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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · perkotaan
Peringkat tidak cukup
406 Chs

204- ¡Esa Loca Zorra!*

Nina estaba encorvada sobre la mesa, su cabeza descansaba sobre sus brazos. La pobre mujer estaba sumida en un sueño profundo y exhausto.

No había otros clientes allí. Solo un ligero zumbido del aire acondicionado y los camareros que la miraban con miradas extrañas.

La mujer parecía provenir de una buena familia, sin embargo, estaba durmiendo allí como si no tuviera cama en su casa.

Hubo un toque gentil, pero firme en su hombro que la sobresaltó y ella se levantó de un salto. Sin entender su entorno, miró a su alrededor y luego se frotó los ojos con los puños.

—¡Nina! —con un estado de ánimo confuso, Nina observó a la mujer.

—¿Geena? —murmuró Nina.

Un camarero estaba de pie junto a Geena que parecía preocupada al ver a su jefa así.

—Señora. Disculpe, —intentó hablar de la manera más educada posible—, estamos a punto de cerrar el restaurante.

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