Mundo Shinobi - Cambio - capítulo 34

Algo que diferencia a Konoha de otros lugares, es la gran escultura del rostro de Hashirama Senju en lo alto de la montaña, por detrás del municipio. Su figura es visible desde toda la aldea, como una deidad guardiana a la que puedes rezar en cualquier momento del día. Incluso desde más allá de los muros que protegen la aldea, he incluso desde el bosque que los rodea. Sin embargo, por muy grandiosa que sea, en estos momentos era utilizada como un asiento por Kain mientras miraba a la distancia. Estaba a una altura de doscientos metros por encima del nivel de la calle. La roca era dura y cálida gracias al sol incandescente en el cielo. Kain estaba sentado con las rodillas apegadas al pecho mientras miraba a las pequeñas personas transitar por las calles. Pensaba y pensaba en su abuela, la razón de sus preocupaciones. Por otro lado, Hashirama fue la persona que tuvo la idea de subirse a la escultura. Lo ánimo, lo llevo por las pobladas calles de Konoha y lo cargo hasta la cima de la montaña para que mirara el paisaje.

Konoha se veía como una larga red de calles, con dos avenidas cortando la ciudad en vertical y Horizontal. En vertical, estaba la avenida principal que empezaba desde el gran portón de entrada a la aldea, atravesando la ciudad, dividiendo a los distritos Sarutobi e Ino-Shika-Cho, hasta llegar frente al municipio. En horizontal, estaba la calle que cortaba Konoha en dos, dividiendo a los civiles de los shinobis. Esta calle pasaba muy cerca de la casa de Hashirama y al igual que la avenida principal, medía cuarenta metros de ancho.

En estos momentos el viento ululaba y el cielo estaba despejado; era primavera.

Por su parte, Hashirama estaba de pie, al lado de Kain. Miraba hacia el horizonte, perdiendo su vista en los casi interminables bosques que rodeaban la aldea. Estaba preocupado por Kain: Una, porque el niño iba a pasar por la pérdida de Naori y desconocía cuál iba a ser el resultado. Los Uchiha son un pueblo problemático, se conocen por beligerantes, pero también por ser las personas que más aman en este mundo, al punto de a veces caer en la locura. A veces, esa misma locura despierta el poder especial que proviene de sus ojos, el Mangekyo Sharingan. Madara en su momento lo pudo despertar gracias a la pérdida de su hermano. Naori nunca dijo la razón detrás de su Mangekyo, pero comento que fue igual de triste. Sin embargo, el problema radica en la locura que eso es capaz de desatar. Cuando un Uchiha pierde a un ser amado por una causa antinatural, se graba en su retina la imagen de su objeto de odio y lo persigue como un perro rabioso hasta matarlo o morir en el intento. Es una raza muy problemática y especial al mismo tiempo.

Hashirama miró a Kain a su lado, de pequeña estatura, pelo blanco y mejillas regordetas. Sin embargo, esa mirada estaba tomando el mismo matiz que el de su padre. Un hombre frio y solitario; eso le desagradaba. El niño era mitad de su amigo y mitad de Naoko. De ser posible, Hashirama prefería que el niño se pareciera más a Naoko. Puede que la vida haya sido dura con ella, pero, aun así, Naoko supo ser feliz y proteger su corazón. Solo puede cantar, pero esas canciones traen el suave calor del sol y frescor de la primavera. Ojalá el niño pudiera ser una persona así, pensó Hashirama, ojalá pudiera ser alguien que sonríe. Por lo tanto, en vez de que se entere por otro lado y Hashirama no tenga como explicarse, planea abordar varios temas.

Hashirama se sentó sobre la roca, solo a medio cuerpo de Kain y le acaricio la espalda, a modo de consuelo. Kain levantó la mirada, ojos como el cielo, y le dio una pequeña sonrisa. Entonces Hashirama también pudo sonreír y le dijo en un tono profundo, menos serio que de costumbre, pero con algo de melancolía mesclada entre medio

-Escucha Kain, yo conocí a tu padre cuando aún éramos unos niños. Ambos teníamos más o menos tu edad y estatura. Ese granuja- soltó una risita profunda -lo encontré al lado de un rio. Ambos nos miramos sin decir palabras, llenos de aprensión. En ese entonces, yo creía que ese lado del rio era mi lugar secreto, pero al parecer estaba equivocado. El hecho es que lo que primero hizo tu padre fue lanzarme una piedra, la cual reboto sobre el agua y llego hasta la mitad del rio. Yo sonreí divertido y le devolví el piedrazo, pero solo llegué hasta la otra orilla. De ese pequeño intercambio nació una competición que se convirtió con el tiempo en una rivalidad. Después de un largo tiempo, ambos pudimos alcanzar la otra orilla, pero ninguno quería lastimar al otro. De algún modo, nos habíamos vuelto amigos sin ni siquiera haber intercambiado una palabra. Fue una buena época, en donde mi mayor preocupación era completar el entrenamiento que me dejaba mi padre e ir a jugar con Madara. Con el tiempo, nos las arreglamos para reunirnos en un cruce hecho de árboles puestos sobre el rio. Entonces solo dimos nuestros nombres. Teníamos miedo de perder al otro, además de que Uchiha era temido por todos los shinobis, mientras que Senju era homenajeado como si fuéramos emperadores. Ambos clanes eran potencias y si estabas con uno, eras enemigo del otro. Así de peligroso era encontrarse con un niño de uno de los grandes clanes. Yo no quería que Madara se asustara y perder su compañía, al fin y al cabo, incluso dentro de mi clan, estaba solo.

En aquella época yo era el favorito de los ancianos del clan y de mi padre; había nacido con un cuerpo fuerte y una mente rápida para el aprendizaje. Así que ya en ese momento, con seis años, se había decidido que yo sería el próximo patriarca del clan. El hecho fue que en mi clan había gente que me admiraba, pero, sobre todo, gente que me tenía envidia. Tenía hermanos mayores que por mi culpa fueron descartados y puestos en la rama de la familia. ¿Entiendes lo que significa eso?- pregunto

Kain a su lado asintió con el mentón sobre sus rodillas y dijo -sí, es como las otras personas que sirven a Kazuhiko y Kaoru-

-Así es- dijo Hashirama con una sonrisa amarga -significa ser degradado en tu clan. Así que muchos de mis hermanos me odiaban y otros sencillamente me querían matar. Así que estuve mucho tiempo solo dentro de mi clan. Tobirama era una compañía, pero él había sido educado para ser mi seguidor. Así que se comportaba más como un sirviente que como un hermano. Por otro lado, tu padre era un granuja. Siempre peleaba conmigo y quería ganar a como diera lugar. A veces era divertido, otras un abusón, pero por sobre todas las cosas, era sincero con lo que sentía. Eso me hacía sentir seguro, ya que nunca guardo otras intenciones más que competir conmigo-

Hashirama tomo una profunda respiración y continuo -la felicidad duro poco tiempo. Mi padre y su padre nos encontraron y se pusieron a luchar. Habían traído a nuestros hermanos menores para hacerlos carnadas. Mientras combatían, trataban de atacar a nuestros hermanos y matarlos, solo buscando una forma de perturbar al otro y que baje la guardia. Yo y Madara retiramos a nuestros hermanos y prometimos nunca volvernos a ver. Después de eso, recibí un gran castigo y mi posición como futuro líder del clan se puso en tela de juicio. Sin embargo, yo era demasiado fuerte y prometedor para ser descartado, así que al final fui dejado en mi posición de heredero. Por otro lado, yo fui a buscar a Madara varias veces y en todas nos enfrentamos. Él me repelía por ser Senju y yo le decía que antes de saber nuestras identidades fuimos amigos. No obstante, al final, ninguno pudo entender al otro.

Después de eso solo nos encontramos en el campo de batalla y con los años la amistad que construimos se fue desgastando. Sin embargo, yo nunca me rendí, cada vez que lo veía le decía que esta guerra entre clanes era un sin sentido. Todo por una vieja enemistad que nadie recuerda su origen. Yo odie a mi clan por eso, ya que los viejos se preocupaban de decirnos que los Uchihas tenían la culpa de todas las pérdidas y que sin ellos el mundo estaría mejor. No les creí y lo pensé detenidamente durante mucho tiempo. Nunca pude encontrarle sentido a tanta muerte. Era demasiado loco odiar a alguien sin conocerlo.

Pasaron los años y un día de esos, tu padre me escucho y en un intercambio de golpes, me dejo una nota con un mapa y una hora. Yo tenía mis miedos, la guerra cambia a las personas y yo era incapaz de imaginarme lo que le había hecho la guerra a Madara. Sin embargo, tu padre seguía siendo la misma persona que conocí en mi niñez. Un hombre competitivo y enojón, pero alguien honorable y orgulloso. El hecho es que desde ese punto en el tiempo (Eso fue hace unos veinte años), nos reunimos varias veces y discutimos como terminar la guerra. Bueno, era yo quien discutía el término de la guerra y él solo me escuchaba, pero para mí ya era un inicio. Sin embargo, todo continuo, las guerras nunca se detuvieron y nuestras reuniones tampoco. Madara siempre se quedaba apoyado en un árbol, escuchándome en la oscuridad mientras yo me sentaba frente a la hoguera. Hasta que un día se acercó, se sentó del otro lado de la hoguera y me dijo <<Si quieres detener las guerras, tenemos que matar a nuestros padres. De lo contrario, nunca será posible>>. Yo me congele. Levanté mi rostro para mirarlo a los ojos y vi su convicción. Él haría lo que estaba proponiendo, diferente de mí que dude de mis palabras y mi convicción. Era ridículo, pero tenía sentido. El patriarca del clan definiría el curso del clan. Él y yo en ese momento teníamos la fuerza para tomar el liderazgo, pero mientras nuestros padres estuvieran vivos nunca seríamos patriarcas. Sin embargo, yo nunca le pude dar una respuesta y Madara se quedó mirando la hoguera durante toda la noche, esperando que en algún momento encontrara mi determinación. Nunca pude-

En ese momento paso una larga ráfaga de viento levantando y ondeando el largo cabello de Hashirama. Kain levantó su pequeño rostro para mirarlo y vio la vergüenza en su mirada. Como alguien que se defraudo a sí mismo y a sus propios sueños.

-Es para la risa- continuo Hashirama en un tono apagado -en ese momento podría haber detenido todas las muertes y conflictos, pero dude por un sentimiento. Si te soy sincero, nunca ame a mi padre. Para él yo era la herramienta perfecta, el arma precisa para matar a su gran enemigo Uchiha. Yo nunca pude cumplir sus expectativas, nunca llegué a odiar a ningún Uchiha. Por otro lado, si te soy sincero, nunca supe si fue por debilidad o miedo, pero siempre respeté a mi padre y nunca pude encontrar la determinación para sacrificarlo. Incluso si era por un bien mayor-

El viento seso, pero Hashirama se calló durante un largo rato. El sol ya estaba alto en el cielo y el silencio lo llenaba todo. Incluso la brisa había callado para que él pudiera pensar en lo que había en su corazón.