Diez minutos después, Hashirama continuo -lo mejor que nos pudo pasar, fue la muerte de nuestros padres- dijo con la mirada perdida, como si estuviera viendo algo que nadie más podía ver -Tajima Uchiha y Butsuma Senju lograron su objetivo en la vida y en medio de un conflicto, se mataron el uno al otro. Los hubieras visto, ambos sonreían muertos con una mano sosteniendo la espada que atravesaba el cuerpo del adversario. Fue una vista enfermiza. Sin embargo, también recordé las palabras de Madara y lo primero que hice después del funeral de mi padre fue reunirme con él. Él accedió a la paz de buena gana, dijo que las perdidas ya eran suficientes y deberíamos terminar esta guerra lo antes posible. A lo que yo respondí felizmente que sí. También anhelaba la paz, quería vivir un día sin tener que preocuparme por la próxima emboscada o por el funeral de los miembros de mi clan-
Kain lo veía relatar todas las cosas desde el lado, sentado sobre la piedra, pero de repente se asustó al ver la mirada demencial en los ojos de Hashirama.
-Pero todo se fue a la mierda- dijo con una voz cargada de furia -al día siguiente tocaba defender un punto limítrofe que ambos señores feudales querían resguardar a como diera lugar. Así que le indicaron a cada lado (Senju y Uchiha) que lo protegieran con todas sus fuerzas. El contrato ya había sido pagado hace mucho tiempo y los fallecidos patriarcas ya habían dado su palabra de honor que cumplirían los trabajos. Así que todos fuimos al punto y nos encontramos. Yo me opuse a luchar, lo mismo Madara, pero nuestros hermanos menores, incapaces de olvidar la muerte de nuestros padres, se lanzaron a luchar. Le rogué a Tobirama que se detuviera y cuando traté de detenerlos, los otros Uchihas se me opusieron. La gente de mi clan también se preparó para el combate, yo y Madara nos preocupamos de detenerlos. Al mismo tiempo, lo único que podíamos hacer era rogar que todo terminará en un empate como siempre. Llevaban años luchando el uno con el otro, pero algo cambio y mi hermano ocupo una técnica que hasta yo desconocía-
Hashirama por fin se calmó y recogió sus piernas al mismo tiempo que abrazaba sus rodillas -Tobirama decapito a Izuna Uchiha- dijo con una voz sin fuerza, oculto su rostro en sus rodillas y negó como si quisiera deshacer el pasado -todo se fue a la mierda. Madara se enfureció tanto que despertó su mangekyo y arraso con la mayor parte del grupo que iba conmigo. Yo pude salvar a unos cuantos y decirles que se marcharan. Solo al final de la lucha pudo calmarse y detenerse. Me dijo que, si quería la paz, deberíamos estar en igualdad de condiciones. Así que me pidió la vida de Tobirama a cambio de la de Izuna. Yo no quería. Al igual que con mi padre, nunca pude ver a Tobirama como una familia. Él solo vivía para servirme y ser de utilidad para el clan. Yo le daba cariño fraternal, pero él siempre respondía "sí, Hashirama-sama". Así que al final nunca pude verlo como un verdadero hermano, pero cuando Madara me pregunto por su vida, no pude decir que sí. Entonces pensé y le propuse que tomara mi vida. Pero como supuse antes de decir las cosas, él se rehusó. Así de falso es el dios shinobi, así de falso es el promotor de la paz. Esa es la gran mentira de mi vida, fui cobarde y traicionero y utilicé los sentimientos de mi amigo. Soy basura-
Hashirama hundió su rostro por completo en sus piernas, al mismo tiempo que sus manos apretaban la carne de sus piernas en un gesto de contener su odio. Su odio por todo lo que le dolía ser indeciso.
-Después de eso nos separamos y un tiempo después él me busco- dijo al mismo tiempo que levantaba su rostro cubierto de lágrimas -"La lucha tiene que detenerse" dijo con la convicción de alguien que tiene que lograr algo en su vida, cueste lo que le cueste. A lo que accedí de buena gana y ambos hablamos con nuestros clanes. Para nuestra sorpresa y agrado, de los que habían sobrevivido de cada clan, todos estaban cansados de la guerra. Incluso los viejos tercos que aun guardaban rencor en sus corazones. Así que una vez que establecimos un alto al fuego, nos propusimos extender la paz a todos los clanes que siempre trabajaron con nosotros. Entonces cuando alcanzamos un acuerdo, Madara y yo decidimos crear la aldea en este valle-
Hashirama se detuvo y después hundió su rostro en sus piernas para llorar en silencio.
Solo una vez que se calmó, se pasó la manga por los ojos para limpiarse las lágrimas -Kain- dijo en un tono profundo, mirando hacia Konoha -nunca creas lo que dicen de mí. El dios shinobi es mentira. Solo soy un hombre que trato de hacer lo mejor que pudo. Pero ya ves, nunca fue suficiente-
-Hablando de las buenas intenciones que pavimentan el camino al infierno- dijo Kain con una voz monótona -desconozco porque el tío me cuenta estas cosas, pero no te puedo odiar por lo que hiciste. Ni siquiera había sido pensado en ese momento-
Para Kain era más fácil responder esto que decirle que desconocía y era indiferente al hombre llamado Madara Uchiha. Su abuela y su madre le han hablado de él. Sin embargo, más allá de considerarlo un gran guerrero digno de elogió por la altitud que alcanzó su fuerza, nunca podría sentir algo por él. En cambio, su tío Hashirama todo este tiempo lo ha cuidado y protegido. Incluso si fue con un sentimiento de culpa en su pecho, ha sido un gran padre o lo más cercano a eso. Jamás lo podría culpar por sus errores. Ya que, si hablamos de egoísmo y condenación ¿Dónde quedaría Kain, vástago del equilibrio? El hombre que condeno a un planeta entero a la agonía durante siglos, hasta que mucho tiempo después, cuando ya se había desvanecido todo en el tiempo, logro redimir todas sus faltas.
Hashirama se quedó sin respuesta a las palabras de Kain, así que solo pudo estirar su mano y acariciarle la espalda a modo de consuelo. Hashirama pensó que, a lo mejor, Kain ahora ignoraba sus sentimientos porque era pequeño, pero que, a lo mejor, un día, cuando crezca y piense bien las cosas, lo odiara por toda su hipocresía. Al menos, así lo ve él.
Media hora después, Hashirama continuo -te cuento todas estas cosas para que entiendas quien fui y quien soy, y nunca te dejes engañar por lo que piensa la gente. Solo soy un hombre, el dios shinobi nunca existió. Por otro lado, tu padre era un hombre que amo a su familia y su clan hasta el final. Rechazo la venganza por su hermano muerto en pos de nuestra amistad. Sin embargo, muchos años después de establecer Konoha, él se fue de viaje. El clan Uchiha seguía siendo temido por los otros clanes y sobre todo temían a tu padre, que podía rivalizar conmigo en fuerza. Así que nadie lo acepto, ni siquiera para que tomara un cargo menor. Ya sabes de lo que dicen de la montaña, el tigre y el oso- Kain asintió y Hashirama continuo -cuando el volvió de su viaje, me dijo que esta paz era ilógica. En ese momento, sus ojos tenían el brillo de alguien que ha encontrado una verdad superior. Él creía fervientemente en sus palabras y yo le pregunte para saber lo que pensaba. Sin embargo, él se negó a contarme. Solo me dijo que la existencia de Konoha estaba aplazando la guerra, pero que, con el tiempo, volvería. Después de eso se fue una vez más y desapareció. Solo se supo que él fue buscando a los shinobis más poderosos del continente y venciéndolos a todos. Después hubo silencio durante varios meses y un día volvió para tener el encuentro final conmigo. Ten cuidado Kain, ahí afuera hay algo que cambio la mentalidad de tu padre y lo impulso a dejar un gran desastre. Konoha fue el sueño de ambos, pero algo lo impulso a querer destruirlo-
Kain y Hashirama se quedaron sentados durante horas mirando hacia el horizonte. Ambos tenían preguntas dentro de sus mentes y sus propias preocupaciones. Para Hashirama era el destino de la Konoha y para Kain saber cuándo su abuela dejaría este mundo. Por otro lado, el tema de Madara nunca se volvió a tocar en todo ese tiempo. El sol viajo por el cielo hasta llegar al final del curso del día y volverse anaranjado. A lo lejos en la distancia volaban las aves y una fuerte brisa viajo de norte a sur. Cruzando las calles de Konoha, metiéndose por las callejuelas y subiendo hasta alcanzar a Hashirama y a Kain, en lo alto de la escultura. Ambos tiritaron y se miraron pensando lo mismo. Era hora de volver a casa. Entonces se pusieron de pie y miraron Konoha.
-Kain- dijo Hashirama
-Sí, tío- respondió Kain
-En el mundo hay gente más fuerte que yo y tu padre, ten cuidado-
-¿Por qué lo dice?-
-Es inevitable que te vuelvas fuerte, ya eres lo suficiente habilidoso para avergonzar a muchos Chunin. Así que algún día te toparas con eso-
-Tendré cuidado tío-
Hashirama negó y dijo -debes ser mucho más que cuidadoso. Debes ser fuerte. Cuando tengas suficiente fuerza, habla con tu tía-
Kain levantó su rostro y miró a su tío. Tenía un rostro serio y podía ver el miedo en su mirada. Entonces se preguntó qué era eso que lo preocupaba tanto. Negó y se dejó cargar por Hashirama, para luego saltar y sentir la presión del aire al descender desde lo alto de la escultura. Cayeron por varias decenas de metros, con el viento revoloteando sus cabellos. Hasta que Hashirama se apoyó en una saliente, saltó a otra y descendió en un movimiento zigzag. Cuando llegaron al suelo, quedaron detrás del edificio municipal de Konoha. Seguía manteniendo su gran porte, como un pocillo blanco de cuatro pisos de alto y cien metros a la redonda. Hashirama bajo a Kain y le tendió la mano. Kain le tomo la mano y caminaron bordeando por la derecha el gran edificio y sus terrenos, pasando por un gran sitió eriazo a la derecha del municipio. Una vez que lograron atravesar el sitio eriazo, llegaron frente a la avenida principal y avanzaron dejando atrás el municipio. Por alguna razón, Hashirama nunca invitó a Kain a mirar su oficina. Al parecer, había algo o alguien que deseaba evitar. Kain de vez en cuando volteaba la cabeza para echar una mirada, pero al rato lo dejo. Entonces comenzó a ver como algunos negocios en la avenida principal aún estaban abiertos y se detuvo.
-Tío- dijo levantando su pequeño rostro -¿Podemos comprar dangos? A la abuela le gustan las cosas dulces-
Hashirama asintió con una pequeña sonrisa, rebusco entre las mangas de su kimono y saco un monedero. Kain levanto sus manos formando un cuenco y Hashirama deposito un par de monedas -ve, yo te espero- dijo y se quedó a diez metros del puesto de dangos.
Kain asintió y se acercó al pequeño puesto de 3 metros de ancho por 1 metro de largo. El lugar consistía en unas tablas apoyadas en unos cajones y una sábana gris puesta en forma de mantel. Sobre la tela tenían puestos pocillos, en los cuales había brochetas de dangos. Cada palito tenía cinco pelotitas de color, todas dulces y acarameladas. Kain se detuvo frente a la pareja de ancianos que atendían el local. Después asintió, les entrego el dinero y tomo cinco brochetas sin perder el tiempo.
Hashirama desde lejos frunció el ceño y creyó que, a lo mejor, Kain ya había comprado en un momento anterior. Así que no le dio muchos pensamientos. Como estaba a unos 10 metros de Kain y mantenía una actitud relajada, paso por alto un pequeño detalle, pero alguien más desconfiado se percató.
El niño de cabello blanco se había detenido delante de los ancianos y había hecho un pequeño signo con sus dedos. Solo fueron un par de segundos, pero al instante siguiente los ancianos asintieron. La persona que se percató de esto estaba a unos 30 metros de Hashirama, pero nunca sería tan descuidado para bajar la guardia. Incluso si Kain era un niño, era un Uchiha.
-Kagami- dijo Tobirama sentado en una banca en otro puesto de dangos, al otro lado de la calle. Estaba a casi 40 metros de donde estaba Kain, en dirección diagonal.
-Sí, señor- dijo Kagami descendiendo de un árbol y posicionándose a un metro de su espalda, con la rodilla pegada al suelo y la mirada gacha.
-¿Cuánto tiempo lleva el niño aprendiendo genjutsu?-
-No más de un año-
-Mm-
Para Tobirama era claro que en algún momento tendría que lidiar con el niño. Incluso si su hermano hacía todo lo posible por mantenerlo alejado. Era un Uchiha y un fruto nunca cae lejos del árbol, así que suponía, que en algún momento daría problemas. Nunca pensó que fuera tan pronto.
-Los ancianos de ese pequeño puesto son Sarutobi ¿Cierto? - pregunto Tobirama
-Así es- respondió Kagami sin mirar, era necesario mantener una vigilancia en cada shinobi y por lo menos, podía identificar a la pareja.
-¿Rango?-
-Chunin-
-Mm-
Tobirama siguió tomando su té verde sentado en la banca a las afueras del puesto. Se comió una brocheta de dangos y vio a Kain y Hashirama retirarse de la mano. Desde esta distancia y por su forma de comportarse, cualquiera pensaría que era un niño normal. Incluso Tobirama chasqueo la lengua en su fastidio. ¿Quién iba a pensar que un niño de seis años tuviera un toque tan extraordinario con los genjutsus? Dos chunin experimentados ni siquiera pudieron notar su toque. Él entro a sus mentes, converso con ellos y ellos ni siquiera se dieron cuenta. Peligroso, dijo en su mente Tobirama, muy peligroso.
-Mantén una vigilancia en los ancianos. No sabemos que comando pudo haber puesto en sus mentes- ordeno Tobirama
-Sí- respondió Kagami a sus espaldas.
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