para ver si Kain estaba enojado.
—Vamos, Nagisa— dijo Kain estirando su mano y tomando la de Nagisa —es momento que demuestres que eres buena—
—Nii—san, es mejor que no— dijo Nagisa mientras sentía que Kain la arrastraba hasta la muralla. Miró hacia atrás a Kenji y Kiyomi como pidiendo ayuda, pero ninguno la vino a ayudar. Después miró a Kenzo sentando en el pasto y vio como él la miraba con desprecio. Eso le dolió y le quitó las pocas fuerzas que tenía de resistirse. A lo mejor, era como decía Kenzo y ella no tenía ningún valor.
—Vamos, Nagisa, yo creo en ti, pero tú tienes que creer en ti misma— dijo Kain mientras la llevaba de la mano —si tu no crees en tus propias habilidades, nunca serás fuerte—
—Pero yo no soy fuerte—
—¿De qué hablas? Eres muy fuerte y llena de potencial. Sé que lo puedes hacer, solo falta que tú te des cuenta de que lo puedes hacer. De lo contrario nii—san perderá una gran suma de dinero—
—Eso es injusto— dijo Nagisa con voz quebrada y derramando lagrimas —yo no hice esa apuesta ¿Por qué tengo que hacer esto?—
—Por la misma razón que hay guerra, por la misma razón que tú y tu madre fueron secuestradas y desangradas hasta casi caer muertas. La misma razón por la que mueren personas inocentes. Porque otro lo decidió ¿No te da rabia? ¿No te hace enojar no ser dueña de tu destino? ¿No te enfurece que a pesar de que no fuera tu culpa, te viste arrastrada a la guerra? Dime ¿Atacaste a alguna persona en tu vida? ¿Dañaste al padre, madre, hermano, primo, hija, tía o tío de alguien?—
—No, yo no hice nada malo— dijo Nagisa llorando a mares
—Ese es el primer paso— dijo Kain deteniéndose —entender que no fue tu culpa. Ahora, el segundo es volverse fuerte y entender que eres fuerte—
—Nii—san— dijo Nagisa levantando un rostro lleno de lágrimas —eres malo—
—No soy malo, Nagisa. Yo creo en ti, sé que tú puedes. Nagisa ¿Tú crees en mí?— preguntó Kain, Nagisa asintió y Kain continuo —entonces cree en lo que yo creo. Y yo creo que tú puedes. No tienes nada que temer, incluso si se te acaba el chakra y te caes yo te atrapare ¿entendido?—
Nagisa asintió y Kain la condujo hasta el muro que ascendía más de diez metros de altura. Kain soltó la mano de Nagisa y señalo con el brazo a la muralla. Nagisa miró a Kain, después a la muralla y nuevamente a Kain. Tenía miedo y ganas de salir corriendo, pero se convenció de que no tenía nada que perder.
Nagisa camino hasta el muro y puso su pie derecho sobre el muro de concreto. Entonces canalizo su chakra a los pies y cuando sintió que estaba sujeto, trato de llevar su otro pie a la muralla. No obstante, se puso nerviosa, su pie ya sujeto se soltó y cayó de espaldas contra el suelo. Kain corrió a socorrerla mientras ella se agarró la cabeza y la ayudo ejerciendo un jutsu de sanación que aminoraba el dolor del golpe. Una vez que se le paso el dolor a Nagisa, Kain la ayudo a ponerse en pie y señalo de nuevo a la muralla.
—Vamos, yo creo que tú puedes—
—Nii—san— dijo Nagisa tomando una profunda respiración. Después miró a la muralla y una vez más coloco su pie derecho sobre la superficie. Una vez que sintió que estaba correctamente adherido llevo su otro pie y esta vez no se cayó. Entonces comenzó a dar un paso mientras sentía como su cabello caía hacia atrás por la gravedad. La cima de la muralla se veía lejana y el cielo nublado, pero continúo dando un paso a la vez. De esa manera avanzó y sin darse cuenta, llegó a la cima de la muralla y se subió encima de la muralla. Desde ahí pudo ver que Kain se veía pequeño y lo podría haber tapado con su pulgar, lo mismo Kiyomi, Kenji y Kenzo. Todo era más pequeño, el aire corría fuerte llevando al aroma a humedad mientras el cielo estaba cubierto de nubes que parecían pompas de jabón.